Tuiteando vengo
Lo que nos cuenta el anuncio de Ciudadanos sobre la filosofía de su partido
Moe de Triana 30/05/2016
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El sonido de taladros y martillazos vaticinaba el tenue amanecer de un nuevo domingo. Paracetamoles e ibuprofenos en cascada intentaban paliar desde primera hora de la mañana la resaca dejada por la undécima copa europea del Madrid. Ni Massiel en sus tiempos mozos. Pero, ¿y para los demás? ¿Qué depararía el día del Señor a los "no merengues" ansiosos de vivir algo que poder contar el lunes en el curro o las redes sociales?
Nadie podría imaginar que alguien oiría todas esas súplicas e hiciera de esta jornada el descojone padre gracias a tan sólo dos minutos y 42 segundos de vídeo. Ese ha sido el tiempo empleado por Ciudadanos en presentarnos su rancio gin-tonic de garrafón en vaso de tubo de plástico, repleto de prejuicios y planteamientos más propios de una cena de Nochebuena que del análisis político y social que se supone que debe realizar un partido que de salida aspira a gobernarnos.
El spot es infumable y no hace más que invitar a la carcajada. Sin embargo, pensar que por el modo en el que ha sido enfocado pueda calar en alguna cabeza es siniestro y capaz directamente de hacernos perder la poca fe que podamos tener en la Humanidad.
La historia se desarrolla en un bar, el parlamento habitual de miles de españoles donde lo mismo se tratan temas puramente mundanos que se arregla el hambre en África. Un público mayoritariamente masculino se acoda en una barra repleta. Sólo una mujer interviene con protagonismo en la acción, entra a tomar café en uno de los respiros que le permite el asfixiante curro del que se lamenta. "Por lo menos tienes trabajo", le espeta el camarero para silenciarla, llamando al conformismo y la sumisión laboral. Mientras tanto un muchacho joven y con coleta es interpelado por uno de los camareros por golpear la tragaperras nervioso ante la inminente aparición de las tres campanas. "Rocky, que me rompes la máquina", es el comentario que le largan chulescamente del otro lado de la barra. El chico de pelo largo se sienta sin soltar su teléfono móvil al tiempo que la televisión muestra a Mariano Rajoy llamando a la convocatoria de nuevas elecciones. Es ahí cuando comienza el verdadero show. La magia del cine al servicio de la naranja cañí. Y qué bien le queda la palabra cañí a este anuncio donde básicamente se comenta al mogollón desde el taburete de una taberna la corrupción y el choriceo nacional que reina en las altas cotas de la política. Como en Twitter pero sin tener que soltar la cerveza para teclear.
"El poder para la gente", expone seguidamente el chico de larga cabellera de manera sobreactuada, lo que parece que resulta gracioso a los parroquianos que se ríen y burlan de él como si no hubiese hablado de uno de los pilares fundamentales de la democracia. Pura coña marinera. La puntilla del instante viene a darla un repartidor que le ningunea por el mero hecho de no tener trabajo. Lo típico de los repartidores, que se piensan superiores por empujar una carretilla de sol a sol. Es entonces cuando, quizás movido por el chispeo en la mente del segundo carajillo mañanero, uno de los devotos clientes se viene arriba iluminado por unas imágenes de Albert Rivera en la tele de la tasca y suelta un discurso digno de cuñado en una mesa de boda momentos antes de comenzar el zarandeo de su servilleta pidiéndole a los novios que se besen: "Aquí sólo hay uno que lo ha entendido", dice. "España lo tiene todo para ser uno de los mejores países del mundo". "Es la hora de los héroes anónimos", de los españoles del montón que quieren que los políticos dejen de ponérnoslo más difícil. El momento Campofrío es estremecedor, imposible que no se escape una tímida lagrimilla pensando en lo que el líder naranja puede hacer por pequeños empresarios y autónomos. Hasta el coleta parece que va a llevar la papeleta de Ciudadanos desde casa. Ahí los creativos tocan cima, sugiriendo que Rivera es la humildad hecha persona. Un superhéroe sin capa y con los calzoncillos por dentro que nos va a buscar curros con sueldazos. La alternativa natural. Ni de izquierdas ni de derechas pero incitando al odio tachando de ninis y parásitos a los jóvenes que proponen un cambio como el que Ciudadanos presume de abanderar. El anuncio en su totalidad es simple, oscuro y ruin. Lo único capaz de mejorarlo sería Cañita Brava en la escena final reclamándole seis mil pesetas de whisky al joven “podemita”.
Ojalá me lean y lo reediten.
El sonido de taladros y martillazos vaticinaba el tenue amanecer de un nuevo domingo. Paracetamoles e ibuprofenos en cascada intentaban paliar desde primera hora de la...
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Moe de Triana
Álvaro Ballén (Sanlúcar de Barrameda, 1983) Como técnico superior trabajo en el ámbito de la animación sociocultural y la integración aunque de vez en cuando intento pensar y me da por escribir. Desde CTXT oigo los latiditos de Twitter. A menudo blogueo en moedetriana.com.
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