Crónica Parlamentaria
Crispación, el retonno
Día dos de la investidura del Tripartito: el PSOE pasa el trago con profesionalidad; Hernando (PP) hace levitar neveras a 200 metros del Congreso y el pack Podemos se larga para protestar contra Ana Pastor
Guillem Martínez Madrid , 27/10/2016
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Bueno. Sinopsis. El Gobierno se ha catalanizado. Es decir, asume que carece de soberanía, participa alegremente en su nuevo rol --en el mundo mundial, nunca ha existido, en fin, un Gobierno que diga que no gobierna--, y solventa la reducción de derechos y la reformulación de la democracia --la democracia pasa a ser un sistema político, no social ni cultural; no es un corpus de derechos; consiste en votar y acatar el resultado de lo votado o, en caso contrario, acatar unos reajustes postelectorales que se presentan como normalidad--, a través de la participación de la sociedad, en calidad de oyente y vociferante, en un proyecto nacionalista identitario, modulado por el gobierno, no por la sociedad.
Es un gobierno catalán como un pino, una gran coalición encubierta, o con otro nombre artístico; una meditación de que sólo hay una política posible, deslocalizada; un discurso dramático y de urgencia que palía visualizar todo ello; un cacharro que durará un par de años, reformulará su propaganda y podrá durar otros dos.
La cosa, no obstante, tiene sus originalidades. El encuentro de tres partidos en una zona común, vinculada al neoliberalismo --ese internacionalismo--, pero también, glups, con muchos ingredientes propios de la derecha española --ese localismo--. Es, vamos, una zona común descomunal, muy anclada en la derecha. De hecho, la novedad intelectualZzzz más grande de todo esto consiste en ver cómo la derecha española, católica, participa y se mezcla en un way of life internacional, protestante. Literalmente, y por primera vez en la historia, ya no hay Pirineos, esa construcción de Hércules y, más aún, de la derecha española, creada para protegernos del exterior liberal, y que ha caído, zas, cuando ahí fuera ya no hay cosa liberal, sino ultraliberal.
A todo ese max-mix resultante que decora la gran coalición, se le denomina, por lo que oigo en este pleno, "Democracia española", "el sistema que nació de la Transición", o --lo dice incluso Rajoy--, "Régimen del 78". Esto que está naciendo se autoformula, es más, como una condensación, un repliegue del Régimen del 78, del que se depuran sus conceptos esenciales --unidad nacional, soberanía nacional, monarquía, instituciones-- formulados, otro glups, antes de la Constitución. Algunos vienen del Fuero de los Españoles o las Leyes Fundamentales del Movimiento, y otros de la Ley de Reforma Política.
Vamos, una joya. Como le sucede a un gobierno catalonian style, tiene el éxito asegurado a corto plazo. Dispone de medios para denominar, no te digo más, a un golpe, desbloqueo, por lo que a este Gobierno lo pueden llamar, yo qué sé, Gobierno Kennedy. Puede crear electricidad en la dirección que se desea. Y permite fabricar estabilidad en torno a un discurso no verificable, antes que en derechos, bienestar, calidad de vida o políticas. Hummm. Diferencias entre el Gobierno Esp y el Gobierno Cat. Pocas. Talante y alguna pijada. El Cat es más Nuevo Testamento. Mitifica el futuro, la esperanza, un alma que se materializará mañana. El Esp es más Viejo Testamento. Mitifica el pasado, la ley, el castigo, un alma que se materializó ayer. Por lo demás, son sendos sistemas propagandísticos. Es decir, que se comerán el mundo hasta que, por ausencia de cambios e intensificación del conflicto con la realidad, salten por los aires. Siempre, demasiado tarde.
La sesión de hoy, en ese sentido, tiene el interés de ver cómo se funda todo ello. La fundación ha sido costosa y más improvisada de lo que parece. Ha sido violenta hasta el punto de violentar a un líder moderado del PSOE. Por eso mismo puede ser divertido observar los primeros discursos, las primeras visualizaciones de los partidos en la nueva realidad.
El mayor interés corresponde al PSOE, un partido que se tendrá que comer con patatas todo su discurso desde la ulterior campaña electoral. Si no antes. Hernando es el encargado. Construye un discurso en el que enumera todas las difíciles decisiones de Estado que ha tenido que acometer, de manera impopular, el PSOE a lo largo de su historia reciente. Por el mismo precio, le sale una cronología que marca el progresivo abandono de un discurso diferenciado al del PP. Y, entre líneas, su ruina. La sensación es que Hernando podría haber dicho cualquier otra cosa. Su función es tragarse el sapo, algo que hace con profesionalidad, quizás una de las características de la cantera de un partido que, en el 77, prometía la autodeterminación y un referéndum para la forma del Estado, o que dotó al mundo del primer Secretario General de la OTAN autor de un libro contra la OTAN. Tanta profesionalidad augura una crisis en el PSOE menos cruenta de lo visualizado. Una crisis entre profesionales. No parece ser tanto una crisis ética como una crisis en torno a la rapidez con la que se deben asumir los nuevos límites de la profesionalidad que te vayan diciendo. Cristina Barbarroja -sabe tanto sobre el PSOE que, si algún día, el PSOE quiere refundarse, tendrá que empezar contratando un francotirador para Cristina Barbarroja-, me explica los datos del día que explican el PSOE como una crisis entre profesionales. La crisis con el PSC, al parecer, se solucionará con esa rapidez plis-plas, propia de los profesionales. Se especula con que no habrá expulsiones para los disidentes en las votaciones del sábado. Se especula con que tampoco se emitirán multas -600 pepinos-, sino expulsiones de cargos y portavocías. Unos mil pepinos menos al mes. El castigo a la disidencia es, pues, el peor castigo que se le puede infringir a un profesional. La pasta. Es, por otra parte, un castigo muy sign of the times: tanto en el Estado --Ley Mordaza-- como en la Comisión --recortes negociables y sensibles de amabilidad si estás en la pomada--, los castigos, las condenas, son económicas.
Por cierto, sobre la disidencia. Me dice Barbarroja que los disidentes del sábado serán 14. O 15, si se anima Sánchez. Sánchez es la incógnita. Hoy circulaba la especie de que igual renuncia a su acta de diputado. Un final inesperado para alguien que ha luchado por su permanencia, desde la profesionalidad, en las dos últimas legislaturas. Un dato inquietante que puede orientar, no obstante, sobre su posible dimisión: Sánchez está muy moreno. Se trata de un bronceado adquirido en Malibú. Quien vuelve de Malibú, igual está, a su vez, de vuelta. Lo veremos el sabadete, en todo caso.
En esto, Pablo Iglesias toma la palabra. Dibuja lo que no entra y no cabe en esa nueva reformulación del Régimen. La plurinacionalidad, los menores de 45 años, las grandes ciudades, gobernadas bajo otra cultura. Quizás es el nuevo campo semántico de Podemos, que está abandonando aquella centralidad que está sobradamente nutrida. Reivindica el derecho a la manifestación. Es decir, la política no institucional. En su respuesta, Rajoy trata al Pack Podemos como unos frikis alejados de la realidad. Por ahí irá el discurso futuro, supongo.
Otro dato que sale de la boca de Rajoy: las manifestaciones son lo contrario al orden, por lo que en breve pueden ocupar el nicho ecológico que ocupaba la añorada --al parecer-- ETA, tan cohesionadora del bloque democrático ese. Iglesias, en sus intervenciones, brilla y se crece, disfruta de la libertad que supone el hecho de que el PSOE tenga un lenguaje de oposición similar al de ERC en Cat desde que se inició el Procés. Es decir, ninguno. Al menos hoy. El sábado, aún tendrá menos lenguaje, cabe suponer.
Rivera protagoniza un lenguaje fallido. O, al menos, difícil. En la parábola de los tres cerditos que hacen un Tripartito para defender el empleo, el bienestar y la Unidad Nacional, se presenta como el que hace la casita de ladrillo. El reformista. Presenta y reivindica un plan de reformas llamativo e inverosímil --este gobierno no ha nacido para reformar nada ni nadie; más bien para contrarreformar cuando Europa lo indique--. Es el niño que se interpone entre papa y mamá cuando se pelean. Y les pide que reformen el WC. Como a Hernando, Rajoy se lo come también con patatas, en este caso, à la Parmentier. Es decir, con cierto dominio de la estética. C's, en fin, no ha alcanzado diferenciación lingüística y mítica frente al PP. No puede chulearle.
Turno de Tardà. Repetición del discurso, o de su lógica, con el que se comió el primer intento de investidura de Rajoy, hace dos meses. En lo que es una metáfora de los discursos propagandísticos, hoy, en su segundo uso, era menos efectivo, y Rajoy ya contaba con otro sistema propagandístico más depurado, de manera que hoy no se quedó bizco. En breve, es de suponer, el nuevo Gobierno dispondrá de contramedidas orales más vistosas frente a las construcciones, también orales, del Procés. Le va la vida en ello. Al parecer, el nuevo Gobierno --y el nuevo Tripartito-- recurrirá al tema catalán como su razón de ser, como su máxima proyección sobre la sociedad. Como su función y cruzada. Y, también, cabe suponer, dispondrá de una inaudita capacidad de crispación social al respecto, con la utilización controlada de juicios por lo penal --pero sin condena carcelaria-- a los all stars del Procés. Lo más probable es que el Procés, y el nuevo Proceso hacia la España de la Transición y Más Allá, se retroalimenten con cierta deportividad.
El PNV, a su bola, y CiU, o como se llame esta mañana, configuran dos recursos importantes antaño para asegurar un gobierno, pero que hoy no son necesarios. Curiosamente, PNV, en ese trance, mantiene su discurso y su estilo, intacto desde 1977, pero CiU, o como se llame etc, lo ha cambiado completamente. CiU es un ejemplo de que un cambio radical de discurso --en esta cámara hay dos partidos así: la decreciente CiU y el peor resultado del PSOE de la historia-- en un partido suele ser un signo de una gran crisis biológica.
Se suceden los grupos mientras escribo esto. El poco espacio-tiempo del que disponen no les da para crear marcos como para formularse. Bildu, por cierto, en las dos últimas legislaturas ha renovado su lenguaje notoriamente, aproximándolo al de las nuevas izquierdas.
Turno de Hernando del PP, que crispa hasta el gato y que, con ondas de mal rollo, consigue hacer levitar una nevera de un piso a 200 metros del Congreso. Me gustaría producir una peli española sobre la guerra civil para darle un cameo con el siguiente texto: "Qué, ya no hace tanta gracia, eh, rojo". Lo bordaría. En lo que es una muestra gratuita del poderío con el que el nuevo Gobierno y Tripartito pueden sacudir los nuevos/viejos marcos constitucionales/preconstitucionales, y tras emitir datos erróneos --en el mejor de los casos--, y puntos de vista excesivos y no verificables, Hernando consigue que los leones de la fachada del Congreso pidan a gritos volver a ser fundidos y transformados en cañones capturados al enemigo, y el Pack Podemos abandona el hemiciclo tras el disimulo de Ana Pastor, esa esfinge.
Esa exhibición de poder de Hernando y Pastor, que no es más que el poder de un sistema propagandístico, capaz de unir en un sólo anillo a dos partidos más para dominarlos a todos, es un indicio de cómo irán los dos próximos años. Porque la cosa igual dura dos años en su primera emisión. Medios cercanos al PP --es decir, poseedores de información privilegiada, pero también de la ausencia de decoro para transmitir bulos-- andan diciendo por aquí que el PSOE ya ha pactado apoyar dos presupuestos del PP.
Bueno. Votaciones. El lenguaje hegemónico pierde la primera votación. La ganará el sábado, día en el que veremos la forma definitiva del PSOE --tengo curiosidad por ver cómo lo venden, aparte de con profesionalidad-- y, tal vez, no veremos a Sánchez.
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CTXT ha acreditado a cuatro periodistas --Raquel Agüeros, Esteban Ordóñez, Willy Veleta y Rubén Juste-- en los juicios Gürtel y Black. ¿Nos ayudas a financiar este despliegue?
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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