Cinco miradas del cine español en torno al Atleti (II)
Rafael Valentín-Pastrana 5/03/2015
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Nuevo post de la serie dedicada a la presencia del Atlético de Madrid en distintos largometrajes españoles. José Luis Garci, Pedro Almodóvar y Fernando León, Antonio Conesa...
El crack (José Luis Garci, 1981)
El cine español ha sido poco dado a cultivar el género negro, aunque se ha asentado últimamente en la temática de los largometrajes nacionales gracias a directores como Enrique Urbizu, Daniel Monzón o Alberto Rodríguez. Pero fue José Luis Garci (Madrid, 1944) el que en época de la Transición, cuando proliferaba un cine más circunstancial y oportunista, dio un nuevo impulso a uno de los géneros cinematográficos por excelencia con su thriller El crack, cuyo protagonista es el detective Germán Areta (interpretado por un a priori poco adecuado por su encasillamiento en el género españolada Alfredo Landa, pero que sorprendentemente y contra pronóstico -la distribuidora objetó la elección del actor pero Garci con su seguridad e insistencia impuso finalmente su criterio- protagonizó una de las mejores actuaciones de su carrera), un impenitente jugador de mus y gran aficionado al boxeo y al Atlético de Madrid. Algunos de los diálogos de la película tratan sobre el club rojiblanco. En uno de ellos, memorable, Cárdenas (Miguel Rellán), el entrañable ayudante de Areta, le pide a su jefe por teléfono consejo sobre los partidos de la quiniela:
- Ilumíname: necesito un fijo. ¿Madrid-Atleti?
- Dos.
- Joder, gracias amo.
El crack 2 (José Luis Garci, 1983)
Dos años más tarde, y ante el éxito de la primera parte (600.000 espectadores pasaron por taquilla en la primera entrega, y 370.000 en la secuela), Garci acometió el rodaje de El crack 2, donde volvemos a encontrarnos con el investigador privado Areta. En esta ocasión las referencias al Atlético de Madrid son una mención del mítico delantero y one-club man Adrián Escudero (1927-2011), que aún ostenta la marca de ser el máximo goleador en Liga de toda la historia del club colchonero, con 150 goles. Y sobre todo por una bellísima y emotiva secuencia en la que Areta (Alfredo Landa era del Osasuna de Pamplona por nacimiento pero colchonero de adopción desde que se instaló profesionalmente en Madrid) arroja las cenizas de su amigo Cárdenas al río Manzanares desde uno de sus puentes, con el fondo imponente del estadio Vicente Calderón (Garci es uno de los directores españoles que más partido ha sabido sacar al valor añadido de las localizaciones de Madrid como plató natural de rodaje) y con el colchón musical del adagio del Concierto para oboe y orquesta de Alessandro Marcello.
Carne trémula (Pedro Almodóvar, 1997)
Nuestro más laureado cineasta en activo (Calzada de Calatrava, 1949) escogió para ilustrar una de las secuencias de su polémica película (sonado fue el abandono-despido iniciado ya el rodaje de Jorge Sanz, que sería sustituido por Liberto Rabal, por motivos aún hoy no aclarados) el famoso gol de Roberto Fresnedoso en el Camp Nou (más recordado por el regate de Caminero a Nadal...y al árbitro Prados García que estuvo a punto, si no fuera por su pase torero, de aguar la que será siempre recordada como la maniobra futbolística de aquel año), en uno de los decisivos partidos de la Liga que conquistó el Atleti de Radomir Antic, en pugna toda la temporada con el Barcelona de Johann Cruyff y el Valencia de Luis Aragonés, que finalmente resultaría segundo (el Real Madrid acabaría ese año en sexta posición, sin alcanzar ni siquiera el derecho a participar en la Copa de la UEFA). Sí se conoce la filiación rojiblanca de Javier Bardem (el protagonista de la película junto a José Sancho y el nieto de Paco Rabal), pero no así la del director manchego que, quizá por influjo del actor, se apunta a la causa en plena época de dominio colchonero (como vimos en el post pasado, José Luis García Sánchez eligió para su Siempre hay un camino a la derecha, también de 1997, otro momento icónico del año del Doblete: la Copa del Rey que se conquistó en Zaragoza con el cabezazo de Milinko Pantic). Los inolvidables recuerdos que nos trae aquel 1-3 y esa jugada son alternados con unos expresivos y contundentes "¡Joder, cómo le rompe la cintura!" y "¡Ole tus huevos, Caminero!" a cargo de los dos actores.
Campeones (Antonio Conesa, 1997)
Traemos a colación excepcionalmente un cortometraje que gira en torno a uno de los más dolorosos momentos de la historia rojiblanca (aunque en una de las épocas más doradas del club) desde una perspectiva revival y retrospectiva de los años 70. Nos situamos un domingo a las cinco, una típica tarde de transistores en la Casa de Campo de Madrid, en el crucial último partido de la Liga 1970-71 en la que el Atleti, que se enfrentaba al Barcelona, dependía de sí mismo para ser campeón. Lo mismo les ocurría a los blaugranas, que de ganar hubieran obtenido igualmente el título. Sin embargo, el resultado final 1-1 posibilitó que el Valencia terminara beneficiándose y siendo finalmente campeón. El cortometraje, dirigido por Antonio Conesa y rodado en blanco y negro (y con narración del decisivo partido recreada por la inconfundible e inolvidable voz de Matías Prats, todo un símbolo de las retransmisiones deportivas de la época), transita en exceso por la leyenda del malditismo y el pupismo (Manuel Morón, el actor que interpreta el papel del padre que le inculca a su hijo la droga rojiblanca, abusa de frases derrotistas: "Siempre pasa igual, siempre a este equipo le tiene que pasar algo", "Cruzamos nadando el océano, y al final nos ahogamos en la orilla"...) aprovechando una de las más enrevesadas combinaciones de resultados que se dio jamás en la Liga española, y que esta vez perjudicó al Atleti, por lo demás ganador de títulos en la última jornada de la competición en más de una ocasión. En los tiempos en que se rodó la pieza corta, el Atleti gozaba de una de sus más brillantes épocas, con la consecución del Doblete, y es el niño protagonista (Javier Pereira) el que encarna a la nueva generación de aficionados positivos (que es el que anima a un abatido padre, destrozado por la derrota y por un tumor que le han detectado, con frases como "Si el que lloraba cuando perdíamos era yo, y te reías", "¿No podemos ganar siempre, no?", "Siempre me dices que sólo es fútbol", "¡El año que viene vamos a ser campeones, ya lo verás!"...). En la pieza audiovisual no faltan elementos indisociables del imaginario colchonero: el recurrente, ventajista y cargante cuñado madridista ("Cuatro os va a meter el Barcelona: cuatro", "Oye, os veo con poca moral de victoria"), la camiseta de rayas anchas y sin dorsal, el padre leyendo el Marca, la alineación ovacionada, el recuerdo a la maltrecha rodilla de José Eulogio Gárate...
Princesas (Fernando León, 2005)
Dentro de su serie de largometrajes de temática social (Barrio, Los lunes al sol, Amador) en la España del cambio de siglo, el madrileño Fernando León (1968) acomete esta historia sobre la vida de dos prostitutas, Caye (Candela Peña) y Zulema (la dominicana Micaela Nevárez), en un principio rivales por la tensión y competencia en ese colectivo entre españolas e inmigrantes, pero que al final comprenden y asumen con resignación que tienen que entenderse y convivir en su mundo marginal. Una de las ventanas de esperanza de redención para Caye se abre al conocer al personaje interpretado por Manuel (Luis Callejo), aficionado colchonero que aparece en su vida como válvula de escape de su asfixiante vida y entorno sin salida, invitándola a asistir a un partido entre el Atlético de Madrid y el Deportivo de La Coruña que se celebra en el estadio Vicente Calderón, y en el que aparte de incrustar a los actores interactuando en un entorno real de aficionados rojiblancos en la grada, incluye momentos del partido, destacando en especial una incursión de Luis Amaranto Perea por su banda derecha, con centro al área desde la línea de fondo. Quizá León de Aranoa para su realismo social ("La realidad se proyecta todos los días alrededor nuestro y, para verla no hace falta entendimiento. Hace falta mirada") escogió precisamente al Atlético de Madrid por el extendido tópico de ser un equipo costanero (algo que redunda en la misma línea de Uniendo culturas, uno de los spots de la agencia de publicidad Sra. Rushmore, encargada de las campañas publicitarias del Atleti, en el que un emigrante sudamericano cuenta a su familia mentiras piadosas, como que en España todo le va "chévere" y que "es socio del mejor equipo de acá"), como si el tener aficionados inmigrantes, desclasados y de bajas capas sociales fuera un estigma y algo definitorio y exclusivo de este club...
Rafael Valentín-Pastrana (@rvpastrana) es abogado, restaurador, guionista, productor, melómano y bloguero. Y lo más importante y por encima de todo: colchonero.
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