3 comentario(s)

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1. Beatriz Basenji

   (Morirse / es un arte / como todas las otras cosas. / Lo hago excepcionalmente bien. / Lo hago para que se siente como el infierno. / Lo hago para que se siente real. / Supongo que podrías decir que tengo una vocación.)Esta es una traducción de uno de sus últimos poemas .Las que amamos profundamente la Vida, jamás unimos nuestra existencia a la de un Poeta.

   Hace 9 años

2. Nely García

   No conozco a esta poeta pero Rubén Darío en su poema hace comprensible su decisión. Lo fatal. No hay dolor más grande que el dolor de ser vivo// ni mayor pesadumbre que la vida consciente//. La impotencia que sentimos al ser ignorantes sobre el significado de la existencia, puede ser insoportable para algunos, mientras otros aceptamos con naturalidad los complementos: amor odio; felicidad sufrimiento, etcétera, procurando que el equilibrio se instale. Saludos.

   Hace 9 años

3. Santiago Fernández

   Gracias José Luis. Creo sinceramente que la poesía de S. Plath tiene grandes simbolismo, algunos difíciles de entender desde una óptica racionalista. Posiblemente se entreveren su vida y sus anhelos. Describir estados de ánimos de manera poética está reservado a pocos humanos, quizás Silvia sea uno de ellos. En uno de sus libros queda patente este aspecto: “Vi mi vida extendiendo sus ramas frente a mí como la higuera verde del cuento. De la punta de cada rama, como si de un grueso higo morado se tratara, pendía un maravilloso futuro, señalado y rutilante. Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era una famosa poeta, y otro higo era una brillante profesora, y otro higo era Esther, la extraordinaria editora,y otro higo era Constantino y Sócrates y Atila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco usuales, y otro higo era una campeona de equipo olímpico de atletismo, y más allá y por encima de aquellos higos había muchos más higos que no podía identificar claramente. Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies”. Gracias Santi

   Hace 9 años