evolución
Cosas y personas que merecen la pena
Intencionadamente o no, CTXT ha sido un fiel reflejo de la transformación vertiginosa de España en la última década, sobre todo por su flanco izquierdo
Ignacio Sánchez-Cuenca 22/01/2025
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Esta pieza forma parte del libro CTXT, una utopía en marcha, en el que sesenta y siete firmas hablan sobre los primeros diez años de funcionamiento de la revista y su contexto político. Se puede comprar aquí.
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Como soy un desastre con las fechas y los nombres, me cuesta mucho reconstruir la creación y crecimiento de CTXT. Recuerdo que, sin conocer de nada a los promotores de la iniciativa, recibí un correo electrónico en el que, dentro de una lista larguísima de personas, aparecía el mío. Además de haber leído sus crónicas en El País durante años, había seguido a Miguel Mora en Facebook y me partía de risa con las burradas que ponía contra el director de su periódico, Antonio Caño (fue el momento del ERE aquel tan traumático). Acepté la invitación sin dudarlo.
Estuve en la reunión inaugural, en el saloncito de Miguel y Mónica. No éramos tantos como en la lista primera, una veintena quizá. La combinación resultaba inverosímil, una mezcla de procedencias tan diversas que aquello estaba destinado a ser una jaula de grillos. Sin embargo, unos cuantos abandonaron a las primeras de cambio. Entre los que quedamos, todos caímos bajo el hechizo de Miguel, Mónica y Vanesa (y de la madrina del medio, Magdalena Mora). El espíritu acogedor, generoso, caótico y libérrimo de Miguel fue impregnándolo todo y dando su sello específico a CTXT. A diferencia de otros proyectos similares lanzados en esos mismos años, CTXT ha sobrevivido. Por algo será.
Desde entonces, he participado en innumerables reuniones editoriales, presenciales durante los primeros años, luego ya online (mejores las segundas, en las primeras casi muero ahogado por el humo del tabaco); he intentado ayudar en la elaboración de los editoriales cuando se me ha pedido (estoy especialmente orgulloso de los que escribimos a cuatro manos Miguel y yo); y, en la medida de mis fuerzas, he procurado aportar artículos, aunque, por circunstancias diversas, algunas relativas a los límites de lo que uno puede escribir sin hacer el ridículo, he ido reduciendo las colaboraciones con el tiempo, lo que no que me hace sentir bien precisamente. Más quisiera yo dar abasto.
Intencionadamente o no, CTXT ha sido un fiel reflejo de la transformación vertiginosa de España en la última década, sobre todo por su flanco izquierdo. Y ha tenido un papel protagonista en dicho flanco, convirtiéndose en un medio de lectura obligatoria. A lo largo de estos años ha habido de todo. Risas, carcajadas y tensiones. Amistades y rupturas. Broncas y celebraciones. No podía ser de otro modo. Yo me siento muy orgulloso de haber estado todo este tiempo, lo que me ha permitido, entre otras cosas, ser testigo de la evolución y cambios que ha atravesado el medio.
La primera fase de CTXT fue de excitación y entusiasmo. Después de unos años durísimos, dominados por los efectos de la crisis, los recortes generalizados y un reguero interminable de escándalos de corrupción, algo se movía en la política española. Hubo un sano cuestionamiento del pasado y de los vicios más llamativos que había adquirido nuestra democracia. El ambiente estaba electrizado. De repente, gente con mucho talento, que no había tenido la oportunidad o la voluntad, se puso a escribir. Salían nuevas firmas de debajo de las piedras. CTXT, que no ha querido ser nunca un medio de noticias, dio cobijo a muchas de esas nuevas voces. Así, en muy poco tiempo, CTXT se transformó en un foro de lectura obligatoria para todos quienes se imaginaban que otro periodismo era posible. La prensa tradicional estaba anquilosada y no se enteraba de nada, no conectaba con las corrientes subterráneas que estaban removiendo la política. Los nuevos medios digitales fueron un verdadero soplo de aire fresco y, entre todos ellos, CTXT destacó por ir al fondo de las cosas y ofrecer reflexiones que no encontraban su sitio en aquellos otros digitales que apostaban por la información y la novedad. De forma natural, hubo una división del trabajo que resultó provechosa para la esfera pública.
Echando la vista atrás, me parece que había una ingenuidad y una ilusión saludables (y contagiosas) en estos primeros años de CTXT. Fue un momento dulce, alegre, hubo entusiasmo, hambre de propuestas y análisis, el material y las colaboraciones se acumulaban, la oferta resultaba inabarcable y había que seleccionar mucho los temas. CTXT fue pionero en reclamar un entendimiento entre todas las fuerzas de izquierda para echar al Gobierno del PP, cuando todavía PSOE y Podemos no se tragaban. Se consideró que, por salud democrática, era prioritario acabar con un Gobierno fétido, cuyo presidente, el tal “M. Rajoy”, aparecía 35 veces en los papeles de Bárcenas.
La moción de censura de 2018 fue un subidón. CTXT siguió su particular pressing y reclamó un gobierno de coalición entre los dos principales partidos de izquierdas
La moción de censura de 2018 fue un subidón. Aunque con un retraso imperdonable, los partidos progresistas y nacionalistas estuvieron a la altura de lo que la situación exigía. CTXT siguió su particular pressing y reclamó un gobierno de coalición entre los dos principales partidos de izquierdas. Sin embargo, justo entonces comenzaron los problemas. Podemos se rompió y su fuerza electoral dio muestras evidentes de declive, a la vez que el PSOE salía del coma político. En el momento en que se constituía la primera coalición de izquierdas en la historia de nuestra democracia, la nueva izquierda se deslizaba inexorablemente hacia su particular ronda de divisiones y enfrentamientos (como le ha pasado a todas las nuevas izquierdas que en el mundo han sido). Esas peleas dejaron cicatrices no solo en los partidos, también en los medios. Como diría Spinoza, las pasiones tristes reemplazaron a las pasiones alegres de la primera hora.
Todo ello tuvo su reflejo en los medios de izquierdas. Los debates se volvieron más ásperos. Los desacuerdos ya no podían superarse apelando al futuro, se instaló la desconfianza y se impuso una fragmentación de todo aquel espacio. El tono había cambiado en la izquierda, tanto en los partidos como en los medios. Muchos de quienes habían salido con ganas a la palestra volvieron a las catacumbas. Y los lectores, por su parte, fueron perdiendo el interés en la política nacional, como por lo demás cabía esperar.
Hoy las cosas están algo más tranquilas, simplemente porque la gente se ha resignado a las broncas en la izquierda
Hoy las cosas están algo más tranquilas, simplemente porque la gente se ha resignado a las broncas en la izquierda. Y porque se habla menos de la política española. También en CTXT, lógicamente. A mí se me hace rara esa ausencia, pero muy pocos tienen ganas de meterse en ese avispero (yo no, desde luego). Por supuesto, en CTXT se habla de política, de la degradación de las derechas en todo el mundo, del genocidio en Gaza, de las violaciones de derechos humanos, del nuevo clima de intolerancia, etcétera. Pero algo muy profundo se ha roto en el núcleo de la nueva izquierda y va a costar tiempo repararlo. A CTXT le toca desempeñar un papel constructivo e incluyente para salir del agujero.
Si en el futuro un historiador desea reconstruir la década 2015-24, tendrá que leer CTXT. Desde sus páginas se ha desplegado con gran intensidad el ciclo entero de auge y caída de la nueva izquierda. Vendrán otros ciclos, otros temas y otros asuntos, y será necesaria la perspectiva de un medio como este.
Permítanme que vuelva al tono personal del principio. Para mí ha sido un privilegio enorme haber acompañado a CTXT desde su nacimiento. No solo me he divertido y he aprendido enormemente (quizá incluso me haya ayudado a madurar un poco), sino que, además, gracias a CTXT he encontrado unas amistades tardías pero profundas. Qué más se puede pedir. Aunque nunca he sido muy partidario de las celebraciones, algunas cosas sí merecen ser celebradas. Diez años de CTXT es una de ellas.
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Ignacio Sánchez-Cuenca es consejero editorial, accionista y colaborador de CTXT desde su fundación.
Esta pieza forma parte del libro CTXT, una utopía en marcha, en el que sesenta y siete firmas hablan sobre los primeros diez años de funcionamiento de la revista y su contexto político. Se puede comprar aquí.
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...Autor >
Ignacio Sánchez-Cuenca
Es profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid. Entre sus últimos libros, La desfachatez intelectual (Catarata 2016), La impotencia democrática (Catarata, 2014) y La izquierda, fin de un ciclo (2019).
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