Granada, “ciudad de creación, no de botellón”
PSOE e Izquierda Unida denuncian el abandono de la cultura, el recorte de subvenciones y la gestión opaca en la ciudad regida desde 2003 por el popular José Torres Hurtado
Manuel Gare Granada , 28/10/2015
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En el año 2003, el Partido Popular ganaba las elecciones municipales de Granada por mayoría absoluta y José Torres Hurtado pasaba a ocupar la alcaldía de la ciudad, puesto que ha ido renovando hasta la actualidad. Ahora, doce años después, conviene hablar del paso de Torres Hurtado y el PP por el Ayuntamiento. Del nacimiento del botellódromo de Granada en 2007 y de su repercusión en la ciudad. De la creación de GEGSA un año más tarde. Del hostigamiento permanente a la música en directo protagonizado por las multas a salas, que han conducido al cierre de muchas de ellas. De la retirada de subvenciones a la cultura. De las peleas con la Alhambra, que acusaba a principios de año al Ayuntamiento de “extorsión” al reclamarle parte de sus arcas. De las recientes declaraciones de Juan García Montero, concejal de Cultura del Ayuntamiento, anunciando que preparan un decreto para evitar el cierre del botellódromo tras la entrada en vigor de la Ley Mordaza, mientras la apuesta por el turismo de la ciudad es cada vez más precaria.
El pasado junio, el exsenador del PSOE Luis Salvador, que se había presentado a las elecciones a la alcaldía de Granada bajo las siglas de Ciudadanos, otorgaba una nueva legislatura al PP que permitía a Torres Hurtado seguir como alcalde. El líder socialista, Francisco Cuenca, quedaba en segunda posición en votos —con un 25.86% frente al 35.37% del PP— y a las puertas de un posible pacto con Vamos Granada, Izquierda Unida (PG) y Ciudadanos que permitiera renovar el Ayuntamiento.
Cuenca encabeza la oposición en Granada con ocho concejales que igualan sus resultados de 2011 pero que los aproximan mucho más al PP, que ha pasado de tener dieciséis (superando la mayoría absoluta, en catorce) a tener once. En mayo se presentó por segunda vez a la alcaldía en Granada con propuestas muy críticas hacia la gestión de Torres Hurtado que pasan, por ejemplo, por cerrar el botellódromo.
Granada es una ciudad más valorada fuera a nivel cultural y patrimonial que desde el gobierno municipal
“Granada es una ciudad más valorada fuera a nivel cultural y patrimonial que desde el gobierno municipal”, dice Cuenca. Cuesta entender que una ciudad rica en música, llena de creación y espacios de cultura esté en una situación tan paupérrima. “Esa contradicción se da porque hay un equipo de gobierno del Partido Popular que es retrógrado y rancio, y que está más pendiente de las bandas de música de Semana Santa como prioridad que de ser una ciudad realmente vanguardista desde el punto de vista de la muestra cultural o de lo que es más importante, del apoyo y el respaldo a la creación”.
Un ejemplo bastante significativo de la decadencia cultural que atraviesa Granada es el Centro García Lorca. Complicaciones políticas y problemas recurrentes a la hora de financiar el proyecto han hecho retrasar su apertura una década, que culminó el pasado verano con un edificio vacío y que por fin, a finales de mes, albergará su primera exposición. Falta de previsión y disparate transformado en 4.700 metros cuadrados y un gasto de 23 millones de euros que de momento siguen sin poner una solución definitiva encima de la mesa.
Cuando se le pregunta a Cuenca al respecto, reformula la pregunta: “¿Por qué todo lo que es una seña positiva de Granada se convierte en un problema?”. Se responde: “Pues en los últimos 13 años, lo que coincide en todas y cada una de esas cuestiones se llama Torres Hurtado. No hay más”. Y añade, refiriéndose al alcalde: “Es un hombre con mentalidad de otra época y que por desgracia hace que Granada sea conocida por sus declaraciones machistas o por ser la ciudad del botellón, cuando es una ciudad de creación, no de botellón”.
En febrero los vecinos de la zona del botellódromo presentaban más de 700 firmas contra el mismo, alegando el sufrimiento constante al que están sometidos todos los fines de semana del año. El mismo manifiesto hizo la plataforma No al Botellódromo en julio, cuando reivindicó su derecho al descanso. Un mes antes, Cuatro emitía un reportaje sobre la fiesta de la primavera de Granada, un macrobotellón que reúne anualmente a más de 20.000 personas en el botellódromo. En él, las quejas de vecinos y comerciantes, que aludían incluso a daños materiales en sus negocios, reabrían el debate por enésima vez.
El problema del botellódromo se topa directamente con el problema de la cultura en Granada
El problema del botellódromo se topa directamente con el problema de la cultura en Granada. Al público joven no se le ofrecen alternativas, ni de ocio ni de precio. “En los últimos años, todas las ciudades andaluzas que habilitaron espacios para beber como el botellódromo han ido reduciéndolos y montando actividades alternativas”, expone Cuenca. “Yo he escuchado a Torres Hurtado decirles a jóvenes en un concierto de Nuevas Generaciones que vengan a Granada porque ‘tenemos una ciudad magnífica con un excelente botellódromo’. ¿Eso es lo único que tienes que venderles a esos jóvenes? Con esa mentalidad al final lo que ha conseguido es un efecto llamada, y viene gente de toda Andalucía para que esta sea la capital del botellón. No sólo me parece irresponsable, sino que está haciendo un daño tremendo”, comenta.
Está claro que no es un problema que afecte sólo a Granada. La pregunta sería, por tanto, si Granada tiene la capacidad de ofrecer una oferta de ocio capaz de sacar a los jóvenes del botellódromo y de llevarlos a sitios donde estén igual de cómodos y puedan realizar actividades similares. Y ahí entra de lleno la música y su participación en la vida nocturna.
Sobre si hay que aumentar el apoyo en este campo, concretamente a las salas, Cuenca dice que “los profesionales que se dedican a la música en Granada no quieren apoyos, quieren que les dejen trabajar. La música en Granada es perseguida, la música en directo es perseguida”. El año pasado, la organización Granada en Off convocaba por las calles del centro una manifestación con tintes de marcha fúnebre que venía a denunciar la situación a la que se enfrentan los profesionales del sector en Granada. Hace apenas unas semanas, el festival de música Granada Sound, que este año se ampliaba a dos días y pasaba a celebrarse en el Recinto Ferial, ponía a los vecinos en contra de su celebración en el lugar. A estos vecinos no los avisó nadie, nadie les dijo que iban a tener cerca de sus casas un evento que como mínimo tiene unos decibelios un poquito más elevados de lo normal”, se queja Cuenca.
Otro tema igualmente preocupante en Granada es el turismo. La tasa de ocupación de la ciudad es alta, pero tiene truco. Buena parte de los turistas apenas pasan uno o dos días en la ciudad. Otros muchos forman parte de viajes organizados de ida y vuelta en el día. Es llamativo en una ciudad con el patrimonio de Granada, y sorprendentemente, el problema está muy ligado a la Alhambra, la principal fuente de visitantes e ingresos por turismo de la ciudad.
“La visión cortoplacista y limitada de quien está en el gobierno de la ciudad ha convertido Granada en la ciudad de la Alhambra, y la Alhambra se visita en un día”, dice Cuenca. “Hay que diversificar, y eso se llama vender la cultura, vender el Albaicín, vender el Sacromonte, vender el flamenco, vender la música indie. De eso estamos hablando”, argumenta. El presupuesto del Ayuntamiento en Turismo para 2015, entre lo destinado a la promoción de la ciudad, el bono turístico y la Fundación Albaicín, dedicada a la conservación y difusión del patrimonio histórico del barrio, apenas supera los 700.000 euros. Muy próximo a Granada, el Ayuntamiento de Málaga aprobaba el año pasado, con los votos también del PP y también en solitario —mayoría que perdieron en las pasadas elecciones, pero al igual que en Granada, siguen gobernando con el apoyo de Ciudadanos—, un presupuesto de 43,4 millones de euros para 2015 en Turismo y Cultura.
El presupuesto del Ayuntamiento en Turismo para 2015 apenas supera los 700.000 euros
Para ahondar un poco más hay que ir hasta la que parece ser una de las raíces del problema. Francisco Puentedura, Paco Puentedura, candidato granadino de Izquierda Unida, lleva desde 2011 denunciando prácticas irregulares en GEGSA (Granada Eventos Globales Sociedad Anonima), empresa municipal dedicada en un inicio a espacios deportivos que a día de hoy gestiona prácticamente todo el abanico de eventos culturales que tienen lugar en Granada — incluyendo el Teatro Isabel la Católica, la escuela de Flamenco o el Auditorio Manuel de Falla. Ese mismo año Puentedura aludía a la creación de dos nuevos altos cargos que no habían pasado por un proceso público de selección y que Torres Hurtado había creado con “retribuciones salariales muy por encima de las de cualquier trabajador” mientras se recortaba en “servicios básicos para la ciudadanía”.
Dos años más tarde el total de altos cargos de GEGSA era de cinco, con unos sueldos que suponían un coste anual a la ciudad de 400.000€, y Puentedura se refería a la empresa como “un coladero de directivos del PP” que llevaba “más de un año sin presentar su memoria de actividades”. El año pasado GEGSA volvía a la palestra por un robo en el Estadio Municipal de Los Cármenes, y desde IU volvían a pedir explicaciones, en un caso que ponía en entredicho las relaciones laborales de los trabajadores en la empresa y que acabó costando a la ciudad 131.000 euros en indemnizaciones.
Hablando con Puentedura, manifiesta que desde el Ayuntamiento siguen sin contestar a los requerimientos que han hecho desde su formación, por lo que siguen sin tener la memoria de actividades de GEGSA y siguen sin saber “con quién se contrata, para qué se contrata y con cuánto dinero”. Y aunque los grupos de oposición forman parte del consejo de administración de la GEGSA —si bien tras las últimas elecciones municipales el equipo de gobierno municipal ha impedido a IU formar parte del mismo—, Puentedura dice que “sólo hay dos consejos al año” y que “el verdadero órgano rector es la comisión ejecutiva que tiene muchas competencias delegadas y donde sólo está representado el alcalde y su equipo de gobierno sin dar participación a la oposición”. Además, declara que la gestión de una empresa “no se regula por el derecho público sino por los mecanismo de la ley de sociedades que son mucho más laxos (y por tanto más oscuros y menos transparentes) en materia económica, de contratación y de personal, lo cual permite hacer y deshacer al gobierno municipal sin apenas rendir cuentas”.
Más allá de la estructura interna de la empresa municipal, el problema relativo a GEGSA atañe a la privatización de la gestión cultural de la ciudad, olvidando las bases culturales para centrar todos sus esfuerzos en grandes producciones. “Los eventos de los espacios culturales en muchos casos están en manos de empresas privadas, dejando la cultura sólo en grandes eventos y para quien pueda pagar entradas muy caras y olvidando la cultura en los barrios. De este modo el gobierno municipal ha hecho desaparecer la cultura como servicio público para la ciudadanía”, concluye Puentedura. En 2014, la subvención destinada a cultura y fiestas de los barrios del Albaicín, la China y el Zaidín, junto a las de todos los distritos de la ciudad, se eliminó. Mientras, el Ayuntamiento despilfarra en otras partidas de gasto, como la de informática, donde lleva gastados en los últimos tres años más de 2,8 millones de euros entre licencias software (evitables con software libre) y adquisición de material electrónico y microinformática.
Izquierda Unida denuncia que durante la anterior legislatura, entre 2011 y 2014, el presupuesto dedicado al área de Cultura de la ciudad se redujo en casi tres millones de euros. En 2015, la partida en Cultura vuelve a ser de las más bajas —3.5 millones de euros frente, por ejemplo, a los 6.4 millones destinados a Deportes. Desde el Ayuntamiento no hacen declaraciones al respecto.
Las cifras se topan, además, con el oscurantismo presupuestario del PP de Granada, que lo convierte en el Ayuntamiento más opaco de España (según datos de Transparencia Internacional) y hace casi imposible analizar su gasto. De hecho, aún no se tienen datos de la ejecución presupuestaria de 2014. “Mientras siga el mismo alcalde y la misma gente no va a cambiar nada. La única solución que existe para Granada, para la Granada cultural, es que se vayan lo antes posible”, señala Cuenca.
En el año 2003, el Partido Popular ganaba las elecciones municipales de Granada por mayoría absoluta y José Torres Hurtado pasaba a ocupar la alcaldía de la ciudad, puesto que ha ido renovando hasta la actualidad. Ahora, doce años después, conviene hablar del paso de Torres Hurtado y...
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Manuel Gare
Escribano veinteañero.
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