En ocasiones, la fecha y el lugar del nacimiento y la muerte de una persona pretenden decirnos algo sobre ella: habrá tenido una vida más apasionante si la ciudad en la que esta murió quedaba lejos, en lo geográfico y lo socioeconómico, del pueblo donde nació. La escritora Harper Lee empezó y acabó una vida de 89 años en Monroeville, una localidad de algo más de 6.000 habitantes en Alabama. Y hasta allí, para darle su último adiós, se desplazó el New York Times.

La vida de no Lee no sería agitada, pero sí misteriosa: sobre todo, gracias a la publicación, el verano pasado, y 55 años después, de una secuela para Matar a un ruiseñor. En esta segunda parte, muchos de los valores de su hasta entonces único trabajo saltaban por los aires. En castellano, Yorokobu concede, quizá, uno de los homenajes más minuciosos a la primera novela de la autora, germen del mejor héroe de la historia del cine según el American Film Institute: Atticus Finch, interpretado por Gregory Peck.

Apenas unas horas separaron la marcha de la escritora, el jueves pasado, de la del filósofo Umberto Eco, en Milán y a los 84 años. Este había nacido en el Piamonte, una de las provincias contiguas. Como cuenta The Guardian, la muerte del autor adelantará la publicación de su último libro, Crónica de una sociedad líquida, a mayo: se trata de una colección de ensayos firmados durante los últimos 15 años para la revista L’Espresso. CTXT nos recuerda la visita del pensador italiano al planetario de A Coruña, hace más de 23 años. Allí se le mostró cómo estaban las estrellas en el cielo la noche que él nació. 

El diario El Mundo compara las cifras de El nombre de la rosa, de Eco, con las del principal ejercicio literario de Lee. Ella gana en ejemplares vendidos, pero no en dinero recaudado. Truman Capote, uno de los mejores amigos de la escritora, solía clamar que ella le había incluido entre los personajes infantiles de Matar a un ruiseñor. El firmante de A sangre fría ya escribía cuentos a los nueve años y pronto podremos leerlos en castellano: Relatos tempranos es el volumen de escritos del autor durante su infancia y su adolescencia, como recoge El País.

Más reposadas serán, probablemente, las reflexiones que 22 autores de todo el mundo, entre ellos Mario Vargas Llosa, dejarán por escrito sobre la ocupación israelí en Palestina. Todos ellos viajarán hasta allí a lo largo de este año, según The Guardian, y publicarán su trabajo, conjuntamente, en 2017. El proyecto se da a conocer pocos días después de que abra sus puertas un museo dedicado al arte palestino en París, sobre el que escribe Le Monde. 

El MoMA de Nueva York se apunta a la filantropía, aunque de menos recorrido geopolítico: dará un curso de fotografía a distancia y gratuito al que aún nos podemos apuntar, como menciona la revista española Vice. También gratis son las lecciones de castellano de Don Pardino, y que nos recomienda Yorokobu. Basta con seguirle en Twitter. 

El Independent aplaude al fotógrafo británico Mark Leary y su colección de trabajos, abierta en las redes, sobre los coches de La Habana. Otras fotografías, que el diario menciona, pero no valora, son las realizadas por algunos de los invitados a la Berlinale. A la entrada de la gala por la paz —parte del programa del festival— se les dio un chubasquero de aluminio, como aquellos que aíslan del frío a los supervivientes de náufragios y accidentes. Los congregados se hicieron selfies con ellos, sonrientes y sentados a la mesa, lo que quizá no fuera lo esperado por el artista que lo ideó: Ai Weiwei, que días antes había revestido de chalecos salvavidas el auditorio de Berlín. Este año, lo recoge Le Monde, el Oso de Oro al mejor documental ha recaído sobre un trabajo sobre los refugiados de Lampedusa. 

La prensa norteamericana escribe —cada día y hasta que se celebre la entrega de los Oscar, este domingo—, sobre las protestas por la diferencia racial en el cine norteamericano. El New York Times recuerda que las desigualdades también son relativas al género, la edad o la sexualidad. La sobrecualificación existe en el cine, y The Guardian se pregunta por qué actrices consagradas, como ocurriera con Juliette Binoche en Godzilla (2014), se prestan a papeles en películas de método y de recorrido intelectual escaso.  La lista menciona a Laura Dern, musa del cine de David Lynch, que aparecerá, en principio, en la última entrega de La guerra de las galaxias. Será el mismo capítulo en que, según adelanta Le Figaro, se verá una historia de amor entre dos hombres por primera vez en la franquicia.

Porque la prensa europea se toma el cine norteamericano de otra forma, la española Jot Down nos anima a celebrar los Oscar votando qué película creemos que no merece los galardones. Una aplicación del Público portugués, asimismo, nos permite sumar y restar entre las películas nominadas para saber cuántos días y horas nos llevaría ponernos al día con la gala. Menos tiempo promete ocupar la mini serie para Instagram que se estrenará este miércoles, basada en el último trabajo discográfico de David Bowie. Sabemos de ella gracias a Rolling Stone, así como podemos ver su tráiler. Como en el caso de Eco y Lee, las llamadas redes sociales siempre llevan el duelo un paso más allá.