En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
CTXT necesita 300 suscripciones mensuales para ser sostenible y cada vez más independiente. Puedes ayudarnos aquí
-----------------------------------------------------------------------------------------------------
“La excepción española: por qué aquí no triunfa la extrema derecha”
“El caso español analizado junto a otros cinco países europeos por el think tank Demos”. “La dictadura franquista explotó la retórica patriótica de tal forma que durante todo este periodo los símbolos nacionales --la bandera, el himno o la sola palabra, España-- se asociaron al régimen fascista (…). Sin embargo, las cifras muestran que, como consecuencia de la crisis, cada vez es mayor el porcentaje de españoles que cree que las leyes sobre inmigración son demasiado tolerantes (el 60% en 2014 frente al 36% a principios del 2000, según datos del CIS). De momento, los partidos de extrema derecha no han sabido (o no han podido) utilizar ese sentimiento antiinmigración para tener representación política”. (El Mundo, 16-2-2017).
Nadie se explica este ascenso, nadie lo vio venir: Europa dormía a pierna suelta. ¿Una pesadilla? Quizá subieron a lomos de la crisis de los refugiados
No existe la ultraderecha en España. Eso dicen los expertos y los think tanks. En los últimos tiempos, resulta habitual escuchar o leer a periodistas y políticos congratularse por tan buena noticia, cuando andamos escasos de ellas. De pronto, los aparatos mediáticos, tan ocupados en avisar de los grandes males que sobrevendrían si partidos de la izquierda “radical” llegaban al poder --recuérdese la no tan lejana campaña contra Syriza--, han descubierto que en Europa, Rusia y EEUU proliferan partidos “populistas” –palabra polisémica-- que han mutado en unas vainas alienígenas de xenófobos, supremacistas, racistas, fascistas, homófobos, integristas, misóginos, creacionistas, antisemitas… y hasta neonazis de brazo en alto, como saludó con alborozo el KKK al nuevo presidente Trump.
“El Ku Klux Klan convoca una marcha para celebrar la victoria de Trump”
“El exlíder del KKK David Duke acusó a los manifestantes que han salido a las calles para protestar contra la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de estar llamando al conflicto armado” (ABC, 11-11-2016).
Con la victoria de Trump y los manejos de Putin (“Rusia financia a Le Pen y a otros partidos de ultraderecha” CTXT, 13-6-2015), la mancha de aceite se extiende, ante el estupor general o el silencio particular: por ejemplo, los medios que se resisten a denominar “terrorista” a un “atacante” o “asesino” de extrema derecha.
“La ultraderecha europea une fuerzas tras la llegada de Donald Trump” (El Mundo, 1-1-207)
“El atacante de Quebec, el ultraderechista que sacudió el país de acogida” (El País, 1-2-2017)
“Thomas Mair, el solitario de ultraderecha que mató a Jo Cox”
“El supuesto asesino vivía en la misma casa desde hace 40 años y sus vecinos lo describen como una persona introvertida pero voluntariosa y que nunca había dado problemas.” (El Español, 16-6-2016).
La derecha radical gobierna o comparte el poder en Hungría, Polonia, Rusia, Finlandia y Dinamarca; está a punto de ganar elecciones en Francia y Holanda; aparece en los parlamentos de Austria, Alemania, Italia, Noruega, hasta Inglaterra, y cuenta con representación en la Eurocámara. Nadie se explica este ascenso, nadie lo vio venir: Europa dormía a pierna suelta. ¿Una pesadilla? Quizá subieron a lomos de la crisis de los refugiados, cabalgando en el fracaso de la estrategia de las instituciones mundiales ante la crisis económica. Pero los movimientos de ultraderecha ya volaban antes; a pesar de la derrota que los enterró durante 70 años, el dinosaurio sigue ahí, nunca se fue. Pero no en España: un paraíso de progresismo, tolerancia y generosidad. Todo va bien.
“El Gobierno niega que el Valle de los Caídos sea un monumento franquista”.“Asegura que el conjunto monumental reconoce a ambos bandos de la Guerra Civil "desde una perspectiva normativa" (infoLibre 18-1-2017).
“La justicia permite a un pueblo de Soria conservar el apellido de Yagüe, 'el carnicero de Badajoz”
“La sentencia dice que el nombre no exalta la guerra civil o la represión franquista y sí es un "estricto recuerdo privado" que ensalza los méritos del general Juan Yagüe”.
Pero los movimientos de ultraderecha ya volaban antes; a pesar de la derrota que los enterró durante 70 años, el dinosaurio sigue ahí, nunca se fue
“Hazte Oír denuncia ser “víctima de la inquisición gay imperante”
“La plataforma ultracatólica cambiará el lema pero seguirá su campaña contra la transexualidad” (La Vanguardia, 2-3- 2017)
No hay más que dar un paseo por los canales más fantasmagóricos de la TDT y las emisoras más mohosas del dial para dudar del optimismo de los “tanques pensantes” respecto a la inexistencia de la ultraderecha en España. Intereconomía, es.radio, Cope, 13TV, Okdiario, Libertad Digital, Radio Intercontinental, La Gaceta, y muchos otros medios de ámbito regional, provincial y local ejercen con gran desparpajo su derecho a divulgar una ideología muy reconocible. Algunos de ellos comparten, además, una financiación ignota o polémica:
“Aguirre y González gastaron desde 2006 casi 55 millones de euros del Canal de Isabel II en publicidad en medios de comunicación”
Abc y La Razón fueron los periódicos nacionales más beneficiados, pese a ser tercero y cuarto en audiencia. Intereconomía cobró 1,38 millones de euros, mientras que Libertad Digital y EsRadio, propiedad de Jiménez Losantos, sumaron 1,24 millones. (infoLibre, 25-5-2016).
¿Quiénes son sus espectadores, sus lectores, sus oyentes? ¿Dónde están? No importa: mosquitos mediáticos, dirán. Puede ser. Apenas molestos de uno en uno, sin embargo juntos producen el estruendo de un enjambre. Ese ruido llega amortiguado a la corriente mayoritaria; blanqueado, edulcorado y pop, sí, pero llega. Algo impensable hace menos de una década.
“El cuñadísimo de Franco, protagoniza una serie en Telecinco”
“Telecinco estrenará el próximo 22 de noviembre Lo que escondían sus ojos, una miniserie que tiene como protagonista a Serrano Suñer, el ideólogo filonazi del primer gobierno de Franco” (Diario 16, 20/11/2016).
Se ha llegado a afirmar que los votantes de la ultraderecha son todos abstencionistas, ectoplasmas ideológicos reacios a empuñar la papeleta democrática por ser símbolo de un sistema que desprecian
“Una indignada Blanca Suárez llama "populistas" a los fans críticos con su serie de Serrano Suñer y la marquesa de Llanzol” (Libertad Digital, 14-12-2016).
“Así es el musical sobre José Antonio”
“¿Quién ha dicho que los musicales son cosa de Disney? La vida política y personal de José Antonio inspira un musical que ofrece una versión diferente y apasionada del fundador de Falange” (La Gaceta, 25-10-2015).
Si a esto añadimos que otros medios de los llamados “masivos” comparten colaboradores con las emisoras y periódicos antes citados, encontramos que en canales de gran audiencia y en prime time se tontea abiertamente con el pensamiento ultra. Las mismas caras aparecen en El gato al agua y Las mañanas de Cuatro o en El cascabel (antes también con gato), Más de uno, Telemadrid o Al Rojo vivo. De las progretertulias a las ultratertulias, de la mañana a la noche, voces ubicuas endurecen el discurso a medida que pasan las horas, hasta maullar consignas noctámbulas que encuentran eco en la escombrera de las redes sociales: comentarios y opiniones “de los lectores”, Twitter, foros y blogs abonados al ultranacionalismo, ultramachismo, a la ultrahomofobia, ultraxenofobia y todos los “ultraísmos” (ya sabemos de qué pie cojeaban ciertas vanguardias) imaginables, conectan con ciertos supuestos propios de la derecha española. La de siempre.
Es paradójico entonces su fracaso en la arena electoral, a pesar de los derechos de antena y la publicidad institucional: ahí está la derrota de VOX (¡si ni siquiera tienen representación parlamentaria!) y el misterio de los votos perdidos. Se ha llegado a afirmar que los votantes de la ultraderecha son todos abstencionistas, ectoplasmas ideológicos reacios a empuñar la papeleta democrática por ser símbolo de un sistema que desprecian, pero no hay conclusiones al respecto. O quizá sí.
“Aguirre insta a Vox a volver al PP para que sus votos no beneficien a Podemos” (Agencia EFE, 19-5-2015)
Entre una porrusalda de nombres y banderas, la derecha extrema pulula a sus anchas encriptada en organizaciones católicas integristas, colegios, universidades, asociaciones, clubes privados, fundaciones y despachos alfombrados (aunque también en pisos de protección oficial levantados en ex "cinturones rojos") Hazte Oír y sus socios de Abogados Cristianos, el Yunque, CitizenGo o el Centro jurídico Tomás Moro llevan tiempo en el panorama ultra, aunque se hayan hecho notar más de la cuenta tras casos como el polémico y fiscalizado autobús con propaganda contra los niños transexuales. No están solos: tienen apoyo financiero, mediático, institucional y político (gracias a guest stars como Fernández Díaz y Esperanza Aguirre).
Con el patrocinio de amigos tan rumbosos, no es de extrañar que tengan la fuerza --y el metálico-- suficiente para montar campañas, fletar autobuses o llevar a juicio a los enemigos de la pureza de la raz
“Los ingresos de Hazte Oír aumentaron un 69% desde que el Gobierno del PP la declaró de utilidad pública”
“La decisión tomada en 2013 por el Ministerio del Interior proporciona beneficios fiscales a los socios de la organización ultracatólica, que en 2015 declaró ingresos de más de 2,6 millones de euros” (infoLibre, 2-3-2017).
“Esperanza Aguirre financió HazteOir con dinero de la Agencia de Cooperación e Inmigración”
“La Dirección de General de la Juventud de la Comunidad de Madrid patrocinó la cena de gala de los premios de la asociación homófoba en 2004. Ese mismo año la Comunidad de Madrid otorgó a la entidad integrista el Galardón Juventud 2004, en su modalidad de Periodismo” (eldiario.es 2-3-2017).
Con el patrocinio de amigos tan rumbosos, no es de extrañar que tengan la fuerza --y el metálico-- suficiente para montar campañas, fletar autobuses o llevar a juicio a los enemigos de la pureza de la raza, la unidad de España, la familia cristiana, el orden establecido, el catolicismo y los valores tradicionales. Su diana preferida es el colectivo LGTB y el “arte degenerado”: artistas plásticos y galerías de arte, raperos, titiriteros, drag queens, poetas, músicos (Javier Krahe) y creadores (Leo Bassi), sobre todo si tienen el vicio de toquetear temas religiosos o la memoria de un dictador.
“HazteOir.org sienta en el banquillo a Leo Bassi” (Web de Hazte Oír)
“Un juez dice que la Fundación Francisco Franco no puede ofenderse en memoria del dictador”
“Archiva el caso de los nostálgicos del franquismo contra el artista Eugenio Merino por su obra Punching Franco (El Plural, 22-10-2015).
“La Asociación de Abogados Cristianos denunciará la actuación de Drag Sethlas”
“Consideran que la actuación de esta drag, que han rechazado en Change.org más de 25.000 personas, supone "un nuevo ataque de odio a los sentimientos religiosos" (El Confidencial, 1-3-2017).
Escándalos que acaban siempre en manos de un juez y su interpretación de la Ley vigente. Toca a los legisladores derogar las normas que atentan en democracia contra el libre pensamiento y su expresión –tanto el más subversivo como el más reaccionario--. Eso sí, conviene no confundir los términos ni las intenciones: no es lo mismo manifestarse contra el matrimonio homosexual que a favor de él, como no es lo mismo predicar la exclusión, el prejuicio y la intolerancia que denunciar la injusticia y la crueldad, o difundir mensajes de igualdad, de libertad. La ley Mordaza, los límites a la expresión artística con supuestos tan arbitrarios como el “sentimiento” y la “ofensa”, e incluso el muy político y manipulable delito “de odio” (un juez ha declarado que la propaganda transfóbica no es constitutiva de delito y menos de odio) encuentran fácil acomodo en la ultraderecha, incluso es fácil sospechar que están inspirados por ella. En el caso de que exista, claro está.
Autor >
Pilar Ruiz
Periodista a veces y guionista el resto del tiempo. En una ocasión dirigió una película (Los nombres de Alicia, 2005) y cada tanto publica novelas. Su último libro es "La Virgen sin Cabeza" (Roca, 2003).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí