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El pasado 11 de febrero, Susana Díaz protagonizaba un acto en Madrid rodeada de miles de simpatizantes entre los que se encontraban alcaldes del PSOE de toda España. Unos por convicción, como Abel Caballero, alcalde de Vigo y promotor de la fiesta de glorificación de la actual presidenta de la Junta de Andalucía. Otros, por obligación. “No se trata de si quiero o puedo ir. Tengo que ir”, decía uno de esos alcaldes días antes de la cita. La exhibición de músculo susanista no es ningún farol: el miedo a salir en la foto equivocada recorre las venas del aparato del partido, que en las últimas semanas se ha hecho a la idea de morir matando. 

“La gente está acojonada”, dice Chema Rueda, secretario general del PSOE en Granada y adepto a Pedro Sánchez. “Desde las direcciones provinciales se ha pedido a todas las agrupaciones locales que designen a un representante de la candidatura de Susana. Cosa que no se ha hecho de cara al resto de candidaturas”, asegura. Prácticas que se están llevando a cabo de manera “aparentemente democrática”, pero que “persiguen a quienes no se suman a las convocatorias”. Fuentes socialistas apuntan que en los actos de Susana Díaz se llega a pasar lista de asistencia. Cuando se trata de Díaz, el mantra que promulga el aparato del PSOE es claro: si el partido te convoca, hay que ir. 

La exhibición de músculo susanista no es ningún farol: el miedo a salir en la foto equivocada recorre las venas del aparato del partido

Chema Rueda denuncia juego sucio y saca a colación el caso del representante de la plataforma de Susana Díaz en Granada, José María Villegas. Se trata del diputado provincial de Obras Públicas, la persona encargada de manejar el presupuesto destinado a los pueblos. “Cuántos alcaldes no van a captar el mensaje”, dice Rueda. Sin ir a degüello, se está intentando condicionar el voto dentro del partido. Los comunicados oficiales dejan paso a grupos de WhatsApp en los que cargos de responsabilidad vuelcan las órdenes provenientes de Sevilla. Los ayuntamientos andaluces del PSOE temen que, si se posicionan a favor de Sánchez, y Díaz termina ganando las primarias, la Junta les retire el apoyo.

Los afines a Susana Díaz llaman a la calma y se quejan de que se esté intentando deslegitimar el proceso de primarias. Elena Fernández, coordinadora del Instituto Andaluz de la Juventud y partidaria de Díaz, dice entender “el interés mediático que puede tener este tema”, si bien se trata de un debate “interno” que prefiere “tener entre compañeras y compañeros, debatiendo en las Casas del Pueblo como siempre se ha hecho”. “A mi juicio, nos unen más aspectos de los que nos separan así que prefiero centrarme en eso que es de lo que se trata. Esto son unas primarias, no hay bandos, hay futuros candidatos y candidatas y militancia que les apoya”, explica. 

Los afines a Susana Díaz llaman a la calma y se quejan de que se esté intentando deslegitimar el proceso de primarias

Andalucía marca la agenda: el gran bastión de Susana Díaz

Andalucía es la llave de las primarias. Con alrededor del 25% del total de los afiliados del PSOE, la comunidad será clave en votos para Sánchez. Dependiendo del número de votos de afiliados que logre captar, podrá o no superar el poderío de su rival más directa. Alcaldes y familias, afiliadas de arriba abajo a la formación, son la gran esperanza de Díaz, que ha retrasado hasta el último momento el anuncio de que se presentaría a primarias. “Si se ha presentado es por algo, no creo que aspire a irse de vacío”, sugiere una simpatizante.  

El equipo de la presidenta de Andalucía lleva semanas movilizando a alcaldes con la idea de que el apoyo a su candidatura sea mayoritario, de forma que aunque Sánchez logre ganar en otras comunidades, la diferencia sea insalvable. “En todos estos meses, con la excusa de ‘ahora no toca, ahora no’, Susana Díaz ha aprovechado la agenda institucional de la Junta de Andalucía para hacer campaña”, afirma Chema Rueda, que habla de los varios actos que se han difundido en la comunidad durante los últimos meses movilizando a simpatizantes con autobuses. “No sé quién ha pagado esos autobuses”, concluye. 

A la vez, desde Andalucía, se mira a Patxi López. Son bastantes quienes, desde la comunidad, están tratando de convencer al exlehendakari para que abandone la carrera por la secretaría general y se una a Pedro Sánchez. López, señalado por afines a Sánchez como la “avanzadilla de Susana Díaz”, ha visto reducidas a cenizas sus aspiraciones de llegar a Ferraz. Podría ser su última oportunidad para lavar la imagen de “traición” que tanto ha calado entre la militancia del PSOE, al mismo tiempo que se convertiría en el apoyo necesario para contrarrestar el férreo poder de Díaz en Andalucía.

Mientras sus rivales hablan de “giro a la izquierda”, Pedro Sánchez habla de volver a los orígenes. "Es la hora de la militancia", decía Sánchez en su acto del pasado sábado en Granada, cuya alcaldía en manos del PSOE ayudó a propiciar hace unos meses —en el acto no estuvo presente el alcalde ni ningún representante del consistorio--. "Vosotros sois los que vais a recuperar la senda que el PSOE nunca debió perder", remataba. El público, eufórico. Aires de liberación. Gritos de alegría. Una asistente denunciaba a la salida del evento que a ella, como a otros votantes del partido, le “han robado el voto”. “Me lo han secuestrado. Y quiero que me lo devuelvan”, se quejaba. Pedro Sánchez se ha convertido, para sus seguidores, en la única salida a la deriva ideológica del PSOE. Dentro de su partido lo tiene todo en contra. Fuera de él, también. Movilizar a las bases se ha convertido en su única opción; si será suficiente para paliar los efectos del huracán sevillano, aún está por ver.