11S, el aperitivo
La celebración da comienzo el 10S, con un acto institucional que precede a una Diada que, todo apunta a ello, será menos ensimismada que las anteriores
Guillem Martínez Barcelona , 11/09/2016
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Explanada del Born. Es 10S, pero se celebra el acto institucional del 11S. Un acto que tiene varias funciones. La primera, ahora que lo pienso, consiste en evitar intuir que los actos de mañana también sean institucionales. Mañana, por cierto, se producirá la manifestación mastodóntica del 11S. Este año son varias y en varias ciudades. Quizás, en lo que es un intento, no muy apañado, de evitar una sola mani, que sería menos nutrida que en años anteriores. En torno a un 24% menos, según las inscripciones. Para las manis del 11S, en fin, los usuarios se inscriben y, en la mayoría de los casos, pagan además el pack manifestación --una camiseta o algo así--, con el que se sufraga la ANC --Assemblea Nacional Catalana--. Seguirá siendo, sin duda, una manifestación/conjunto de manifestaciones nutridas e importantes. Todo un fenómeno social, en todo caso, que viene a indicar que en Catalunya hay un problema. Bueno, hay varios. Una de las funciones de la tacada de actos que se inician ahora y aquí es, también, indicar que sólo hay uno, y que las Instituciones lo están solucionando debidamente. Concretamente desde 2012, cuando la agenda política, consistente en austeridad, pasó a consistir en austeridad y Procés. El Procés es como se le llamó al hecho de que el Govern asumiera la demanda social de un referéndum de autodeterminación, materia en la que el Govern ha brillado mucho menos que con el negociado austeridad. Cuatro años sin novedades políticas en el único tema oficial y visualizable en Catalunya son, en fin, mucho tiempo como para que no haya guasa.
La cosa Procés, en todo caso, está desanimada. Su gran éxito, a estas alturas del partido, es tal vez no verbalizar ese desánimo en público y de manera coral
Empieza a haber síntomas de lo peor que le puede pasar a un Govern. Guasa. En petit comité, nadie cree en el futuro del penúltimo Full de Ruta --Hoja de Ruta; el mapa hacia la indepe que, periódicamente, emite la ANC, y que periódicamente acepta el Govern--. Ayer, verbigracia, estuve cenando con periodistas. Entre ellos, uno que conocía de la tele, y que en los últimos años lo había visto en la pantalla proclamando el Día Histórico cada vez que le daban la señal. "M'he fet unionista davant d'aquesta estafa", dijo, en una frase --histórica también, supongo-- que indica, a su vez, la rapidez con la que el profesional de la comunicación peninsular suele cambiar de campo semántico, sin catarsis o crisis ética o moral alguna. La cosa Procés, en todo caso, está desanimada. Su gran éxito, a estas alturas del partido, es tal vez no verbalizar ese desánimo en público y de manera coral. Máxime cuando está habiendo movimiento de tierras bajo el Procés. De una manera u otra, las izquierdas --ERC, CUP y En Comú, que formalizará partido en octubre; tal vez sea el partido hegemónico de las izquierdas catalanas-- ya están hablando de la siguiente casilla. Una casilla en la que parece que será determinante un concepto reclamado por el 80% de la sociedad catalana. Un referéndum. Es decir, no una consulta. Es decir, algo negociado con el Estado, que en algún momento deberá aceptar su crisis política y territorial --su crisis de Régimen, vamos--, o negarla por otros medios. Es poco previsible que ese referéndum, snif, sea viable en breve. Y es poco previsible que lo gane la cosa indepe. Pero es importante. Si se celebra cambiaría todo. Sería un proceso constituyente cachas, o encubierto. Es decir, el Estado se abriría oficialmente a la idea, negada desde el XIX, de que la soberanía es divisible, a la idea de que el Estado es negociable, a la idea jeffersoniana de que cada generación debería de votar ese referéndum cada 20 años. El resultado sería un --o varios-- Estado(s) más sexy. En la medida en que el palabro sexy y el palabro Estado puedan ir juntos. Anyway. Seria deseable en esta intentona cierta planificación y proyecto, y ausencia de propaganda. Una sociedad no puede soportar, sin consecuencias graves, dos estafas estructurales seguidas.
Los actos que empiezan ahora y aquí dibujan, por tanto, un cambio de ciclo en la cosa Procés. Cuando acabe este masaje --esa es otra de las funciones de este acto--, empezará el marrón. Las manis de mañana, de hecho, tienen algo de mal rollo. Desde 2012, son las primera manis que, de una forma u otra, plantearán implícitamente al Govern su responsabilidad en este éxito propagandístico, pero también su gran fracaso político, que es el Procés gubernamental. Y, eso, tras cuatro años de un Procés político que parece haber instrumentalizado una demanda social para crear una austeridad con menos conflicto, así como para refundar uno de los grandes partidos del Régimen del 78, hasta las cejas de corrupción y de la cultura que ha posibilitado haberse pelado, en un plis-plas y sin grandes debates espirituales, el Bienestar.
La batalla propagandística que se inicia hoy será llamativa. El Presi Puigdemont ha anunciado su asistencia a la mani de Salt --Girona; parece ser que será la más nutrida--. Es el primer Presi que asistirá a la mani de la ANC, lo que indica que la apuesta institucional por el producto mani-de-la-ANC es mayor que nunca. Pero también más competitiva. Ada Colau, alcaldesa de BCN, asistirá a la manifestación de la capital catalana, posiblemente apoyando derechos que tal vez ya no son el Procés, tal y como lo había delimitado CDC, ANC y, posteriormente, JxS. Parte de ese estrés queda patente en este acto institucional, que se realiza a una hora muy rara --ha empezado a las 21:30--, para que sea televisado en prime-time en uno de los canales de TV3. Concretamente, en el informativo. Lo que tendría guasa --rayos, he vuelto a repetir el palabro guasa--, si la información pública y concertada sobre el Procés no fuera pura guasa --hala, otra vez--. Verbigracia: en la información parlamentaria sobre Madrid, TV3 ha llegado a arrancar en primer lugar con CDC, tercer partido catalán en el Congreso.
Puigdemont es el primer Presi que asistirá a la mani de la ANC, lo que indica que la apuesta institucional por el producto mani-de-la-ANC es mayor que nunca
El acto en el que estoy es, por tanto, un intento desesperado de asentar un marco que entre en competencia con un hipotético próximo y potencial tripartit catalán. El Procés es, en fin y sobre todo, un intento de permanecer en el poder por parte de un partido que, gracias a la gestión del marco Procés, sigue cabalgando después de muerto. La desesperación queda patente en la poca planificación del acto. Llueve --algo que se hubiera podido paliar mirando alguna previsión del tiempo--, lo que ha obligado a interrumpir la retransmisión televisiva y, por eso mismo, ha hecho que la Presi del Parlament pasara revista a un pelotón, o como se llame, de Mossos, en dos ocasiones. En el acto se ha izado una bandera gigantesca, Plaza-Colón-System, que las autoridades han mirado extasiadas. Por lo demás, se ha construido patriotismo, esa cosa que no estaba muy presente en el bagaje de las izquierdas locales o del independentismo catalán, tradicionalmente de izquierdas, en conflicto con las autoridades españolas y catalanas, y poco dado al levantamiento de banderas. Quizás el patriotismo, ese nuevo animal de compañía, es el legado del Procés, con el que, pase lo que pase, habrá que convivir durante décadas.
Explanada del Born. Es 10S, pero se celebra el acto institucional del 11S. Un acto que tiene varias funciones. La primera, ahora que lo pienso, consiste en evitar intuir que los actos de mañana también sean institucionales. Mañana, por cierto, se producirá la manifestación mastodóntica del 11S. Este...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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