Rebelión económica a ritmo de Monty Python
El documental ‘Boom Bust Boom’, presentado por Terry Jones, plantea por qué se suceden las crisis financieras y pone el foco en los dogmas económicos
Álvaro Guzmán Bastida Nueva York , 2/04/2016
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Un fotograma de Boom Bust Boom.
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Hace un par de años, Hamid Dabashi, profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Columbia, propuso en su departamento impartir un nuevo seminario sobre el cine estadounidense después del 11-S. Dabashi, experto en cine palestino, y amante de Buñuel, pensó que, tras una crisis de tal magnitud, el cine estadounidense produciría obras de la enjundia de The Deer Hunter, Apocalypse Now o Platoon.
El experimento no duró ni un semestre. Salvo contadas excepciones –En el Valle de Ellah--, Dabashi descubrió que la mayoría de las películas con repercusión que surgieron tras el 11-S –como American Sniper o las oscarizadas En tierra hostil y Argo-- eran poco más que panfletos propagandísticos, y en cualquier caso obras menores, a años luz de los filmes que sucedieron a la Guerra de Vietnam.
Algo parecido sucedió tras la crisis de 2008, que estuvo a punto de llevarse por delante el sistema financiero global y causó una crisis solo comparable a la de los años 30. La mayoría de los relatos periodísticos, de ficción y documentales que surgieron después de la crisis de las hipotecas subprime y su consiguiente contagio al resto del mundo se centró en los síntomas del problema más que en sus causas estructurales. Hubo, por supuesto, un par de excepciones , como la película Margin Call y, quizá por encima de todas, Inside Job.
El documental de Charles Ferguson tuvo el mérito de señalar a algunos de los mecanismos financieros que nos llevaron al desastre, así como a la desregulación de la era Clinton, en los 90, que los hizo posibles. Pero Inside Job terminaba pecando de lo mismo que tantas películas sobre finanzas, achacando el cataclismo al comportamiento poco ético de un puñado de banqueros. Si esas manzanas podridas se hubieran contenido un poco, esnifando menos coca o yéndose de putas dos veces a la semana en vez de seis, parecía decir el documental, otro gallo hubiera cantado. El mundo, pues, se quedó huérfano del relato de una crisis que causó –y todavía causa-- enorme sufrimiento. Ha tenido que venir el Monty Python Terry Jones para llenar ese hueco.
Boom Bust Boom, el documental que presenta Jones y codirigen su hijo Bill y Ben Timlet, se propone explicar no ya por qué sucedió la crisis de 2008, sino por qué tendrá lugar la siguiente
Boom Bust Boom, el documental que presenta Jones y codirigen su hijo Bill y Ben Timlet, se propone explicar no ya por qué sucedió la crisis de 2008, sino por qué tendrá lugar la siguiente. Como dice Jones en su introducción la película ataca al “talón de Aquiles del capitalismo”: su enorme inestabilidad, y las crisis financieras que produce cíclicamente. Lo hace tirando de humor, marionetas, animaciones e ingeniosos números musicales que recuerdan a La vida de Brian o El sentido de la vida. Para ello, se remonta a la historia de la especulación financiera, las burbujas que acompañan al capitalismo desde la crisis de los tulipanes en el siglo XVII, a la actualidad, pasando por el crash del 29 y la burbuja de los mares del sur en el XVIII.
Tan ácido y socarrón como de costumbre, Jones lanza un feroz ataque contra la economía neoclásica, que gobierna los bancos centrales, los ministerios de finanzas, las páginas de los periódicos y –ahí está la clave-- las aulas de las facultades de Economía de todo el mundo. Esta disciplina, nacida a finales del siglo XIX, sostiene que la economía es una ciencia empírica, equiparable a la física o las matemáticas, y por lo tanto separada de la esfera política.
Con un ritmo endiablado, el documental va enlazando las lecciones de historia con testimonios de economistas y comentaristas críticos, como el Nobel Paul Krugman, el periodista Paul Mason, el actor John Cusack o el economista jefe del Banco Central Británico Andrew G. Haldane. Este último pronuncia una de las frases lapidarias del documental: “Es muy difícil de entender por qué los economistas funcionan con modelos en los que no hay lugar para las crisis”. Y es que, según Paul Mason, la disidencia con las teorías neoclásicas se paga cara en el ámbito académico: “No se puede enseñar que el capitalismo produce crisis y llegar a ser decano de una facultad de Economía importante, o incluso profesor titular. Hay que decir que el capitalismo es estable”.
La película termina con un llamamiento a la rebelión en las aulas, al retratar a un grupo de estudiantes de la Universidad de Manchester que el año pasado dijo ‘basta’ y se plantó ante la ortodoxia de su profesores. Los jóvenes ingleses, hartos de no encontrar ninguna clave en su educación en economía para entender el porqué de la crisis que había dejado sin trabajo a sus padres y hermanos mayores, fundaron el movimiento Rethinking Economics, que pretende unir a profesores, alumnos y ciudadanos que buscan desmitificar, diversificar y dotar de sentido humano a la economía. Buena falta le hace.
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Boom Bust Boom se estrenó en el East Village de Nueva York la semana pasada, y está disponible en iTunes desde el 15 de marzo.
Hace un par de años, Hamid Dabashi, profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Columbia, propuso en su departamento impartir un nuevo seminario sobre el cine estadounidense después del 11-S. Dabashi, experto en cine palestino, y amante de Buñuel, pensó que, tras una crisis de tal magnitud,...
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Álvaro Guzmán Bastida
Nacido en Pamplona en plenos Sanfermines, ha vivido en Barcelona, Londres, Misuri, Carolina del Norte, Macondo, Buenos Aires y, ahora, Nueva York. Dicen que estudió dos másteres, de Periodismo y Política, en Columbia, que trabajó en Al Jazeera, y que tiene los pies planos. Escribe sobre política, economía, cultura y movimientos sociales, pero en realidad, solo le importa el resultado de Osasuna el domingo.
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