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El Canal

¡Cuán turbias bajan las aguas del Canal!
Es menester una depuradora
pues depurar conviene, que ya aflora
todo el fango que arrastra el personal.

¿Quién iba a decir que gente tan formal,
tan de buena familia y tan gestora
robaría sin pausa –a toda hora--
corrompiendo hasta un limpio manantial?

Si Isabel levantara la cabeza
vería que muchos aún apoyan
a ladrones, si roban con destreza.

Mancillaron el agua del Lozoya.
Es este mi país. ¡Cuánta tristeza!
Es por eso que estoy hasta la polla.

Lágrimas

Hoy en la tele he visto a una señora
llorar con lágrimas de cocodrilo,
tal vez porque si el juez tira del hilo
sabremos realmente por qué llora.

De tantos delincuentes fue mentora
que el alma tiene esta mujer en vilo.
¿Tendrá que ir a la cárcel o al asilo?
Perdida la esperanza se ve ahora.

Hace tres años ya cayó Fulano
por púnica razón y, esta semana,
vaciando el Canal cayó Mengano.

Si frágil es la condición humana
y es ciénaga lo que antes fue pantano,
es muy normal que algunos salgan rana.

Negocios

Menuda “merde”. ¡Qué mala noticia!
Al pobre Compi Yogui han arrestado
porque parece ser que le han pillado
pagando comisiones. ¡Ay, Letizia!

¡Qué país tan difícil! ¡Qué injusticia!

Si son negocios. ¿Quién no habrá pagado

alguna vez dinero a un imputado
por cierta contabilidad ficticia?

Me lo pregunto esperando el Circular
y pasa el Tramabús. Pienso en las pautas
que muchos siguen a la hora de votar.

Veo a mi alrededor gentes incautas
que justifican mil modos de robar.
Igual llevan razón los perroflautas.

Madrid, abril 2017