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Sólo han pasado diez meses desde que el modelo de partido oficialista se instaló en Podemos. El esperado triunfo de la candidatura Claro que Podemos en Vistalegre cerró el primer gran debate público sobre el tipo de formación que los de Pablo Iglesias querían construir. Pero no iba a ser el último momento en el que este modelo se pusiera en tela de juicio. Conforme acrecentaba su popularidad y se enfrentaba al desgaste de la actualidad, Podemos ha seguido albergando una dicotomía: tener dos almas --una activista, enraizada en el movimiento anticapitalista, y otra, la oficial, de carácter más estratégico-- que cada vez protagonizan más tira y afloja ante los medios. Dos almas que, pese a todo, comparten una meta para este nuevo curso político: conquistar La Moncloa, mientras miran de reojo a un Tsipras claudicante y en retirada.
El quid de la cuestión era y sigue siendo la democracia interna. Un partido que nació con el objetivo de cambiarlo todo, dicen los críticos, no puede tomar prestadas las prácticas del establishment. Este miedo ha vuelto a recorrer las filas de la formación tras la celebración de las últimas primarias. La escasa participación, que Íñigo Errejón justificó por la época estival y la multitud de procesos a los que las bases han tenido que acudir, y la confección de listas plancha ha vuelto a preocupar a un sector de la militancia. Sesenta y cinco de los primeros puestos de la lista para las generales los copan candidatos propuestos por Pablo Iglesias, algo que, según uno de los fundadores de Podemos, el eurodiputado anticapitalista Miguel Urbán, debilita una apuesta que “habría sido más fuerte con una candidatura plural y heterogénea”. “Las listas plancha no ayudan a reflejar la pluralidad interna de Podemos. Sería bueno incluir elementos de proporcionalidad, como se hizo en los procesos internos de Ahora Madrid y de las mareas”, defiende.
El sistema ya se había cuestionado en Vistalegre. Fue, de hecho, una de las principales objeciones del ahora secretario general de Aragón, Pablo Echenique, que por entonces representaba la corriente que más posibilidades tenía de rivalizar con la candidatura CQP. En ese empeño le acompañaba Teresa Rodríguez, líder del partido en Andalucía, que hace unos días volvió a insistir en que Podemos debe recuperar su ADN participativo. Ambos apoyaron públicamente un manifiesto previo a las primarias, Podemos es participación, en el que casi un millar de cargos y 8.000 personas pedían unas listas más plurales y una mayor representación territorial en estos procesos. Pero la cúpula no cree que se pueda hablar de falta de pluralidad en Podemos, ni mucho menos de primarias a la búlgara. “Han sido unas elecciones bastante plurales, en las que las que varias candidaturas han competido”, sostiene Miguel Bermejo, responsable de Organización, que alega que, al haber una lista por cada circunscripción y no una candidatura única, “la lista de Pablo Iglesias ni siquiera podrá encabezar todas y cada una de las circunscripciones al Congreso”.
El argumento de los máximos dirigentes del partido es coherente con esa concepción estratégica que define la corriente oficialista: es necesario configurar unas listas que sean capaces de ganar. Bermejo lo ilustra con el clásico símil futbolístico: “Si vas a montar un equipo, cogerás a un defensa, a un mediocentro o a un delantero. Si seleccionas individualmente a cada uno de ellos te pueden salir los mejores 11 delanteros del mundo, pero jamás tendrás un equipo para ganar una liga”.
Acorde con esta lógica, Iglesias confeccionó una candidatura en la que destacaban figuras mediáticas como Tania Sánchez, Juan Antonio Delgado o David Bravo. Una elección que, para los más críticos, aleja a la militancia de la esencia de Podemos. “Me parece que no son figuras muy conocidas de la sociedad civil ni de los movimientos sociales. La lista es muy del aparato, ilusiona poco a las bases y es poco plural”, sostiene Beatriz Gimeno, diputada en la Asamblea de Madrid. Gimeno rubricó el manifiesto para apoyar un sistema de elección proporcional que reflejase una pluralidad interna que, a su juicio, no se ha plasmado en las candidaturas finales. Frente a un sistema mayoritario en el que “el ganador se lo lleva todo y copa todos los puestos”, Gimeno propone que los órganos de dirección o puestos en la lista se repartan de forma proporcional. Y aunque admite que, “con todas las deficiencias, Podemos es un partido más democrático que otros”, insiste en que estos mecanismos “no generan la ilusión necesaria para que podamos salir con ímpetu a las generales”.
Beatriz Gimeno, diputada en la Asamblea de Madrid: “El problema fundamental es el sistema de votación, que no permite que la pluralidad se integre en Podemos. Nadie cuestiona que Pablo Iglesias encabece la lista de las generales, pero el sistema de votación debería estar más abierto a la pluralidad”
“El problema fundamental que ha habido desde el principio es este sistema de votación, que no permite que la pluralidad se integre en Podemos. Desde el principio ha sido un sistema mayoritario de Pablo Iglesias. Y nadie cuestiona que Pablo Iglesias sea la persona que dirija Podemos y que encabece la lista de las generales, pero el sistema de votación debería estar más abierto a la pluralidad interna y externa”, expone la diputada.
Más allá de la configuración de las candidaturas, diversas voces coinciden en que el problema de las últimas primarias ha sido emplear un censo sobredimensionado y sin actualizar desde el pasado mes de octubre. Nadie sabe con certeza qué parte de las 370.000 personas que figuran en la base de datos online desde la que se efectúan las votaciones participa realmente en los procesos internos de Podemos; y parte del problema se remonta a esa ebullición de ilusión posterior a las elecciones europeas.
De ahí que el dato de participación --un escaso 15%-- no alarme ni siquiera a militantes críticos como Gimeno. “El censo está inflado y hay que ponerlo al día en todos los procesos. Alguien tiene que hacer una estimación técnica de cuánta gente participa, porque aquí nadie se da de baja. Es más una cuestión de abrir la casa que de cambiarla”, explica. Urbán coincide en el diagnóstico: de todas las personas que en su día se unieron a Podemos, “sólo un porcentaje reducido está participando”, algo que debe modificarse “con urgencia” de cara a futuros procesos.
La participación de los círculos
En Vistalegre también se instauró otro sistema, el de los círculos, que hoy vuelve a ser objeto de debate. De los bastiones territoriales más críticos con la cúpula --Aragón, Asturias y Andalucía-- también proceden las primeras denuncias de verticalidad en los procesos. Primero se escucharon desde Andalucía, donde militantes de base criticaron el ninguneo de sus propuestas y que no se les tuviera en cuenta en la negociación tras las elecciones autonómicas, como se planteócomo se planteó en su día. Después llegaron quejas similares de Galicia y Aragón.
Con las generales se ha brindado la posibilidad de que los círculos participen en la confección del programa de gobierno, un método sobre el que ya se han vertido nuevas críticas. Los militantes pueden presentar sus propuestas a través del foro Plaza Podemos, donde necesitan 100 votos positivos para que éstas sean únicamente valoradas por la organización. “Los ciudadanos queremos presentar propuestas y que las vote todo Podemos […] pero no que se nos dé cocinado un programa, así no”, protesta un usuario. “Supongo que el programa lo redactarán entre 4 y elegirán la propuesta que les parezca y entre los del Consejo Ciudadano, y los que vigilan este foro le sumarán + 100 […] Siento frustración por un proyecto fallido”, alega otro. Es el eterno debate sobre la validez de los métodos de democracia interna en el partido; un debate que vuelve a resurgir con cada proceso de votación online. ¿Se cuenta verdaderamente con los círculos o son estas consultas un mero trámite? Para Beatriz Gimeno, “hubo errores de diseño” desde la asamblea fundacional. “Los círculos han acabado teniendo muy pocas posibilidades de participación. Deberían ser capaces de modificar la política del partido o de plantear determinadas líneas programáticas, pero está siendo complicado. Necesitaríamos otro modelo en el que tuvieran influencia real”.
Miguel Bermejo, responsable de Extensión de Círculos: “Siguen teniendo la misma fuerza que tenían en Vistalegre e incluso que antes de las europeas”
Xuacu Rodríguez, miembro del Consejo Ciudadano Estatal, no se muestra tan pesimista, aunque insiste en la importancia de que los procesos sigan “pegados al territorio”. Pese a haber formado parte de la candidatura alternativa al Congreso Asturies Decide junto al barón Daniel Ripa –defensor de un sistema de primarias por circunscripción autonómica-, Rodríguez no cree que no se tenga en cuenta a la militancia en estas convocatorias, aunque defiende que se hagan esfuerzos desde las autonomías y municipios, ya que “la gente puede sentir que a nivel estatal es muy difícil participar”. La dirección lo desmiente. “Este es un proceso inaudito entre los partidos existentes. En ningún momento se ha hecho una apertura de programa que permitiera esta participación de los círculos ni se ha tenido esta capacidad de interlocución con la gente”, alega el responsable de Participación Ciudadana, Miguel Ardanuy. Miguel Bermejo, que también es responsable de Extensión de Círculos, insiste en que éstos “siguen teniendo la misma fuerza que tenían en Vistalegre e incluso que antes de las europeas”.
La distancia que separa los círculos de la cúpula es otro símbolo del conflicto entre el Podemos movimentista y el institucional, entre el Podemos de las bases y el de los dirigentes. ¿Está el partido en riesgo de convertirse en una pieza más del ‘régimen’? Miguel Urbán no titubea: “Podemos debe recuperar su espíritu de movimiento popular que animaba a procesos de auto-organización frente a los rasgos de maquinaria electoral que definen a los partidos del régimen del 78. Nuestro talón de Aquiles es intentar homologarnos a los partidos y a la política que nacimos para combatir”. Rodríguez lo suaviza --“Todos estamos con un pie en lo institucional y otro en la calle”--, pero advierte que Podemos no se puede convertir en “un partido al uso, en un producto final”.
“Podemos debe recuperar su espíritu de movimiento popular. Nuestro talón de Aquiles es intentar homologarnos a los partidos y a la política que nacimos para combatir”, afirma el eurodiputado Miguel Urbán
José Fernández-Albertos, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard y autor del libro Los votantes de Podemos (Los Libros de la Catarata), considera que el distanciamiento de Podemos con sus activistas aún no le ha pasado demasiada factura. Y esto ocurre porque, en parte, su núcleo natural de electores se ha desplazado de los activistas a un grueso de ciudadanos que se sienten atraídos por el mensaje de la formación contra las élites. “La cúpula está aprovechando su posición coyuntural: son los únicos conocidos por los electores y los únicos capaces de llevar votos a las urnas. Que esto chirríe con el lenguaje de los círculos y con las cosas que se decían en las asambleas era algo inevitable”, explica. Pese a todo, Fernández-Albertos insiste en que las denuncias de los críticos podrán tener un impacto si éstos consiguen articular una oposición interna sólida, aunque por ahora no cree que esto constituya “una amenaza seria” para la cúpula.
Juan Luis Paniagua, presidente de la Asociación Española de Ciencia Política: “En términos de aspirar a ser un partido de gobierno, en España esto es irresoluble: o partido o movimiento. Si encuentran una nueva fórmula, y tiene éxito, será todo un hallazgo”
Para Juan Luis Paniagua, catedrático en la Universidad Complutense y presidente de la Asociación Española de Ciencia Política, arrinconar a los círculos es una “decisión arriesgada” y supone una clara merma de la democracia participativa, cuyos resultados “serán los que interprete el grupo dominante en la organización”. El 15-M, sostiene, ha terminado para Podemos. Ahora ha llegado el momento de fusionar el partido institucional con el partido-movimiento. “En términos de aspirar a ser un partido de gobierno, en España esto es irresoluble: o partido o movimiento. Si encuentran una nueva fórmula, y tiene éxito, será todo un hallazgo”.
Asalto al purgatorio
La cuenta atrás para las generales está cada vez más cerca. Si Podemos quiere asaltar el cielo, apenas le quedan cuatro meses para conseguirlo. Y si los vaticinios de las encuestas se cumplen, la ilusión podría quedarse en el purgatorio. Fernández-Albertos lo refrenda: “El pasado otoño parecía inevitable que Pablo Iglesias llegara a La Moncloa. En enero, Podemos era como un azucarillo que se disolvía. No creo que consigan ni una cosa ni la otra. Han logrado consolidar un 10 o un 15% de los votos y esto es un logro importantísimo teniendo en cuenta que han salido de la nada. Pero no es suficiente para ganar unas elecciones. Ahora mismo, asaltar los cielos está lejos del alcance de Podemos”.
José Fernández-Albertos, politólogo y autor del libro ‘Los votantes de Podemos’: “Ahora mismo, asaltar los cielos está lejos del alcance de Podemos”
A partir de ahora, los máximos dirigentes del partido tendrán que decidir qué estrategia van a adoptar para la batalla de las generales. Una posibilidad, defendida por Íñigo Errejón, es seguir aspirando a abrir una brecha en el sistema y a ganar las elecciones. La otra consiste en consolidar la posición de Podemos entre la izquierda más rupturista --una estrategia que tocaría techo en el 20% de votantes--. Según Fernández-Albertos, ésta sería una apuesta más razonable y de la que Pablo Iglesias es consciente. Pero es posible que el partido todavía aspire a convertirse en una fuerza hegemónica, una opción con mucho atractivo entre los electores, en especial para los abstencionistas. Es en ese terreno donde está el desafío. “Podemos tiene el reto de consolidar a una parte del electorado que antes no votaba, de fidelizar a unos votantes políticamente apáticos. Si éstos ven que el partido es como cualquier otro, pueden volver al abstencionismo de antes”, expone. “La clave para que persistan en el futuro tiene más que ver con que logren consolidar a un electorado económicamente castigado que con el hecho de que consigan un 40% de votos en las próximas elecciones”.
Paniagua augura que el partido continuará por la senda de la moderación, disputando el espacio a la socialdemocracia. “La retórica inicial y los discursos agresivos contra los partidos del sistema se han ido moderando al haber sustituido la conquista de los cielos por el logro más prosaico de obtener una mayoría parlamentaria suficiente para gobernar (con apoyos) o de condicionar las decisiones de quienes gobiernen”, sostiene. Algo que dista mucho de las proclamas que hace meses se escucharon en Vistalegre, aunque críticos y oficialistas coinciden en que las ideas esenciales que allí se defendieron siguen en plena vigencia.
El mensaje oficial también sigue siendo el mismo: ganar es posible y las encuestas no saben leer el fenómeno Podemos. La prueba, según la dirección, es que el partido ha llegado a las instituciones. Pero el triunfalismo ya fue un arma de doble filo en el caso de las elecciones andaluzas. Xuacu Rodríguez fía un futuro éxito a la campaña electoral: “Nos gusta salir a la calle y las campañas se nos dan bien. Hay margen para conseguir el cambio que buscamos. Creemos que vamos a poder dar el sorpasso al PSOE y nos vamos a plantear como la única opción de cambio”.
Para Miguel Urbán, “Podemos ha tenido que aprender a golpes” y no puede permitirse perder la frescura ni la esencia que le llevó a dar la sorpresa en las europeas o a conquistar grandes ayuntamientos en las municipales. “Estamos desayunando cada mañana con un caso de corrupción, viendo cómo chantajean y hunden a nuestros vecinos griegos y viviendo aún el drama de los desahucios… Con esto no creo que nadie esté perdiendo la ilusión por un cambio”, arguye.
Beatriz Gimeno cree que las encuestas pecan de sesgo ideológico y se resiste a descartar que Podemos no pueda asaltar el cielo. “Somos gente que lleva toda la vida luchando. Esa idea siempre va a seguir ahí”, afirma. Pero si eso sucede, la diputada madrileña ya ha encontrado un consuelo: “No sé si ganaremos, pero hemos cambiado el mapa político español”.
Sólo han pasado diez meses desde que el modelo de partido oficialista se instaló en Podemos. El esperado triunfo de la candidatura Claro que Podemos en Vistalegre cerró el primer...
Autor >
MARTA G. COLOMA
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