Broadway, Off y Off-Off
La oferta teatral de Nueva York no se limita a Broadway. Los circuitos del Off y Off-Off Broadway ofrecen alternativas al espectador más exigente
Guillermo Logar Nueva York , 5/02/2015
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Un auténtico aficionado al teatro deberá esquivar los letreros luminosos del caro y acomodado Broadway compuesto por los teatros que van de la calle 40 a la 54 y que ocupan las grandes salas para más de 500 espectadores. Son obras con enormes presupuestos: musicales y obras con estrellas de Hollywood reconocidas por el gran público. En un vistazo rápido a la cartelera comercial podemos encontrar desde los ya clásicos musicales como El fantasma de la Ópera, Wicked, El Rey León, Aladdin o Los Miserables hasta obras con grandes estrellas como The River con Hugh Jackman, A delicate balance con Glenn Close, Constellations con Jake Gyllendhall, El hombre elefante con Bradley Copper, Hedwig and the angry inch con Michael C. Hall… La lista es casi interminable. Los precios van desde los 37 dólares hasta los 200, aproximadamente. Según la Broadway League, la asociación más importante que agrupa a los teatros de Broadway, los espectáculos producidos allí recaudaron en 2014 una cantidad estimada en mil trescientos millones de dólares, es decir, acudieron alrededor de 13 millones de espectadores. La industria es enorme y las propuestas de lo más variado.
Off Broadway
Las principales diferencias entre el circuito más comercial y el alternativo, además del tipo de espectáculos programados, tienen que ver con el aforo y el presupuesto. En los espacios Off-Off puede haber hasta 100 butacas; en el Off, hasta 500, y en Broadway a partir de 500. Los presupuestos están en función del caché de los actores y de la magnitud del espectáculo. Tanto el Off como el Off-Off nacieron a finales de los 50 como una reacción contra el teatro más comercial de Broadway. Desde la calle 42 hasta el Lower East Side y en Brooklyn podemos encontrar un tipo de teatro que tiende a ser más arriesgado. Aquí importa mucho más el trabajo del actor y el cuidado del texto que el mero espectáculo. En palabras de Xavier Galva, actor y miembro de The Middle Voice Theater Company, “Off-Broadway tiene lugar en un espacio más íntimo, es una experiencia más personal para el espectador que busca un tipo de trabajo más experimental y arriesgado”.
Entre las propuestas del Off- Broadway para el 2015 podemos encontrar A month in the country de Ivan Turgenev dirigida por Erica Schmidt (donde se puede ver al ya popular Peter Dinklage de Juego de Tronos); Into the woods, el musical de Stephen Sondheim producido por la compañía Roundabout Theatre Company; la Atlantic Theater Company de David Mamet estrena Dying For It de Moira Buffini, dirigida por Neil Pepe; o Placebo, de la compañía Playwrights Horizons.
También hay españoles. Por ejemplo, la Agrupación Señor Serrano y su Brickman Brando Bubble Boom en La Mama, uno de los teatros más prestigiosos del circuito. Rattlestick Playwrights Theater presenta en estos días, celebrando su 20 aniversario como una de las compañías de más prestigio de la ciudad, Shesh Yak, escrita por Laith Nakli y dirigida por Bruce McCarty.
Dentro del Off-Broadway siempre merece la pena buscar los nuevos trabajos de las compañías prestigiosas que se esfuerzan por estrenar textos originales de nuevos autores: son Playwrights Horizon, Signature Theater, MTC, Second Stage, Ars Nova, Atlantic, MCC, Rattlestick, The Flea, The Public,Theatre for a New Audience y Labyrinth, por mencionar las más destacadas. Casi todas siguen el modelo de fundación como organizaciones sin ánimo de lucro financiadas a través de donaciones. Hay que destacar que bajo el gobierno de Bloomberg (2002-2013) se impulsaron medidas económicas que han favorecido las ayudas a las artes y en especial al teatro.
La misión de estas compañías, además de producir teatro, tiene siempre un carácter divulgativo que desarrolla con escuelas de interpretación, escritura, y cursos de todo tipo. Un modelo que permite la viabilidad económica de unas compañías que forman parte indivisible del panorama cultural de la ciudad.
La abundancia de teatros y el número de obras son un lujo para el amante del teatro. Sin embargo, para el creador que empieza es siempre muy difícil poner en pie un proyecto. La competencia es brutal, el espectador tiene muchas opciones y con un presupuesto reducido es una tarea heroica convencer a la gente de que vaya a ver una obra en lugar de otra. Los alquileres de las salas, por muy pequeñas que sean, no baja de los 200 dólares la noche y, aunque con mucho trabajo y grandes dosis de fortuna se logre llenar el teatro todas las noches, todavía será difícil recuperar la inversión. Nueva York sigue siendo a pesar de todo un destino enormemente atractivo para cualquier amante del teatro y su riqueza de propuestas así lo demuestra.
Un auténtico aficionado al teatro deberá esquivar los letreros luminosos del caro y acomodado Broadway compuesto por los teatros que van de la calle 40 a la 54 y que ocupan las grandes salas para más de 500 espectadores. Son obras con enormes presupuestos: musicales y obras con estrellas de Hollywood...
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Guillermo Logar
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