Crónica parlamentaria
No se piran. Ni con agua caliente
CDC es puro virtuosismo. Ha ganado, zas, tres meses más. Y la CUP, sin ser nueva política, dibuja dónde la nueva política puede lucirse, por lo que hay que observarla con microscopio
Guillem Martínez Barcelona , 10/06/2016
Una imagen del pleno del jueves.
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Hola. La semana pasada, desde esta pantalla amiga, especulaba con que, tras la imposibilidad de aprobar presupuestos, se piraban. Bueno. Pues no se piran. Ni con agua caliente. Toma spoiler. Se lo explico.
Hoy es jueves. Hay sesión de controlZzzzz. Ayer, miércoles, hubo lo de los presupuestos. No había posibilidad de aprobarlos. Hubo reuniones secretas durante el finde --a un político hispano le gustan más las reuniones secretas que a un tonto una tiza--, pero que no condujeron a nada. Finalmente --lo dicho, ayer--, se puso en escena el fracaso. JxS defendió en solitario los presupuestos más sociales de la historia --algo, por otra parte, poco probable; desde el ciclo iniciado en 2007, el trade-mark los-mejores-presupuestos-de-la-historia ha desaparecido; no volverá, snif, jamás--. Y la CUP defendió su punto de vista, que parece recaer en que no los pueden votar, porque los presupuestos son autonomistas, no independentistas. Con eso se alude al hecho de que no plantean desobediencia. Es decir, las partidas dedicadas a la cosa Procés quedaban camufladas, no explícitas. Por el mismo precio, CUP explicó que su pacto de Gobierno con JxS --básicamente, un Frente Nacional; es decir, lo contrario a un frente social, o popular, que no se ha producido en lo poco que se ha legislado en estos meses, ni tampoco en lo mucho que se han aprobado mociones y resoluciones-- "mutaba". Se utilizó el palabro "mutar". Es decir, no se rompía el pacto de Gobierno, pero cambiaba. De gusano a mariposa. O a capullo. Que no se sabe. La CUP, obligada en su pacto de Gobierno, por escrito, a votar con JxS --cosa que ha hecho y no ha hecho estos meses--, planteaba, supongo, que a partir de ahora sólo votará en caso de desobediencia, de hechos palpables en el Procés. Supongo, a su vez, que ese es el objetivo de la CUP desde 2012: obligar a CDC --ahora a JxS-- a pasos hacia la desobediencia. Hasta ahora, no lo ha conseguido. Ni una sola vez.
El Procés, así, si se entiende --como lo entiende la CUP-- que es una ruptura, no ha registrado aún ninguna ruptura. Algo que abre la posibilidad de que, incluso, sea todo lo contrario. Una ingente energía gubernamental para evitar la ruptura. Que en Catalunya, en cuatro años de proceso rupturista, no se haya producido una ruptura, no sólo tiene guasa, sino que es meritorio. Pero así ha sido. La consulta del 9N no fue ruptura, en tanto no sólo no servía para nada, sino que no fue organizada por la Gene --así lo explicó Fiscalía, antes de que, desde el Gobierno, obligaran a Fiscalía a empapelar a Mas y a dos also starrings por desobediencia, esa cosa que ni siquiera han practicado en sus fantasías / sus juegos de rol del sabadete--. La declaración del 9N no es tampoco una ruptura, en tanto que no es una ley, sino --se cuidó mucho ese aspecto-- un estado de ánimo, caducable, se especificaba en el texto, a los 30 días. Podía haber sido, por tanto, un soneto. O una sardana. De las tres leyes rupturistas previstas en la declaración 9N, sólo se sabe algo de la que, se dice, creará una Seguridad Social catalana. Y lo poco que se sabe es que asume competencias previstas/no es ruptura, me dicen.
La poética CUP consiste en estirar a JxS hacia la ruptura. Por aquello que decía Gramsci de que en situaciones revolucionarias el PCI podía llevar a los partidos de acción burguesa al campo revolucionario. Pero, por el mismo precio, se ha traducido en salvarle los muebles a un Govern que --ya se lo explicaré un día, que nos reiremos-- imposibilitó la posibilidad de acceder al Estado antes de 2012, y luego no hizo nada efectivo en esa dirección. La frase de Gramsci mola y tiene gancho, pero también tiene otra --y esas son las verdaderas frases chachis de Gramsci-- que parece emitida para describir el centro-derecha catalán: "Los cuerpos caen hacia el lado al que se inclinan". Y el catalanismo conservador, esa joya, carece de tradición de desobediencia, por lo que, todo apunta a ello, jamás se dejará caer hacia ese lado. De hecho, sólo ha desobedecido dos veces al Estado. Una, en su momento fundacional. En el Tancament de Caixes, una negativa a pagar impuestos hasta que el Estado asumiera unas demandas. Duró lo que el rosario de la aurora/hasta la primera detención. El segundo momento de desobediencia --esta vez, hay que reconocerlo, vehemente, sostenido, exitoso, y con consecuencias duraderas en el tiempo-- fue en 1936, cuando el nacionalismo conservador desobedeció al Estado --concretamente, a la II República-- y colaboró, como un poseso, con el yuyu. Se dice rápido. Bueno. A presión y temperatura normal, es culturalmente imposible que JxS desobedezca. Supongo que la CUP lo sabe. Si no, eso supone un chollo, por lo que deberíamos, todos y todas, casarnos con alguien de la CUP. Supongo, también, que a estas alturas del partido la cosa ya no es una batalla por la desobediencia, o por tramos efectivos hacia un Procés, tal y como se detallaba en el programa de JxS, sino una batalla por los marcos.
Las batallas de marcos no son democráticas. Es decir, no repercuten en políticas democráticas. Ni siquiera, en políticas. Suponen permanecer en marcos de bienestar, sin desgaste político, a cambio de muy poca política. Con esto, no estoy haciendo de editorialista del ABC. La batalla por los marcos no son un patrimonio catalán. Es una característica española, ese Estado sin soberanía, con políticas inconfesables, cuyo ejercicio de la política --esa cosa sin mucho margen por aquí abajo-- parece consistir en darse de boinazos en la tele para acceder a un marco guay. Es más, me aterra que, después del 26J, asistamos, antes que a cambios políticos significativos, a una lucha por apropiarse de marcos exitosos, que en España, glups, también son patrióticos. La CUP, sin ser nueva política, está dibujando dónde puede lucirse la nueva política, por lo que hay que observar a la CUP con microscopio.
Anyway. La batalla iniciada con la "mutación" del pacto CUP-JxS es la batalla por el Procés. Es decir, una lucha para dilucidar quién es el culpable de su fracaso. Quien gane se queda con el pack Catalunya Eterna, que mola mucho en la Catalunya rural y, por lo que se ve en el CIS, mucho menos en Barcelona, esa Babilonia de esa Catalunya idílica. En ese sentido, los mecanismos propagandísticos gubernamentales echan humo. Desde hace días, vuelven a dibujar a la CUP bajo los adjetivos --caos, desorden, fanatismo, estridencia, barbarie-- con los que el Noucentisme --la cultura de Estado más antigua del Estado; fue creada por la Lliga a inicios del siglo XX; va a tutiplén-- dibuja lo no catalán, lo invasivo, el enemigo a combatir. La FAI, vamos. Con el Franquismo, pues no. Eugeni d'Ors, incluso, participó en la creación del escudo franquista. El de la gallina. Piensen en ello y en el catalanismo conservador cuando vean esa gallina en una mani no-nacionalista al uso. Y luego piensen en el Procés y contengan la risa.
Al día siguiente --es decir, hoy jueves--, Mas, el Presi en el exilio interior, declaraba que "hay dos maneras de conducir esto que tenemos entre manos" --el Procés; Mas habla así; pone nervioso a un muerto; no Noucentista-- "la manera cupaire," -de la CUP, pero en cursi- "pero también hay otra manera, la de las manifestaciones, constructiva, positiva, la manera sin violencia verbal". La Gubernamental. No requiere resultados, sólo cohesión en torno al Govern, tan equilibrado y armónico que ya no es Noucentisme, sino puro Tao. Mas no es un buen político. Presentó un pacto con la CUP que, por lo visto, no existió. Y se lo creyó. Mas pertenece a esa generación de líderes de la Transi que ya sólo sabían gestionar, y muy bien, marcos. Miren lo bien que lo hace ahora. Un crack.
A su vez, Puigdemont --misma generación, misma habilidad-- declaraba su sorpresa por la "mutación" CUP. Reveló que, de saber que la CUP no iba a respetar el pacto Gubernamental, no hubiera aceptado el cargo de Presi. Un poco como el poli de Casablanca cuando decía "qué escándalo. Me acabo de enterar de que en este local se juega".
En esta sesión de control, los grupos se aplicaron a cachondeo ante JxS. Menos Albiol, que sólo ríe cuando lo indica la Constitución, y hasta Arrimadas, una señora con la actitud corporal de alguien que, cuando había cachondeo en clase, se chivaba. Tampoco se rió la chica CUP que tomó la palabra para explicar al Presi Puigdemont que "espera reconstruir los puentes rotos". Un indicativo léxico que ayuda a entender que la CUP "muta", sí, pero no a lo Hulk.
De hecho, cabe preguntarse por lo que ha pasado. Básicamente, la CUP se ha pelado los presupuestos de JxS. ¿Eso es un drama? Sí. Absolutamente. En cualquier otra cultura democrática que no sea la española, quiero decir. Eso, que supondría la dimisión de un Gobierno, aquí se sobreentiende que no es para tanto. En su primera entrevista a TV3, el flamante Presi --que si hubiera sabido lo de la CUP no habría aceptado, etc.-- explicó a su preguntador automático que no era importante aprobar los presupuestos. Un indicio, vamos, de que sabía que el pacto con CUP anunciado por Mas, y no desmentido por CUP, no existiría mucho tiempo.
¿Qué repercusiones tendrá lo de los presupuestos? En principio, podrían entregar unos segundos presupuestos. La ley del ramo no pone impedimentos al respecto. Se ha dicho, incluso, que podrían hacerlo hasta el 20 de julio, si bien es alto improbable que lo intenten. Lo que se podría entender como cierta fatiga o desgaste. Un total-pa-qué. El único interés sería meter presión a la CUP --la última vez, funcionó--, algo que, por otra parte, ya se está haciendo, sin el engorro de tener que currarse otros presupuestos.
Por lo demás, los presupuestos se prorrogarán, en caso contrario, automáticamente. Seguirían siendo los presupuestos más sociales de la historia --Mas los presentó así el año pasado; coló; siempre cuela--, si bien están explícitamente pensados para pagar deuda, como cualquier presupuesto del Sur. Por otra parte, y esta es la única novedad en este tramo, Puigdemont se presentará a una moción de confianza. En septiembre. Una moción de confianza sólo requiere ser presentada a la mesa 24 horas antes. Pero se ha elegido septiembre porque no es una moción de confianza.
Es una medida propagandística. Se aprovechará ese tiempo para presionar a la presionable CUP, para amenazarla de ser quien mate a este Procés gubernamental, por otra parte muerto. Pero también, y por el mismo precio, se aprovechará este tiempo para reformularlo. Es decir, para ampliar el plazo y el calendario que se dio este Govern para la indepe. Eran 18 meses e independencia, directamente y sin pasar por la casilla de salida. Esta mañana a primera hora eran más meses, que no conducían a la independencia, sino a, sic, "las puertas de la independencia". Uno sabe lo que es una puerta de un WC, pero no de una independencia, lo que indica que las "puertas de etc" son otro marco-chollo. También se reformulará la resolución de 9N, para darle nueva vigencia. Propagandística. En su día careció de otra. Y, sobre todo, en estos meses, CDC estará refundada --en julio se "muta" encima, también; será un mutante Noucentista; una suerte de Doctor Xavier--.
Es lógico que también se aprovechen estos meses para adaptar el Procés a la realidad. Realidad: CDC se la pega en junio. ERC, su sucesora --es posible que la sucesora también del catalanismo conservador; no se aleja mucho de su marco, y los cuerpos caen hacia el lado que etc.--, no será la bomba. Las elecciones generales catalanas las ganará y, al parecer, por un amplio margen, un nuevo sujeto, que aboga por un referéndum en Catalunya. Este último tramo vivido del Procés desde noviembre --sinopsis: iniciar, por todo lo alto, un proceso unilateral, poco probable, sin mayoría social y sin resultados, salvo el de prolongar la vida de CDC, y generado por necesidades electorales de un JxS y una CUP a los que no les convenía repetir elecciones--, requiere ser formulado por un tubo para seguir siendo una construcción propagandística, y no todo lo contrario, un chiste con repercusiones políticas. También, para apropiarse o beneficiarse de, respectivamente, el éxito o el fracaso de ese proyecto de referéndum, en el que JxS y CUP no han tenido nada que ver.
Resultado de lo de los presupuestos: JxS contentos, CUP contentos. Lo que se inició en 2010 como una ola de desobediencia social, como un puntal de la crisis del Régimen, prosigue su Liga institucional, inocua, esa en la que el dominio propagandístico de CDC es puro virtuosismo. Ha ganado, zas, tres meses más. No sé a ustedes, pero a mi CDC no para de sorprenderme. Unos cracks de lo suyo. Sobrevivir.
Hola. La semana pasada, desde esta pantalla amiga, especulaba con que, tras la imposibilidad de aprobar presupuestos, se piraban. Bueno. Pues no se piran. Ni con agua caliente. Toma spoiler. Se lo explico.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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