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Tribuna

El ‘Tramabús’, un falso debate

La acción de Podemos es un “gesto activista”, poco más. La cuestión es ahora cómo se arranca a la “trama” conquistas materiales y cómo se limita su poder y se redistribuye riqueza

Emmanuel Rodríguez 19/04/2017

<p>La parte trasera del <em>tramabús</em>.</p>

La parte trasera del tramabús.

Wily Veleta

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Gran agitación en redes sociales. Detractores más que simpatizantes. También declaraciones de los portavoces de partidos políticos. Unanimidad en la condena. Cualquiera diría que se trata de un deshonroso escrache sobre algunos de nuestro prohombres de la política o la economía. O de una acción de desobediencia que acabara con algún herido. O una mamarrachada de porte histórico por parte de los portavoces de Podemos. Pero no, no se trata de nada de eso. Es sólo una acción comunicativa, un gesto “activista”, diseñado según el típico estilo esloganero de Podemos. Pasada la “casta”, llega la “trama”. No tiene por qué ser del gusto de todos. Pero en la agitación que ha provocado se encuentran algunas de las razones de su éxito y de un debate que, de momento, parece mal orientado. Algunas precisiones de partida.

1. En Madrid se llevan fletando autobuses con fines de agit-prop desde finales de los años noventa. Así lo han hecho algunos grupos ecologistas para denunciar las múltiples tropelías cometidas en este territorio o, en su momento, el movimiento no-global con intención de apuntar sobre las principales instituciones y empresas asociadas al llamado Consenso de Washington. Es una acción, podríamos decir, convencional. Y no es un invento de Hazte Oír, que a su vez ha sabido beber de repertorios políticos de otros movimientos radicalmente contrarios al suyo. Recordemos que la derecha neocontiene en nómina a algunos de los más inteligentes ex extremoizquierdistas del país.

2. El Tramabús es una acción comunicativa. No agita en los terrenos obviamente más duros de la “protesta callejera” y en los aún más duros de la interrupción de la producción, como en su momento todavía podían hacer ciertos segmentos laborales, simplemente negándose colectivamente a ir a currar. Se puede reprochar a Podemos una evidente incapacidad para superar el “paradigma comunicativo”, que desde un principio se ha autoimpuesto. Pero conviene reconocer que este paradigma fue también el del 15M y el de toda la constelación social del cambio. La cuestión podría ser, más bien, qué acciones pueden acompañar la denuncia simbólica y “comunicativa” con un daño material concreto sobre determinadas posiciones de poder. O dicho en lengua podemita, ¿cómo se arranca a la “trama” conquistas materiales? ¿Cómo se limita su poder y se redistribuye riqueza? La respuesta práctica no está de momento en los archivos de nadie. 

Se puede reprochar a Podemos una evidente incapacidad para superar el “paradigma comunicativo”, que desde un principio se ha autoimpuesto

3. El Tramabús es un “gesto activista”, poco más. Obviamente se desmarca de la construcción de “alternativa institucional”, que desde el propio partido muchos reclaman. Contra esta crítica, sin embargo, lo que más sorprende es que Podemos, anquilosado por su peso burocrático y sus continuas luchas internas, sea capaz todavía de expresar algo de imaginación “activista”. Es un gesto saludable, con el que se trata de buscar vías (sin duda desesperadas) para huir de la inercia institucional y parlamentaria. Y efectivamente, con 71 diputados y condenado a ser oposición, el margen de la política centrada en el ámbito institucional es bastante estrecho. Prueba de ello es que el Tramabúshaya provocado el único debate mínimamente relevante que ha habido, dentro y alrededor de Podemos, en los últimos tres meses. Recordemos también que se acaban de aprobar unos Presupuestos Generales. 

Hechas estas precisiones, y más allá de las polémicas que tanto apasionan a los expertos del “gusto”, quizás podamos desplazar el debate en otras direcciones. La idea de la “trama” señala de forma inequívocamente confrontativa a la oligarquía política y económica de este país, la misma que en los últimos 80 años ha manejado el Estado (presupuestos y políticas públicas) como su propia empresa. Se podrá decir que esto impide considerar aspectos de orden estructural (UE, globalización, capitalismo financiero, etc.) y que por eso mismo es simplificadora o incluso, si quien habla es un representante de los “partidos de la trama”, demagógica. No obstante, una acción no es un tratado. No nos pongamos pues exquisitos, esto no es lo relevante.

En el giro activista de Podemos hay algo más interesante. Para Iglesias parece claro que limitarse a la acción institucional (“cretinismo parlamentario”, se diría en otro tiempo) es condenar a Podemos a la irrelevancia. Al apuntar al Ibex35, a Felipe González, a las coaliciones oligárquicas en las que ha participado unánimemente la clase política, aparecen los límites de la acción institucional. Y esto mismo es lo que irrita a los “institucionalistas” dentro de Podemos.

De forma obvia, cuando se confronta directamente con la “trama”, se dificultan los pactos con otros partidos, la conquista de nuevas posiciones institucionales e incluso la propia consolidación de los cargos de Podemos como clase política. Pero sobre todo se desvela la enorme fragilidad y falta de empuje de los llamados gobiernos del cambio. ¿O no es la inercia, el continuismo y la falta de voluntad de confrontar con la “trama” la característica más relevante de estos gobiernos? ¿O acaso el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, ha sido capaz de impulsar la remunicipalización de los servicios de limpieza y tratamiento de residuos gestionados por las grandes constructoras desde hace décadas? ¿O de responder desde la alcaldía a la política de austeridad impuesta por la ley Montoro? ¿O de proponer una política mínimamente ambiciosa de desmantelamiento de los instrumentos de expolio de la “trama”, empezando por dar a conocer los mil y un chanchullos del anterior consistorio?

La idea de la “trama” señala de forma inequívocamente confrontativa a la oligarquía política y económica de este país, la misma que en los últimos 80 años ha manejado el Estado como su propia empresa

En este mismo sentido también, la acción del Tramabús refleja, a su modo, los límites del paradigma comunicativo en el que se ha movido la “nueva política” desde 2013. Valga decir que si alguno se ha atragantado con las carcajadas al ver, por primera vez, el Tramabús, seguramente no fue porque la acción estuviera mal concebida o porque no haya tenido efectos comunicativos interesantes (como se ha visto, los tiene), sino porque, en el fondo, es inane, impotente; porque no puede ir más allá de la propia autorreferencialidad. De hecho, aunque Podemos supiera mutar virtuosamente y convertir su organización en un particular ejército de guerrilleros de la comunicación, se encontraría con el mismo problema con el que se topan muchos movimientos sociales en toda Europa. La dificultad está en establecer una relación de fuerzas, que no de tuits o de minutos en televisión, capaz de desplazar a los responsables y beneficiarios del expolio público. 

En cualquier caso, y como era de prever, sin movimiento y crítica social, la política institucional (ya sea de gobierno o de oposición) tiende a ser engullida por la propia institución. En el Tramabús no se puede encontrar ningún cambio decisivo en la línea de Podemos, tampoco una superación del hecho de que la política hoy es “comunicación política”, pero sí un reconocimiento claro de que o se “mueve ficha” o no hay partido. 

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Autor >

Emmanuel Rodríguez

Emmanuel Rodríguez es historiador, sociólogo y ensayista. Es editor de Traficantes de Sueños y miembro de la Fundación de los Comunes. Su último libro es '¿Por qué fracasó la democracia en España? La Transición y el régimen de 1978'. Es firmante del primer manifiesto de La Bancada.

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5 comentario(s)

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  1. Jose M.

    Ladran, luego cabalgamos...

    Hace 6 años 11 meses

  2. David Pita

    Vaya basura de artículo antiPodemos que busca atacar a raíz del tramabus. Se mire por donde se mire, no hay ninguna duda de la idoneidad del tramabus y de su éxito, una porque el mensaje que da era muy necesario y otra por la gran difusión que se ha conseguido. Desde el punto de vista del marketing, es prácticamente imposible hacer más con menos. Por muy poco dinero se ha colocado el mensaje con un alcance brutal. Que todos los medios hablen de ti, aunque sea para tratar de ridiculizarte es algo bueno. Finalmente los ridiculizados son ellos porque por muchas vueltas que le den, el tramabus es un éxito. Aunque era una buena idea, ni los más optimistas podrían esperar lo que sucedió luego, apenas 2 días después. Que el presidente del gobierno tenga que ir a declarar, que Esperanza Aguirre tenga que ir a declarar, que detengan a Ignacio Gonzalez, que registren a OHL y a INDRA, que acusen a Marhuenda, que los fiscales se rebelen ante el fiscal jefe… etc. Es imposible que pudiera salir mejor, porque todo esto potencia enormemente la idea de trama que ya nadie niega. ¿Qué es la trama que muchos confunden con casta? Si la casta se debe más bien a personas, la trama alude más bien a relaciones entre ellas, a los mecanismos mediante los cuales se relación entre si el poder financiero, político, mediático y también judicial, las instituciones, los empresarios… etc. La trama es lo que sostiene este sistema, donde los ricos, bancos y multinacionales se lucran a costa del dinero público. Para ello deben comprar a partidos políticos para conseguir políticas favorables, adjudicaciones, subvenciones, evasión fiscal, impunidad… etc. Y también a los grandes medios de comunicación, traficantes de información responsables de generar la opinión pública, esa generada artificialmente y que es la dominante entre las masas, muy débiles y manipulables gracias al problema cultural, al franquismo sociológico, a la cultura neoliberal de individualismo, consumismo , al sistema educativo,… etc. Los mass media trabajan para fabricar el consentimiento, y que sea la gente la que pida que gobiernen los que que les interesa a la élite y se legitime el sistema. La trama por tanto es la responsables de la situación del país, de los problemas actuales, y además de que no haya gobierno de cambio. El objetivo de la trama fue impedir que Podemos tocara poder y lo han logrado. Como bien dijo la mano derecha de Susana Diaz, el enemigo es Podemos. PP, PSOE y Ciudadanos son competidores, quieren tener el poder político. Pero por encima de ellos están los poderes fácticos que son quienes los financian, y la orden es clara. Podemos no puede llegar al gobierno porque traen algo muy peligroso para ellos, la democracia. Además buscan atacar la corrupción, la impunidad de la casta, y hacer unas políticas de mejor repartición de la riqueza. No son bienvenidos y cualquier fórmula les vale con tal de que Podemos no llegue. Ni el PP ni el PSOE ni Ciudadanos se bastan para gobernar, y aunque son adversarios, es debido a la trama porque se tuvieron que poner de acuerdo para formar un gobierno. Debido al resultado electgoral, se decidió que sólo se podría construir el gobierno de restauración en base al PP. El PSOE y Cs debían ceder y cedieron. Sin su apoyo no habría gobierno del PP. Así pues, tanto unos como otros tuvieron que traicionar a sus votantes y apoyar al partido mas corrupto de Europa. Tratarán de manipular este hecho y vendértelo de la mejor manera que puedan, por el bien de España o de la democracia o lo que sea. Pero solo es eso, pura manipulación. Habrá mucho teatro en el parlamento y en los medios, pero acuerdos entre ellos para las cosas importantes. Desde el PP y también desde el PSOE te quieren vender la idea de que la corrupción es cosa de manzanas podridas. Pero solo viendo las conexiones entre los distintos poderes, entre distintas organizaciones es como te das cuenta de que es todo el cesto el que es corrupto, no las manzanas. La trama describe perfectamente la realidad. Hay mucha manipulación y no poca gente busca un culpable para todos los males. Los socialistas antes le echaban la culpa al PP y ahora la reparten entre PP y Podemos. Los de derechas antes le echaban la culpa a socialistas, y ahora la reparten entre PSOE y Podemos. Pero la realidad es que tanto gobiernen unos como otros, el sistema es más o menos el mismo y los ricos, bancos y multinacionales viven a costa del pueblo. Sin hacer despertar a la gente no se puede. Tiene que ver que el problema real es la trama, tiene que ver quienes son los verdaderos responsables de sus problemas y como son manipulados. Por todo esto es necesario hablar de la trama, darle el mensaje correcto a los españoles y que gracias al tramabus se ha conseguido tener un gran alcance.

    Hace 6 años 11 meses

  3. Alex

    Emmanuel defendiendo lo indefendible. Le da lo mismo ocho que ochenta. A muerte con el pablismo y a no ponerse muy "exquisitos". Ay, quién lo ha visto. Pues adelante con la confrontación: autobuses con caricaturas. El país tiembla, y las mayorías se agolpan en torno a Podemos.

    Hace 6 años 11 meses

  4. juan

    yo echo en falta el rostro de Manolo Monereo y el de Anguita en el gilibus. Nadie más trama que ellos, pillando créditos a porrillo y no devolviéndolos sin ser denunciados ni embargados, qué generoso fue el IBEX35 con los tontos útiles, que fotillos de Anguita con PedroJ y con Aznar. Y mira el IBEX ha vuelto a ganar, ya tiene a IU mandando y desactivando Podemos. Que gran farsa todo.

    Hace 6 años 11 meses

  5. JGG

    Muy de acuerdo en casi todo. Es decir, no creo que haya un reconocimiento por parte de Podemos, como sugieres al final; ésa es la lectura post-festum del teórico (que me parece muy bien). El problema sigue siendo que, por supuesto descontando el politicismo-pop de los laclauistas, en general tampoco Iglesias asume que la presión del activista (no necesariamente movimentista) es mucho más que lograr que las cámaras de televisión te acompañen a la calle en calidad de diputado implicado.

    Hace 6 años 11 meses

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