TRIBUNA
La alternativa es un gobierno decente
El PSOE tiene toda la legitimidad para tomar la iniciativa e iniciar conversaciones con Podemos y Ciudadanos para afrontar la situación de emergencia institucional, social y económica en la que ha sumido a España el Ejecutivo del PP
Antonio Gutiérrez Vegara 15/07/2016
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Nadie quiere nuevas elecciones y para evitarlas es imprescindible formar un gobierno. Propios relevantes y extraños interesados le aconsejan al PSOE que se abstenga en la investidura de Rajoy negociando previamente un pliego de medidas correctoras de las políticas impuestas por éste desde 2011, que deberían enmendarlas en su casi totalidad para ser menos inaceptable tal apoyo. Aun en el improbable supuesto de que las admitiera, un gobierno tan incumplidor (al día siguiente de tomar posesión empezó a incumplir todo lo prometido en fiscalidad, sanidad, educación, derechos sociolaborales etc.), otro Gobierno Rajoy provocaría sonadas broncas, a cada paso que diese porque a buen seguro intentaría contravenir lo pactado con los eventuales socios que por activa o por pasiva le hubiesen otorgado su confianza. Y para hacerlo más difícil todavía estarían en manos de una Administración corrompida hasta los niveles subalternos nombrados por el PP que no va a sanear motu proprio. Quienes se presten al juego han de prever que si hacen la oposición exigente a que se verían abocados serán tildados de desestabilizadores y si no la hacen quedarán ante la ciudadanía como cómplices de todos los fiascos de la legislatura.
Antes de meterse en tal laberinto se debería prestar más atención a Rajoy, quien en su parquedad deja bien claro lo que persigue. No se necesita llegar a la sagacidad de los hombres que de Estado han sido para darse cuenta de que es Rajoy quien en el fondo está jugando con el fantasma de las terceras elecciones, que lo hace con las cartas que graciosamente le regalan cada día quienes dan por descontado que no hay otro posible gobierno que uno presidido por él y, con semejante ventaja, espera a que los demás se sometan, aunque tenga que concederles algún cosmético para que se maquillen los colores de la vergüenza ante sus electores. Que nadie se engañe, esas son las coordenadas reales en las que se encontraría la oposición y así nadie se forja como alternativa; así se cavan las tumbas políticas.
Y cabe preguntarse ¿a santo de qué someter a este país a tanta zozobra, cuando puede evitarse? La alternativa es que PSOE, Podemos y Ciudadanos formen un gobierno decente para afrontar la situación de emergencia institucional, social y económica en la que ha sumido a España el Gobierno del PP. Tampoco hay por qué esperar a que fracase Rajoy en la formación de un gobierno para explorar otras opciones; no es un requisito formalmente ineludible ni políticamente aconsejable. Ponerse manos a la obra para formar un buen gobierno no puede postergarse hasta parecer el remedo subsidiario de un fracaso.
El grupo dirigente socialista se consuela vislumbrando el declive de su competidor electoral; sin embargo, corre el riesgo de que su propia vertiginosa caída sea el abono para que su próximo congreso se revele como un descomunal campo de Agramante. Pero por encima de las disputas caseras tienen en sus manos la honrosa historia centenaria del PSOE cuya mejor manera de atesorar es haciendo de su partido el cauce más claro para los actuales anhelos de la mayoría social. Un partido de gobierno demuestra su disposición a gobernar en las coyunturas más difíciles. Y esta lo es más que ninguna otra en la que ha gobernado. Tiene toda la legitimidad para tomar la iniciativa e iniciar conversaciones con ambos partidos.
Ya que Podemos admite haber pecado de “exceso de lucidez”, puede pedírsele en consecuencia que ahora peque de modestia, aunque sea falsa, para que se corresponsabilice en la gestión del cambio básico que necesitamos y aparque por ahora sus propuestas más extremas. El cielo puede esperar… todo lo que se pueda retrasar, puesto que al cielo (dicen los creyentes) sólo se sube después de muerto y la mayoría de la gente, de todas las creencias y los incrédulos, necesita soluciones terrenales urgentes para quienes viven en y/o rayando la marginación social y mediatas para ir encauzando los desbarajustes institucionales, económicos y sociolaborales que ha provocado el PP.
Si Ciudadanos era el deseado socio de un gobierno “reformista y progresista” hasta hace un par de meses, no debe ahora echársele en brazos del PP como su afín ideológico sin más. Si no se le emplaza pronto a explorar vías alternativas serán los dirigentes de C’s quienes coloquen a Pedro Sánchez a las patas de los caballos para que asuma el mayor coste de revalidar a Rajoy (la operación que ya barruntaba C’s en la legislatura non-nata con el pacto suscrito con el PSOE en el que éste asumió el 80% del programa del centro-derecha). Para empezar habría que pedirle que abandone los vetos a terceros desempolvando el más rancio lenguaje anticomunista, que por otra parte nunca tuvo razón de ser en la España democrática, que lo fue gracias al PCE de manera destacada entre otros. También puede exigirle cualquier demócrata español un mayor respeto a la memoria política de Adolfo Suárez y a la UCD que él presidió. Nadie que pretenda emularle puede contradecirle tanto. Suárez se jugó bastante más que su porvenir político por legalizar el PCE y jamás ejerció de cancerbero de la Constitución para franquear la entrada a quienes a su antojo considerase constitucionalistas.
Es ahora cuando necesitamos un gobierno decente con la fuerza moral que le permita convocarnos a cuantos esfuerzos sean necesarios, cabal y justamente administrados, para sacar entre todos a este país del atolladero.
Si en este trance cada cual se queda rezando en su confesionario para que siga gobernando el PP, serán los responsables de que sigamos pagando la penitencia de sus culpas.
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Antonio Gutiérrez Vegara fue secretario general de Comisiones Obreras de 1987 a 2000.
Nadie quiere nuevas elecciones y para evitarlas es imprescindible formar un gobierno. Propios relevantes y extraños interesados le aconsejan al PSOE que se abstenga en la investidura de Rajoy negociando previamente un pliego de medidas correctoras de las políticas impuestas por éste desde 2011, que...
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