1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Tribuna

La energía, el reto silencioso

Es urgente abordar la estructura del mercado, su ‘oligopolización’, las dificultades ante la transición energética y el incremento de riesgo de pobreza energética en nuestra sociedad

José Manuel García del Cruz (ESF) 5/04/2017

Malagón

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Necesitamos tu ayuda para realizar las obras en la Redacción que nos permitan seguir creciendo. Puedes hacer una donación libre aquí 

-----------------------------------------------------------------------------------------------------

El pasado día 1 de marzo, la Comisión Europea y en su nombre su presidente Jean-Claude Juncker, presentó el Libro blanco sobre el futuro de Europa. Reflexiones y escenarios para la Europa de los Veintisiete en 2025. La prensa, en general, ha dado suficiente noticia del mismo, especialmente en lo que se refiere a la propuesta de cinco escenarios para el futuro de la Unión. Pues bien, las referencias a la energía son mínimas y siempre relacionadas con la creación del mercado interior, o la mejora de la producción de energías limpias, la eficiencia y el consumo.

Unos días antes, en España, se mantuvo entre descalificaciones, acusaciones y frivolidades un apasionado debate sobre la subida del precio de la electricidad. En algún lugar (seguramente en La Moncloa), se debieron de celebrar rogativas a San Isidro Labrador y llovió. La lluvia apagó el debate.

La UE aparece como la región del mundo que observa un mayor equilibrio entre los tres objetivos evaluados en el Informe: seguridad energética, equidad energética y sostenibilidad energética

En cierto sentido, hay que reconocer que esta actitud puede estar justificada a tenor de la positiva valoración que tanto la UE como España registran en el World Energy Trilemma Index 2016, elaborado por el World Energy Council (WEC), organismo consultor de las naciones Unidas en materia de energía y sostenibilidad. En dicho informe, la Unión Europea aparece como la región del mundo que observa un mayor equilibrio entre los tres objetivos evaluados en el Informe: seguridad energética, equidad energética y sostenibilidad energética. En otros términos, la seguridad nacional en los aprovisionamientos tanto internos como externos, la garantía a la población de acceso a las fuentes de energía y el grado de satisfacción respecto de la transición del suministro energético desde fuentes de energía convencionales hacia las renovables, y bajas en la emisión de carbono.

Sin embargo, el WEC apremia a la Unión Europea para que mejore su seguridad energética y los mecanismos de mercado e impulse la producción de nuevas energías a fin de cumplir con los objetivos establecidos en su Acción por el Clima. Es decir, lograr en el año 2020 una reducción del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero (en relación con los niveles de 1990), incrementar hasta el 20% la importancia del abastecimiento energético en fuentes renovables y mejorar en un 20% la eficiencia energética de la Unión.

España ocupa la posición número trece en el ranking establecido por el WEC con las mejores calificaciones en cada uno de los índices (triple A), entre otros motivos, por la mejora de las interconexiones con otros países –singularmente con Francia–, la reforma del sistema de déficit tarifario o la calidad y extensión de las infraestructuras de transporte de gas, si bien muestra una cierta preocupación por el futuro desarrollo de las energías renovables ante la reducción de la inversión en este sector, aunque no duda de su cumplimiento del objetivo compartido en el seno de la Unión Europea.  

Ante esta situación, no debe de ser motivo de sorpresa que las autoridades tanto de la Unión Europea como españolas “se gusten” (como dirían los taurinos). No obstante, y como sucede con la mayor parte de los grandes indicadores, los agregados no pueden servir de excusa ante los problemas que los mismos puedan esconder. Está bien, es necesario e inevitable discutir acerca de ingenios,  inversiones (dentro y fuera de España), seguridad de suministros, servicios y precios, pero ello no es incompatible con abordar otros asuntos tales como la estructura del mercado, su oligopolización, las dificultades ante la urgente transición energética o –en otro ámbito, más lacerante-- el incremento de riesgo de pobreza energética en nuestra sociedad.

Caben pocas dudas acerca de la importancia de la energía en el devenir de la historia. La incorporación de sucesivas fuentes energéticas ha sido uno de los principales motores del cambio de las sucesivas formas en las que la humanidad ha podido satisfacer sus necesidades materiales, de tal manera que la tracción animal, el carbón o el petróleo se pueden identificar con diferentes etapas de la historia de la humanidad. Se puede afirmar que, hasta hoy, cada descubrimiento de una nueva fuente de energía era acompañado de renovadas esperanzas puestas en las nuevas oportunidades a la reconversión de los sistemas de producción y consumo vigentes. En la actualidad, sin embargo, estamos ante una situación paradójica: por un lado, es creciente la toma de conciencia social de los riesgos ambientales que el modelo energético ofrece sobre el horizonte, mientras que, por otro, los obstáculos al establecimiento de un modelo energético sostenible parecen no tener fin. Algo indica que no estamos ante cuestiones meramente técnicas sino más complejas, con una amplia pero concreta dimensión social.

Las formas de generación, distribución y consumo de energía tienen una enorme y directa repercusión en la solución de los problemas económicos de cualquier sociedad a largo plazo

La energía ha dejado de ser un bien de la naturaleza para ser una mercancía, suministrada desde la lógica de la obtención de beneficios a corto plazo pero que, en tanto que imprescindible, las formas de su generación, distribución y consumo tienen una enorme y directa repercusión en la solución de los problemas económicos de cualquier sociedad a largo plazo. La energía no es una mercancía más. Difícilmente tiene sustituto, se puede cambiar de formas de producción (por combustión de carbón o por el movimiento del agua), se podrá ser más o menos eficiente en su empleo, pero prescindir de la energía es algo que ningún ser vivo puede hacer, tampoco las sociedades humanas más avanzadas. Sin embargo estamos siendo presos de la paradoja del panadero neoclásico señalada por Georgescu-Roegen: ante la falta de harina poco importa que el capital  y el trabajo seas sustitutos o no, lo que se precisa es harina, en nuestro caso energía, pero ambos, harina y energía, están fuera del modelo más empleado por el análisis económico.

Estas preocupaciones son las que han movido a Economistas sin Fronteras (EsF) a dedicar su último dosier a la energía, en cuya redacción han colaborado expertos en la materia procedentes del mundo académico y de organizaciones sociales y profesionales.

Como recuerda Alejandro Arizcun en este trabajo, “la sostenibilidad ambiental es un problema de límites, de saber que vivimos en un mundo limitado y que necesitamos acomodarnos a esos límites para no destruir las bases físicas de nuestra supervivencia”. Esto significa que habrán de abordarse otros problemas en ámbitos diversos como el político y la participación social, la reestructuración de la economía y, sobre todo, la consolidación de nuevos valores que reordenen la vida social en tanto que la sostenibilidad es un problema de comportamiento humano que, lejos de apoyarse en valores expansivos y utilitaristas del medio físico, sepa reconocer sus limitaciones y adaptar su comportamiento a ellas. En esta perspectiva, como señaló Herman Daly, es importante establecer criterios generales sobre los límites a la utilización de materiales y comenzar a trabajar por un mundo sostenible. Es decir, un mundo en el que el patrimonio de materiales utilizables permanezca constante. En este sentido, las llamadas energías renovables son el recurso sostenible por excelencia. De ahí que un componente fundamental de cualquier estrategia nacional o internacional de lucha contra el cambio climático sea la transición energética: resulta imprescindible descarbonizar el actual sistema productivo y de consumo si se desea atender a los problemas del cambio climático tal y como se recoge en el Acuerdo de París de 2015.

Ambos riesgos, los ambientales y la escasez de recursos, se presentan en el caso de las energías fósiles. Pedro Prieto, en el documento al que hacemos referencia, señala que “la causa de que se emitan unos 30.000 millones de toneladas de carbono al año la tiene obvia y directamente la quema de más de 10.000 millones de toneladas anuales de petróleo y de combustibles fósiles (…)  Por otro lado, y por si fuera poco, tenemos una constancia cada vez mayor de que los yacimientos de combustibles fósiles están llegando a un límite de extracción conocido como cenit de su producción mundial”. En  2010,  la Agencia Internacional de la Energía (AIE) admitió que el petróleo convencional había llegado a su cenit de extracción mundial máximo en 2006. Es decir, sin esperar a los cambios en otros órdenes sociales, la transición energética es una necesidad del propio sistema económico vigente.

Es por ello que en los últimos años se han dado importantes avances tecnológicos en el campo de las energías renovables, aunque se mantiene la duda sobre su ritmo de expansión y su capacidad de sustitución de las energías no renovables. Esto está propiciando una creciente competencia entre productores de energías convencionales con los que pretenden su sustitución en el mercado energético: los productores de energía renovables. En este sentido, Pedro Linares plantea tres escenarios: 1. Se avanza en la descarbonización de la economía; 2. Captura y, sobre todo, el almacenamiento de carbono, y; 3. “Gran estancamiento” y, por tanto, basado en una ralentización de la innovación y del crecimiento económico.

En los últimos años se han dado importantes avances tecnológicos en el campo de las energías renovables, aunque se mantiene la duda sobre su ritmo de expansión

En el primero, los intereses de los países productores y exportadores de energía no renovable, esencialmente, de petróleo, se verán muy afectados, lo que cambiará la geopolítica internacional además de otros en los ámbitos nacionales. El segundo significaría el triunfo de los productores convencionales, con un impacto más limitado sobre el modelo actual, y el tercero supondría aplazar la solución de los problemas, agudizados por otros derivados del propio estancamiento económico. En todo caso, no se puede estar a la espera de los avances tecnológicos, son necesarias políticas que incentiven la reducción del consumo y la mejora de la eficiencia energética que acompasen a las innovaciones técnicas e impulsen nuevas formas de producción y consumo de energía. Y este sentido la regulación, la política energética, es fundamental.

La generación de energía es una actividad en la que cabe la posibilidad de que aparezcan monopolios, dadas las enormes cifras de inversión exigidas por la extracción de carbón o la explotación y transporte de petróleo y gas. Cabe, sin duda, defender la concentración económica por su mayor capacidad para invertir en nuevos desarrollos tecnológicos, pero, como apuntó Sylos Labini, su contribución social dependerá de la política de precios y costes que dichas empresas lleven a cabo entre cada segmento de clientes y de la distribución de los progresos técnicos en el sistema productivo. En el caso de la energía, su carácter de materia prima imprescindible para las actividades humanas otorga a los productores una posición de ventaja en las negociaciones de suministro, al mismo tiempo que juega a favor de la reducción de los costes de producción y distribución la ampliación del mercado (economías de escala). Es un sector, por tanto, en el que cabe la posibilidad de crear un monopolio natural. Por este motivo, porque el libre mercado acabaría por suprimir el mercado –además de otras cuestiones, como la seguridad nacional–, es por lo que el Estado siempre ha actuado en el sector energético.

Es decir, los riesgos sobre el funcionamiento correcto del mercado junto a los compromisos de descarbonización adquiridos en relación a la política de sostenibilidad ambiental y lucha contra el cambio climático justifican políticas audaces que limiten el poder de los suministradores y atienda al bienestar general. Sin embargo, la experiencia española no responde a esta lógica. Como recuerdan Cristóbal J. Gallego Castillo y Daniel Carralero Ortiz en el dosier de EsF, la política energética española se apoya en el fortalecimiento del mercado. Desde 1997, fecha en la que se datan las primeras medidas de liberalización de sector, se obvia el debate sobre el carácter público o privado del suministro energético (apostando decididamente por un modelo privado), no se abordan cuestiones como el derecho al suministro garantizado de energía, la correcta fijación de precios atendiendo a los costes de generación, las barreras a la entrada de nuevos competidores, la diferenciación de productores según origen de la energía o el autoconsumo o la apropiación de las externalidades por el propio mercado energético. En palabras de los autores citados, “en la práctica implica a un grupo muy reducido de grandes empresas, reduciendo drásticamente la capacidad del Estado para hacer política energética y subordinando la reducción del impacto ambiental a la maximización del beneficio económico". Con unos resultados: “El déficit de tarifa, la expansión de la pobreza energética, las sacudidas al sector renovable, los incrementos espectaculares de precio, los exorbitantes beneficios de las eléctricas españolas en comparación con sus homólogas europeas, la no devolución de los Costes de Transición a la Competencia, etc. son fenómenos que han resultado de entender de una cierta manera el papel que juegan la energía y la política energética en la sociedad”.

Con el desencadenamiento de la crisis económica, han ganado trascendencia el fenómeno de la pobreza energética junto al surgimiento de iniciativas sociales en torno a la producción y consumo de energía, hechos ambos que cuestionan la inevitabilidad del modelo establecido. No cabe duda de que la pobreza energética, es decir, la imposibilidad de cubrir las necesidades de energía para mantener una vida digna, ha golpeado la conciencia social, ha despertado del sueño del bienestar a buena parte de la ciudadanía que siempre consideró que la pobreza era subdesarrollo y por lo tanto inaceptable en una sociedad exitosa como así misma se ve la española.

Lo que pone al descubierto el fenómeno de la pobreza energética no es otro que el hecho cierto de que el mercado no es una institución inclusiva

Por otro lado, aparte de las reacciones desde las instancias políticas, con acuerdos sobre la suspensión de los “cortes de la luz” y otras cuestiones administrativas de escaso impacto económico, el análisis de la pobreza energética relaciona la disponibilidad de energía con otros hechos que la acompañan. Victoria Pellicer señala tres elementos principales como los causantes de este fenómeno: 1. Disponer de bajos ingresos. 2. Habitar viviendas con baja calidad de eficiencia energética. 3. Incremento en los precios de la energía. No debe de sorprender esta interrelación entre condiciones generales de vida y pobreza energética. En definitiva, lo que pone al descubierto el fenómeno de la pobreza energética no es otro que el hecho cierto de que el mercado no es una institución inclusiva, por lo que no cabe esperanza de que a partir del reforzamiento de los mecanismos de mercados se puedan resolver estos problemas.

Por ello, ganan importancia las iniciativas de economía social que buscan la autosatisfacción de las necesidades de los consumidores de energía en marcos de colaboración donde el beneficio social esté por encima de la búsqueda de beneficios económicos inmediatos. En esta dirección, como indican Pablo Cotarelo y Sebastià Riutort, frente a la cortedad de miras de las administraciones españolas, existen marcos legales como el de las cooperativas en España o las REScoop europeas que permiten sustituir el papel de cliente-consumidor como la opción central y única posible de implicación de los ciudadanos en el sistema de provisión energética, a partir del empoderamiento de las personas e impulsando la gestión democrática de la energía, hacia un escenario de prosumidores (productores y consumidores, simultáneamente).

Tras este recorrido, apoyado en el Dosier de Economistas sin Fronteras, queda clara la importancia e incluso la urgencia de un debate riguroso sobre el futuro energético en el que se reconozcan los resultados positivos pero también la insuficiencia de las medidas adoptadas, no por su eficacia inmediata sino por la acumulación de dificultades para el cambio que el actual modelo de producción y consumo ofrece. Hay un amplio espacio para las iniciativas de fortalecimiento de las capacidades sociales, las medidas de apoyo a la introducción de nuevas tecnologías en el sector que en definitiva, faciliten la transición energética hacia un modelo más sostenible y con menos costes sociales. En otras palabras, hay que romper el silencio energético.

-----------------------------------------

José Manuel García de la Cruz, profesor titular en la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del Consejo Editor de Dossieres EsF.

[Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión del autor]

Necesitamos tu ayuda para realizar las obras en la Redacción que nos permitan seguir creciendo. Puedes hacer una donación libre aquí 

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

José Manuel García del Cruz (ESF)

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí