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El anterior reparto audiovisual respondía a un sistema donde dos señores feudales, Madrid y Barça, se repartían la tarta de los ingresos mientras el resto de clubes, cual meretrices agradecidas, se limitaban a recoger las migajas que se les caían de la mesa a los grandes. Los clubes, agobiados por su pésima gestión y sus números rojos (deudas con Hacienda, Seguridad Social y otros acreedores), comprendieron que su falta de músculo financiero imponía la necesidad de un nuevo reparto. Del Nido, hoy entre rejas, fue pionero en denunciar el abuso del reparto de un modo tan escatológico como popular: lo definió como la “Liga de Mierda”. Después de años de reparto grosero, la mayoría de clubes quisieron borrar con el codo lo que firmaron con el brazo. Hasta entonces, habían tragado con un feudalismo intolerable: bien estaba que Madrid y Barça cobrasen más que el resto porque acaparaban la mayoría de la audiencia, pero resultaba estomagante que mientras ellos percibían 140 ‘kilos’ al año, Málaga, Tenerife o Almería apenas llegaban a los 12 millones.
El Atlético, que conquistó la Liga con 400 millones de presupuesto menos que Madrid y Barça, cobró esa temporada 42 millones de euros. Menos que el antepenúltimo clasificado de la Premier League
El duopolio se forraba y el resto se tenía que contentar con una pequeña limosna. El sistema feudal, abusivo en cuanto a las diferencias con clubes españoles, era aún más sangrante al comparar con los ingleses. Sin ir más lejos, el Atlético, que conquistó la Liga con 400 millones de presupuesto menos que Madrid y Barça, cobró esa temporada apenas 42 millones de euros, menos que el antepenúltimo clasificado de la Premier League. Un escándalo en toda regla. Como lo es que, después de ganar el campeonato, sus ingresos televisivos hayan sido exactamente los mismos, cobrando 100 millones de euros menos que los dos de siempre.
Los clubes, desesperados por ingresar más para paliar sus ruinosas cuentas, exigían más dinero, la opinión pública exigía menos diferencias y el Gobierno movió ficha, aprobando un decreto para regular los derechos audiovisuales. La fórmula, la venta conjunta. El real decreto-ley establece una derrama solidaria con el resto de deportes y federaciones y llega para implantar un nuevo orden en el fútbol. Con el nuevo reparto, el 90% de los ingresos totales irá a parar a los clubes de Primera y el 10% a los de Segunda. En Primera, un 50% de los ingresos se repartirá de manera equitativa, un 25% en función de los resultados de las últimas cinco campañas y el 25% restante responderá a criterios como implantación social y notoriedad (ingresos, abonos, taquillas y audiencias). En ese apartado, ningún club podrá tener más del 20% ni menos del 2%. La estimación de ingresos a medio plazo es de 1.500 millones de euros -frente a los 750-1.000 millones actuales- y la de la comercialización en mercados internacionales, de entre 400 y 500 millones más. Con esta nueva fórmula, clubes como Atlético, Valencia, Villarreal, Athletic o Real Sociedad ganarán más dinero del que percibían, mientras que otros como Getafe, Elche o Málaga lograrán un aumento considerable. Es decir, todos tendrán más dinero del que tenían, lo cual apoyaría la tesis de que el nuevo sistema que está por venir será mucho mejor del que existía.
Conviene hacerse la pregunta del millón: ¿cómo es posible que Madrid y Barcelona, que durante años se negaron a la venta conjunta, ahora hayan cedido?
Sin embargo, conviene hacerse la pregunta del millón: ¿cómo es posible que Madrid y Barcelona, que durante años se negaron a la venta conjunta, ahora hayan cedido? Si ambos vieron cómo un equipo con 400 millones de euros menos de presupuesto les ganaba la Liga, ¿cómo acceder a que el resto de competidores gane más dinero por los derechos de televisión? De entrada, con este decreto, el duopolio en ningún caso cobrará menos de lo que ya percibía. Ambos, enemigos en el césped pero aliados en los dineros, seguirán manteniendo blindado su estatus. En primer lugar, en el texto consta que, durante seis años, si Madrid y Barcelona reciben menos dinero del que ingresaban en 2015, los clubes que estén obteniendo más dinero que con su viejo contrato deberán sufragar una parte, para compensar cualquier pérdida de Madrid y Barça. ¿Una muestra de solidaridad del resto para nivelar la presunta "generosidad" de los dos más grandes?
Hay más. En 2010, blancos y azulgranas tenían derecho de veto sobre cualquier decisión en el reparto de los derechos audiovisuales. Básicamente, derecho de pernada de los amos sobre sus vasallos. Ahora, este decreto, lejos de erradicar esa escandalosa práctica, le concede una prórroga. El Gobierno, al dar luz verde al Real Decreto Ley 5/2015, ampara que Madrid y Barça sigan teniendo la sartén por el mango. El texto especifica que habrá un órgano de control compuesto por seis miembros, entre los que estarán Madrid y Barça, como los dos clubes que más ingresos han recibido por derechos en los últimos cinco años. En ese órgano también estarán dos clubes o SAD elegidos por votación, un club de la Liga Adelante también mediante sufragio y, por último, contará con la presencia de Javier Tebas, presidente de la LFP, cuyo voto de calidad decidirá ante cualquier eventual empate en la toma de decisiones. El sistema será rotatorio pero ¿qué únicos miembros de ese órgano de control no van a rotar nunca? Bingo: Madrid y Barça. Ambos, pase lo que pase, estarán en el ajo, y contarán, si la cosa se tuerce para sus intereses, con el presumible voto del presidente de la LFP, teniendo todos los triunfos en su mano para aprobar cualquier medida que les beneficie y vetar cualquiera que les perjudique. Antes, Madrid y Barça tenían derecho de veto. Ahora, con el visto bueno del Gobierno, ambos ven cómo su posición de privilegio se ha convertido en ley.
El nuevo reparto de los ingresos por los derechos audiovisuales hará más ricos a todos los clubes. Sin embargo, atendiendo al refuerzo del poder y control del Madrid y del Barça, explícito en el texto y ahora además por ley, cabe preguntarse si el esta pequeña revolución simplemente ha consistido en pasar de un abusivo sistema feudal a la paradoja expuesta en la mítica novela El Gatopardo. ¿El nuevo reparto consiste en cambiar todo para que nada cambie? La respuesta tiene dos letras, pero la palabra es una sola.
El anterior reparto audiovisual respondía a un sistema donde dos señores feudales, Madrid y Barça, se repartían la tarta de los ingresos mientras el resto de clubes, cual meretrices agradecidas, se limitaban a recoger las migajas que se les caían de la mesa a los grandes. Los clubes, agobiados por su pésima...
Autor >
Rubén Uría
Periodista. Articulista de CTXT y Eurosport, colaborador en BeIN Sports y contertulio en TVE, Teledeporte y Canal 24 Horas. Autor de los libros 'Hombres que pudieron reinar' y 'Atlético: de muerto a campeón'. Su perfil en Twitter alcanza los 100.000 seguidores.
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