El duelo de los octavos de final entre España e Italia enfrentaban los finalistas de la última edición. Las composiciones no introdujeron sorpresa alguna en ninguno de los dos lados, dado que Italia retomaba su “equipo tipo” después de haber rotado ante Irlanda. Sin embargo, los laterales cambiaban, seguramente por la lesión de Candreva, reemplazado por Florenzi. De Sciglio tomaba el sitio de Darmian en el flanco izquierdo mientras que España alineaba el mismo equipo que en los tres encuentros anteriores.

No podíamos adivinar antes del partido qué equipo saldría victorioso de este duelo, pero una cosa parecía clara: íbamos a asistir a un bloque replegado de la Squadra Azzurra obligado a gestionar los repetidos asaltos del toro español inflado de posesión.

Un escenario inesperado

Durante los primeros 30 minutos del partido, el 56% de posesión acumulado por los italianos desmintió el escenario previsto. Utilizando toda la anchura del campo para construir desde sus tres centrales, el planteamiento de Conte resultó muy problemático para los españoles. En efecto, los tres atacantes españoles se encontraban en inferioridad numérica, ya que De Rossi se sumaba a la salida del balón, creando un 4 contra 3. En superioridad numérica y con una ocupación del espacio coherente, los italianos no tenían ningún problema para evitar la presión española.

La reacción de los hombres de Del Bosque fue bastante rápida, ya que Iniesta desplazó su posición para neutralizar a De Rossi y crear un 4 contra 4 con la que incomodar la salida de balón italiana.

Sin embargo, esta posición alta de Iniesta creó nuevos problemas, y en una zona más crítica a la inicial. En igualdad numérica en el círculo central, los italianos podían contar con la superioridad de Pellè para ganar los duelos en caso de balón largo. Pero lejos de apostar únicamente en la superioridad de su pivote, Italia lo encontró libre de todo marcaje en esta zona. En efecto, los movimientos de Giaccherini y Eder impedían que Piqué y Ramos siguieran a Pellè, que podría desviar a sus espaldas, mientras que a Busquets le sacaba regularmente de su posición Parolo.

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Este tipo de combinación es un caso claro para probar el interés de tener interacciones entre líneas. Quedándose en su posición, Giaccherini estaría cubierto por Fàbregas, pero avanzando hacia la profundidad, salía de la zona de Fàbregas y entraba en la zona de Piqué, que debía entonces abandonar a Pellè para ocuparse del pequeño mediocampista italiano.

Es muy interesante fijarse en el comportamiento de los centrales italianos en estas fases de salida de balón. De la misma manera que con la Juve estos últimos usaban regularmente pases hacia atrás para aspirar el bloque contrario y crear espacios entre las líneas.

Italia ya había mostrado sus facultades para utilizar desviaciones y entrega de balón de Pellè hacia Eder en el partido contra Bélgica.

Este plan de partido fue aún más eficaz frente a los españoles, y los italianos habrían podido aumentar su marcador antes del final del partido con situaciones de este tipo.

Esta capacidad de progresar con la posesión asegurada permitió a Italia escapar de una eventual presión española. Asociada a una gran resistencia a la presión de pérdida de balón --sobre todo gracias a su compacidad que permitía las combinaciones--, esta capacidad forzaba España a empezar muy atrás cada vez que perdían el balón. Sin recuperaciones rápidas, sus atacantes se encontraban muy espaciados en el tiempo y la presión se convertía en mínima.

España tiene el balón

Con gran dificultad para bloquear los ataques de Italia, España debía mostrarse capaz de crear regularmente desajustes para esperar llevarse el encuentro. La animación defensiva de Italia era muy similar a la encontrada contra Bélgica,  pudiendo resumirse con la imagen siguiente:

El punto a destacar es que fueron los centrocampistas centrales los que presionaron a los extremos, mientras que los otros dos centrocampistas los acompañaban. El bloque defensivo se mostró, por tanto, muy compacto de cara al balón, pero dejaba algunos espacios en el mediocampo opuesto.

Enfrente se encontraba un equipo español que se inclinaba ampliamente a la izquierda, con Silva y Fàbregas que tendían a moverse hacia el balón. Esta gran presencia invitaba a pensar que el portador del balón tendría más opciones delante, pero acabó mostrándose perjudicial.

La superioridad en el lado del balón permitió encontrar soluciones a pesar de la compacidad adversa gracias a calidad técnica de Silva, Fàbregas o Iniesta, pero hasta siendo capaces de  recibir en esas zonas los españoles no podían darse la vuelta o coger velocidad. El juego fue entonces poco efectivo, pues los atacantes venían todos por turnos a pedir el balón al pie, sin ser capaces de otra cosa mejor que  devolver el balón.

Sin embargo, tal y como vimos previamente, la actividad defensiva italiana permite ser muy compacto de cara al balón pero una buena circulación de balón horizontal que permita pasar de un centro del campo a otro la pone en peligro. Es aquí cuando la gran sobrecarga de efectivos en la izquierda se vuelve particularmente negativa, ya que implica un centro del campo opuesto desierto (lo vemos en la imagen aquí debajo).

Estos dos ejemplos permiten ilustrar esta debilidad:

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El segundo ejemplo permite comprender de verdad los problemas causados por la ocupación espacial española. Después de haber fijado un lado, España podría conseguir salir hacia Piqué que fácilmente ajustaría un pase vertical… pero no había nadie. Y el problema continúa cuando el balón le llega a Juanfran que no tiene ningún compañero en el interior y se encuentra entonces prácticamente obligado a enviar un centro sin esperanza.

Además, vemos en el segundo ejemplo otro problema causado por esa sobrecarga exagerada en el flanco izquierdo, ya que Italia podía dar a su ataque velocidad fácilmente en el centro del campo desertado por los españoles. La transición defensiva estaba en peligro con esta ocupación espacial.

España, de vez en cuando, consigue explotar estos espacios cuando construían por el flanco derecho, pero estas fases eran demasiado esporádicas como para merecer una mejor suerte.

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Cambios para no cambiar nada

En el descanso, Vicente Del Bosque podría haber cambiado a su equipo para corregir este problema de ocupación espacial y responder mejor a los problemas planteados por el bloque italiano. En vez de eso, el entrenador introdujo a Aduriz por Nolito, escorando a Morata. Esta opción tenía un objetivo claro: tener una mayor presencia en el área y reemplazar a un jugador que no estaba cómodo en el primer tiempo.

El problema era anterior y hubiese merecido ser corregido. La entrada de Aduriz fue un correctivo que podría haber sido interesante, pero que no podía solucionar unos problemas más profundos.

Vicente Del Bosque nunca ha sido considerado un gran táctico y el partido no cambió esta tendencia. Tuvo inteligencia para gestionar el grupo cuando todo iba bien, pero su incapacidad para mejorarlo y para responder a los problemas le costó caro a España.

Conclusión

Italia supera una eliminatoria tras conseguir lo que podría ser calificado de hazaña, pues el equipo parecía débil al comenzar la Eurocopa, y tendrán que mantener este rendimiento si quieren salir vivos del siguiente favorito que tienen enfrente, Alemania.

Será interesante ver cómo los alemanes intentan gestionar estas desviaciones y las devoluciones de balón utilizados por Italia.

In possession, #ITA outflanked #ESP with impressive CB distribution.
And the Pellè to Eder link-up worked very well. pic.twitter.com/iSXQvynP9S

— 11tegen11 (@11tegen11) 27 de junio de 2016

Con una pareja Kroos - Khedira, los alemanes podrían encontrar grandes dificultades. De hecho, Kroos es conocido por su dificultad a la hora de darse la vuelta y de defender cuando ha sido superado por el balón. Y con únicamente estos dos jugadores posicionados en esta zona, los alemanes estarán intrínsecamente en igualdad numérica.