Lluvia de estrellas era un programa musical que emitió Antena 3 entre el 5 de junio de 1995 y 2001, y TVE en 2007. A cada concursante, antes de salir a escena, se le hacía cruzar una puerta llena de humo que daba acceso al escenario, donde aparecía por arte de magia ya caracterizado del artista imitado.

A pocos meses de las elecciones y tras dos seguidas en caída picada, Mariano Rajoy ha invocado al espíritu del mítico concurso televisivo presentado por Bertín Osborne. En pocas semanas el Gobierno ha bajado un 2,1% la factura de la luz y ha reducido las cargas para el autoconsumo de electricidad --aunque sea sólo hasta septiembre--, ha anunciado que espera acabar el año con un 21,1% de paro (4.866.000 desempleados) y también, en su intento de maquillaje, ha pregonado la subvención de 42 millones a Cruz Roja y de 25 millones a Cáritas para 87 programas sociales que afectarán a un millón de personas, o la famosa rebaja fiscal. Incluso ha tirado de cartera implantando un Plan de Desarrollo Gitano dotado con 412.500 euros. Y qué decir de la “rebaja” fiscal de agosto de 9.000 millones de euros, pocos años después de haber subido los impuestos 25.000 millones.

En el fugaz cambio de imagen del PP también se ha contemplado un nuevo logotipo y renovados presentadores (vicesecretarios). Uno es Pablo Casado, que tan pronto coge fuerzas con un happy meal y lo publica en Twitter, como usa datos leídos en ABC, de 2014, para atacar a Syriza, que gobierna hace seis meses. "Se ha desatado una ola de atracos y violencia inusitada" , dijo el siempre brillante nuevo encargado de Comunicación del PP.

El gran problema del Partido Popular es que ya no le queda vestuario. Junto con Casado, las otras tres apuestas del PP son Fernando Martínez Maíllo, que sigue imputado por Caja España; Andrea Levy, que afirmó “cómo debe estar el PP para que me pongan de vicesecretaria”, y el exedil de Vitoria Javier Maroto, conocido en la ciudad vasca por su discurso integrador: "Los inmigrantes magrebíes vienen a vivir de las ayudas sociales”. Y de bonus, la nueva cara del partido en las tertulias televisivas: Xavier García Albiol, el primer alcalde juzgado por su discurso xenófobo. Queda clara la apuesta. 

También, el PP ha pasado de usar un plasma en las ruedas de prensa a conferencias políticas con Periscope, a emular las virales celebraciones de Neymar para colgarlas en Instagram y ha cambiado la vara de los recortes por el palo de los selfies.

Al final del programa Lluvia de estrellas, el presentador y los concursantes interpretaban una sintonía que decía “Dentro de ti hay una estrella, si lo deseas, brillará”. Lejos de ser una estrella, el país que gobierna Rajoy, y que aspira a volver a hacer con algún que otro toque de rímel, ha reducido su inversión en infancia un 14,6% desde 2010: 6.370 millones, es decir, 772 euros por niño/a.

España se puede sentir orgullosa de haber batido todas las marcas de desigualdad económica en las estadísticas. Es el país más desigual de la Eurozona, de acuerdo con el indice GINI, con 0,34 puntos --el nivel más alto desde que hay registros--. Y no sólo es el país donde más ha crecido la desigualdad, sino que también sus ciudadanos han sufrido la crisis de forma más desigual que en otros países, según datos de Oxfam Intermón. El 1% de los más ricos de España posee tanto como el 70% de los españoles (menos de medio millón de personas frente a 32,5 millones de ciudadanos). Y por mucho que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se pasee por los programas televisivos invocando el miedo con Grecia, el país de la UE con el mayor problema de desempleo juvenil no es el que gobierna Syriza, sino en el que lo hace el PP.