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Los Oscar pasaron y, al menos hasta dentro de un tiempo, dejarán de encabezar las secciones de cultura de los principales diarios norteamericanos y europeos. Antes, claro, toca el último empujón: el aluvión de recorridos y valoraciones por los premios concedidos y por el desarrollo de la noche. Para el New York Times, el humor del presentador de la gala, Chris Rock, negro, ayudó a encarar con desenfado esa certeza criticada: todos los nominados en calidad de intérpretes o autores, este año, eran blancos.
Es también una reivindicación multicultural la del rapero Michael Render, involucrado como pocos artistas en la campaña de Bernie Sanders. “Es la única persona a la que mi lógica, bonita mente negra podría votar”, aseveró el autor, durante un reciente discurso. Hace pocas semanas, las crónicas de CTXT mencionaban la ventaja de Hillary Clinton sobre las minorías étnicas y de género, algo que el senador de Vermont busca revertir. Y ella, lo contaba el escritor Juan José Millás, trata de alcanzar a las capas más populares desayunando en un bar a pie de calle.
Los premios concedidos por la Academia no han esquivado, se lo debemos a The Guardian, las lecturas feministas: ellas han acudido al Teatro Kodak, una vez más, vestidas de princesas, y los medios de comunicación de todo el mundo prestan más atención a su atuendo que al palmarés de la noche, al completo, entre otros, en el New York Times. Si parte de las críticas reivindicaron la diversidad afectiva, Yorokobu nos explica por qué, este año, el activismo LGTB se está volcando en la representación de la bisexualidad.
El Independent lamenta, en este mismo sentido, que la reciente pasión mediática por la alta cocina –también de moda en el Reino Unido– camine de la mano de los hombres. Y Caroline Alexander, la primera mujer en traducir la Ilíada al inglés, cuenta a los lectores de The Guardian que el paso más complicado de su trabajo llegó al dar contexto a una historia escrita, al menos, cinco siglos antes de Cristo. Y conservando el verso.
No hay por qué enlazar hasta las piezas que, siguiendo la escuela de los Oscar, y al paso de la reina Letizia por la feria ARCO, eligieron desbrozar la elección de su vestido y zapatos. Jot Down, en cambio, cubrió la visita de sus majestades desde el humor y a golpe de tuit. Y Lisboa, en mayo, y como recoge el Diario de Notícias, será la primera ciudad del mundo en sacar esta muestra de arte fuera de Madrid. Más tiempo llevará, como cuenta El País, la ampliación de 5.000 metros cuadrados del madrileño Museo del Prado.
Desde hace pocos días, Andy Warhol conquista el Guggenheim de Bilbao. Los 102 lienzos de Sombras, lo podemos leer en El Mundo, estarán allí hasta principios de octubre. Mientras tanto, Le Figaro cuenta que en Transilvania, Rumanía, un mosaico basado en los trabajos de Giotto ha aparecido en una iglesia en ruinas. Se desconoce cómo llegaron hasta allí, desde Roma, los planos necesarios para recrearlo, al igual que Yorokobu se pregunta por qué los relieves de San Pedro de Echano, en Navarra, muestran escenas profanas. Algo más sabemos de los cuidados que recibe el David de Miguel Ángel, cuya restauración permanente aparece en una fotogalería de El País.
Con más contundencia, incluso, que los medios de comunicación norteamericanos, son los diarios españoles y portugueses quienes celebran el reconocimiento de la Academia a las composiciones de Ennio Morricone. Este ha sido galardonado por la banda sonora de Los odiosos ocho, a los 87 años y una década después de obtener otra estatuílla, pero honorífica y a toda una carrera. Y sobre la relación entre el cine y la música pregunta Carlos Galilea a Rodrigo Leão, fundador del grupo Madredeus, que bañó con sus partituras el Lisbon Story (1995) de Wim Wenders.
Hoy, el compositor lisboeta presenta O Retiro, junto a la orquesta y el coro Gulbenkian, también crecidos en el estuario del Tajo. Sinergias más extrañas se dan cuando el audiovisual se mezcla con la pintura: Loving Vincent, lo cuenta el Independent, es el largometraje sobre Van Gogh rodado con sucesiones de doce óleos por segundo.
La burbuja de estos Oscar creció, también, con Leonardo Dicaprio, que ha conseguido su primera estatuilla en su quinta nominación. Su discurso fue un alegato sobre el medio ambiente, aunque no mencionó la feria de diseño sostenible que, la semana pasada en Estocolmo, recoge Público, promueve los muebles ecológicos. Quizá algunos de ellos pueblen, pronto, la casa del pintor londinense Turner. The Guardian se hace eco de la campaña de mecenazgo para restaurar la mansión que este diseñó como arquitecto, hoy abandonada.
Los Oscar pasaron y, al menos hasta dentro de un tiempo, dejarán de encabezar las secciones de cultura de los principales diarios norteamericanos y europeos. Antes, claro, toca el último empujón: el aluvión de recorridos y valoraciones por los premios concedidos y por el desarrollo de la noche. Para el New...
Autor >
Francisco Pastor
Publiqué un libro muy, muy aburrido. En la ficción escribí para el 'Crónica' y soñé con Mulholland Drive.
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