Miguel Álvarez / Asesor de políticas mediáticas de Podemos
"Hay que garantizar las condiciones para que florezca una información plural"
José Luis Marín 27/10/2016
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Un defensor de lo público. Así se define Miguel Álvarez (Leganés, Madrid, 1980), doctor en Comunicación y miembro del equipo de Políticas Mediáticas de Podemos. Su convicción en esta afirmación la demuestra hablando de temas como la educación –es profesor en la Universidad de Castilla La Mancha– o de algunas de sus especialidades, como la estructura de medios o la comunicación económica y política.
Activista del 15M en asambleas como las de Carabanchel y Lavapiés, durante los últimos años ha combinado su labor investigadora y docente –con estancias en Bolonia o Harvard– con la participación, desde sus primeros pasos, en Podemos, del que ha terminado siendo miembro y parte activa con distintas responsabilidades. Hace un mes dimitió como responsable de Políticas Mediáticas, pero seguirá como asesor en el área del partido, que ahora coordinará Pedro Gómez.
Según comenta en esta entrevista, gran parte de su trabajo se basa en la defensa de la democratización del espacio mediático, en asuntos como la regulación, los medios públicos o los problemas en la profesión periodística.
¿Qué ha aportada Podemos al debate de las políticas mediáticas en el último año?
Ha habido un acierto a la hora de ganarle el liderazgo al PSOE en este campo. El PSOE afrontaba el tema de la televisión pública con lo que se llama el marco "dos tercios”. ¿Cuál es el problema? Que se permite que el PP secuestre la televisión pública, porque al final te obliga a ponerte de acuerdo con quienes no creen en lo público y lo han secuestrado. Nosotros decidimos presentar un paradigma nuevo que era el modelo BBC, el concurso público. Al final ahí, tanto el PSOE como Ciudadanos terminaron aceptando nuestro marco. El Consejo de Informativos de TVE, que al principio estaba en el marco "dos tercios", también terminó apoyando nuestro marco. Creo que hemos marcado agenda, hemos llevado el liderazgo hasta el punto de obligar a Rajoy a hablar del modelo BBC. Esto es muy importante, yo soy de la opinión de que el servicio publico es fundamental para compensar la esfera privada en televisión y la ausencia de tercer sector en este país.
¿Ausencia de tercer sector a nivel mediático?
La primera ley General de lo Audiovisual obligaba a dar licencia y reconocimiento a los medios comunitarios y sociales, que son los que funcionan sin ánimo de lucro, porque cumplen un papel social fundamental. Su misión no es tener más audiencia o dar más beneficio, sino canalizar la participación social en los medios. Aunque la ley obliga a esto, luego se hizo un plan técnico que no le da ninguna licencia. Es más, se les persigue jurídicamente y están hostigados. Somos el único país de Europa donde no hay reconocimiento o apoyo.
Hay países como Alemania o Francia que tienen ayudas específicas para el tercer sector, con un radioespectro reservado
Entonces, ¿hay mucha desigualdad con los países del entorno?
Sí, en todo el terreno mediático. España está muy por detrás de los estándares europeos: en concentración de medios, en ausencia de autoridad, de transparencia, de independencia, de participación en medios públicos, en presupuesto de medios públicos, en lo que se llama educación mediática –que se basa en enseñar a la gente el funcionamiento del sistema mediático, sus derechos como ciudadanos y usuarios–. Hay países como Alemania o Francia que tienen ayudas específicas para el tercer sector, con un radioespectro reservado. Es muy habitual escuchar radios sin animo de lucro. Aquí las escuchamos, pero viven en un limbo legal, y tienen serias dificultades para sobrevivir. Hay un informe de la ONU –Tuning into development– que denuncia cómo en España se ponían multas de hasta medio millón de euros a los vecinos que no denunciaban dónde está una radio libre.
Sobre la relación entre el poder político, económico y los medios, ¿cómo ve la situación?
Creo que los medios en España representa muy bien lo que ha sido la cercanía excesiva entre estos mundos. A veces decimos “el sistema de partidos del 78”. Habría que decir “el sistema de partidos y medios del 78”. En la academia se habla de España como el sistema del pluralismo poralizado, un sistema en el que se identifica claramente a los principales diarios con un partido político, o incluso una de las corrientes dentro de ese partido. Esto no es ningún secreto. Cuando pasan cosas como que Rubalcaba entra en el Consejo Editorial de El País, se traza muy nítidamente la correlación entre prensa y poder. Dado que los medios públicos han sufrido secuestro político en muchos momentos, los medios privados pertenecen a grandes grupos transnacionales y el tercer sector ha sido aniquilado, apenas hay voces críticas.
La información como derecho y la información como negocio. ¿Cómo conjugarlos?
En la mayoría de Europa se concibe la información como un derecho, y allí donde el libre mercado no la garantiza, se ponen sistemas para protegerla. De hecho, nuestra Constitución reconoce el derecho a la información como derecho fundamental. No se puede dejar en manos exclusivamente del mercado privado. En primer lugar, porque ni siquiera es libre mercado. Hay una adulteración importante con la publicidad institucional. Esperanza Aguirre es el paradigma de gobierno que levantó un aparato mediático de derechas al que inyectaba fondos públicos en forma de publicidad institucional. ¿Esos medios han crecido por la ley de la oferta y la demanda? No, no había una demanda para esos medios. En todo caso han generado su propia demanda. Son muestras de que, primero, no ha habido libre mercado, y segundo, habiendo el que hay no se suplen todos los derechos relacionados con la información.
Esperanza Aguirre es el paradigma de gobierno que levantó un aparato mediático de derechas al que inyectaba fondos públicos en forma de publicidad institucional
¿Y que hay de la base legal que sustenta estos derechos?
La información es un terreno muy delicado, porque cualquier regulación de contenidos estaría dando de bruces con la libertad de expresión. Es una cuestión que hay que afrontar de otra manera, con reformas estructurales. Lo primero que se ha de garantizar es el pluralismo. Esto implica que las concesiones de licencia de explotación y la publicidad institucional se den de forma transparente y objetiva. También que el periodista se empodere frente a los grupos de comunicación, con unos derechos laborales y profesionales se garanticen mediante un Estatuto de la Información. Si el periodismo es el sector que ha llegado a tener más paro en España –junto con la construcción–, si muchas veces ni siquiera se trabaja con contrato o límite mínimo a las tarifas de los freelancers (fueron tumbadas por la Comisión Nacional de Competencia)… El periodista no tiene ninguna protección. Hay que garantizar las condiciones estructurales para que florezca una opinión e información plural.
¿Y el concepto “democratización de los medios” que defendiste en la Universidad de Podemos?
La democratización de los medios significa empoderar al periodista, alcanzar la pluralidad, garantizar los tres sectores, desgubermentalizar los medios públicos… El modelo que propusimos, el de la BBC, permite la participación de la sociedad civil, de los usuarios, de los trabajadores… Y se vigilan y equilibran unos a otros –checks’n’balances–. En RTVE se ha hecho lo contrario: hay un control directo, ha habido ceses, purgas, comisarios… ¿Que Rajoy quiere una BBC? Pues habrá que explicarle lo que es. Ha habido amonestaciones del Consejo Europeo, el International Press Institute –que es una patronal de la prensa europea– ha sacado un informe hablando del control político, al igual que el Consejo de Europa; el Consejo de informativos lo viene denunciando desde hace mucho, ha salido en toda la prensa internacional… No es una cosa que solo digamos desde Podemos.
También hablaba de la participación ciudadana. El derecho de acceso es una forma, ¿qué otras vías hay?
Hay tres vías fundamentales: el derecho de acceso a los medios públicos, la participación vía tercer sector y las campañas de educación mediática –media literacy como lo llama la UNESCO–. Cuando dijimos esto en una proposición no de ley algunos medios lo titularon “Podemos quiere meter una asignatura en los colegios sobre medios de Comunicación”… Pues no. Para empezar eso ya existe, pero además lo que se pretende es instruir al ciudadano en que él tiene unos derechos comunicativos y derecho a participar del sistema de medios. Luego hay otra participación, que es la participación en la gestión. Los medios públicos deberían tener lo que se llama un Consejo Social, como tiene la BBC. En él, las principales asociaciones de la sociedad civil están representadas y tienen voz sobre los asuntos en los que trabajan. Es un órgano que existe en la televisión alemana, en la francesa…
Sin embargo, desde la profesión se habla muchas veces de intrusismo. ¿Cómo encajamos la participación ciudadana en esta contradicción?
La participación ciudadana no significa entrar en el terreno de los periodistas a hacer periodismo. Pero es labor nuestra, de los periodistas, diferenciar y poner en valor la información profesional de calidad frente al ruido de la esfera digital. Los periodistas deberíamos hacer un poco de autocrítica sobre la crisis del periodismo. Cuando se ha caído en el periodismo de declaración, en el corta-pega, en el clickbait, en el titular fácil… Con la emergencia de Twitter y la blogosfera, algunos ciudadanos cuentan cosas que el periodismo no contaba. Lo que ocurre es que el periodismo tradicional había hecho dejación de funciones.
Vamos a otro modelo, en el que nadie va a hacer enormes negocios dentro del periodismo
Uno de los componentes principales de la crisis del periodismo es la crisis económica. ¿Cómo hacer viables los medios?
Esta es la madre de los debates ahora mismo en la profesión. Hay países, como EE.UU. o Francia, que han apostado por ayudas puntuales. Está claro que el mundo digital supone una contradicción difícil de resolver para los medios tradicionales. La publicidad no va a sostener como sostenía hasta hace poco a los medios, porque la competencia se ha vuelto global, y esto hay que entenderlo. Yo creo que vamos a otro modelo, en el que nadie va a hacer enormes negocios dentro del periodismo. Pero sobrevivir va a ser posible. Digamos que vamos a un modelo más plural en el que pequeñas cooperativas que no necesitan gigantescos dividendos para contentar a sus consejos y accionistas, sino que pertenezcan a sus periodistas y a los lectores, van a ser perfectamente viables. Con problemas, sí, pero viables.
¿Qué se ha propuesto desde Podemos para solucionar esto?
Lo que hemos planteado nosotros en el programa es por ejemplo apoyar las nuevas fórmulas de emprendimiento cooperativo en prensa. Dado que el periodismo es el que ha generado una de las mayores tasas de paro, por qué no apoyar a proyectos independientes para garantizar su sostenibilidad, al igual que se hace en otros sectores. Otra medida que hemos promovido es la relativa al IVA. Es una vergüenza que la prensa en papel tenga un IVA del 4% y los medios digitales tengan uno del 21%. Esto rompe con el principio de neutralidad tecnológica, que es un principio compartido por todo el marco europeo y está exigido desde Bruselas.
La publicidad institucional también genera sus contradicciones ¿Cómo ampliamos la independencia del medio si depende de fondos de este tipo?
El problema de la publicidad institucional no es su cuantía, ni es que ayude o deje de ayudar a los medios. El problema es que está sesgada. Aquí se pueden seguir dos criterios: el proporcional, en el que a más lectores más inversión, para maximizar el impacto de las campañas; o el criterio pluralista, que debe ser conocido, objetivo y transparente, en el que se invierte en función de la promoción del pluralismo.
¿Y cómo se presentan todas estás cuestiones que comentas desde un marco político y de partido?
Hay un tabú enrome en torno a la regulación mediática. Ayer me llegaba un informe de la UNESCO: Ideas para la regulación de medios. Me recordó a un titular que nos sacaron hace un tiempo que decía “Podemos quiere regular los medios”… Causa vergüenza como periodista y como profesional que esto sea un titular. Los medios están regulados, y no se pueden no regular. Hay un espacio cambiante en el que habrá que decidir si se hace un nuevo reparto del espectro ante la llegada del nuevo dividendo digital, cómo se otorgan las licencias, habrá que decidir si se crea o no se crea la autoridad audiovisual exigida en Europa… Es fundamental romper ese tabú. Es cierto que por cómo funciona el sistema mediático y la plaza pública, los portavoces no pueden hacerlo, porque se les echa todo el mundo encima. Es responsabilidad de los expertos, los periodistas, de los medios críticos…
Yo recuerdo el momento en el que presentamos una PNL que proponía una cosa que se hace en EE.UU., Canadá, Alemania, etc.. Consistía en fijar unos ciertos limites a la concentración de medios, porque precisamente había salido el Media Pluralism Monitor de 2015 que decía que España tiene riesgo de alta concentración. Bueno, fui personaje negativo del día en El Mundo. Proponíamos algo que hacen esos países, y no salió casi nadie en defensa de eso. Yo lo entiendo, porque es una propuesta de partido y es complicado, pero tenemos una responsabilidad colectiva en eso.
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*Fe de errores: en la primera versión, se decía que Rubalcaba forma parte del Consejo de Administración.
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José Luis Marín
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