Crónica
Hollande lidera la parálisis del socialismo europeo
Mientras la izquierda europea apela a Francia como única oposición posible a Merkel y la austeridad, el presidente francés no acaba de defender una posición clara en ninguno de los grandes debates de Europa
María D. Valderrama 8/07/2015
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“El presidente de la República quiso ser elegido para reorientar la política europea. Pues bien, éste es el momento”. Son las palabras del socialista francés Benoît Hamon, exministro de Educación, que en los últimos meses no ha dudado en criticar las políticas llevadas a cabo por el Gobierno de François Hollande. La crisis griega, y con ella la de Europa, abre de nuevo las heridas de un Partido Socialista aparentemente dividido por unas políticas económicas que poco o nada tienen que ver con la que fue su esencia ideológica. Ahora más que nunca resuenan en la memoria los mítines de un Hollande que aspiraba no solo a dirigir su país, sino a cambiar el rumbo de las políticas de una Europa que ha apostado más por la austeridad y los tratados que por el crecimiento y la democracia.
Hollande ha luchado por mostrarse como el amigo de Tsipras en la Unión Europea. En febrero, el pletórico y recién elegido primer ministro griego se reunía con él en el Elíseo tratando de buscar el apoyo del que problablemente sea la única bala que le queda a “la otra Europa”. Desde entonces, la posición de Francia en las negociaciones ha sido bipolar: queremos que Grecia no salga del euro, nos mostramos abiertos a las negociaciones y a tender una mano a los griegos. Finalmente, las palabras han quedado en simples buenas intenciones sin resultados frente al liderazgo de Merkel, mucho más reticente a seguir negociando con Tsipras.
“Siempre es el mismo problema con Hollande: nunca está completamente a favor o en contra de la posición alemana, está en algún punto en la mitad”, criticaba el eurodiputado socialista Guillaume Balas, que firmó junto a un grupo de parlamentarios de la izquierda una petición a Hollande para que se posicionara del lado de Grecia. La carta es una prueba más del desencanto de buena parte de los socialistas con las políticas económicas que el Gobierno ha llevado a cabo en los últimos años y que dividen, por un lado, a los defensores de Manuel Valls o el ministro de Economía, Emmanuel Macron, y, por otro, a los que aún apuestan por la puesta en marcha de medidas más sociales, como Philippe Noguès, que renunció a su acta como diputado el pasado mes de junio, abandonando también el PS. “El PS está en un proceso de transformación hacia un partido social-liberal, tras haber hecho suya aquella teoría según la cual no hay alternativa posible”, denunciaba Noguès en su carta de renuncia. El exdiputado animaba también a sus compañeros de partido a seguir sus pasos ya que el grupo parlamentario se habría convertido, según sus palabras, “en un simple club de soporte a las acciones del Gobierno”.
Sin embargo, mientras que la derecha francesa, con Nicolas Sarkozy y Alain Juppé a la cabeza, no ha dudado en apostar por una salida de Grecia del euro, los socialistas sí que defienden públicamente su permanencia. “Una salida de Grecia del euro supondría un salto al vacío”, declaraba el secretario del PS Jean Christophe Cambadélis en iTele el pasado 22 de junio. ¿Por qué tantas contradicciones?
“El problema es que no sabemos cuál es la posición del Gobierno con respecto a Grecia. Hollande dice una cosa y, por otro lado, su ministro de Economía compara a Syriza con el Frente Nacional”, opina el politólogo Éric Fassin quien se muestra muy crítico con los movimientos del partido. “Si Hollande se hubiera pronunciado oficialmente podríamos saber si la posición de Francia en este asunto difiere de la de Merkel en Alemania, pero al no tener una postura establecida, ¿cómo saberlo?”.
"El problema es que no sabemos cuál es la posición del Gobierno con respecto a Grecia. Hollande dice una cosa y, por otro lado, su ministro de Economía compara a Syriza con el Frente Nacional”, opina el politólogo Éric Fassin
El conjunto de voces que se alzan desde algunos sectores del PS para pedir cambios en las líneas económicas del Gobierno y en la posición con respecto a asuntos europeos de envergadura como la austeridad o el TTIP, se explican desde el interés personal de los diputados, en opinión de Fassin. “La militancia del PS no existe, si nos fijamos en los números veremos que en su mayoría se trata de los mismos que ocupan cargos. Al final, es como una empresa en la que no puedes llevar la contraria porque te despiden. Ha habido uno [Philippe Noguès] que se ha atrevido a disentir e irse, pero solo uno. Es una manera profesional de entender la política donde oponerse supone terminar con su propia carrera”.
La cuestión de Grecia demuestra, no solo en Francia, sino en el conjunto de Europa, que la mirada de los Estados miembros no es global ni mucho menos europea. Esta responde en la mayoría de las ocasiones a intereses nacionales y depende por tanto del contexto local de cada país. Así, Alemania negocia teniendo en cuenta que el 70% de su población (según una encuesta de ZDF, la televisión pública alemana) no quiere que haya un nuevo rescate a Grecia; los países de la periferia, rescatados, no querrían ver que ahora Grecia recibe unas condiciones más favorables, y el Gobierno español desearía evitar a toda costa la posibilidad de que un gobierno próximo a las ideas de Podemos se saliera con la suya.
Para Francia, sería el momento de mostrarse como abanderada de las medidas antiausteridad que su ejecutivo solía defender, aunque posiblemente Hollande ya ha perdido su oportunidad.
Otro de los asuntos que han sembrado cizaña en el seno del partido es el Tratado de Libre Comercio que la Unión Europea negocia en secreto con Estados Unidos (TTIP por sus siglas en inglés). De nuevo una cuestión en la que el PS parece no tener una posición evidente. “Ni siquiera hay acuerdo en Europa sobre el asunto”, aseguraba una fuente del ejecutivo francés cercana a las negociaciones, justificando así la inexplicable falta de entendimiento entre los socialistas europeos, que precipitó la suspensión de la votación en Estrasburgo a principios del mes de junio. En este sentido, esta misma fuente señalaba que Francia estaría tratando de acordar las condiciones más favorables para el país, “aunque no defendamos el tratado”.
A pesar de que en el congreso del partido, celebrado en Poitiers a principios de junio, la mayoría de los socialistas se mostraban contrarios a las imposiciones del TTIP, destacan más las posiciones de diputados aislados, como es el caso de Emmanuel Maurel, el único socialista que votó en contra de las propuestas de arbitraje privado defendidas por la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström. François Hollande no se ha definido al respecto.
Tras la celebración del congreso, el partido enviaba un comunicado criticando las mécanicas de la Unión y pidiendo una Europa más solidaria: En él se decía: “El déficit democrático, las orientaciones liberales practicadas desde hace diez años, las medidas de drástica austeridad impuestas por la derecha y la falta de solidaridad (especialmente con Grecia), la actitud de las políticas nacionales han conducido directamente a esta desconfianza hacia Europa”.
Además, importantes figuras, como el exministro Arnaud Monterbourg, denuncian que la falta de acción está favoreciendo el éxito de partidos antieuropeístas y fascistas como el Frente Nacional. “Atontados, nos dirigimos hacia el desastre. Es la democracia la que se ve amenazada en esta ocasión”, lamentaba el exministro en una tribuna publicada en Le Journal du Dimanche, donde se mostraba enormemente crítico con las medidas de austeridad a las que Hollande y Valls no han hecho frente hasta el momento.
A dos años de las elecciones presidenciales, puede que a Hollande le interese encarnar el papel que algunos quisieron atribuirle como único líder de la izquierda europea capaz de enfrentar el liderazgo de Merkel, cumpliendo así las promesas electorales que lleva tres años sin atender. La pregunta es: ¿demasiado tarde?
“El presidente de la República quiso ser elegido para reorientar la política europea. Pues bien, éste es el momento”. Son las palabras del socialista francés Benoît Hamon, exministro de Educación, que en los últimos meses no ha dudado en criticar las políticas llevadas a cabo por el Gobierno de François Hollande....
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María D. Valderrama
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