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A pie y calle abajo, ayer tarde, por Via Augusta, reconocí en la acera opuesta –inconfundibles las luengas barbas blancas, la encorvada silueta enfundada en el gabán marrón de los capuchinos– al padre Valentí Serra de Manresa. Crucé casi corriendo la avenida, a esas horas vacía, para atajarle el paso y, con un entusiasmo que él juzgaría excesivo, saludarlo.
El fraile es el responsable, en el convento capuchino de Sarriá, de un diminuto museo de etnografía: seis o siete vitrinas con jícaras llenas de arcilla de colores, collares que ensartan semillas alternadas de rojas plumas de guacamaya y curvos colmillos de pecarí, fibrosas máscaras en misteriosa corteza machacada, algún cráneo cacarizo del caimán negro (Melanosuchus niger), flechas —afirma el cartelillo que envenenadas con curare—, recipientes de hojas entreveradas. Cosas así. Todo de apariencia liviana y fragil, a imagen y semejanza de las culturas indígenas que las fabricaran. Culturas que parecerían poder resumirse en pocos rasgos.
Me tendió la mano, aunque dejando clarísimo que no se acordaba de mí. En afán de hacer progresar el diálogo, le recordé, en vez de identificarme, quién era él. Y fue entonces cuando cometí uno de esos deslices passive-agressive en los que me especializo:
—Lo pasé a ver a su Museo de la conquista capuchina del Amazonas…
Tenía previsto decir "conquista espiritual" pero el noble y alto calificativo se rehusó a mis labios.
¡Claro que Fra Valentí se me mosqueó!:
—¡Oiga, no! ¡Conquista no! ¡Evangelización!, que no es lo mismo.
—Sí, sí, eso, eso —me excusé.
Tras tan torpe entrada en materia el diálogo no podía ya ir sino cuesta arriba.
Recuerdo cuando lo visitamos en su cubil lleno de papeles: la gravitación de los libros, la frescura, la calma, el silencio. Y la dignidad con la que el hombre de barbas hasta el pecho y anteojillos redondos nos explicara, sin el menor asomo de ironía, que a las culturas indígenas del Amazonas los capuchinos, durante un siglo y más, habían tratado de conocerlas a fondo… para mejor convertirlas. Yo pensaba, al escuchar sus claros raciocinios: curiosa, esta noción de Etnología Aplicada; conocer las tradiciones de unos pueblos agónicos con el noble y alto fin de… ponerles en la madre.
Fra Valentí es doctor en Historia. Ha dedicado su vida entera al estudio. Su bibliografía abarca varias páginas. En saber específico, sabe sin duda mucho, muchísimo más que yo.
Vi hace poco en la vitrina de una librería uno —uno más— de sus recetarios de herbolaria capuchina. De pócimas y bebedizos, éste. Son best-sellers en su género. Se lo menciono, ahí sobre la acera. Replica, modesto, que sí, que ha recogido lo que perdura de la antiquísima relación del hombre con alguna planta. Relación que viene a veces, me dice, desde la Edad de piedra. Y bueno, añade, eso de hablar de sus recetarios lo obliga a salir al Mundo. Y señala Vía Augusta con un ademán, para luego despedirse.
Cuando sale al Mundo se quita la pequeña calavera tallada en la cabeza de un fémur humano con que orna —su única coquetería— el cordel de lana cruda que le ciñe la cintura.
Fra Valentí Serra de Manresa es fraile capuchino e historiador , autor de los libros Cuina caputxina y Pócimas de capuchino (Editorial Mediterrània).
A pie y calle abajo, ayer tarde, por Via Augusta, reconocí en la acera opuesta –inconfundibles las luengas barbas blancas, la encorvada silueta enfundada en el gabán marrón de los capuchinos– al padre Valentí Serra de Manresa. Crucé casi corriendo la avenida, a esas horas vacía, para atajarle el paso y, con un...
Autor >
Alain-Paul Mallard
Escritor, coleccionista, fotógrafo, viajero, cineasta, dibujante, Alain-Paul Mallard (México, 1970) es autor de 'Evocación de Matthias Stimmberg', 'Nahui versus Atl', 'Altiplano: tumbos y tropiezos'. Vive en Barcelona.
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