Alfons López Tena / Notario y ex vocal del CGPJ
"Cataluña jamás será independiente"
Guillem Martínez Barcelona , 12/09/2015
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Alfons López Tena (Sagunt, 1957), notario, militó en CiU en el periodo 1989-2010 --fue, junto a David Madí, el único miembro del Consell Nacional del partido que se autodefinía como independentista--. A propuesta de CiU, fue vocal del Consejo General del Poder Judicial ente 2001 y 2008. Autor del libro Catalunya sota Espanya. L'opresió nacional en democràcia (2007), fue uno de los animadores y organizadores de las consultas municipalistas por la independencia, una serie de votaciones en las que centenares de ayuntamientos participaron desde 2009 hasta 2011. En 2010 crea, junto a Joan Laporta, expresidente del FC Barcelona, y Uriel Beltran, el partido independentista Solidaridad Catalana per la Independència, con el que accede como diputado al Parlament de Catalunya en su novena legislatura --2010-2012--. Hoy es un partido extraparlamentario, en el que López Tena ha abandonado responsabilidades y militancia. La razón: no cree que en la sociedad catalana haya un debate serio por la independencia, con pretensiones reales de crear un Estado independiente. Ni siquiera, ahora, en estas elecciones que se presentan como plebiscitarias. "No va a pasar nada”, dice. ¿Pruebas? “La Bolsa no ha bajado, la Monarquía no está preocupada, y PP, PSOE y C's no han hecho una lista común. No hay nada por lo que preocuparse. Esto será lo de siempre". En esta entrevista habla sobre la verosimilitud, el alcance y la lógica del Procés Català, desde que fue adoptado por la Generalitat como política gubernamental.
El Procés Català tiene dos tramos. Uno popular, ciudadano, y otro, posterior, gubernamental, iniciado cuando el Govern de la Generalitat asume la propuesta inicial de una consulta ciudadana. ¿Cómo se incorpora usted al proceso inicial nacido tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el nuevo Estado?
Mi trayectoria viene de antes, y cambia a mi paso por el Consejo General del Poder Judicial. Allí comprobé que los planteamientos del catalanismo de conseguir mayor poder y competencias dentro de España estaban abocados al fracaso. A partir de entonces es cuando me dediqué a una serie de actividades, tendentes a substituir y liquidar el catalanismo, para convertirlo en un movimiento a favor de la independencia. Sería 2006 o 2007, una cosa así.
¿Y qué trayecto recorre este movimiento ciudadano hasta el 2012?
La primera cuestión era cambiar el planteamiento. Es decir, conseguir una hegemonía intelectual. Esto se ha conseguido. El hecho de que en España no haya nada que hacer, y que por lo tanto el único objetivo factible y que resuelve las cuestiones es la independencia, es algo ya extendido en Cataluña. Eso se consiguió en muy poco tiempo. Caló profundamente y hubo un movimiento popular no controlado por los partidos políticos del Régimen ni, por tanto, por los autonomistas, ni por los catalanistas, que explosionó construyendo referéndums sobre la independencia en toda Cataluña. Las instituciones españolas como las catalanas, como los partidos, tanto los españoles como los catalanes, e incluyo aquí tanto a Convergència como a Esquerra, lo bloqueaban, con el argumento de "no se puede", o “no nos dejan”, exactamente igual que dicen ahora. La decisión fue, entonces, la de organizarlo por nuestra cuenta. Y organizarlo al margen de las instituciones y con plena legalidad. Esto se extendió por toda Cataluña. Es en ese momento cuando empezó “el imperio contraataca”. Es decir, a partir de ahí es cuando Convergència y Esquerra ven que pueden ser desbordadas, y ante eso lo que hacen es convertir el independentismo en un movimiento folclórico, sin objetivos políticos, sin finalidades políticas, y basado en una especie de terapia de autoayuda, en que la gente se encuentre feliz y contenta, que es la fase en la que están, a efectos de conseguir votos y seguir como siempre. Es la queja respecto a Madrid: “No nos dejan”, “son muy malos”, el victimismo de siempre, que produce los votos suficientes para controlar los presupuestos y los nombramientos de cargos que da una autonomía, o que dan unos ayuntamientos. Es decir, estamos en el catalanismo de siempre, el catalanismo de Macià, el catalanismo de Companys, el catalanismo de Cambó, el catalanismo de Prat de la Riba, el catalanismo de Pujol. Estamos en una continuación de algo que sigue siendo lo mismo, una suerte de Partido Regionalista Cántabro.
CDC y Esquerra han convertido el independentismo en un movimiento folclórico, sin objetivos políticos, sin finalidades políticas, y basado en una especie de terapia de autoayuda, en que la gente se encuentre feliz y contenta, a efectos de conseguir votos y seguir como siempre. Es la queja respecto a Madrid: “No nos dejan”, “son muy malos”, el victimismo de siempre.
Entonces, a partir de lo que usted señala, ¿debemos entender que el proceso, en su tramo gubernamental, no ha existido?
Sí que existe. Lo que existe es un comunitarismo kumbayá [canción de acampada y boy-scouts], que es un bucle. Un bucle que consiste, permanentemente, en estar prometiendo lo mismo y no cumpliéndolo. La cuestión de fondo es la siguiente: ¿cuál es la ideología del catalanismo, en definitiva? ¿En qué consiste el catalanismo desde su nacimiento hasta nuestros días? ¿Y en qué consisten sus proyectos y objetivos políticos? Para no hacerlo muy largo, en tanto que su revista no es de ciencia política, yo diría que consiste en una especie de comunitarismo, que su avatar más moderno es una especie de compromiso histórico entre Montserrat y el PSUC. Es aquello que hace que se puedan abrazar Artur Mas (CDC) y David Fernández (CUP), porque comparten la misma ideología y la misma concepción del mundo. Un comunitarismo basado en nada de disidencia, nada de pensamiento, nada de crítica, sino todos juntos. Lo que importa es que estemos juntos para no hacer nada, para no conseguir nada. Simplemente para estar juntos, para resistir y decirnos a nosotros mismos que somos los mejores. A partir de ahí el proceso ¿en qué consiste? En eso.
No obstante, la prensa española informa que se vive un desafío a la legalidad, y la prensa catalana informa de unos pasos sorprendentes e inapelables hacia un nuevo marco político...
Naturalmente. Porque ambos se retroalimentan. Sucede eso también con los partidos españoles y con la propia ideología española, de la que no estamos hablando, por otra parte. Aquello que constituye la ideología de constitución del Estado y de la nación española. Se retroalimentan, porque a los unos les interesa decir que existe y por tanto votadnos para que siga existiendo, no para conseguir nada sino para que siga existiendo, y a los otros, a la parte española les interesa decir quiero un gran desafío, votadnos, que somos los que lo paramos, lo pararemos, e impediremos la ruptura de España. Es decir, en ambas partes, para poder jugar a ser san Jorge, se necesita un dragón. Para España el dragón es el Procés, y para los procesistas el dragón es España. Ambos tienen un dragón y ambos se necesitan.
La primera emisión del Procés gubernamental finalizó como el rosario de la aurora, tras una consulta simbólica. ¿Cómo se explica que esto no suscitara ningún tipo de resquemor, de crítica en una sociedad que quería verdadéramente un cambio?
Porque no se quiere ningún resultado, no se pretende ningún resultado. Se está refiriendo usted supongo a la patochada aquella del proceso participativo. Hace tres años hay unos partidos que se presentan a las elecciones, en las que yo estaba en ese momento en mi partido, Solidaritat, diciendo que la independencia se hace como se hacen las independencias: de una manera unilateral y, por lo tanto, con confrontación. Jamás habrá acuerdo con España, en fin, para conseguir la independencia. Frente a eso, hay otros partidos --Convergència, Esquerra y CUP-- que se presentaron diciendo: la independencia se puede conseguir con el diálogo, con el acuerdo, con la sonrisa y con el amor. ¿Cuál era la propuesta de estos partidos? Que construirían estructuras de Estado, que harían un referéndum a años vista. ¿Qué es lo que en la práctica han hecho? Una tercera vía, de la que nunca se habla explícitamente: repartirse cargos, presupuestos, cuentas. ¿Qué es lo que ha ocurrido en estos tres años? No han hecho ninguna estructura de Estado, como es normal, porque es imposible. Es decir, no puedes tener estructuras de Estado si no eres Estado. No hicieron un referéndum y lo convirtieron en una fiesta kumbayá, de la cual no surge ningún resultado. Pero es que la cuestión de fondo es que la gente no quiere resultados. Es decir, los catalanes que se remiten a esto no quieren resultados, quieren sentirse satisfechos, quieren sentirse los buenos, y quieren por lo tanto ser permanentemente frustrados por España, para así poder decir: somos los mejores. Por eso no reaccionan ante un engaño tan manifiesto como aquel. Por eso ahora están movilizados para volver a votar lo mismo. Con las mismas promesas. Porque les vuelven a prometer exactamente lo mismo. Que construirán estructuras de Estado, y que ahora prepararán una Constitución dentro de España y que harán un referéndum dentro de España para aprobar esa Constitución.
En ambas partes, para poder jugar a ser san Jorge, se necesita un dragón. Para España el dragón es el Procés, y para los procesistas el dragón es España. Ambos tienen un dragón y ambos se necesitan.
¿Dentro de España?
Sí, dentro de España. Sin una independencia previa. Mire el programa. Es lo que proponen. Lo han hecho público. Tanto la coalición Convergència-Esquerra, como la CUP. Proponen exactamente lo mismo, es decir lo mismo que hace tres años, y llegarán al mismo resultado, a la nada. Porque basta con que España diga que no, que dirá que no, y ante ahí es el bucle perpetuo. Pero es el mismo bucle en el que estuvieron antes ciento y pico años para conseguir la autonomía. Exactamente el mismo.
¿El final de este episodio puede ser una reforma constitucional española, que admita cierta plurinacionalidad, y cierto, y poco sexy, federalismo?.
No. ¿Para qué? España les tiene tomada la medida. ¿Para qué? España solamente ha hecho concesiones, que fueron una autonomía de chicha y nabo, en el año 31, con el cambio de régimen. Y otra autonomía de chicha y nabo en el año 75-76, con el cambio de régimen. Eso es todo. Por lo tanto, para qué tienen que hacer ninguna concesión, si saben de sobra que esto es de risa, que esto va de broma. Y que lo único que se trata es de vez en cuando hacer una movilización, una especie de procesión también kumbayá, con la base de la alegría y de la fiesta. Es como si me dijeras que ahora va a hacerse una reforma de la Constitución española porque se hace una procesión en los pueblos el día de la santa patrona o del santo patrón. Y que por tanto se ha de declarar España confesional, católica, porque esas procesiones indican que hay una gran demanda política de confesionalismo. Es lo mismo. Esto viene de antiguo. El hecho de acabar con las concesiones, las transferencias, etcétera, etcétera, sucedió con Felipe González, no con Aznar. Aznar hizo las mínimas para la investidura, de chicha y nabo, y desde entonces no ha habido absolutamente nada más. Ni con Zapatero, ni con Rajoy, ni por la parte catalana, ni con un tripartito de izquierdas, ni con el PSC, ni con Convergència, ni con el proceso, ni con nada. Porque no es necesario. No es necesario porque ya se han dado cuenta de una cosa hace tiempo. Y eso es lo que yo vi en Madrid. Eso es lo que vi en el Consejo General del Poder Judicial. Por eso pensé que había que cambiar. Se han dado cuenta de una cosa: que los catalanes están encantados con no conseguir nada porque eso los reafirma, que eso es lo bueno.
En ocasiones, ha soltado alguna interpretación de todo ello relacionada con el psicoanálisis.
Di una conferencia una vez, una mesa redonda, en realidad, hace un par de años, en Girona. No obstante, no es tanto de psicoanálisis como una cuestión de análisis político, si tomamos una línea digamos moderna. Muy basada en Zizek, en Laclau, en este tipo de planteamientos. Que sí que beben mucho de planteamientos lacanianos.
¿Defiende, por tanto, que esto no es tanto una lucha por un cambio, como una lucha por tener razón?
No, es una lucha por tener la satisfacción de ser los buenos. La razón ya se la dan a sí mismos. Yo creo que tienen la razón, por otra parte, en el sentido de que la independencia es necesaria. Pero la diferencia es que no están dispuestos a hacer nada para conseguirla. Lo que quieren es sentirse permanentemente frustrados, porque así tienen la satisfacción de ser los buenos. Es un narcisismo ante el padre castrador. Y por tanto es un narcisismo que requiere de padre castrador, que le manda el padre castrador y que desea el padre castrador.
Y la castración.
Sí. Por eso, mire estos últimos años, no han recibido más que palos. Y a cada palo cada vez más contentos.
Esta segunda edición del proceso se inicia con una Convergència y una Esquerra unidas. ¿Son una misma cultura? ¿Esto puede ser duradero? ¿Qué es? ¿Es una Gran Coalición?
Son la misma cultura, la cultura del catalanismo. Por eso, en honor a la verdad, acaban decidiendo lo mismo, acaban haciendo lo mismo y acaban abrazándose. Porque son exactamente lo mismo, de la misma manera que podrías decir que los partidos españoles responden a una cultura política conjunta. Después de eso ya vendrá la lucha interna por la hegemonía, y por los cargos, y por la pasta, por decirlo de una manera menos fina y menos elegante que la hegemonía. Y ahí sí. Pero, claro, cuando esa hegemonía, o esos cargos y esa pasta, están en riesgo, es cuando se abrazan como si fueran boxeadores sonados que se sostienen en el ring abrazándose. Que es lo que han hecho ahora Convergència y Esquerra. Porque mire un pequeño detalle que no se está percibiendo. Convergència y Esquerra siempre habían tenido, desde el año 84, mayoría absoluta en el Parlamento de Cataluña. En estas elecciones por primera vez la perderán. Si se hubieran presentado por separado también la perdían. Simplemente es que, ante una situación de pérdida de apoyos y de votos, lo que han hecho ha sido ir juntos para disimularlo. Los dos. Porque la pérdida era de los dos y el disimulo es de los dos. Y los dos juntos tendrán menos que lo que han tenido en los últimos 31 años.
Convergència y Esquerra siempre habían tenido, desde el año 84, mayoría absoluta en el Parlamento de Cataluña. En estas elecciones por primera vez la perderán.
¿Cómo se ha organizado la asignación de puestos en la lista?
Como siempre, a dedo. ¿Y cómo se ha hecho la asignación de puestos en la lista de la CUP? Exactamente igual, a dedo. Se reúnen unos cuantos en una habitación y en esa habitación deciden pues tú el primero, tú el segundo, tú el tercero, tú el cuarto, tú el quinto. Hoy la Ley Electoral obliga a que haya unas mujeres allí, una cosa rara, unas mujeres, un momentito, que vamos a ponerlas, y ya está. Y luego eso, en el caso tradicional se sometía a una ratificación. Eso es lo que hacían antes Convergència, Esquerra y han hecho ahora las CUP. Y en el caso de la lista de Convergència y Esquerra, ni siquiera. ¿Cómo se hacen las listas electorales? Mira la de la CUP cómo ha sido. ¿Por qué está el señor Baños de número uno? ¿Y el número dos, y el número tres? ¿De dónde han salido? De una decisión de la dirección, que decidió: tú uno, tú dos, tú tres. Y ante eso ya, a las bases se les somete. ¿Estáis de acuerdo con esto, sí o no? El 80, 90 o 99% votan que sí, y marchando, como siempre. Ahora ya, si entramos en los detallitos de por qué éste... Pues porque este le dijo al otro no se qué. Pero, en fin, no tiene mayor historia.
No obstante, es extrañísimo que el candidato presidencial sea el número cuatro. ¿Esto tiene algún tipo de precedente o ilustra alguna idiosincrasia local?
Esto responde a una cosa. En esta pequeña lucha, como decía, por los cargos y por la pasta pública, entre Convergència y Esquerra, Esquerra llevaba un año resistiéndose al hecho de ir en coalición con Convergència porque podía superar a Convergència. Pero esto se rompe en una famosa reunión entre CDC, Esquerra, Òmnium y ANC (Assemblea Nacional de Catalunya), en la cual Junqueras hace rendición incondicional. Luego Junqueras ha ido llorando por las esquinas, como le caracteriza, diciendo que es que no pudo resistir la presión de Convergència. Y cabe ahí un paréntesis, quien no es capaz de resistir la presión de Convergència, ¿será capaz de resistir la presión de España? Cerremos paréntesis. Entonces, al no resistir la presión de Convergència, y tener que darle a todo esto una apariencia de movimiento popular, algo que no es más que una coalición electoral de toda la vida, ahí vino primero la búsqueda de quién sería el número uno. Hicieron ofertas a varios.
¿A quién, por ejemplo?
Pues, mira, que yo sepa, a Josep Carreras, a Carles Viver Pi-Sunyer, o a alguno más estrambótico, que ahora no recuerdo, del estilo de Lluís Llach, cabeza de lista por Girona, del tipo ponga un famoso en su mesa. Todos estos fueron diciendo que no, por razones y motivos diversos, y entonces al final pues quedó Raúl Romeva. Luego, estaba claro, por imperativo legal, que tenía que haber dos mujeres, con lo cual ya las tenían, que eran las de ANC y Òmnium, que tan fielmente se habían sometido a todos los mandatos y estrategias que Mas había ordenado en los últimos cuatro años. Y de cara a esto, tanto le daba a Mas ir de número dos, teniendo en cuenta que no podía ir de número uno. Claro, aquí igual hay otro elemento, que usted conoce, pero que en España no suelen conocerlo, y es que en Cataluña esto de hacer oposición es de mal gusto y no se puede hacer. Por lo mismo, ganar también es feo. Con lo cual, quien gana, lo tiene que disimular. Hay que ser humilde, hay que ser modesto y tal. Por todo eso, Mas va de número cuatro. Forma parte de esa cultura kumbayá, en la cual los valores son los valores de los perdedores. Por eso jamás ganan la independencia, y por eso jamás harán un Estado independiente. Son valores de perdedores. Son los valores de la modestia, la humildad, la sencillez.
¿Valores protestantes?
No. Son valores franciscanos. En absoluto son valores protestantes. Ni siquiera son valores católicos. Son valores franciscanos. Por eso alguien había definido con mucho acierto a la CUP como el avatar franciscano del pujolismo.
Bueno, la última. ¿Ha abandonado el independentismo, si no estoy equivocado, o su militancia en él?
No. He abandonado Cataluña. Y no, no milito. He abandonado la militancia, pero es un abandono mucho más profundo. Los catalanes jamás conseguirán estos objetivos. Yo por eso no tengo nada que ver con esa mentalidad, con esa manera de hacer las cosas. Me resulta repugnante. Una Cataluña y unos catalanes como una provincia española, que se dedica a permanecer, no me interesa. Me interesa como un Estado. Y me interesa para conseguir un Estado independiente. Un Estado que es poder. No una cultura kumbayá de manifestaciones y procesiones. Y por lo tanto lo que he hecho ha sido dejar la vida pública catalana, no la vida política, sino cualquier tipo de actividad pública en la nación catalana. No me interesa. Lo que he dejado ha sido Cataluña.
Me resulta repugnante. Una Cataluña y unos catalanes como una provincia española, que se dedica a permanecer, no me interesa. Me interesa como un Estado. Y me interesa para conseguir un Estado independiente. Un Estado que es poder. No una cultura kumbayá de manifestaciones y procesiones
¿Cree que esto será eterno? Este proceso de procesiones…
Sí, mientras dure el catalanismo. El catalanismo es eso.
Y ¿no le ve final?
No, el catalanismo es eso. Llevan más de un siglo haciendo eso, y seguirán haciéndolo. Luego habrá comportamientos electorales diferentes. Vamos a ver, salvo que pase algo. Pero una situación de una cierta estabilidad, un marco europeo, una democracia de baja calidad, lo que es España, y tal y cual, eso dura indefinidamente. Si lo que ocurre ya es un cambio de Régimen, una guerra y cosas de ese estilo, pues eso reparte de nuevo las cartas.
¿Una invasión de zombis?
Sí, una invasión de los ultracuerpos, cosas así. Bueno, había una frase de estas de las que se suele decir por aquí: nunca hay un viento favorable si no se sabe adónde se quiere ir. Y es lo que les pasa a estos. ¿Qué han hecho a lo largo del Procés? Con muchísimo menos se han hecho independencias en otros países de Europa y del mundo. ¿Qué es lo que hicieron cuando se hundió el Régimen de la Restauración y cuando el Rey salió huyendo? ¿La independencia? No. Para nada. Una autonomía de chicha y nabo. ¿Qué es lo que hicieron en el año 36 cuando el poder estaba en la calle? ¿La independencia? Nada en absoluto. ¿Qué es lo que hicieron en el 75 o 76? ¿La independencia, como lo que hicieron en la Unión Soviética? En absoluto. Y, ¿por qué? Porque desean España, quieren España. Y desean España porque es lo que les justifica, lo que les alimenta y lo que les da satisfacción moral. Y por lo tanto seguirán siéndolo siempre. Quieren serlo.
Alfons López Tena (Sagunt, 1957), notario, militó en CiU en el periodo 1989-2010 --fue, junto a David Madí, el único miembro del Consell Nacional del partido que se autodefinía como independentista--. A propuesta de CiU, fue vocal del Consejo General del...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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