Juan López de Uralde / Coportavoz de EQUO y candidato de Podemos
"Ahora nadie quiere liderar la lucha contra el cambio climático"
Gorka Castillo 2/12/2015
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Histórico militante ecologista, Juan López de Uralde (Donostia, 1963) considera que los cuatro años de Gobierno del PP han resultado desoladores en materia medioambiental. Una política que tiene demasiadas similitudes con la que implantó un adalid de la industria energética como José María Aznar cuando el hoy candidato por Podemos aún ocupaba la dirección nacional de Greenpeace. Luego llegó 2009 y la Cumbre de Copenhague, el antecesor de la COP21 de París. No lo olvidará. En la capital danesa fue detenido durante 19 días por participar en una protesta pacífica destinada a sacar los colores a los líderes congregados para poner el primer dique al calentamiento de la Tierra. Allí fue donde López de Uralde exclamó dos frases que sacudieron los oídos de quienes esperaban bajo el cielo raso respuestas que nunca llegaron: “Tenemos 24 horas para sacar al mundo del caos climático. Mientras los líderes mundiales cenan, el destino de millones de personas e incontables especies están en la cuerda floja”.
Imagine que está en 2050. ¿Cómo ve el planeta?
Hay una película titulada El planeta de los estúpidos en la que el protagonista vive en un futuro arrasado por la contaminación y decide rebobinar la memoria hasta llegar al momento actual en el que el comportamiento humano es la causa del desastre que habita. Desgraciadamente, ese es un escenario posible pese a las advertencias que recibimos de los expertos sobre el destino que nos espera. A veces pienso si somos tan inteligentes como aseguran los manuales.
Quizá pensamos que es un mal necesario y que todo tiene arreglo, incluso la destrucción medioambiental
Depende de lo que hablemos. La primatóloga Jane Goodall decía que uno de los motivos para ser optimista es la rápida recuperación que tiene la naturaleza para volver a ser como era. Pero esta capacidad es relativa. Cuando una especie se extingue no hay marcha atrás. Está perdida y no hay otra posibilidad. La ciencia no puede resolver el cambio climático. Recuerdo el intento experimental que se hizo por reproducir la vida de la Tierra de manera artificial y fracasó porque no fue posible reproducir las condiciones naturales de nuestro planeta. No hay alternativa para evitar el abismo.
En la Cumbre Climática de París, como en casi todas las conferencias mundiales sobre el medio ambiente, los grandes líderes han utilizado similares palabras de alerta ante el calentamiento de la Tierra. Sin embargo, se desconoce el alcance real de los compromisos. ¿Cree que esta vez habrá acuerdos?
Las palabras son necesarias pero los acuerdos son imprescindibles. Es decir, lo importante es que cualquier compromiso discursivo quede refrendado por escrito para que se puedan exigir responsabilidades a quien no cumpla. Si esto no es así, la COP21 de París no habrá servido para nada. Por desgracia, esto es lo que ha venido sucediendo en las últimas cumbres organizadas sobre el cambio climático. Bellos discursos pero las emisiones de gases tóxicos han seguido produciéndose y el problema se ha agravado. Ahora nadie quiere liderar la lucha contra el cambio climático. En los 90, en Kioto, Europa asumió ese papel pero hoy ha perdido poder de influencia y la conciencia ambiental ha decrecido. La prueba más clara es que el comisario de Medio Ambiente es Miguel Arias Cañete, que es un empresario petrolero.
¿Y cómo se puede alcanzar un acuerdo de este calado cuando el sistema económico dominante en el mundo se basa en el desarrollismo, el consumo y la libre competencia?
Comienza a emerger con fuerza una alternativa denostada por los economistas liberales que es el decrecimiento, es decir, que podemos vivir mejor con menos. Se basa en datos sobre la escasa correlación que existe entre la felicidad humana y los altos índices de consumo. Decrecer no es sinónimo de pobreza sino colocar los valores de la vida en otro orden distinto al dominante para garantizar una mejor calidad de vida.
Pero eso es muy complejo y costoso porque supone un cambio de mentalidad colectiva muy arraigada
Sí, es muy complejo. Es un cambio de paradigma muy difícil y costará mucho llevarlo adelante pero hay que ser conscientes de que no tenemos otra alternativa.
El verdadero drama es que los Gobiernos no sean capaces de organizar conferencias sin contar con el capital de la empresa privada, sea del tipo que sea. Esto es reflejo del camino que ha tomado el mundo
Otra de las paradojas es que buena parte del presupuesto de la COP21 corre a cargo de empresas del sector eléctrico, de compañías automovilísticas, bancos y aseguradoras. ¿La presencia de estas firmas no condena al fracaso a esta cumbre?
El verdadero drama es que los Gobiernos no sean capaces de organizar estas conferencias sin contar con el capital de la empresa privada, sea del tipo que sea. Esto es reflejo del camino que ha tomado el mundo. La presencia de estas empresas es ajena al proceso democrático porque influyen en las decisiones políticas sin que hayan sido elegidas por la ciudadanía. Y también visibiliza que llegar a acuerdos globales sobre el cambio climático sea prácticamente imposible.
España ha estado presente de manera casi testimonial, con una propuesta inexistente, con el compromiso sobre energías renovables de la UE sin cumplir y después de falsear en dos ocasiones el porcentaje de diversificación energética. ¿Cree que al PP le preocupa el cambio climático?
El PP ha hecho mucho daño a la lucha contra el cambio climático. Lo hace desde tiempos de Aznar, con la teoría negacionista y la presentación del libro de Vaclav Klaus, Planeta azul (no verde), en FAES. En esta misma legislatura, el portavoz popular Rafael Hernando dijo durante el debate de la ley de costas que el cambio climático era como la profecía del fin del mundo de los mayas. Todo esto tiene reflejo en su política. El PP ha castigado a toda la industria de energía renovable de España, ha impedido el autoconsumo con balance neto conocido como el 'impuesto al Sol'. Ha sido muy dañino tanto en su discurso como en las medidas que no ha aplicado.
España ha regresado en este año a los niveles de 2012 en la quema del carbón para generar electricidad.
Con el agravante de que se trata de un carbón importado porque es un combustible barato. Es un modelo energético sin restricción, que trata de alargar la vida de las centrales nucleares como la de Garoña o permitiendo la extracción mediante la técnica del fracking.
Alguna influencia tendrán las empresas eléctricas, ¿no?
Representan el oligopolio que hay en este país. Aunque no hace falta que nadie te lo explique, Zapatero me dijo un día que eran el lobby más poderoso, cuya influencia sobre las políticas energéticas es enorme, que además potencian con la existencia de las puertas giratorias para meter en sus consejos de administración a altos cargos políticos cuando dejan sus puestos.
El PP ha sido muy dañino tanto en su discurso como en las medidas que no ha aplicado
¿Escuchó el discurso de Rajoy en la COP21 de París?
Sí. Y me provocó un rechazo, una desconfianza y una falta de credibilidad absoluta. ¿Cómo va a liderar un cambio alguien que ni siquiera reconoce que exista ese problema?
¿Es usted optimista?
No. Me gustaría serlo pero tampoco me hace tirar la toalla. Soy un pesimista luchador, digamos. Creo que el cambio es de gran magnitud. La Cumbre de París no va a resolver el problema pero es indudable que estamos dando pequeños pasos.
Histórico militante ecologista, Juan López de Uralde (Donostia, 1963) considera que los cuatro años de Gobierno del PP han resultado desoladores en materia medioambiental. Una política que tiene demasiadas similitudes con la que implantó un adalid de la industria energética como José María Aznar cuando el hoy...
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Gorka Castillo
Es reportero todoterreno.
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