PERIODISMO INDEPENDIENTE
Ojalá dure mucho tiempo más
Quienes me conocen saben que no me gustan los espacios políticos en los que no te puedes echar unas risas. En Contexto nos reímos un montón
Yayo Herrero 1/12/2024
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Esta pieza forma parte del libro CTXT, una utopía en marcha, en el que sesenta y siete firmas hablan sobre los primeros diez años de funcionamiento de la revista y su contexto político. Se puede comprar aquí.
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Fue en 2018. Me llamó María Eugenia Rodríguez Palop para preguntarme si me animaba con la coordinación de la sección «Cambio climático» de CTXT. Teresa Ribera se incorporaba como ministra en el Gobierno y dejaba la tarea.
A mí me encantaba la revista. Sobre todo lo de no perseguir la inmediatez y dar espacio a los análisis de fondo que permitiesen entender los tiempos locos que vivimos.
Hablé con Miguel Mora y con Mónica Andrade y les dije que me gustaría cambiar el nombre de la sección y que mi enfoque estaría centrado en las visiones del ecologismo social, que era de donde yo venía y creía que podía aportar más.
Me respondieron a todo que sí. Llamamos a la sección «Crisis ecosocial» y empecé a participar en el consejo editorial.
Pensaba en aquel momento que la cosa se quedaría en pedir algunos artículos y leer los que llegasen. Mi propósito era que la crisis ecosocial ocupase un papel relevante en el medio. Más de seis años después, este texto me sirve para hacer balance de todo lo que he aprendido y le debo a este espacio de trabajo.
Recuerdo que mi primera aportación fue recuperar el artículo de una compañera que denunciaba las actividades en América Latina de varias empresas de esas que cotizan en el IBEX35. Lo habían rechazado en otro medio de izquierdas con la excusa de que no sabían si era riguroso o no. Sí que lo era pero había que atreverse a nombrar las empresas. Estaba preparada para tener que defenderlo en CTXT, pero no hizo falta. El artículo se publicó sin objeción ninguna y tuvo bastante recorrido.
CTXT ha transversalizado la crisis ecológica en todas las secciones
Desde entonces, en estos años, CTXT ha transversalizado la crisis ecológica en todas las secciones. El equipo de Contexto considera que ésta no es una sección periférica o temática. Se accede desde la portada y los artículos se destacan, pero lo más importante es que ya son muchas las piezas de otras secciones que incorporan este enfoque, hasta el punto de que, a veces, es difícil decidir dónde colocarlas. Eso, para mí, es un enorme avance.
No es que no hubiese medios que dedicasen mucho esfuerzo a la crisis ecosocial. De hecho hay alguno, como El Salto, con el que siento mayor afinidad personal que con el mismo CTXT, pero yo quería participar en un medio en el que hubiera artículos que no comparto plenamente o en nada, que constituyese un espacio de encuentro amplio, conflictivo y polémico. Entre la audiencia de CTXT había personas a las que «la ecología» no le interesaba. Me alegraría saber que algunas de ellas, ahora, al leer sobre una guerra, un conflicto o la especulación, echan de menos el enfoque ecosocial, que consideran la pieza incompleta si no se ha tenido en cuenta.
He aprendido mucho sobre lo que es el periodismo y lo difícil que es hacer periodismo hoy. Unos tiempos en los que se ha instalado entre muchas personas activistas una especie de pereza dialógica y hay gente que deja de leer cuando se sostiene una idea que no comparte o no aparece la afirmación que desea encontrar. Me ha sorprendido que cada vez que sale un artículo polémico, por más que esté bien escrito y sea correcto en el trato, si no gusta lo que dice, se sucede una cascada de bajas en las suscripciones. Cartas que dicen, «estaba muy contento con esta cobertura de la realidad política pero tal artículo sobre educación me ha decepcionado y me doy de baja». Es indicativo de los momentos que vivimos.
He podido ver el aluvión de textos que llegan sobre las temáticas de actualidad, algunos no especialmente buenos ni relevantes, escritos por personas, casi siempre hombres, que no entienden que su artículo no salga mañana, que necesite corrección de estilo o un cambio en ese titular de tres líneas. He aprendido aún más sobre los egos de aquellos que escriben el cuarto artículo diciendo lo mismo y cuando se les dice que esta vez no sale se ofenden un montón, que llegan casi al orgasmo creyéndose censurados, en lugar de pensar que quizás no era tan relevante. Todo un aprendizaje sobre el narcisismo y el ego que espero que no se me olvide nunca, porque debe ser más fácil de lo que parece caer en él.
He comprobado lo que cuesta mantener un proyecto así en pie. La preocupación constante por la sostenibilidad económica, sin tener que depender ni plegarse a ninguna empresa o institución, requiere estar permanentemente pendiente de las suscripciones y de todas las ideas que puedan surgir para conseguir mantenerse a flote. He conocido algunos momentos de apretura fuerte y de recortes dolorosos.
Estoy orgullosa de algunas decisiones que se han tomado y que pasan factura de forma nada metafórica, en el sentido más crematístico del término. Por ejemplo, no publicar ninguna información filtrada en tiempos de campaña electoral de la que un ser humano con su nombre y dos apellidos no se hacía responsable. Me quedé perpleja de esta práctica negociadora. Se filtran cosas a la prensa para que sean los medios y sobre todo las redes sociales las que presionen y tuerzan balanzas a golpe de retuit y me gusta. Me encantó la reunión en la que las personas del consejo editorial, simpatizantes de diferentes partidos y sobre todo muy detractoras de diferentes partidos, acordamos no prestarnos a ese juego.
Me encanta la construcción colectiva de los editoriales
Me encanta la construcción colectiva de los editoriales. Ahí se ve cómo alguien con mucha inteligencia y conocimiento de algún tema escribe un borrador que podría parecer perfecto y las aportaciones de otra gente detectan las grietas y lo mejoran, hasta terminar con una reflexión con la que todas nos sentimos cómodas y que es mejor, más rica y más compleja que la inicial.
He tenido la oportunidad de tener más cerca a mujeres que me encantan y a las que admiro como Nuria Alabao, Marina Echebarría Sáenz, Aurora Fernández-Polanco o Mónica Santos.
Quienes me conocen saben que no me gustan los espacios políticos en los que no te puedes echar unas risas. En Contexto nos reímos un montón. Como cuando a Guillem Martínez le dieron un premio fálico; con los puntazos de Gerardo Tecé, con el surrealismo de los chats de las jornadas del recuento electoral, o el de los días previos a las últimas elecciones generales, en las que Vanesa tuvo su famoso pálpito.
Estoy especialmente orgullosa de la cobertura de la invasión de Rusia a Ucrania. Creo que posiblemente fue el único medio en el que se leyeron análisis que no se podían encontrar en otros lugares. Y sobre todo, se mantuvo una crítica al militarismo y una defensa de la paz que causó mofa en algunos espacios que, en mi opinión, al considerar infantil el anhelo de paz y la reivindicación de la diplomacia internacional, contribuyen a extender, aún más, la alfombra cultural, bélica y violenta, por la que avanzan los neofascismos del siglo XXI.
También estoy muy satisfecha del compromiso en la información sobre el genocidio contra el pueblo palestino.
No todo ha sido perfecto. Ha habido algunas tensiones no siempre bien resueltas y uno de mis mejores y más queridos amigos dejó el consejo a causa de ellas. Creo, también, que a veces CTXT se ha dejado calentar en las redes sociales y no siempre las intervenciones fueron afortunadas aunque se recondujo rápido y no se ha sucumbido a la tentación de hacer caja con los seguidores obtenidos a partir de las broncas.
Me he sentido muy respetada en el trabajo y muy bien tratada, sobre todo cuando ha sido para decirme que no a algo que había propuesto, o que el artículo que proponía no cumplía las condiciones. No es fácil transmitirlo a los autores o autoras, pero si se quiere tener un medio cuidado y de calidad, a veces no hay más remedio.
Valoro enormemente ese respeto que he sentido, sobre todo porque yo no escribo mucho. Me encanta pero casi siempre estoy en doscientos líos y me cuesta sacar el tiempo para escribir. Nunca he tenido presión, ni mi voz ha sido menos tenida en cuenta por escribir poco.
He contado con la ayuda y complicidad del equipo. He tenido la suerte de escribir y publicar, gracias a CTXT, Ausencias y extravíos, y fue el germen de Los cinco elementos. He aprendido a escribir mejor gracias a las sugerencias y propuestas de Vanesa Jiménez, que es el ser más generoso que te puedas echar a la cara.
Eso es lo que yo he vivido. Ojalá dure mucho tiempo más.
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Yayo Herrero es responsable de la sección Crisis Ecosocial y consejera editorial de CTXT.
Esta pieza forma parte del libro CTXT, una utopía en marcha, en el que sesenta y siete firmas hablan sobre los primeros diez años de funcionamiento de la revista y su contexto político. Se puede comprar aquí.
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Yayo Herrero
Es activista y ecofeminista. Antropóloga, ingeniera técnica agrícola y diplomada en Educación Social.
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