José María González, 'Kichi' / Alcalde de Cádiz
"Los medios locales son atroces con los ayuntamientos del cambio"
Texto: Pedro Pablo Hidalgo / Paco Cano Fotos: Juan Carlos González Santiago Cádiz , 25/05/2016
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El alcalde de Cádiz, José María González Santos (Rotterdam, 1975) --Por Cádiz Sí Se Puede, o sea, Podemos-- sigue viviendo en el Barrio de la Viña. En una casa más pequeña que el solemne despacho en el que recibe a CTXT, a la hora prevista. En la pared, una obra de Federico Godoy, el retrato de Fermín Salvochea, alcalde anarquista de Cádiz durante la Primera República y un referente para José María González. Con una mezcla de orgullo y asombro, enseña el bastón de mando, de madera y muy sencillo, como hecho de una rama o una raíz, con la superficie ligeramente pulida, y un mango estriado en forma de caracol. “Mirad el cuadro y el bastón”. ¿Es el de Salvochea? “El mismo. Ahí estaba, en el paragüero, arrumbado. Un día, mirando el bastón y la pintura, me di cuenta. Increíble. Ahí llevaba un montón de años sin que nadie le echara cuenta".
Tenemos media hora. Kichi nos invita a sentarnos en una mesa de reuniones en el centro de la estancia; desde el principio, se percibe que la naturalidad ha inundado el espacio.
¿Qué balance, breve, hace de lo que ha sido el primer año?
Las palabras no pueden ser otras: difícil y positivo. Difícil porque cuando llegamos al ayuntamiento nos encontramos con un ayuntamiento desierto. Sabíamos a lo que veníamos, sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, pero la realidad superó todas las expectativas posibles. Sabíamos de los 275 millones de euros de deuda, sabíamos que este ayuntamiento había funcionado como un cortijo, para unos pocos con el dinero de todos, pero la realidad superó la ficción. Esto parecía un desierto, aquí no había nadie. No había rastro de Teófila ni del equipo de gobierno. Suponía subirnos a una máquina en movimiento que no se podía parar y de la que no teníamos el manual de instrucciones.
¿Se refiere a un desmantelamiento?
Yo no sé si desmantelamiento, pero ni el teléfono de ahí tenía batería. Habían dejado todo como en reset. No había ordenadores. Directamente se lo habían llevado a cuestas (risas). La agenda de la alcaldía, los compromisos que tenía el nuevo alcalde contraídos por la anterior alcaldesa estaban absolutamente suprimidos. No había nada, empezamos de cero en todos los sentidos. La verdad es que generó al principio ciertas situaciones de pánico… Para dónde tirar, qué hacer primero… Fue complicado.
La deuda aparece como un tema central. ¿Cómo afecta a la acción de gobierno?
La deuda ha marcado gran parte de nuestra acción de gobierno. Es un lastre importante aunque no el único. La deuda nos hace jugar esta partida con una mano atada a la espalda. A la hora de elaborar los presupuestos, por ejemplo, que hemos aprobado hace un par de semanas, nos impide hacer lo que hubiésemos querido hacer. Hemos hecho lo que hemos podido, no lo que hubiéramos querido. Aun así, no es el único lastre. El pago a proveedores también ha sido un obstáculo importante, porque tenemos una lista enorme de gente a la que le debía este ayuntamiento. En unos casos son locales, gente que levanta la baraja de sus negocios cada día, que hacía negocios con el ayuntamiento sin saber cuándo iban a cobrar. O empresas más importantes del ámbito estatal. En el marco jurídico también hay otros lastres que no son menos importantes: la infrafinanciación que tienen los ayuntamientos, la Ley de Estabilidad Presupuestaria, la modificación del Artículo 135, que establece una prioridad al pago de la deuda por encima de la inversión en tus vecinos... Todo eso, mezclado y agitado, da como resultado una serie de limitaciones muy importantes. No obstante, no son excusa. Nosotros las convertimos en reto.
Otra de las dificultades, escenificada en la aprobación de los presupuestos, es la indefinición del PSOE en su apoyo al equipo de Gobierno. ¿Cómo vive esa inestabilidad?
La vivo con sorpresa. Nos encontramos los resultados electorales, y empezamos el diálogo con el PSOE, que nos apoyó. Y en julio del año pasado, nos encontramos unos titulares que decían que nos apoyaban para arrinconarnos después. Aquel artículo contaba lo que había ocurrido en una asamblea local y se está viendo, con el tiempo, que era verdad. No esperamos nada del Partido Popular porque tenemos modelos opuestos, de ciudad, de política y de entender la democracia. Pero el PSOE tiene un problema enorme. Porque está obligado a escoger entre apoyar al PP o apoyarnos a nosotros. Para ellos, parece que es perder o perder, pero nosotros les estamos diciendo insistentemente: vente con nosotros y vamos a por el cambio. Esto también se ha visto en las últimas elecciones: la pasokización del PSOE. A mí me da muchísimo coraje porque conozco a mucha gente del PSOE que merece la pena, que es de izquierdas y lleva toda la vida luchando por sus vecinos. Lo mismo pasa en la Junta de Andalucía, donde tenemos al PSOE más de derechas de todo el país.
Con sus socios de gobierno, Ganar Cádiz en Común, también ha habido problemas. ¿Cómo es la relación?
Bien, ha sido un trabajo complicado, porque somos dos formaciones diferentes. Hemos tenido que aprender a ser diferentes dentro de la unidad, del ejercicio de formar parte del mismo equipo de Gobierno, pero manteniendo cada uno su naturaleza, idiosincrasia, su método organizativo. Y a la vez, aprendiendo a trabajar en equipo, a establecer mecanismos de coordinación que sean eficientes y sostenibles... En esas estamos. No es el mayor de nuestros problemas, son pequeños elementos que se irán puliendo con el paso del tiempo. En lo personal y en el contacto diario, mi relación con compañeros de Ganar Cádiz es óptima; especialmente con Martín Vila (primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo y de Memoria Democrática), al que me une una trayectoria de pelear juntos en la calle, de toda la vida. Somos capaces de hablar de todo “a calzón quitao” y mirándonos a la cara. Y eso es muy bueno.
¿Cómo ha sido su relación durante este año con la Junta de Andalucía y el Gobierno central?
Ha sido como en un vaivén. De pronto el señor Montoro nos manda una carta en tono amenazante diciéndonos que tengamos cuidadito, pero cuando vamos al Ministerio de Economía y Hacienda en Madrid nos recibe una señora encantadora que nos felicita por la gestión y la reducción de diez millones de deuda. Con la Junta de Andalucía ocurre un poco lo mismo. Con la Diputación de Cádiz, en el tema de Valcárcel, hemos sido capaces de desbloquear una situación que era un clamor ciudadano. Uno de los edificios más emblemáticos de esta ciudad que lleva diez años parado, vacío. La colaboración interinstitucional ha hecho posible que desbloqueemos este proceso. Por el contrario, nos encontramos con una Susana Díaz que no responde a las cartas y con un delegado de la Junta de Andalucía que nos acusa de montar circos. Nosotros siempre vamos por el mismo sitio, los otros van cambiando dependiendo del viento que sople y del interés que tengan.
Otro elemento de presión son los ciudadanos excluidos que reclaman y exigen trabajo y condiciones de vida dignas.
Cuando Podemos nace como alternativa es verdad que tiene una implantación importante entre aquella gente que había sido ignorada por todos los grupos políticos durante años. Es a una parte de ella a quien dirigimos nuestro discurso y les dijimos: venimos a llevar vuestra voz a las instituciones, y en esas estamos. No hemos abandonado ninguno de los frentes que iniciamos. No nos gusta hacer promesas electorales que después no podamos cumplir. Hay determinados colectivos como la Corrala a los que nosotros acompañamos incluso antes de pensar en presentarnos a las municipales y que saben que todavía hoy seguimos haciendo todo lo posible por solucionar su situación. Nosotros no le prometimos nada a nadie. Lo que les prometimos es que nos íbamos a partir la cara y eso es lo que hacemos, pero a nadie le prometimos el cielo. A nadie, porque sabíamos adónde veníamos.
Han pasado cinco años desde el 15M, ¿qué relación hay con la sociedad civil?
Queda mucho, creo que queda todo. Después de la última ola del reflujo que fue el 15M, las plazas volvieron a ser iguales. De ser un sitio en el que estábamos acampados volvieron a ser zonas comerciales, de tránsito, donde la gente pasaba rápido. Después de la última ola del 15M ya nada fue igual, nosotros no éramos iguales, de hecho estamos aquí y el trato con la sociedad civil organizada es nuestra segunda pata, es lo que nos mantiene en pie. Es fundamental que la sociedad civil gaditana vuelva a salir a la calle, vuelva a cogerle el pulso y a apretar el músculo porque solamente seremos capaces de hacer algo dentro de las instituciones si tenemos detrás un pueblo que nos apoye.
La oposición y los periódicos más importantes, como el Diario de Cádiz, repiten constantemente el mensaje de que no hacen nada.
Yo creo que están instalados en ese discurso, en el del bloqueo, en el de la ciudad que no funciona, una ciudad que desde que ellos se fueron es un caos. Yo creo que es un mensaje que para ellos es fácil de instalar, pero que no se ajusta a la realidad. Si somos sinceros, solamente con ser rigurosos, y analizando toda la labor, acudiendo a las actas del pleno, a la hemeroteca de los principales medios de la ciudad, uno se da cuenta de que no es verdad. El otro día, como se nos echaba encima el año de gobierno y uno tiene que hablar de lo que ha hecho en este tiempo, revisábamos el listado de acciones –no solo las más importantes, sino también la letra pequeña de delegaciones concretas–, y ha habido una batería de 17-20 propuestas importantes que hemos puesto en pie: el pleno de organización con los 400.000 euros de ahorro --la bajada de salarios, la bajada de las aportaciones a los grupos políticos--, la bajada en gasto que establecimos ,que al final fueron 300.000 euros porque la oposición dijo que ‘nanai’ y que querían más dinero.
Partiendo de ahí, hasta lo último que hemos hecho, que ha sido la valoración de los presupuestos, hay un año de trabajo intenso que pasa por cambiar las dinámicas y las prioridades de este ayuntamiento en lo económico: frente a la política de mamotreto y despilfarro, la reducción de la deuda; la reducción del periodo medio de pago a proveedores; el establecimiento de otros criterios de prelación de pago a estos proveedores.
En lo social, frente a la ciudad de cortijo, sanear Onda Cádiz, establecer las cláusulas sociales, las ordenanzas fiscales... Desde el modelo de ciudad, frente al Cádiz de los mamotretos, de la pérgolas y de los estadios Carranza de 38 millones de euros, al dibujo de un nuevo plan de movilidad y sostenibilidad urbana, el diseño del proyecto de las EDUSI (Estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado), la elaboración del bono social eléctrico para poder establecer cuál es el mínimo que se puede garantizar para que a nadie se le corte la luz y tenga un suministro mínimo vital garantizado–…
Eso a grandes trazos, por no hablar de otras cuestiones que no son menores pero que sí están en un orden diferente, como es la apertura de las fosas en el cementerio municipal y todo lo que hemos avanzado en materia de memoria histórica, con la querella de los represaliados y asesinados de la guerra civil, y lo que hemos avanzado en materia cultural mediante el encuentro que hicimos hace unos meses de culturas comunes.
¿Por qué la prensa no se hace eco de estas realizaciones? ¿Hay malas relaciones, mala intención?
Hace un mes fui a Barcelona, a un congreso internacional sobre refugiados y acogimiento. Ahí estábamos varias ciudades. Estaba Ada Colau, estaba A Coruña, estaba Madrid, hablamos y todos tenemos los mismos problemas. Los medios locales son atroces con la política de los nuevos ayuntamientos. Durante estos veinte años de gobierno (popular) en Cádiz se genera un clientelismo, una estructura paralela que les ayuda a sustentarse en el poder...
¿Pero eso es ideología de la prensa, o dinero?
Yo creo que ambas cosas. Nosotros hemos hecho un presupuesto que tiene un 30% más de pueblo y un 70% menos de autobombo y propaganda. Eso, evidentemente, tiene algo que ver, pero también hay política e ideología. Creo que el Partido Popular y el PSOE no han escatimado en utilizar todos los medios que estaban a su disposición, no solamente los de comunicación sino todos los medios de los que disponían, para intentar bombardear el hecho de que Podemos se esté convirtiendo en una alternativa real al Gobierno del bipartidismo. Fijaos: la polémica que surgió con la prensa obedece a que en este despacho se ha vivido muy dolorosamente la relación con los medios de comunicación que desde el día uno nos están atizando, a veces con motivo, a veces sin motivo y a veces inventándose el motivo directamente. Cuando nosotros pusimos en marcha esta campaña en defensa del periodismo libre, yo les decía: nosotros no queremos titulares favorables, lo que queremos son titulares libres. Es lo único que os pedimos: titulares libres. Y esto pasa por incidir en lo que está pasando en las redacciones de los principales medios de este país, con las condiciones de trabajo de los profesionales de la información, con unas situaciones de precariedad intolerables, que son las responsables muchas veces de que haya periodistas cautivos de las líneas editoriales de sus propios periódicos. Lo que va por debajo de la libertad de prensa y de la libertad de información son intereses partidistas y económicos de los grandes grupos editoriales, que funcionan como todo el mundo sabe.
La web de desmentidos que hizo Manuela Carmena, y que también tiene la UE… ¿Eso funciona?
Nosotros no pusimos en marcha la web de desmentidos.
¿Por la protesta que hizo la Asociación de la Prensa de Cádiz?
No, porque es necesario escribir tu propia narrativa también. Es necesario contar las cosas como están pasando, o por lo menos como tú las estás viviendo. Tú imagínate, cuando surge la polémica del cónsul alemán, todo Cádiz pensaba que había venido un cónsul alemán y que detrás de la puerta se había escuchado: "El nazi ese de la Merkel, que se vaya!". ¡Tú imagínate! Era fundamental contar que aquí no había nadie. Que aquí no ha venido ningún cónsul. Y nosotros como tontos, revisando las hojas de entrada al Ayuntamiento. Hablando con las compañeras: "Oye de verdad, ¿no ha venido ningún...? "Que no alcalde, de verdad...". Era impresionante. Era necesario. ¿Que ocurre? Que al final lo urgente tapa lo importante y esas cosas no se hacen. Pero creo que es importante poder contar tus propias historias. Todavía hoy, el otro día, no recuerdo ahora dónde estaba, me dicen: -¿Usted, qué, se ha ido a vivir al Puerto de Santa María, no? -Que no, que yo vivo en La Viña, ‘pisha’, ¡en mi barrio de toda la vida!
Otro frente es la protesta de los policías locales, que piden su dimisión.
En la entrevista que me hicieron el otro día, donde me preguntaban por el suceso aquel, los vídeos de la policía y del vendedor de pescado, yo creo que he sido suficientemente claro. De mis palabras no se puede extraer en ningún momento un menoscabo o juicio de valor sobre la labor de la policía. Es más, digo literalmente en el vídeo que fue una actuación impecable con unas formas exquisitas. Soy el jefe de la policía y lo que puedo garantizar es que bajo nuestro mandato la policía va a actuar con toda la libertad del mundo. No vamos a influir en la policía para nada, ese es mi empeño. Lo que ocurre es que el problema no es la policía, es la ley mordaza. El problema es la pobreza. La pobreza que lleva a vecinos nuestros a veces a bordear los márgenes de la legalidad y a buscarse la vida como sea para poner un plato de comida encima de la mesa. Ése es el verdadero problema. Los sindicatos de la policía, que han de defender la honorabilidad del cuerpo, cuerpo al que yo respeto profundamente, han pedido mi dimisión, pero yo estoy seguro de que si escuchan con atención mi entrevista no podrán extraer ningún elemento que menoscabe la acción y la labor de la policía.
¿Y por qué se han plantado?
No lo sé. Hay intereses políticos e intereses sindicales. Lo que digo es que en la denuncia por la Ley Mordaza me quedo con el ciudadano. Soy alcalde de todo el mundo y tengo que defender a todos los ciudadanos. Y de una forma muy especial a los más vulnerables, creo que es mi obligación.
¿Cómo afrontan la posibilidad del sorpasso?
La vemos con mucha ilusión y con muchísima esperanza.
¿Cree posible que Unidos Podemos plante cara al PP, como pasó en Cádiz?
Creo que la posibilidad cabe. Si ha sido alguna vez posible, ahora lo es más que nunca. Lo que pasa es que las encuestas son, a fin de cuentas, eso. Y uno no les hace caso ni cuando le van bien, como ahora, ni cuando nos van mal, como en las anteriores elecciones. Creo que necesitamos ganar en estas elecciones porque necesitamos gente en Madrid que no vote contra la carga de trabajo de astilleros, gente en Madrid que introduzca en los presupuestos generales partidas para el desarrollo industrial y el desarrollo sostenible, y necesitamos también aliados en la junta de Andalucía, gente que no nos deba millones de euros… Necesitamos aliados en el resto de instituciones para poder hacer realidad lo que es justo.
¿Con qué logros se iría a casa satisfecho después de cuatro años?
Tengo tres, que son fundamentales. El primero es la remunicipalización, que los derechos de los ciudadanos dejen de ser un negocio, que sean un derecho garantizado para todos los vecinos. El segundo es hacer realidad todo lo relativo a la eficiencia y el ahorro energético, es fundamental que a nadie se le corte la luz y el agua en Cádiz. El tercero, y el más importante, conseguir que Cádiz fuese cien por cien renovable.
El alcalde de Cádiz, José María González Santos (Rotterdam, 1975) --Por Cádiz Sí Se Puede, o sea, Podemos-- sigue viviendo en el Barrio de la Viña. En una casa más pequeña que el solemne despacho en el que recibe a CTXT, a la hora prevista. En la pared, una obra de Federico Godoy, el retrato de Fermín Salvochea,...
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Texto: Pedro Pablo Hidalgo / Paco Cano
Autor >
Fotos: Juan Carlos González Santiago
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