1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

La “superioridad” de la izquierda

El autor inicia un ensayo por entregas en el que analiza la relación entre ideología, moral y política

Ignacio Sánchez-Cuenca 14/03/2017

<p>Cantina para mujeres en la fábrica de Phoenix Works (Bradford) durante la I Guerra Mundial.</p>

Cantina para mujeres en la fábrica de Phoenix Works (Bradford) durante la I Guerra Mundial.

Flora Lion / Imperial War Museums

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Presentación

¿Se acuerdan de las novelas por entregas, con su irritante “continuará”? Supongo que el equivalente contemporáneo serían las series de televisión, cuyos seguidores esperan ansiosos un nuevo capítulo. En mi caso, me gustaría presentarles un breve ensayo político por entregas. Es una tarea un poco arriesgada, pues me podrían fallar las fuerzas o las ideas a la mitad y dejar inconcluso el escrito. No obstante, al comprometerme con los lectores y con CTXT, me fuerzo a mí mismo a realizar este modesto proyecto. No sé si conseguiré mantener la “intriga” como para que me acompañe el lector a lo largo de todo el recorrido: el ensayo, soy consciente, no pertenece al género de suspense. En cualquier caso, espero introducir una cierta inquietud intelectual, de modo que ya sea porque se esté de acuerdo con mis tesis y se desee comprobar hasta dónde llegan, ya sea porque se esté  en desacuerdo con ellas y se quiera disfrutar de mi desvarío, sean los menos quienes abandonen.

A diferencia de las novelas por entregas, creo que cada una de las partes de este ensayo se podrá leer separadamente, si bien el valor de las mismas reside en su unidad. Para facilitar las cosas, introduciré al principio de cada parte el esquema del argumento y la parte cubierta hasta el momento.

La cuestión titular no es otra que las diferencias ideológicas en asuntos políticos, sus causas y sus consecuencias. Dicho así, puede parecer un tema poco estimulante. Sin embargo, algunas de las tesis que voy a defender creo que pueden suscitar interés. Entre otras cosas, intentaré demostrar que los desacuerdos ideológicos proceden del carácter moral de las personas; más concretamente, dependen del grado de sensibilidad ante la injusticia. Quienes poseen una ideología de izquierda tienen una concepción más exigente de la justicia y, por ello mismo, sus ideas son moralmente superiores a las de la derecha.

Los desacuerdos ideológicos proceden del carácter moral de las personas; más concretamente, dependen del grado de sensibilidad ante la injusticia

Ahora bien, eso es poco consuelo, pues dicha superioridad moral ha producido en la historia grandes desvaríos. De ahí que la derecha desarrolle una cierta superioridad intelectual ante su déficit moral. Gracias a este planteamiento, podrán entenderse algunos rasgos propios de la izquierda, como su tendencia al sectarismo ideológico y su extraordinaria propensión a la fragmentación. En la parte final, argumentaré que, históricamente, la socialdemocracia ha sabido (o supo, no sé) conjugar mejor que ninguna otra ideología los elementos morales y prácticos de la política.

El esquema del argumento que deseo presentarles es el siguiente:

1. Las personas tienen desacuerdos ideológicos irresolubles.

2. La democracia, aun si establece un margen amplio para la deliberación y el acuerdo, apela al voto como mecanismo para tomar decisiones colectivas ante desacuerdos irresolubles.

3. La ideología no es una mera reputación, no es un mecanismo para ahorrar costes de información. La ideología contiene valores y principios que nos permiten formarnos una idea global sobre los asuntos públicos. La ideología es una forma de organizar nuestras opiniones sobre la política.

4. La ideología no viene determinada ni por los genes ni por el interés económico. Es más bien una cuestión de carácter moral.

5. Las diferencias ideológicas proceden de nuestra distinta sensibilidad hacia las injusticias.

6. Las personas de izquierdas tiene una mayor sensibilidad hacia las injusticias que las personas de derechas y por eso desarrollan un sentimiento de superioridad moral.

7. El exceso de moralidad en la política, típico de la izquierda más radical, lleva a intentar realizar la justicia a toda costa, aun si eso supone un coste social enorme.

8. En la derecha, como reacción, se desarrolla un sentimiento contrario, de superioridad intelectual ante cualquier propuesta de un cambio profundo.

9. El mayor idealismo moral de la izquierda explica la frecuencia de sus conflictos internos, de sus rupturas y escisiones.

10. La socialdemocracia como programa de cambio encarna el compromiso más acabado entre moralidad y eficacia políticas. La socialdemocracia entra en crisis cuando desequilibra ese compromiso en detrimento de su compromiso moral con la justicia.  

Espero que les interese.

(continuará)

Presentación

¿Se acuerdan de las novelas por entregas, con su irritante “continuará”? Supongo que el equivalente contemporáneo serían las series de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Ignacio Sánchez-Cuenca

Es profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid. Entre sus últimos libros, La desfachatez intelectual (Catarata 2016), La impotencia democrática (Catarata, 2014) y La izquierda, fin de un ciclo (2019).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

14 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Félix Soria

    Gracias por un texto que mueve a la reflexión racional y no sectaria de las sucesivas derrotas de la izquierda.

    Hace 7 años 1 mes

  2. jim

    Dice, con todo descaro: "Las personas de izquierdas tiene una mayor sensibilidad hacia las injusticias que las personas de derechas y por eso desarrollan un sentimiento de superioridad moral". La superioridad moral de montar un grupo de poder que deja a todos los demás en la miseria? porque eso es la socialdemocracia, como bien sabe: igualar a todos por abajo. Si es ésto lo que predica desde su tarima de profesor espero y deseo que tomen buena nota los psdres de sus alumnos y los cambien de Universidad.

    Hace 7 años 1 mes

  3. antonio

    ''¿cómo podría la izquierda, tanto en Europa como en América Latina, dejar de ser cornuda?'' Deberá esperar, no queda otra, al siguiente impulso revolucionario (Rosa Luxemburg). En su fase de ascenso -tal como en Europa, 1945-1980, la Edad Dorada del ¿Capitalismo?- TODOS LOS PARTIDOS la volverán a amar con pasión, lujuria y ...bebes.

    Hace 7 años 1 mes

  4. antonio

    Error. 10.- La socialdemocracia entra en crisis cuando..... termina (retrocede) el impulso revolucionario que la creo.

    Hace 7 años 1 mes

  5. Pakus

    Otro intelectual "progre" que se acuerda de Stalin, pero no de Allende, Pepe Mugica, el Che, los republicanos españoles... y los millones de comunistas anonimos ASESINADOS por el FASCISMO en el ultimo siglo. A la izquierda le sobran "intelectuales progres" que piensan, en el fondo, como la ultraderecha, y le faltan TRABAJADORES concienciados de ser de la clase EXPLOTADA y conscientes de la ALIENACION CAPITALISTA. Para PAN, MORALINA , CIRCO y FUTBOL ya tenemos suficiente con los NEOLIBERALES FASCISTAS. Lo que necesitamos son INTELECTUALES que sepan a que clase pertenecen ( que no sean desclasados, vamos) y que luchen por valores HUMANISTAS...No "pijosprogres" que le hagan el trabajo sucio a la DERECHA confundiendo MORALIDAD con "intelectualidad"

    Hace 7 años 1 mes

  6. Comunero sg

    Si desarrolla la izquierda una especial sensibilidad con las injusticias de sus adversarios. El que la izquierda desarrolla un sentimiento de superioridad moral es cierto,luego los hechos ponen las cosas en su sitio

    Hace 7 años 1 mes

  7. Jesús Díaz Formoso

    IDEOLOGÍA: Estructura. Su carácter acabado, en términos abstractos, permite dar respuestas coherentes a las cuestiones concretas que se van planteando en el devenir de los acontecimientos. Sin ideología, tenemos simples y desarticuladas ocurrencias, parches, remiendos, que carecen de unión estructural; carecen de coherencia como conjunto.

    Hace 7 años 1 mes

  8. Mentalmente

    Reversión 15-m de su análisis: 1. Las personas tienen desacuerdos ideológicos irresolubles. El sistema partitocrático, creado y mantenido por poderes fácticos, quiere que las personas crean que tienen desacuerdos ideológicos irresolubles. Haciéndoles creer que los partidos políticos representan sus voces, y que el debate parlamentario es un entorno propicio para la resolución de esos desacuerdos. 2. La democracia, aun si establece un margen amplio para la deliberación y el acuerdo, apela al voto como mecanismo para tomar decisiones colectivas ante desacuerdos irresolubles. La democracia es un escenario de gobierno no conocido aún, de acuerdo a reglas todavía no desarrolladas, ya que es el gobierno del conjunto del pueblo. El mecanismo de sufragio no implica democracia, sino solo la posibilidad de elección de la ciudadanía. Pero no de decisión, no de gobernar. 3. La ideología no es una mera reputación, no es un mecanismo para ahorrar costes de información. La ideología contiene valores y principios que nos permiten formarnos una idea global sobre los asuntos públicos. La ideología es una forma de organizar nuestras opiniones sobre la política. La ideología es un conjunto de ideas, y por tanto es difícil que las personas puedan compartir la misma ideología, cada cual tiene la suya, e irá cambiando conforme se actualicen sus ideas. Por tanto ideas > ideología. La ideología de la sociedad es un escenario a posteriori la gente exprese libremente las ideas que les importan de forma objetiva y libre en un espacio comun. O bien les sean extraidas mediante preguntas de forma objetiva y estadística. 4. La ideología no viene determinada ni por los genes ni por el interés económico. Es más bien una cuestión de carácter moral. La ideología es un error de percepción, no hay ideologías, hay personas, y estas tienen ideas, el conjunto de las mismas forman ideologías, con las ideologías no se puede trabajar, porque son personales, la ideología de una sociedad es el asunto importante en la democracia, el conjunto de las ideas de la sociedad. Este conjunto dificilmente puede coincidir con el de los individuos que forman parte de los partidos políticos, ya que estos están enfrentados entre sí, y carecen de detalle. 5. Las diferencias ideológicas proceden de nuestra distinta sensibilidad hacia las injusticias. Las diferencias ideológicas proceden de muchos factores, siendo el más importante, la circunstancia y punto de vista, que varía conforme la consciencia de cada persona se va ampliando. 6. Las personas de izquierdas tiene una mayor sensibilidad hacia las injusticias que las personas de derechas y por eso desarrollan un sentimiento de superioridad moral. No existen las personas de izquierdas ni de derechas en sentido absoluto. Uno es circunstancialmente de una tendencia u otra y puede variar. Pero primero de todo habría que existir un consenso sobre lo que significa izquierdas, centro y derecha. Desde mi punto de vista: izquierda tiene tendencia racional e individualista, piensa en la idea de una justicia individual, seres humanos como individuos. La derecha irracional, colectivista, tiene la idea de un orden en ese conjunto entero de una sociedad. El centro es 7. El exceso de moralidad en la política, típico de la izquierda más radical, lleva a intentar realizar la justicia a toda costa, aun si eso supone un coste social enorme. El problema de la izquierda es que se preocupa de los asuntos últimos y no los primeros. La justicia sería por orden lógico lo último que se consiguiría después de haber logrado primero la vida, que es lo que busca la derecha, (el orden interno, la colectividad y la irracionalidad) y luego la libertad, que es lo que busca el centro (que haya esferas de decisión en distintos ámbitos, nada dogmatizado). Con la libertad del conjunto de la ciudadanía (democracia) la justicia, que busca la izquierda, podría conseguirse. 8. En la derecha, como reacción, se desarrolla un sentimiento contrario, de superioridad intelectual ante cualquier propuesta de un cambio profundo. La derecha desconfía del punto de vista progresista de la izquierda en tanto lo considera prepotente, o demasiado parcial. 9. El mayor idealismo moral de la izquierda explica la frecuencia de sus conflictos internos, de sus rupturas y escisiones. La izquierda juegan con ideologías de unos pocos, y no con ideas libremente decididas por la ciudadania, y por tanto no tienen punto de apoyo para que la sociedad haga algo positivo por si misma. Los errores que comete la izquierda se deben al intento de cambiar las cosas antes de entender como funcionan. Es una fuerza de cambio constante, y es normal que falle, pero esa constancia con el tiempo lleva a dar con las teclas correctas. Si la izquierda diera con las teclas correctas, el cambio seria inminente. 10. La socialdemocracia como programa de cambio encarna el compromiso más acabado entre moralidad y eficacia políticas. La socialdemocracia entra en crisis cuando desequilibra ese compromiso en detrimento de su compromiso moral con la justicia. Depende de lo que se entienda por socialdemocracia, si la socialdemocracia es lo que comunmente se le llama al neoliberalismo progresista, no supone un avance realmente, ya que impide que la sociedad alcance algun grado de orden interno, y por eso se corrompe. Otra cosa es la socialdemocracia real, como la de Rusia, Ecuador o Venezuela, que parten de la idea de que el Estado interviene en la economía, para mejorarla, para equilibrarla, para que sirve a la gente en vez de oprimirla. Esa idea es más acertada de una búsqueda de un orden social. En tanto el neoliberalismo hace a las personas depender de factores aleatorios y caoticos del mercado que nadie controla.

    Hace 7 años 1 mes

  9. Francisco Bravo

    En su monumental novela intimista En busca del tiempo perdido (uno de los hitos literarios del siglo pasado), Marcel Proust atribuye la traición en el amor al carácter y la forma de actuar de la persona engañada. El escritor francés escribe al respecto: "Los hombres que han sido abandonados por diferentes mujeres lo han sido casi siempre de la misma manera a causa de su carácter y de sus reacciones siempre idénticas que uno puede anticipar; cada quien tiene su manera propia de ser engañado, al igual que tiene su manera de atrapar un resfriado". La concepción proustiana del engaño amoroso puede transponerse a la esfera política. Cuando los dogmas y apasionamientos ideológicos le impiden a un movimiento político captar la realidad y eventualmente autocuestionarse, dicho movimiento corre el riesgo de ser una y otra vez rechazado y abandonado por sus simpatizantes y, no menos grave, utilizado por líderes ávidos de poder que se sirven del mismo, enarbolando sus ideales, con el único objetivo de satisfacer sus cuestionables apetencias. Esa dinámica de traición política se manifiesta en las vicisitudes que actualmente enfrenta la izquierda. Comenzando por el hecho de que las clases populares —que la izquierda dice representar y conducir al supuesto paraíso socialista— la abandonan por doquier. En Europa, los partidos de ultraderecha, nacionalistas y xenófobos, han logrado conectar con el electorado de bajos y medios ingresos. En Francia, los candidatos de izquierda a las elecciones presidenciales de mayo próximo, Benoît Hamon y Jean-Luc Mélenchon, se encuentran a la zaga de la ultraderechista Marine Le Pen. En Holanda, las encuestas pronostican un descalabro del Partido Laborista (PvdA en holandés) en las elecciones parlamentarias del 15 de marzo próximo, el cual pasaría del segundo al séptimo lugar en términos de votantes. En el Reino Unido, el Partido Laborista (actualmente dirigido por el izquierdista radical Jeremy Corbyn) acaba de perder la curul de Copeland, que ocupaba ininterrumpidamente desde hace 80 años. En lo que respecta a América Latina, cada consulta electoral y cada sondeo que se realiza muestran el desgaste de la llamada izquierda bolivariana (castrochavista). En Argentina, el kirchnerismo fue vencido electoralmente por un Mauricio Macri que asume abiertamente su adhesión a la economía de mercado y a los acuerdos de libre comercio. En Brasil, el lulismo se ha visto enmarañado en escándalos de corrupción que han hecho volar en pedazos su popularidad. En Bolivia, las tentativas continuistas de Evo Morales fueron rechazadas por la mayoría de los ciudadanos en un referendo organizado al respecto. En Ecuador, el candidato correísta Lenin Moreno obtuvo menos votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2017 que el conjunto de los candidatos de la oposición y las encuestas auguran una victoria del candidato de centro derecha Guillermo Lasso en la segunda vuelta. En Venezuela, súmmum de la debacle izquierdista, el apoyo popular al presidente Nicolás Maduro ha caído en picada, situándose actualmente en menos de 10%. De hecho, para lograr mantenerse en el poder, el chavismo hace uso de métodos represivos instaurados en Venezuela con la asesoría de los agentes del castrismo que trabajan en ese país. La izquierda no solamente sufre el abandono de las clases populares, sino que también es manipulada, y a fin de cuentas traicionada, por sus propios líderes. La política de austeridad (tournant de la rigueur) adoptada en Francia por François Mitterrand en 1983, el giro de corte neoliberal tomado por el actual presidente socialista François Hollande (después de haberse ofertado como el enemigo del capitalismo financiero), al igual que las reformas promercado del también socialista Gerhard Schroeder en Alemania en la década pasada, sin olvidar la aceptación por el izquierdista populista griego Alexis Tsipras de las condiciones impuestas por los acreedores de su país (las mismas que él había prometido rechazar cuando estaba en la oposición), constituyen una traición a los programas que esos líderes habían enarbolado con el objetivo de lograr el apoyo de la izquierda a sus aspiraciones electorales. Ante esos fracasos y traiciones, la izquierda reacciona de dos formas diferentes. Una es la de la izquierda europea, que rehúsa admitir que es el realismo económico y las exigencias de las insoslayables leyes de la oferta y la demanda lo que obliga a sus líderes a recapacitar y cambiar de programa una vez en el poder. Al reaccionar de esa forma, los militantes de la izquierda europea adoptan la actitud del cornudo encolerizado: nuestros dirigentes han resultado ser unos impostores, nos engañan una y otra vez, pero seguimos aferrados al "legado ideológico" de la izquierda y nos lanzamos a apostar por nuevos movimientos (como Podemos en España) que prometan representarnos con fidelidad y dignidad. Diferente es el camino tomado por la izquierda radical latinoamericana, que no cesa de admirar y respaldar al castrochavismo en una postura que se asemeja mucho a la del cornudo consentidor. Dicha izquierda parece en efecto decir: es cierto que nuestros líderes no han estado a la altura del desafío socialista; es cierto que Fidel le dio la espalda a todas y cada una de las promesas que formuló en su discurso La Historia me absolverá (restauración de la democracia en Cuba, convocación a elecciones libres, respeto de la prensa independiente y de la autonomía de los sindicatos); es cierto que los gobiernos de los Kirchner en Argentina, del binomio Lula-Rousseff en Brasil y del chavismo en Venezuela tienen mucho que reprocharse en materia de corrupción; es cierto que centrales sindicales y comunidades indígenas han combatido las políticas tanto de Evo Morales como de Rafael Correa después de haberlos ayudado a ganar las elecciones; es cierto que, en materia de continuismo, Daniel Ortega se ha convertido en un nuevo Somoza; es cierto que en Venezuela el descalabro es total; es cierto, finalmente, que todos esos gobiernos han sido incapaces de aprovechar el auge de las materias primas de la década pasada para desarrollar las "fuerzas productivas" (es decir, la base material y tecnológica de una sociedad en la jerga marxista), condición sine qua non, según el propio Marx, para la instauración de un socialismo viable y eficaz. A pesar de todo eso, nosotros seguimos defendiendo a nuestros líderes. Nos quedamos callados cuando quedan al descubierto los escándalos de corrupción que los involucran (como los relativos a los Panama Papers y a Odebrecht), escándalos que denunciamos con vehemencia cuando embarran a los gobiernos "no progresistas" de la región. Pues si el castrochavismo sufre percances en estos días —prosigue el alegato— es porque es víctima de conspiraciones urdidas por la derecha fascista en contubernio con el imperio genocida y criminal. Y si ha habido fallas en la construcción del venerado "socialismo del siglo XXI", lo que hay que hacer, no es cambiar de amante, perdón, de líder, sino "profundizar" dicho socialismo, o lo que es lo mismo, "radicalizar la revolución". Ante tal empecinamiento, no tiene nada de sorprendente que la base electoral de la izquierda radical latinoamericana se aleje del izquierdismo de la misma manera que una persona se separa del amante que la ha decepcionado, aunque este le jure que va a cambiar y le prometa villas y castillas para convencerla de permanecer a su lado. Por otra parte, para prolongar su embeleso ante el régimen cubano a pesar del espantoso fiasco económico y de la represión que mantiene al mismo en el poder, la izquierda recurre a una retórica similar a la del jefe de la propaganda nazi: de la misma manera que Goebbels trató de relativizar y hacer olvidar los crímenes del nazismo invocando los logros del Tercer Reich en materia de reducción del desempleo, la izquierda castrochavista, en un intento de relativizar, minimizar y justificar el carácter tiránico del régimen cubano, saca a relucir las supuestas "conquistas de la Revolución" en materia de salud pública y educación. Como si la reducción del desempleo en un caso, y los programas de asistencia social en el otro, pudieran justificar la naturaleza intrínsecamente despótica, totalitaria y criminal del nazismo o del castrismo. A final de cuentas, la izquierda latinoamericana termina siendo doblemente cornuda: una, por su base que se desencanta y la abandona; y otra, por líderes que enarbolan la bandera izquierdista con el solapado propósito de alcanzar el poder y perpetuarse en él. De hecho, los desengaños sufridos por la izquierda no tienen nada de nuevo. Recordemos cómo y cuánto vibraron de emoción los intelectuales de izquierda ante el Camarada Stalin, el Gran Timonel Mao Tse-Tung y los líderes tercermundistas Muamar Gadafi, Robert Mugabe y Sadam Hussein, todos culpables de crímenes horrendos que, por mucho tiempo, y al igual que un cornudo consentidor, la izquierda trató de negar o disimular. Con semejante rechazo sistemático de la realidad, que evoca el empecinamiento del amante engañado descrito por Marcel Proust, ¿cómo podría la izquierda, tanto en Europa como en América Latina, dejar de ser cornuda?

    Hace 7 años 1 mes

  10. Antonio

    3. Miguel, tienes el ejemplo claro de los regímenes comunistas. Sin duda entre sus dirigentes había individuos perversos como Stalin o Beria, pero también había un gran número de voluntarios absolutamente convencidos de que la justicia social se conseguiría estableciendo una dictadura del proletariado, ejecutando a capitalistas y especuladores y provocando costosas guerras de "liberación".

    Hace 7 años 1 mes

  11. indignado

    Lo seguiré atentamente. Me parece una reflexión muy sugestiva.

    Hace 7 años 1 mes

  12. Pinocho Gonzalez

    Esta ,ya la he visto,otra de buenos y malos

    Hace 7 años 1 mes

  13. Miguel

    No acabo de comprender lo que Sánchez-Cuenca quiere decir en el punto 7: El exceso de moralidad en la política, típico de la izquierda más radical, lleva a intentar realizar la justicia a toda costa, aun si eso supone un coste social enorme. ¿algún ejemplo concreto de coste social enorme por intentar ser justo? Tampoco sé si es muy acertado hablar de forma negativa de exceso de moralidad en política...sobre todo viendo el panorama y la catadura moral de los que nos gobiernan,

    Hace 7 años 1 mes

  14. matriouska

    Me engancho de momento y espero la continuacion... Gracias

    Hace 7 años 1 mes

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí