La semana comenzaba como el rosario de la aurora, o lo que es lo mismo, con una entrevista a Jaime Mayor Oreja en El Español de Pedro Jota. Tras la imposibilidad de definir el panorama político actual con un simple “dantesco”, al tener Pedro Piqueras reservados legalmente todos los derechos sobre este adjetivo, el ex ministro de Interior volvía al ruedo de la actualidad con esa expresión de abuela molesta porque el nieto se fue a estudiar a la ciudad y volvió al pueblo con un pendiente en la oreja izquierda. Esta familia va a terminar como el rosario de la aurora. En una buena entrevista de Miguel Ángel Mellado, atónito por momentos por lo que su grabadora y él estaban escuchando, el exlíder pepero iba desgranando paso a paso las claves de la actual situación política del país: el pacto entre ZP y ETA tras el 11-M, el Frente Popular de la II República, la victoria de la CEDA en 1933, la reunión en Perpiñán de ETA y ERC o el pacto de Estella. Todo resumido en un concepto único y trino, que explica la conexión entre Manuel Azaña, Josu Ternera y Manuela Carmena: “el Frente Popular Populista Nacionalista”. Ante tal despliegue el entrevistador pregunta en un momento dado: “¿Qué pruebas tiene para hacer afirmaciones de este calibre?”, a lo que Jaime Mayor Oreja responde: “Yo soy un político, arriesgo un diagnóstico. Mi función no es aportar pruebas”. ¿Aportar pruebas? ¿Para qué? Momento sincero éste de la entrevista, que acaba con una confesión a nivel interno: se lleva bien con todos sus compañeros en el PP, pero amistad lo que se dice amistad, sólo tiene con Aznar. No quiero imaginarlos de copas arreglando España. En la imagen que encabeza la entrevista, Jaime Mayor observa desde abajo, cómo España es violada por el Frente Popular Populista Nacionalista sin que nadie haga nada.

Llegó la segunda ronda de consultas y Felipe VI puso en marcha la operación rosario de la aurora. En Zarzuela Pedro Sánchez recibió la luz verde para hacer el trabajo que Rajoy, ocupado almacenando latas de conserva para pasar la primavera en Doñana, no pudo. El País, autoproclamado tutor legal del partido de Sánchez, comenzaba la semana descolocado, recordándole a los suyos a golpe de editorial que el PSOE no es la CUP, o dicho de otro modo, ¿qué es eso de consultarle a militantes sin avales en el IBEX? Los editoriales de esta semana de El País conformaban, uno colocado detrás de otro, una especie de todo, un manual de instrucciones del IKEA para montar paso por paso --consultas como la CUP no; venga Pedro que te toca; más te vale no repetir elecciones que mira las encuestas-- un gobierno socialdemócrata con quienes no lo son y consejos básicos para no caer en la demagogia de acabar montando una estantería de izquierdas, la estantería Olof Palme con acabados en morado. No sabemos si de aquí a un tiempo el diario El País acabará o no cambiando el epígrafe Opinión del editorial por el de Instrucciones.

Por supuesto no era El País el único diario en intentar presionar en la formación de Gobierno. Si el periódico del Grupo Prisa se centraba en el lector Pedro Sánchez, ABC era más transversal e intentaba poner en alerta a todos y cada uno de los españoles de bien con estas dos portadas. El 1 de febrero de 2016, ABC llevaba en primera plana la exclusiva de que el Partido Nacionalista Vasco, fundado en 1895, es nacionalista y como indica la ikurriña, también vasco. Por si los lectores de ABC no lo tuvieran aún claro con esos datos, un partido que es nacionalista y es vasco, quiere que exista la nación vasca. La exclusiva llegaba 121 años tarde y lo hacía por un motivo que no se le escapa a nadie: para la fórmula del próximo Gobierno es fundamental la abstención o apoyo de fuerzas nacionalistas como el PNV. Después de la exclusiva temporal sobre el PNV llegó el encargo del Rey Felipe VI, al que el periódico monárquico no hace referencia precisamente en el día en el que su trabajo institucional cobra sentido. Sánchez acepta el encargo --¿de quién? El lector de ABC no tiene por qué saberlo-- de formar “el primer Gobierno de perdedores”, dicho así, con todas sus connotaciones de "trampa entre fracasados que no terminaron la EGB" que un primer gobierno de perdedores pueda tener. Iba más allá ABC, y metidos en el laboratorio de ideas definían a España = PP + PSOE + C’s, dejando el número de españoles en 16 millones en lugar de los 47 millones con los que miente el censo. Esto sí que es un recorte y lo demás tonterías.

No todo era formación de Gobierno. Esta semana el PP ha sacado número en el juzgado para acudir como imputado --investigado, perdón-- por la destrucción de pruebas en el caso Bárcenas. A pesar de las contundentes palabras de Floriano en las que explicaba que de los ordenadores de Bárcenas no se pudo borrar nada porque no tenían puerto USB, la jueza no hizo caso al perito informático extremeño y el caso ha llegado al punto en el que está ahora. La Razón despachaba el asunto en este artículo breve brevísimo perdido entre noticias deportivas en el que ni Bárcenas aparece en el titular de la noticia ni el PP está imputado. Cuando Francisco Marhuenda se entere el disgusto va a ser de campeonato.

El Ayuntamiento de Madrid, no sabemos si financiado por Irán, Venezuela o cumpliendo la Ley de Memoria Histórica, comenzó estos días la retirada de simbología franquista por las calles de la capital. Esto ha provocado, como era de esperar, que medios como La Gaceta, todavía con el mal cuerpo por el reygaspargate, hayan derramado esta semana tinta a diestra y otra vez diestra contra la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. “Carmena golpea de nuevo a la seguridad ciudadana”, titulaba La Gaceta, y muchos lectores se preguntarán: ¿si golpea de nuevo, cuáles fueron los golpes anteriores a la seguridad ciudadana? Enigma. En medios como La Gaceta, si te perdiste en capítulo anterior de realidad paralela, pierdes el hilo de la saga. Sí especifica el diario del Grupo Intereconomía que en su serial de realidades paralelas la policía ya tenía claro que el auge de la izquierda traería consigo el aumento de violencia en las calles, como --en la realidad paralela siempre, recuerden-- estamos pudiendo ver.