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Nicolás de Miguel (San Sebastian, 1963) tiene por delante un jornada maratoniana. Como la que tuvo ayer y la que tendrá mañana. Conocido solamente por un tercio del electorado, el candidato a la lehendakaritza por Ciudadanos recorre la geografía parda y húmeda del País Vasco en estos frenéticos días de campaña.
El partido de Rivera no ha encontrado en Euskadi la recepción que ha tenido en el resto del país. Las encuestas suelen negarles incluso el escaño por Álava, la provincia vasca menos poblada, donde sale más barato el escaño y tiene menos tirón el discurso nacionalista.
No es de extrañar que la campaña de Ciudadanos tenga como uno de sus principales objetivos captar los votos que cosechó UPyD en 2012; en pleno auge de la formación magenta, Gorka Maneiro entró en el Parlamento Vasco impulsado por el famoso escaño alavés. Cuatro años después, herida de muerte por la potente irrupción de Ciudadanos en el panorama nacional, UPyD decidió no presentarse a las elecciones autonómicas vascas y algunas de sus figuras más representativas, como Sosa Wagner y Fernando Savater, se han desplazado hasta allí para apoyar la candidatura naranja.
Nicolás de Miguel formó parte de aquella UPyD vasca, que abandonó en 2013 porque no admitía “ni el debate ni las críticas internas”. Ya antes de todo aquello, militaba en Izquierda Unida. Por lo demás, este licenciado en Historia, parece haber trabajado en todas partes, desde la recolección de fruta hasta la Osakidetza, la Sanidad pública vasca. Su figura, que recuerda a las de los caballeros pintados por El Greco, se sienta frente a un café para responder a las preguntas de CTXT. En media hora, comerá con el resto de candidatos. Mientras tanto, el sol de Bilbao da un respiro y se abre paso en medio de un horizonte que parece eternamente nublado.
Su postura sobre el Concierto Vasco [el régimen tributario particular de Euskadi] ha provocado no pocos ataques: definámosla claramente...
Lo aclaro. Como partido serio y responsable con un proyecto creíble, lo cierto es que no se da el consenso necesario -no ya aquí, sino en las Cortes Generales- para abordar la cuestión del Concierto. Así que eso, por ahora, no se toca.
¿El cupo vasco tampoco?
El cupo, sí. Por una razón meramente pragmática. Eso se tiene que actualizar, no se puede ir prorrogando y prorrogando. Sobre todo, que se haga con luz y taquígrafos, que se sepa cuánto tenemos que aportar por los servicios prestados, con claridad y transparencia; qué menos.
En el acuerdo Ciudadanos-PP, se habló de acabar con las diputaciones provinciales... pero no con las diputaciones forales. ¿Por qué unas sí y otras no?
Sí, de hecho en el pacto con el PSOE también aparece esto. Hay una gran diferencia entre las dos diputaciones. Las diputaciones forales son democráticas, se eligen por sufragio en elecciones forales; de hecho, a la vez que se celebran las elecciones municipales. Es decir, que no tienen nada que ver con las diputaciones del común, que sirven fundamentalmente para colocar amiguetes y montar chiringuitos partidistas. Y las capacidades que tienen las diputaciones forales, por ejemplo, en materia fiscal, es que no tienen nada que ver. Como ocurre con los cabildos, las diputaciones forales son otra cosa.
Ciudadanos es un partido muy crítico con la cesión de competencias a las autonomías. ¿Cuáles dejaría en manos del Estado y cuáles cedería?
Aquellas que sean asumibles por las autonomías, de manera eficaz y en beneficio del ciudadano, se podrán ceder. Aquellas que supongan una carga más para las autonomías no se asumirán. Para nosotros es vital delimitar cuáles son competencias nacionales y cuáles autonómicas. Completar el techo competencial de las autonomías, entre ellas Euskadi, y armonizarlas unas con otras.
Para nosotros es vital delimitar cuáles son competencias nacionales y cuáles autonómicas
Tanto el PNV como, curiosamente, el PP, les atacan como enemigos de los “derechos históricos” vascos. Uno de varios ejemplos: Nerea Llanos, la secretaria-general del PP vasco, ha acusado a Rivera de querer «acabar con el autogobierno y los derechos históricos» de Euskadi.
El señor Alonso no es nadie para dar lecciones de democracia, estando en el partido en el que está. El PP dice ser un partido de tendencias liberal. No lo es, realmente es conservador. En Ciudadanos ve un rival que representa la modernidad frente a sus posturas inmovilistas y conservadoras. Lo mismo podría decirse en este caso del PNV, que tiene una visión de la comunidad autónoma absolutamente patrimonial. Confunde los intereses de la comunidad con los intereses de partido. ¿Por qué esos ataques furibundos? Porque perciben precisamente que Ciudadanos es una formación de centro que apuesta por el sentido común, que representa realmente los intereses de la clase trabajadora (la inmensa mayoría de sus miembros venimos de la sociedad civil, de la clase media trabajadora, la que sostiene el país).
Usted fue coordinador territorial de UPyD-Euskadi brevemente, partido que no se ha presentado siquiera a las elecciones. ¿Qué es lo que le falló a ese proyecto?
No lo sé. No voy a entrar a valorar la situación de otro partido, que además todavía existe. Sí te puedo decir, desde luego, que el apoyo de aquellos ciudadanos que vieron un referente en UpyD se ha transferido a Ciudadanos.
¿Y qué es lo que no le falló? Porque han sido los que más tiempo se mantuvieron de toda UPyD...
Pues un discurso claro, nítido, sin complejos frente a los nacionalistas y apostando por no continuar con esta política discriminatoria, tanto a nivel lingüístico como en otros. Todo eso está perfectamente integrado en el proyecto de Ciudadanos.
¿No se verá afectada esa transferencia de voto por los roces pasados entre ambas formaciones?
No, se ha comprobado a nivel nacional. Y en eso, Euskadi tampoco es un oasis.
¿Cómo son las relaciones entre C's-Euskadi y su dirección nacional?
Son fluidas, buenas. Hay interés por parte del partido en el proyecto de Euskadi, como no puede ser de otra manera: es una comunidad muy emblemática dentro de España.
¿Como Cataluña, en ese sentido?
Efectivamente. Ambas son muy significativas.
Pero es cierto que hubo un problema con el representante de C's de las Juntas Generales de Álava, Miguel Ángel Carrera, que fue expulsado tras denunciar que agentes de la dirección nacional habían espiado su móvil para purgar a militantes críticos en Euskadi.
Eso es un tema interno. Ese señor fue expulsado del partido, pero sencillamente porque se consideró que no encajaba dentro del proyecto de Ciudadanos.
¿Qué propone C's para paliar la principal preocupación de los vascos según el CIS: el paro?
Estamos en torno al 14% de paro; cifra muy mala si se compara con 2008. Necesitamos planes de emergencia. Ayudar a aquellos parados de larga duración y, por supuesto, a los jóvenes. Y que Lanbide sea realmente una oficina de orientación y no un censo catastral de parados. Que guíe a emprendedores, PYMES... Que realmente realice la labor para la que se supone que está creado, no aquella en la que ha caído. Uno de los viceconsejeros del propio gobierno vasco lo dejó bastante claro [José Andrés Blasco, de Empleo, señaló el 19 de abril de este año que a sus hijos ni se les pasaba por la cabeza utilizar el organismo oficial porque poco iban a encontrar]. Finalmente, es muy importante eliminar todas las trabas posibles a los autónomos.
Es muy importante eliminar todas las trabas posibles a los autónomos
Hablemos sobre las cuotas de autónomos.
No es normal que un autónomo tenga que pagar una cuota cuando no le alcanza. Es absurdo. Somos el partido, yo creo, de los autónomos y de la clase media y trabajadora, que va todo en un mismo bloque. Han sido los más afectados por toda esta política de recortes a la que nos han llevado tanto PSOE como PP como PNV.
Ha afirmado que C's será el espacio de centro que hace falta en el Parlamento Vasco.
Sí, y es así.
Sin embargo, según la encuesta del CIS, un 25% de los que votaron a C's el 26-J votarían a Urkullu ¿Se ha hecho el PNV con ese sector que alimenta a C's: social-liberal, reformista y contrario a la derecha más dura del PP?
No, en absoluto. El PNV es una fuerza nacionalista, autonómica, es una fuerza que como todo nacionalismo está fuera de lugar en la Unión Europea del siglo XXI, en la España del siglo XXI. Es de todo menos modernidad.
Los problemas de la Osakidetza [Sanidad pública de Euskadi] preocupan a los vascos. ¿Qué proponen ustedes?
Además de su despolitización, tenemos realmente que poner a la Sanidad en el lugar que le corresponde. No entenderla como una cosa jerárquica y apartada, y cuidar de sus profesionales, desde el celador hasta el jefe. Porque si nosotros les ayudamos a ellos, vamos a ayudar a quien tiene que ser el centro de la atención sanitaria; los ciudadanos, y eso ahora no se percibe. Además, hay que rejuvenecer las plantillas y hacer ofertas públicas de empleo realmente sostenibles, que atiendan a la realidad del ente, la empresa más grande de Euskadi. Aparte, el envejecimiento de la población: de 2 millones de habitantes, casi 600.000 son pensionistas. A día de hoy. Imagínate los problemas a los que nos vamos a enfrentar. Hay que entender la Sanidad no sólo como asistencia clínica sino como un servicio socio-sanitario que abarca ya muchísimas más cosas. Nos enfrentaremos a las enfermedades neurodegenerativas, a las que habrá que prestar una especial atención, propias de una población cada vez más envejecida.
¿Cuál es su opinión sobre el nivel de euskera exigido para entrar en el funcionariado?
Se ha asistido durante los últimos 20 años a una política realmente discriminatoria, también en la Osakidetza. A la hora de acceder a la administración pública, se ha utilizado el euskera no como elemento de integración sino de exclusión, un arma arrojadiza, y esto no puede ser porque no atiende a la realidad sociolingüística del país. Daña la movilidad social, lastra el talento... Hay que revisar todo el sistema de perforación de plazas porque ha supuesto y sigue suponiendo la ruina para muchos profesionales, cosa que deriva a su vez en problemas sociales, precariedad y pérdida de calidad. Afecta, y esto es muy importante, al segmento más activo y más grande de la población, el segmento demográfico intermedio: gente que ahora andará entre los 35 y 60 y que fue educada básicamente en castellano. No es culpa de nadie ni tiene que suponer ningún complejo. Todo esto no quiere decir --otro sambenito que nos han colocado-- que estemos en contra del euskera: por ejemplo, apostamos por una política de difusión del euskera como es la del Instituto Etxepare. Pero las lenguas tienen que ser vehículos de comunicación, nunca de exclusión. Los derechos son de las personas, no de las lenguas. La cultura vasca viene en euskera, en castellano y en francés y hay que promocionarla en todos sus aspectos.
Las lenguas tienen que ser vehículos de comunicación, nunca de exclusión
¿Ve posible que se forme un frente rupturista en Euskadi, al estilo del catalán? Alfonso Alonso amenaza con esta posibilidad.
No está dentro de nuestros cálculos y esperemos que no. Hay síntomas que indican ciertos parecidos con la Cataluña de hace 12-20 años pero yo creo y espero que no se caiga en aventuras que no llevan a ninguna parte más que a la frustración, a la división y al enfrentamiento puramente gratuito e innecesario entre ciudadanos. Nosotros siempre abogaremos por buscar lo que nos une, y por la que es la mayor finalidad de los políticos, procurar la felicidad, algo que a veces se nos olvida. Aquí se me nota el punto humanista. El partido lo lleva en su ADN.
¿Ciudadanos es humanista?
Absolutamente. El propio concepto de ciudadano frente al de súbdito. Las instituciones al servicio del ciudadano, y no el ciudadano al servicio de las instituciones, que muchas veces es la percepción que se tiene: que no están para facilitarle la vida, sino para complicársela. Insisto, yo también provengo de la sociedad civil. Y esa idea de los partidos políticos, que son entendidos como un fin en sí mismos, cuando tienen que ser vehículos para trasladar las demandas que exige la sociedad a las instituciones.
Lo del frente rupturista es difícil porque ni Podemos ni el PNV parecen estar a favor. Pero se calcula que el Parlamento Vasco va a apoyar mayoritariamente el “derecho a decidir” ¿Cómo maniobrarán en ese entorno?
Siempre vamos a buscar puntos de encuentro entre todos. Lo hemos demostrado.
¿Se puede negociar con todos los partidos?
Sí, lo hemos demostrado. Hemos sido capaces de sentarnos con el PSOE y llegar a acuerdos y de sentarnos con el PP y llegar a acuerdos. Lo que está claro es que los viejos partidos son incapaces de ponerse de acuerdo entre ellos. Bueno, pues uno de nuestras misiones en Euskadi va a ser precisamente sentar juntos a aquellos que no pueden. No tenemos mochilas de ningún tipo y, desde luego, queremos sentarnos a solucionar problemas que atañen a todos los vascos, no sólo a una parte.
¿Se podría negociar entonces con las opciones nacionalistas?
Si redunda en beneficio de todos los vascos, estamos dispuestos a llegar a entendimientos. Ahora bien, donde sólo se busque ahondar en las divisiones, ahí no va a estar Ciudadanos, todo lo contrario.
Dado que la figura de Albert Rivera es mucho menos valorada en las encuestas vascas que en las españolas en su conjunto ¿no se han encomendado demasiado a la personalidad carismática de su líder nacional como motor electoral?
Es que nosotros no tenemos que esconder a nuestro líder.
No nos referimos a esconderlo o no, sino a recurrir a Rivera porque usted resultase menos conocido como candidato.
Es muy importante, como en cualquier proyecto, que los ciudadanos asocien siglas con caras, con personas, con ciudadanos. Y nosotros hacemos gala del presidente de nuestra formación. Ahora que me lo decís, el miércoles por primera vez fui consciente, al subir al autobús --porque yo siempre voy en transporte público--, de que la gente me estaba mirando en Donostia. Y vi que me empezaban a reconocer, porque los candidatos habían sido portada ese día en todos los periódicos. Lo hacemos por asociar partido y proyecto con personas, y nosotros tenemos en nuestro presidente la mejor de las marcas posibles. Pero bueno, nosotros arrastrábamos un problema que era el de la visibilidad y ahora la gente ya sabe que estamos, empieza a conocer nuestras propuestas y líderes.
Nicolás de Miguel (San Sebastian, 1963) tiene por delante un jornada maratoniana. Como la que tuvo ayer y la que tendrá mañana. Conocido solamente por un tercio del electorado, el candidato a la lehendakaritza por Ciudadanos recorre la geografía parda y húmeda del País Vasco en estos...
Autor >
Ainhoa Campos / Óscar Sainz de la Maza
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