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“La mujer casada podrá comprar bienes inmuebles”
“La desaparición de la licencia marital, con la ley de Reforma del Código Civil, de 2 de mayo de 1975, se veía limitada en la práctica por la permanencia del papel del marido como administrador de la sociedad de gananciales y por la resistencia de notarios y registradores, a la hora de legalizar compras de la mujer casada en régimen de gananciales, sin que se probara la privaticidad del dinero del pago. (...) La Dirección General de Registros y del Notariado de Madrid ha hecho pública ayer una resolución, fechada el día 8 de febrero, que decide la plena facultad de la mujer respecto a sus propios bienes, aun cuando sea casada y en régimen de gananciales. Según esta disposición, la mujer casada puede comprar al contado bienes inmuebles, por sí sola y sin consentimiento del marido. (…) Ni la ley de 1975 ni esta nueva disposición adicional resuelven, con todo, la plena capacidad de la mujer, porque le discriminan todavía con respecto a los bienes gananciales, de los que la mujer sólo puede disponer en ese apartado que se conoce como cesta de la compra. (…) Quiere esto decir que la mujer, pese a esta reforma, no puede disponer del total de su sueldo, ni de las rentas de sus propiedades privativas, mientras su marido, administrador nato, tiene plena libertad para todo excepto para la venta sin consentimiento. ” (El País,Rosa María Pereda, 18-12-1977).
Sí, no han leído mal: la noticia firmada por Rosa Pereda es del año 1977. La canción Se acabó, de María Jiménez, considerada un himno protofeminista, alcanzó el éxito un año después, en 1978, y quizá no por casualidad. La canción de Manuel Sánchez Pernía para la voz desgarrada de la gran Jiménez cuenta la confesión de una mujer que abandona a un hombre después de sufrir maltrato: “Porque yo me lo propuse y sufrí/Como nadie había sufrido y mi piel/Se quedó vacía y sola, desahuciada/En el olvido y después/De luchar contra la muerte empecé/A recuperarme un poco y olvidé/Todo lo que te quería y ahora ya.../Ahora ya mi mundo es otro”. Que una mujer decidiese dejar a su pareja parecía entonces el colmo de la liberación feminista. Recordemos que la ley de divorcio fue aprobada en 1981 con el voto en contra de AP, actual PP; mientras que la primera ley del aborto es de 1985, también con el voto contrario de los populares. (Solo la Segunda República había despenalizado el aborto terapéutico y permitido el divorcio. Fue breve, como bien sabemos) Y en 2004 --mucho tiempo después-- se aprueba la Ley de violencia de género.
“El presupuesto para la prevención de la violencia machista se recorta un 26% desde 2010”
“El programa específico para igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres pierde un 61% de sus fondos en una década” (Eldiario.es,31-8-2015).
“La mitad de los pensionistas cobran menos del salario mínimo. Suman casi cinco millones de personas, con las mujeres representando el 70%”
(La Vanguardia, 26-12-2016).
Estaba todo ahí, para quien quisiera verlo. Pero algo ha cambiado. Y son los mismos periodistas quienes --por fin-- critican los tratamientos informativos sexistas, como el del asesinato de Victòria Bertran a manos de su marido. Sana autocrítica, pues hasta hace muy poco, los medios de comunicación callaron --o acallaron-- la violencia de género y sus consecuencias reflejando el silencio social imperante durante décadas. Muy pocos, muy pocas, alzaban la voz. La desigualdad, el acoso, la violencia machista e incluso el asesinato de una mujer eran asuntos privativos, personales; no una amenaza pública.
“La injustificable normalización del machismo entre periodistas”
El crimen machista cometido por Alfons Quintà evidencia el tratamiento condescendiente de los medios cuando se trata de un personaje relevante. (…) El tratamiento periodístico que una amplísima mayoría de los medios de este país ha dado a este asesinato machista cometido con una escopeta de caza por el periodista Alfons Quintà, de 73 años, así como el conocimiento que prácticamente todos los allegados al reputado profesional de la información y a su víctima tenían de su condición de presunto maltratador habitual ha encendido las alarmas respecto al silencio o incluso condescendiente complicidad con que se ha abordado la condición de machista del histórico periodista catalán. Sirva como ejemplo la crónica de El Español firmada el miércoles 21 de diciembre por Carlos Quílez y titulada “Quintà mató a su mujer mientras ella dormía”. En el subtítulo recalca el redactor que el criminal cometió el asesinato “presa de un ataque de celos” antes de suicidarse. Ya en el cuerpo de la noticia, el redactor apunta: “Celos, reproches, supuestas infidelidades y la posibilidad de una separación en ciernes sobrevolaba ese matrimonio”. Poco más se puede añadir al tratamiento informativo que este medio ha dado de un caso paradigmático que certifica las dos varas de medir que el periodismo en general aún suele tener en los casos de violencia de género. (…) Un último titular. En este caso de El País: “Un juzgado de violencia machista investiga la muerte de la mujer del periodista Alfons Quintà”. Aún se habla de “muerte” de la “mujer” de, eso sí, el famoso Alfons Quintà. Implícitamente aún le cabe alguna duda al periodista que firma la información, Jesús García, de que Victòria –así se llamaba la verdadera protagonista de la luctuosa noticia– no murió en un caso de violencia de género más, y por eso incide en la supuesta novedad de que un juzgado de violencia de género se haga cargo del caso inmediatamente. Y para titular digno de un estudio psicológico el de Fernando Baeta en El Español: “El hombre excesivo”. Sobran comentarios al respecto, por mucho que en el cuerpo de la columna de opinión Baeta intente reflexionar sobre las razones que llevaron a Quintà a cometer el crimen, si es que puede haber alguna. “Al final nunca sabemos lo que pasa por la cabeza de nadie”, justifica Baeta en su artículo”l
(Natalio Blanco, Cambio 16, 22-12-2016)
María del Carmen Ginés, Ana Enjamio, Elena Marcu, Victòria Bertran y con ellas otras 40 mujeres este año, no han fallecido ni han muerto: fueron asesinadas.
“Cuatro mujeres asesinadas por violencia de género en cuatro días en España”
(Huffington Post, 20-12-2016)
“Minuto de silencio en 52 ambulatorios de Barcelona contra el asesinato de Victòria Bertran” (Europa Press, 20 diciembre)
“El asesino de Victoria”
“Alfons Quintá era ese tipo de directivo capaz de ridiculizar a quien no cumpliera sus designios, vejándolo en público. Así era Quintá y así ejerció de director de El País, TV3, El Observador o El Mundo, entre otros medios y empresas. Y lo hizo gracias al silencio vergonzante de sus congéneres masculinos que jamás tuvimos arrestos para denunciarle. El machismo lo convirtió en asesino.”
(Alberto Sáez, El Periódico, 22-10-2016)
El asesinato es la punta del iceberg de la violencia y discriminación sistemáticas enquistadas en nuestra realidad. El resto es una montaña de hielo sumergida. A veces, esa parte oculta sale a la luz.
“El empresario denunciado por Teresa Rodríguez: "Tenía unas copitas, me pasé siete pueblos" "Estaba ebrio", ha intentado excusarse Manuel Muñoz, reconociendo que se abalanzó sobre la diputada andaluza, le puso la mano en la boca y simuló darle un beso.” (Público, 23-12-2016).
“Dimite el empresario que acosó a Teresa Rodríguez”
“La Cámara de Comercio ha explicado que el comité ejecutivo han decidido adoptar esta medida ante una actuación "reprobable y de ofensa" (La Razón, 24-12-2016)
Las asociaciones feministas tan insultadas, vejadas y amenazadas, ya no están solas. No hace falta ingresar en una organización ni militar en Femen; hay muchas formas de activismo. El “cuñao antifeminista' está cada vez más cercado; él sí que es objeto de mofa y burla. Y lo sabe.
“Facebook reabre la página feminista de 'Locas del Coño”
“Las administradoras señalaban a "un acoso machista organizado y sistemático" como motivo del cierre y Facebook les ha devuelto el perfil. "Informamos de que estábamos siendo víctimas de un ataque masivo", asegura un de las integrantes del colectivo. "Anda que no les jode quedar 'invisibilizadas', aseguraba un usuario de foros en los que es frecuente encontrar hilos machistas. "Ahora a por la cuenta de Twitter" (eldiario.es, 22-12-2016)
A pesar de la discriminación y de los recortes selectivos, a pesar de la Historia, de la involución neo-mega-supra conservadora, de Trump, Putin y el ISIS; a pesar de los fascismos acechando en media Europa y de sus primos pequeños escondidos en Forocoches y en los comentarios cobardes a las noticias (“Deje un comentario... y demuestre que es usted un machista ignorante, cobarde y resentido”) habrá cada vez menos prosistas cipotudos y articulistas cavernarios y sí más denuncias, dimisiones y boicots mundiales a quienes pretendan mantener las cosas como eran antes, como fueron siempre; habrá cada vez más reivindicaciones, manifestaciones, voces en las redes sociales, hombres que afeen las conductas que les son ajenas, madres que eduquen a sus hijos, hijas que eduquen a sus padres, más fotografías de mujeres en puestos de responsabilidad y de gobierno y más artistas premiadas, más científicas reconocidas, más expertas consultadas, más, más.
Y cada día, cada semana, cada año, veremos cómo la impunidad y el silencio se hacen tan pequeños como los miserables que los imponían. Entonces, quienes todavía quieran convertir a las mujeres en víctimas, objetos sexuales o arquetipos de sumisión quedarán reducidos a una minoría patética, ridícula, el vestigio innombrable de un pasado vergonzante. El mundo, al menos una gran parte, ya es otro. Digámoslo cuantas veces haga falta: se acabó.
A Carrie Fisher, la princesa que no necesitaba príncipe, In Memoriam
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Autor >
Pilar Ruiz
Periodista a veces y guionista el resto del tiempo. En una ocasión dirigió una película (Los nombres de Alicia, 2005) y cada tanto publica novelas. Su último libro es "La Virgen sin Cabeza" (Roca, 2003).
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