Día 4. Hoy sólo llegaremos a los 34 grados y la familia está a punto de volver de la playa. Unos vienen y otros se van sin avisar a Eduardo Inda, como Manuela Carmena, a la que han pillado haciendo algo tan extraordinario como parar en un área de servicio de Badajoz.

Para compensar el bronceado y la cara de descanso que me traerán a casa, he decidido, nada más levantarme, ponerme una mascarilla facial (esto es un diario, hay que desnudarse lo máximo posible siempre respetando el horario infantil). Así que aquí me ven --bueno, menos mal que no-- con la cara verde y sin poder ponerme las gafas hasta que no pasen 25 minutos. Una firme candidata a cualquier lista de buenorras miopes que se precie. Por cierto, ¿para cuándo la lista de deportistas más feos que van a las Olimpiadas? Por compensar el buen periodismo que estamos haciendo, digo.

Mientras espero a que alguien haga caso a mis plegarias, llevo unos cinco reportajes leídos acerca de la actriz Margot Robbie (estrena varias películas a la vez y es impresionante) y otros tantos artículos sobre los 30 años de Carlota Casiraghi, uno de esos personajes que forma parte del paisaje y que ha heredado muchas cosas de su madre, como lo de estar permanentemente de vacaciones. Pero luego la culpa de la crisis del oficio es de los lectores, que no aprecian las perlas. Ya.

Si piensan que he aprovechado estos días de Rodríguez para darme al hedonismo, están muy equivocados. He pringado ordenando la casa, comiendo sano y viendo basura en la tele. Aunque cuando pienso en lo pringada que soy, me acuerdo de Pedro Sánchez y se me pasa. Ese hombre que ha “enfeecido” como nadie, según una compañera de trabajo, y que andará buscando un nuevo festival en el que camuflarse y pegar cuatro voces bien dadas. Para un sitio en el que le dejan darlas...

Mientras, se le acumulan las presiones para que mire para otro lado y le diga sí al registrador de Pontevedra. Primero fue Juan Luis Cebrián, y ayer escuché a Leguina en la radio, con voz de acabar de despertarse de la siesta o bien haberse tomado unos cacharritos en una sobremesa demasiado larga. Esta mañana escuché a Zapatero diciendo que “El diálogo se hace dialogando y el camino caminando”. Ah, cómo echábamos de menos al presidente Mr Wonderful. ¿Se acuerdan cuando lo llamaban el Obama español? Qué malo es tener tanta memoria para estas cosas y tan poca para lo importante.

Carmena en Cádiz, Felipe VI sobrellevando el verano posando en Mallorca, Letizia pensando por qué salió de Valdebernardo, con lo tranquila que vivía siendo una más, y yo aún en Arganzuela pasando la aspiradora y luchando por encontrar sitio en el autobús cada día. Menos mal que estamos Pedro Jota, Inda y yo trabajando por España. Voy a proponerle al director hacer una lista de empresarios buenorros, por si cuela. Pásenlo bien mientras puedan.