Alemania endurece las condiciones de acogida
El país se volcó el pasado verano en el recibimiento de refugiados pero el nuevo Paquete de asilo II aprobado por Merkel dificulta el reagrupamiento familiar y establece un procedimiento acelerado de aceptación o rechazo de asilados
Laura Alzola Kirschgens Hamburgo , 3/02/2016
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El mismo día que Filippo Grandi, el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, recordaba que “los países ricos tienen los medios para acoger a los refugiados del mundo”, defendía “el papel que estos puede jugar contribuyendo a construir la economía europea” e insistía en que estas personas “no deberían ser vistas como un obstáculo”, Alemania, la nación que quiso recibir con los brazos abiertos a quienes huyen del terror, anunció un nuevo paquete de restricciones para endurecer su política de asilo.
La gran coalición gobernante germana aprobó el jueves 28 de enero el Paquete de asilo II, una lista de medidas que podría reducir la fuerte presión política y mediática ejercida sobre Angela Merkel tras lo acontecido en Nochevieja frente a la estación de tren de Colonia.
Atacada duramente por su gestión, la canciller cerró finalmente un acuerdo con el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, y con el líder de la conservadora Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Horst Seehofer, quien días antes había vuelto a amenazar a Merkel con llevarla ante el Tribunal Constitucional germano por negarse a poner un límite numérico a la entrada de refugiados.
El pacto del 28 de enero permitirá desbloquear toda una serie de medidas que los socios de la coalición ya habían consensuado en noviembre, pero que se encontraban aparcadas por diferencias en torno a la regulación de la llamada “reagrupación familiar”.
Con la aprobación del Paquete de asilo II, se acordaron los siguientes cambios:
Familias separadas hasta cinco años
A los peticionarios de asilo que se encuentren bajo “protección subsidiaria”, es decir, los que no sufren una persecución individual, pero que si regresaran a su país de origen podrían sufrir daños graves, se les retirará durante dos años el derecho a salvar también a sus familiares más cercanos.
La mayoría de quienes huyen se encuentran en esta situación. Escapan del terror, pero no son perseguidos explícitamente como individuos. Por eso, en el pacto de la semana pasada se acordó fijar contingentes de personas con países como Turquía, Líbano y Jordania para que los familiares que ya se encuentren en los campos de refugiados puedan viajar paulatinamente a Alemania. Quienes se encuentren aún en Siria, Afganistán o Irak, tendrán que esperar.
La negación del derecho al reagrupamiento familiar que la Convención de Ginebra otorga a quienes acceden al estatus de refugiado era uno de los caballos de batalla de los sectores más críticos del Gobierno, y responde a una demanda explícita del ministro del Interior, Thomas de Maizière, quien ya recomendó en otoño que se generalizara el régimen de “protección subsidiaria” para frenar la llegada de los familiares y reducir así el número total de personas que buscan asilo en Alemania.
Según la ONG alemana Pro Asyl, en la práctica, este nuevo bloqueo podría significar que las familias permanezcan divididas hasta cuatro o cinco años. El trámite de la petición de asilo dura por lo menos doce meses. Después, se impondrán los dos años de bloqueo. Tras esta pausa, los familiares podrían tener que esperar otro año hasta ser citados en el consulado alemán. Y a continuación pasarán varios meses hasta que sus documentos de viaje hayan sido verificados. En todo este tiempo las familias seguirán expuestas a la violencia de la que huyen. Y muchas personas, entre ellas niños, desesperados, tendrán que seguir poniendo su vida en riesgo emprendiendo el viaje a través del mar Egeo y tomando la ruta de los Balcanes.
Este nuevo bloqueo podría significar que las familias permanezcan divididas hasta cuatro o cinco años
Detención y expulsión acelerada sin asesoramiento legal
El segundo gran cambio que traen consigo las nuevas medias es la “aceleración de los trámites en la petición de asilo”. Traducido a la práctica, esto significa que se pondrán en marcha varios centros especiales en todo el territorio alemán donde se destinará a los peticionarios de asilo que procedan de países considerados “seguros” por el Gobierno de Berlín.
El objetivo es que en estas instalaciones las peticiones de asilo se procesen en un máximo de una semana y, tras otros siete días para posibles reclamaciones, se proceda a la expulsión de los rechazados mediante un trámite similar al del Procedimiento Especial de Aeropuertos.
Establecido por una sentencia del Tribunal Constitucional alemán en 1996, este método permite denegar la entrada al país en el momento mismo de su llegada a los peticionarios de asilo cuyas solicitudes se califiquen de "manifiestamente infundadas". El procedimiento se lleva a cabo en la zona de tránsito del aeropuerto puesto que ahí se estima que la persona todavía no ha entrado al país.
Los nuevos centros serán considerados en definitiva como una especie de zona de tránsito en la que, igual que en los aeropuertos, se podrá detener a los solicitantes de asilo durante un tiempo limitado. Actualmente, dos de estos centros, situados en las localidades bávaras de Manching y Bamberg, ya siguen un procedimiento similar con quienes llegan desde los países del este de Europa. Ahora, se abrirán tres nuevos centros para ampliar el sistema a un grupo mucho mayor de personas. La Oficina Federal para la Migración y Refugiados alemana (BAMF) aceptará o denegará la solicitud en una sola semana: un periodo demasiado corto para todos aquellos refugiados traumatizados, que necesitan mucho más tiempo hasta encontrarse lo suficientemente estables como para soportar un interrogatorio.
Los nuevos centros serán considerados en definitiva como una especie de zona de tránsito en la que, igual que en los aeropuertos, se podrá detener a los solicitantes de asilo durante un tiempo limitado
Los criterios para decidir a quién se le puede aplicar este trámite acelerado son muy amplios según esta nueva modificación. Todo aquel que sea acusado por las autoridades de haberse deshecho del pasaporte, por ejemplo, será enviado al procedimiento acelerado. Se ignora así que la mayoría de los peticionarios de asilo no tienen otra opción que llegar a Alemania sin documentos porque los Estados de los que proceden se niegan a expedirles documentos de viaje.
El procedimiento acelerado también se aplicará a la hora de renovar el estatus de asilo. Esto puede llevar a que personas integradas durante años en Alemania, cuya situación debe volver a ser evaluada al haber habido cambios en su países de origen, estén obligadas a estar internadas en estos nuevos centros de detención durante este trámite.
En los nuevos centros de “trámites acelerados” los peticionarios no recibirán asesoramiento legal durante su interrogatorio, aunque este les corresponde por ley: el Procedimiento Especial de Aeropuerto establece que quienes buscan protección por este método deben recibir la oferta de asesoramiento gratuito o incluso el apoyo de un abogado. Ahora no está claro cómo se va a proceder a cumplir con esta exigencia.
Selmin Çalışkan, secretaria general de Amnistía Internacional en Alemania, denunció que el procedimiento “solo llevará a que quienes buscan se vean obligados a tomar rutas peligrosas en vez de poder viajar seguros a través de la reagrupación familiar”. “Las personas que vienen de zonas en guerra no sabrán si podrán volver a ver a sus familiares. La verdadera integración en Alemania solo será posible cuando las familias pueden mirar al futuro unidas. Una política así contradice las metas que Alemania se ha fijado a sí misma para integrar rápidamente a estas personas”.
El mismo día que Filippo Grandi, el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, recordaba que “los países ricos tienen los medios para acoger a los refugiados del mundo”, defendía “el papel que estos puede jugar contribuyendo a construir la economía europea” e insistía en que estas personas “no...
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Laura Alzola Kirschgens
Reportera e investigadora. Migración, educación, discurso y cambio social. Múnich, Hamburgo y ahora, Barcelona. Periodista. Máster en Inmigración por la Pompeu Fabra. Extranjera, como lo son todos en algún lugar
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