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Cuando hace unos años la academia de Matemáticas que tenía junto a un amigo empezó a ir mal, cuando por la subida de matrículas en la universidad los alumnos dejaron de llamar al teléfono para matricularse, yo empecé a perder más tiempo que nunca en Twitter. Empecé a comentar la actualidad, la crisis, la corrupción, etc. Y cuantos menos alumnos descolgaban el teléfono para apuntarse a nuestros cursos, cuantas menos clases de mates daba, más personas iban leyendo mis tuits. La academia acabó cerrando y justo a mí se me abrió una puerta: Magda, la coordinadora de La Marea, que me había conocido por las redes, me ofreció un huequecito para escribir. Entonces en mi cabeza se abrió una puerta: "Hostia, ¿y si me dedico a escribir, que es lo que siempre quise hacer?
Han pasado varios años desde aquello. El otro día, alguien con quien trabajo me definía el oficio al que yo me dedicaba, y al que no sabía definir, como "tertuliano 2.0". Tertuliano, me llamó el cabrón, sin yo haberlo insultado a él antes. Este oficio nuevo al que me dedico no tiene nombre aún, pero sí tiene un funcionamiento. Al menos en mi caso. Alguien como yo, que no ha estudiado periodismo pero que lo tiene como pasión desde que tiene recuerdos y hoy como una opción de trabajo, se encuentra con la posibilidad de colaborar con medios como CTXT en los que te ofrecen compartir página y grupo de WhatsApp con gente a la que uno admira y que ha tenido una carrera de periodista al uso. Lo de hoy, mi caso, no es periodismo al uso (o no aún). Cuando uno se posiciona en las redes sociales contra un modelo de país, sabe de sobra que no van a ofrecerle un trabajo cómodo y bien pagado en uno de los llamados medios "grandes". A uno le invita a unirse a su guerra quien ha sido despedido de El País y quiere hacer el periodismo libre que no podría hacer de otro modo, quien monta una cooperativa de periodistas o una emisora de radio como Carne Cruda, que se sostiene de las aportaciones voluntarias de los oyentes, que permiten, como en el caso de CTXT, La Marea, Diagonal y resto de medios que solo le deben explicaciones a quien los consume, hacer cosas de calidad y sin ataduras. La gente con la que trabajo es extremadamente formal, nadie permite colaboraciones gratis, porque saben que el periodismo es un oficio que, para ser digno, tiene que pagar a quien lo ejerce. El periodismo sin ataduras está naciendo y va a crecer, mucho, pero también le falta mucho camino por andar. Hasta que llegue ese momento en el que muchas personas aporten dinero para que existan medios libres, los sueldos no dan para vivir al 100% de eso. Hoy día, este oficio al que me dedico, a mitad de camino entre el periodismo y las redes sociales, necesita ser complementado con otros ingresos que tienen que ver con esas cuentas de Twitter que nos abrieron las puertas a escribir en medios.
En mi caso el complemento es una agencia de publicidad en redes que monté con amigos que también tenían cuentas en Twitter y colaboraban en medios (también "tertulianos 2.0" o como más te guste insultarnos). Puede que nos encarguen campañas para pequeñas empresas que nos encantan, para ONG que luchan por causas justas, pero también para grandes empresas con las que uno quizá no comulgue desde el punto de vista ético o político. Y es contradictorio ese momento en el que uno tiene la posibilidad de dedicarse a escribir para medios que te dan libertad total para darle una colleja al banco que deja a familias en la calle, pero para poder juntar los trozos de ese sueldo que te permita vivir escribiendo libremente y con la dedicación que necesita, a veces te encuentres en la situación de, en el "trabajo complemento", decidir si haces o no una campaña de publicidad con una empresa con la que ideológicamente no es tan sencillo.
He dicho NO muchas veces a hacer ciertas campañas, que, aunque bien pagadas y necesitando ese ingreso, no me podía permitir desde el punto de vista moral. Y ha habido otras veces en las que la balanza entre mi necesidad de complementar ese sueldo del oficio sin nombre y el tipo de campaña se ha inclinado del lado de aceptar ese encargo. El otro día hice una campaña que me generó conflicto con algunas personas que leen las cosas que escribo en esos medios que son libres. Y como creo que el periodismo debe ser transparente, como yo se lo exijo, si me dedico a escribir, debo explicar esto. Después de haber señalado mil veces que las empresas del IBEX controlan este país a su antojo (nada que no sepamos todos) participé en una campaña de publicidad en torno a la selección española de fútbol, patrocinada por una empresa energética. No tuve que gritar en Twitter "consume esta energía, que está muy rica", no hubiera hecho algo así, y además me dieron libertad absoluta para mover contenidos sobre la selección española, usando tono de humor y sin necesidad de nombrar la marca que estaba tras este patrocinio al equipo de fútbol: Iberdrola. Al final de la campaña, que tenía como objetivo que la gente participara en ese sorteo para acompañar a la selección a la Eurocopa de Francia, debía publicar en mi cuenta de Twitter un enlace que llevaba a una página en la que se explicaba en qué consistía el evento de la selección, patrocinado por este sponsor del equipo.
Como cualquiera, le tengo que ingresar el alquiler del piso a mi casera cada mes, llenar la nevera y pagar las facturas, entre ellas la de la compañía eléctrica, la de la compañía telefónica y la compañía del gas, facturas que alimentan mes a mes las cuentas de estas empresas a las que, cuando generan situaciones de abuso, es importante que alguien señale. Trabajar, al contrario que opinar, a veces conlleva contradicciones, pero ese trabajo no anula a la opinión. No deja de ser libre quien teniendo unas ciertas ideas, trabaja para la maquinaria de McDonald’s sirviendo hamburguesas, recaudando en la caja del Mercadona, en la ventanilla de un banco o trabajando en una agencia de comunicación a la que una gran empresa le encarga un spot. Cuando Évole en su programa le da una colleja al poder y el mismo poder a continuación se anuncia en la cadena, cadena que gracias a esos anuncios sobrevive y permite que siga existiendo Salvados, estamos en un bucle de contradicciones, sí, pero las contradicciones existen y no tienen por qué anular la honestidad de quien ejerce su trabajo. Cuando uno tiene que ganarse la vida, ejercer un oficio o pagar un alquiler, los tres niveles, lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace, pueden chocar en algún momento. Yo intentaré que sean las menos posibles. Y si me pasa como esta vez me ha pasado, porque creo que el periodismo debe funcionar con transparencia, explicaré el choque.
Cuando hace unos años la academia de Matemáticas que tenía junto a un amigo empezó a ir mal, cuando por la subida de matrículas en la universidad los alumnos dejaron de llamar al teléfono para matricularse, yo empecé a perder más tiempo que nunca en Twitter. Empecé a comentar la actualidad, la crisis, la...
Autor >
Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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