Escrito a ciegas
De Borges a Jünger
José Luis Merino 29/12/2016
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
_____________
En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza.
Donación libre:
______________
Jorge Luis Borges viajó hasta el retiro del escritor alemán Ernst Jünger, en Wilflingen, para testimoniarle su admiración y poder estrechar su mano.
Esa admiración no proviene única y principalmente por el hecho estético, ya que en tanto escritores, los dos comparten, con parecida intensidad, la celebración de la palabra y poseen una aspiración mutua, como es alcanzar el máximo conocimiento oceánico del saber literario. La admiración se debe al valor guerrero de Jünger, considerado como uno de los grandes héroes de la Primera Guerra Mundial, y acreditado, con pruebas documentales, como un valiente entre los valientes.
En los libros de Borges encontraremos pasajes de su literatura, donde antepone el valor por encima de todo lo demás. El escritor argentino admiraba a los malevos de sus cuentos por el valor desmedido mostrado –imagen viva de lo viril, “con pechos dilatados de hombría”–, al punto de ser la única clase baja consentida por él. En su caso, sólo puede admirarlos desde la ficción. Por el contrario, a Ernst Jünger lo admiraba a través de lo real. Si como literato nada tiene que envidiarle, es el valor personal de Jünger lo que le rebasa. Para decirlo de una vez: lo que en él es ficción, en Jünger es estricta y valentísima realidad. Por eso proyecta ese viaje suyo para poder estrechar la mano del alemán.
A partir de esta línea dejo a un lado el valor real y el valor de ficción de uno y otro escritor (equivalente a la duda cervantina entre lo real y lo ideal), para contar cómo me relacioné con Ernst Jünger sin tener que ir a su retiro a buscarlo.
Esa misma mano de sangre arrebatada es la que Borges quiso estrechar con enfervorizada admiración
En el otoño de 1989 Ernst Jünger viajó a Bilbao. La Universidad del País Vasco le había concedido el título de doctor honoris causa. Con sus 94 años, pleno de lucidez, el escritor alemán respondió a la investidura con un discurso brillante y profundo. Recordó al auditorio la emoción de sus días de niño cuando su padre le leía El Quijote, del impar Miguel de Cervantes.
Después de la investidura un grupo reducido de amigos mantuvimos una conversación literaria con él en el hotel donde se alojaba. Al día siguiente apareció un artículo mío en el periódico donde colaboraba, en torno a la obra de Jünger.
Pasados unos días desde su marcha, le escribí a Wilflingen, proponiéndole una entrevista. Le envié las preguntas, traducidas con suma acuciosidad por un amigo.
Respondió casi de inmediato (4 de noviembre de 1989). Apuntaba en su carta la imposibilidad de contestar a todas las preguntas, porque se encontraba “extraordinariamente lleno de trabajo”. En uno de los pasajes mostraba un signo de bullente modestia: “Quizá le puedan ser útiles estas respuestas; en caso contrario, confíelas a su papelera”. Antes de despedirse, aludió al día de su investidura: “He visto que todavía se saben celebrar fiestas en Bilbao; y guardo un buen recuerdo de los días que he vivido allí”.
La guerra nos arrebató como una borrachera; nos parecía un lance viril, un alegre concurso de tiro
Vuelvo a Borges y al valor de Jünger, a través de unas palabras de éste último cuando refiere –en edad madura– un pasaje sobre su experiencia en la Primera Guerra Mundial: “La guerra nos arrebató como una borrachera; nos parecía un lance viril, un alegre concurso de tiro celebrado sobre floridas praderas en que la sangre era el rocío”.
Esa misma mano de sangre arrebatada es la que Borges quiso estrechar con enfervorizada admiración.
[Admiro las virtudes literarias de ambos escritores. Repudio su compartido fervor guerrero. Héroes son quienes salvan vidas humanas, no quienes se encargan de abatirlas.]
_____________
En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza.
Donación...
Autor >
José Luis Merino
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí