Análisis
Renzi dimite. ¿Quién salva ahora a los bancos?
La recapitalización de Monte Paschi di Siena, Unicredit, Banca Popular de Vicenza y Banca Veneto es aún más acuciante que resolver la inestabilidad política
Giovanni Pons 5/12/2016
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Después de tres sonoras bofetadas en pocos días --la reforma de la Administración Pública, la reforma de las bancas populares [similares a las antiguas cajas de ahorro españolas] y la reforma de Constitución-- Matteo Renzi no podía abrigar esperanza alguna de permanecer en el Palazzo Chigi [sede del Gobierno italiano]. Y ha sido él mismo el encargado de pasar el testigo al confirmar que no tenía ningún interés en seguir calentando la poltrona. El problema ahora es saber qué pasará tanto desde el punto político como en el frente económico o en el más caliente de los mercados financieros y de los bancos en particular. Y, más aún, del comportamiento del euro como moneda única puesto que Italia, mucho más que Grecia, ha sido considerada el eslabón débil de la construcción europea.
La pelota está en el tejado del presidente de la República, Sergio Mattarella, que esta misma tarde [lunes 5 de diciembre] aceptará la dimisión de Renzi. Con una clara victoria a favor del No, el jefe del Estado podría encargar al presidente del Senado, Pietro Grasso, o a una personalidad institucional de relieve que buscara una mayoría parlamentaria para formar un gobierno con el único objetivo de reformar la ley electoral y convocar elecciones. Aún más difícil es que el encargo recaiga en el ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, para formar un ejecutivo técnico que intente avanzar con las reformas y, de esta manera, dar seguridad a los mercados financieros. El coro de voces que reclaman la celebración inmediata de elecciones --el movimiento 5 Estrellas y la Liga Norte, sobre todo-- se va a dejar oír enseguida y no es descartable que Mattarella decida disolver las Cámaras y convocar comicios anticipados.
El jefe del Estado podría encargar al presidente del Senado o a una personalidad de relieve que buscara una mayoría parlamentaria para formar un gobierno con el objetivo de reformar la ley electoral y convocar elecciones
En todo caso, los problemas más acuciantes son de tipo económico, concretamente las recapitalizaciones de algunos bancos como Monte Paschi di Siena, Unicredit, la Banca Popular de Vicenza y la Banca Veneto. El consorcio de bancos gestionado por JP Morgan y Mediobanca, que había aprobado un plan para recapitalizar en varias fases Monte Paschi di Siena con 5.000 millones, puede verse ahora en dificultades. Con la conversión voluntaria de obligaciones subordinadas solo ha ingresado 1.000 millones y, ahora, con la victoria del No, el fantasma de la inestabilidad política se hace real. De esta manera resulta más que probable que los grandes inversores, como Catar, den un paso atrás poniendo en aprietos al consorcio que, en estas condiciones, no firmará el compromiso para lanzar al mercado la ampliación de capital.
Sin un gobierno a la vista, ¿quién asumirá la tarea de decidir si y cómo se interviene en Monte dei Paschi? Esta es la pregunta que se están haciendo ahora los analistas y los representantes de las finanzas internacionales. Probablemente sea el regulador, es decir, el Banco de Italia, de acuerdo con el Banco Central Europeo, quien certifique que Paschi di Siena no está en condiciones de recurrir a los mercados para financiarse y rellenar el agujero de 5.000 millones que se abrirá con la devaluación de los créditos deteriorados. Las posibilidades que se plantean son entonces dos:
1. Conversión forzosa de las obligaciones subordinadas --unos 4.200 millones de euros--, con el objetivo de proteger a los pequeños ahorradores que poseen casi la mitad de estas, unos 2.100 millones.
2. La llamada solución de la banca. La separación en un banco bueno, recapitalizado con dinero público, y un banco malo que agrupe todos los créditos deteriorados, cuya devaluación implicará un reajuste del capital y la transformación en acciones de todas las obligaciones subordinadas y quizá también parte de las senior.
La única manera de evitar un efecto dominó en otros bancos italianos es una oportuna intervención en Monte dei Paschi. Unicredit necesita una inyección fuerte de capital --entre 8.000 y 13.000 millones-- y lo mismo sucede con las entidades vénetas controladas por el fondo Atlante. Estas operaciones no van a poder financiarse en los mercados en una situación de inestabilidad política. Y la alternativa sería la que ha propuesto Reuters hace unos días, cuando reveló que se habían realizado estudios a nivel europeo para saber si cabía la intervención del fondo Omt (Outright Monetary Transactions), el cual podría llegar a intervenir siempre y cuando se aprobara un plan integral de saneamiento bajo la supervisión del BCE, la UE y el FMI. Es decir, en Italia desembarcaría la llamada Troika, una especie de comisariado.
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Traducción de Mónica Andrade.
Este texto se ha publicado en Businessinsider.com, un blog de La Repubblica.
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