1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Controversias CTXT

Tras el fin de la culpa alemana (I)

Banalidad, nihilismo y odio al extranjero en el (mal llamado) 'Rechtspopulismus', la extrema derecha representada en el partido Alternativa para Alemania

José Luis Egío 8/02/2017

<p>Mitin de Alternativa para Alemania (AfD). Munich, 2013. </p>

Mitin de Alternativa para Alemania (AfD). Munich, 2013. 

Metropolico.org

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Nace El Dobladillo, el papel mensual interactivo y ecológico de CTXT ¿Quieres recibirlo en casa? ¡Suscríbete!

Oferta lanzamiento (50 euros al año, envío España)

En este análisis se rastrean las claves que han hecho del partido Alternative für Deutschland un actor relevante en un país donde hasta hace pocos años los movimientos políticos de extrema derecha eran marginales y se enfrentaban a una rotunda condena por parte de las instituciones y la opinión pública. 

En el origen del Rechtspopulismus. Trasfondo académico

Como en otros países europeos, habría que buscar el origen del que algunos denominan populismo alemán de derechas en el revisionismo histórico y en la banalización sistemática de los crímenes cometidos en nombre de y con la colaboración de una buena parte del pueblo alemán durante el régimen nacionalsocialista.

Aunque éste no es, por supuesto, un tema prominente en discursos electorales dirigidos a un ciudadano medio alejado de los debates entre historiadores y filósofos, el germen de la ruptura de tabús que ha hecho posible la entrada en escena de un discurso del odio contra el extranjero como el que vehicula el partido Alternative für Deutschland (Alternativa por Alemania, AfD en sus siglas alemanas) no se explica sin una cierta mirada al trasfondo académico en el que se origina.

Hasta finales de los ochenta, cuando la República Federal Alemana absorbió a la Democrática con el beneplácito de la comunidad internacional, la legitimación del nacionalsocialismo y sus crímenes como “respuesta comprensible” a la amenaza comunista en Alemania y Europa era una especie de bilis mal digerida que rumiaban en las esquinas intelectuales conservadores como Ernst Nolte o Joachim Fest, con una presencia importante en los órganos oficiales de conformación vertical de la opinión pública (Fest fue editor de la sección cultural del conocido diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung durante veinte años, entre 1973 y 1993) pero incapaces de intervenir con contundencia en la esfera de opinión verdaderamente decisiva en las democracias liberales, la esfera de la opinión plébica (de plebe: conformada por el rumor, el bulo, el meme).

Utillaje conceptual: “prensa de la mentira”, “traidores al pueblo” y “sobreextranjerización”

Aunque Alternative für Deutschland no tiene una posición oficial con respecto al régimen nacionalsocialista y se muestra –por su antiislamismo-- favorable a la agresiva política de Israel en Oriente Próximo (de ahí que sea habitual, por ejemplo, ver banderas israelíes en las manifestaciones y eventos convocados por la organización), algunos de los conceptos políticos que manejan sus portavoces y simpatizantes no dejan lugar a dudas con respecto a la existencia de peligrosas continuidades entre la extrema derecha tradicional alemana y esta extrema derecha vestida de seda.

Lügenpresse fue una de las expresiones recurrentes en el discurso nazi, empleada, entre otros, por el orquestador de la propaganda del régimen, Joseph Goebbels

Nos referimos a conceptos como Lügenpresse o “prensa de la mentira”, expresión con la que la AfD y sus simpatizantes identifican a los supuestos “medios del régimen”, cadenas de televisión, periódicos y radios, en los que, supuestamente, se ofrece una imagen negativa de la “lucha por la salvación de la patria” que la organización encabeza. Tendremos ocasión de contrastar más adelante si, realmente, estos medios del régimen son tan críticos con la AfD como los impulsores del partido intentan hacer creer. Recordemos, de pasada, que el concepto Lügenpresse fue una de las expresiones recurrentes en el discurso nazi, empleada, entre otros, por el orquestador de la propaganda del régimen, Joseph Goebbels. Mediante el empleo de este concepto se pretende inmunizar contra toda crítica a los seguidores del partido y a las personas a las que se intenta atraer al mismo, planteando la existencia de una gran conspiración (de los intelectuales liberales y de izquierda, los grandes grupos de capital que financian los medios y los medios estatales controlados por el gobierno) contra la misma Verdad. No por azar el lema escogido por la AfD para sus últimas campañas electorales ha sido el de “Mut zur Wahrheit!” (¡Coraje hacia la verdad!).

Conceptos como “Volksverräter” (“traidor al pueblo”), empleados por la AfD para referirse a los miembros de otros partidos políticos, traidores al pueblo alemán con una política de fronteras abiertas destinada a acabar –por disolución racial y cultural-- con ese mismo pueblo, tampoco dejan lugar a dudas sobre el régimen y las ideas con las que entronca la pretendidamente “nueva” política de la AfD. Se trata de un concepto que Adolf Hitler empleó profusamente en las décadas de los veinte y treinta para referirse a los políticos alemanes que habían negociado la capitulación de Alemania en la Primera Guerra Mundial y el Tratado de Versalles. Los AfDistas vuelven a manejar impunemente este peligroso y revanchista concepto político en todas sus manifestaciones y eventos, en los que quizás la imagen más presente sea la de los numerosos carteles con el rostro de la canciller Angela Merkel acompañada de la nauseabunda etiqueta de “Volksverräterin”.

Términos como “Überfremdung”, otra invención conceptual de los nazis sin traducción directa en castellano (prueba la artificialidad de la palabra el que para traducirla al castellano haya que recurrir al circunloquio “sobre extranjerización”) o “Völkisch”, que identifica lo popular con lo nacional en un sentido excluyente, figuran también en un diccionario claramente escrito en caracteres góticos.      

El establishment judicial alemán: tolerancia radical al odio extremo

A pesar de estas continuidades evidentes, la hábil supresión de toda manifestación de odio hacia los judíos, de las apologías abiertas del Tercer Reich o las absurdas negaciones del hecho inédito e inconmensurable del Holocausto que se encontraban en el programa de las formaciones de extrema derecha que la precedieron (y con las que, de hecho, la AfD comparte el noventa y nueve por ciento de sus posiciones políticas) han permitido al partido beneficiarse de una tolerancia judicial y mediática con la que no contó, por ejemplo, uno de sus antecesores, el Partido Socialista del Reich (SRP), prohibido en 1951.

El Tribunal Constitucional alemán ha jugado un papel importantísimo en la ruptura de tabús que explica la irrupción en la arena política de viejos y nuevos discursos del odio

En este sentido, el Tribunal Constitucional alemán ha jugado un papel importantísimo en la ruptura de tabús que explica la irrupción en la arena política de viejos y nuevos discursos del odio. Aunque no referida directamente a la AfD, la sentencia final con la que se cerró recientemente el largo proceso judicial abierto en 2013 para que se ilegalizara al Nationaldemokratischen Partei Deutschlands (NPD), un partido antisemita que niega el Holocausto y defiende abiertamente los “logros” de la Alemania del Tercer Reich, es un elemento que jugará un papel fundamental en la vida política alemana de los próximos años. El fallo del tribunal, pronunciado el pasado 17 de enero, constata que el NPD es un partido que ataca abiertamente los valores constitucionales y hace apología de la violencia contra los judíos y los extranjeros. Sin embargo, en virtud de lo que el tribunal considera como “una escasa relevancia en la vida política alemana” (dado su escaso atractivo electoral), considera su prohibición como una medida no justificada y que, de tomarse, resultaría desproporcionada.

Una sentencia semejante resulta, sin lugar a dudas, un espaldarazo del sistema judicial a la inclusión del discurso del odio en el menú democrático. La falacia liberal de la posibilidad y deseabilidad de una tolerancia total supone, como en otros casos, aceptar que los intolerantes sean admitidos como un jugador más en la competición democrática. Esta tolerancia extrema hacia la extrema derecha aparece, además, en claro contraste con la legislación y sentencias judiciales que, poco a poco, han ido arrinconando a la izquierda revolucionaria en posiciones socialdemócratas y pacifistas, al ser catalogada toda llamada a la insurrección violenta, la presión “física” sobre empresarios y políticos o el mero sabotaje industrial como apología del terrorismo. De ahí que, aunque la AfD guste de presentarse como el partido antisistema por excelencia en la actual coyuntura política alemana, lo cierto es que se beneficia de un innegable trato de favor por parte del establishment judicial. En una perspectiva histórica ampliada al siglo XX, tal trato no debería resultar demasiado sorprendente. No, al menos, si se piensa en la decisiva participación que el Juristenstand tuvo en la construcción del régimen nacionalsocialista en los años veinte y treinta y en el importante rol vertebrador y legitimador que categorías jurídico-políticas como las desarrolladas por el jurista Carl Schmitt (conceptualizador de una política en la que el otro –el diferente, extranjero, opositor-- aparece designado como enemigo y se justifica un estado de excepción permanente como remedio al caos y al desorden) jugaron en el Estado nazi. 

La creación de la AfD (2013). Marketing político y estrategas del Berliner Kreis

Como en muchos otros casos, la consigna de ser y representar una alternativa al sistema se revela falsa si echamos también una ligera ojeada a la trayectoria política de los principales cargos políticos de la AfD. Sus tres principales fundadores y portavoces (Petry, Adam y Lücke, impulsores de la creación del partido en febrero de 2013) tuvieron un pasado político en la CDU, el gran partido conservador alemán en el sistema de partidos establecido tras la Segunda Guerra Mundial, al que pertenece la canciller Angela Merkel. Frauke Petry, elegida, no por azar, como la principal portavoz del partido, es la que menos huellas tenía que borrar, al no haber ocupado cargos importantes antes de formar la AfD. Supuesta ‘cara nueva’ de la política alemana, Frauke Petry –que ahora considera a los conservadores uno de los “partidos del cártel”-- fue, en todo caso, miembro activo de la CDU por varios años.

El segundo de los progenitores de la AfD, Bernd Lucke, fue miembro de la CDU durante 33 años, ocupó varios cargos públicos relevantes y se distanció de los conservadores por su falta de agresividad hacia el Estado del Bienestar. En efecto, hasta el momento de su entrada en la AfD, uno de los ingredientes más habituales y entrañables en todo desayuno auténticamente alemán (junto al pan integral, las salchichas y el Schorle) era uno de los repetitivos manifiestos neoliberales de Bernd Lucke. Publicados en la amplia variedad de diarios a los que, más tarde, denigraría como Lügenpresse, Lucke nunca bajó los brazos en su lucha por las privatizaciones y el abaratamiento sistemático de la fuerza de trabajo, en su opinión el factor que mantenía estancada a la economía alemana.

Cabe preguntarse si acaso la AfD y su discurso del odio no habrán sido la estrategia de evangelización elegida por Lucke y la derecha empresarial en su Segunda Venida

Cabe preguntarse, en este sentido, si acaso la AfD y su discurso del odio no habrán sido la estrategia de evangelización elegida por Lucke y la derecha empresarial en su Segunda Venida a los desayunos auténticamente alemanes. De momento no sólo han logrado colar en el discurso político cotidiano ideas consideradas tabú hasta hace pocos años, sino que (para expresarnos en la jerga de moda) han colocado en el centro del tablero político auténticos disparates y multitud de propuestas vulneradoras de los derechos humanos más esenciales, que ahora se consideran no sólo como debatibles, sino implementables y hasta dignas de encomio. No hay que olvidar, en este sentido, que un inmigrante calumniado, aislado y condenado perpetuamente a un estatuto jurídico de ilegalidad es, en realidad, un no-ciudadano y, sobre todo, un trabajador que carece de derechos y ni siquiera puede reclamarlos. Sobre este tipo de trabajadores y trabajadoras, el empresario puede ejercer impunemente un alto grado de violencia  económica, física y hasta sexual, como prueban la multitud de abusos que se registran tanto en Alemania como en nuestro país.

En cuanto al tercer padre-fundador de la AfD, Konrad Adam, su intimidad con el sistema resultará fuera de dudas si aclaramos que también fue miembro destacado de la CDU durante varias décadas y de su think tank, el Berliner Kreis (Círculo Berlinés, si lo traducimos al castellano; para ser aún más claros, la FAES germana). Sus relaciones con la Lügenpresse fueron también estrechas, cariñosas y redituables, pues entre 1979 y 2000 fue redactor del ya citado Frankfurter Allgemeinen Zeitung. Entre 2000 y 2007 fue, además, corresponsal en jefe del periódico Die Welt.

La lista de antisistema reclutados por la AfD es demasiado larga como para ser condensada en un artículo. Mencionemos, a título de ejemplo, que otro de los  portavoces destacados del partido, Alexander Gauland, tiene un perfil prácticamente idéntico al de Adam: alto cargo de la CDU durante cuarenta años, miembro del Berliner Kreis y editor por largo tiempo de otro importante diario conservador (el Märkische Allgemeine).

A estas alturas de la exposición, los lectores críticos estarán, posiblemente, planteándose la pregunta de si esta AfD ‘revolucionaria’ no es, en realidad, un partido paraestatal surgido de las cavernas del Berliner Kreis. Pese a que su nacimiento y consolidación pueden explicarse sólo apelando a las  razones históricas de largo alcance que mencioné, la breve historia de la AfD resulta un indicativo claro de que su causa más inmediata radica en una perspicaz estrategia de marketing político.

Puesto que el nicho de mercado electoral racista y antimusulmán estaba ya, en cierta forma, perfilado y ‘existe’ en todos los países occidentales donde se combinan altas tasas de inmigración y una tolerancia judicial y mediática hacia los discursos alentadores del odio racial y cultural, muchos de ellos vecinos de Alemania, los antiguos miembros del Berliner Kreis a los que nos hemos referido no habrían hecho más que apropiárselo tras rediseñar de forma pragmática el ideario político tradicional de las formaciones de extrema derecha precedentes (adiós al antisionismo). Utilizando además la etiqueta neutra de “Alternativa por Alemania” que, aunque patriótica, no incorpora referencias a lo Nac/zional o al Reich, el partido se abre a un campo potencial de votantes sin techo definido.

(Continuará…)

Nace El Dobladillo, el papel mensual interactivo y ecológico de CTXT ¿Quieres recibirlo en casa? ¡Suscríbete!

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

José Luis Egío

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí