Llei de Transitorietat, esa desconocida
El texto secreto publicado a trozos y a plazos es inquietante. Real o no, superado, mejorado o empeorado, no quita el terror ante este hecho: en 24 horas se puede aprobar una Constitución
Guillem Martínez Barcelona , 24/05/2017
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El diario El País ha publicado extractos de la Llei de Transitorietat. La puntita. Tan sólo ha publicado 4 folios y, en diferentes artículos, algunos entrecomillados, que en ocasiones entran en contradicción con los 4 folios. En alguno de los artículos se dejaba caer que el texto original era de 40 folios. Es decir, que sólo se ha publicado en formato original su 10%. El resto, como sucede con el grueso de la información española, es una interpretación, una explicación al lector, al que se priva del texto original, no sea que lo lea. Por otra parte, no queda claro de dónde ha salido ese texto original. Sea como sea, los partidos processistes CDC/PdeCAT, ERC, CUP, han negado la fiabilidad de ese texto. CUP dice que nunca jamás han trabajado con él. Que nunca lo han visto, literalmente. El resto de partidos ha sido muy beligerante al respecto en la Red. Mucho menos en analógico. Han venido a decir que era un borrador, una fase superada, nada que ver con el texto en su momento actual. El texto, vamos, es una metáfora de la falta de transparencia del Procés, esa cosa que necesita, antes que hechos, la fe de sus participantes en un Govern del Sur / con tendencia a lo críptico, y que parece contentarse con saber que el Procés es un mecanismo de abajo a arriba, tal y como lo explica el Govern. ¿Lo es? Puede ser. Pero como no es transparente, puede ser que en realidad vaya de arriba a abajo, de un lado a otro o, más probablemente, hacia ninguna parte. Pero, también, la publicación de esta información es una metáfora de la ausencia de transparencia informativa, que no se ha producido en ninguna de las dos trincheras informativas sobre la cosa, imposibilitando la objetividad.
La Llei de Transitorietat es, en fin, el gran secreto del Procés. En tanto que secreto, existe la duda de que sea una propuesta real, o una jugada de póquer
Es posible que el texto sea en verdad una pantalla pasada. Y que, a la vez, no lo haya visto la CUP. A la CUP, de hecho, se la han dado con queso en varias ocasiones. Quizás la más sonada fue el 9N de 2014, cuando la consulta, momento en el que, gracias a una info de El Periódico, se enteró de que había habido un pacto entre el Govern y el Gobierno para celebrar la consulta no vinculante, no consultiva, no nada. ¿Es importante el texto publicado? Sí. Pero no. Lo sería más si, en efecto, se hubiera publicado en su totalidad, se hubiera fechado su redacción y se hubiera informado --en lo que se pudiera; eso es complicado en el caso de los chivatazos-- sobre su origen. La Llei de Transitorietat es, en fin, el gran secreto del Procés. En tanto que secreto, existe la duda de que sea una propuesta real, o una jugada de póquer. Depende, en fin y lo dicho, de la fe del observador. Les explico, sucintamente, su historia.
JxS se presentó a las últimas elecciones con un Full de Ruta / Hoja de Ruta depurada en el laboratorio de la ANC. El plato fuerte, una DUI --Declaració d'Independència Unilateral--, defendida por los partidos que ostentan la mayoría absoluta en el Parlament. El 9N de 2015, para facilitar la investidura de Mas, JxS vota una resolución en la que a) no se reconoce al TC --desde entonces, el Govern ha utilizado el TC en varias ocasiones, por cierto, lo que debería ser un indicio--, y b) se especificaba que se redactarían tres leyes de ruptura, que conducirían, directamente, y sin pasar por la casilla de salida, al Estado propio. Dos ya se han publicitado. Una es sobre la cosa Seguridad Social, y otra sobre la cosa Agència Tributària. No son leyes de ruptura. Son leyes que apuran el techo autonómico. Son, por tanto, leyes autonómicas. Con un par. Queda, pues, la Llei de Transiorietat para saber si la cosa Procés va en serio. Lo que tiene guasa, después de cinco años. Sí, en efecto. Hay tres condenados, y la Mesa y la Presi del Parlament están empurados. Hay una nueva imputada, una consellera, por comprar urnas --ojo; en caso de condena, sería la primera condena de prisión; no consta que las urnas se hayan adquirido a fecha de hoy--. Pero todos los imputados, en el momento de declarar, no han reconocido ninguna desobediencia --algo muy importante--. Estas condenas y causas penales, en fin, hablan más de la cultura de derechos y democrática del Gobierno central, que ha utilizado la vía penal para solucionar un problema político, que de la voluntad rupturista de la cosa Govern. En el Parlamento de UK, verbigracia, se ha formado una comisión de seguimiento del caso catalán, que ha protestado ante el Gobierno Español --algo muy importante-- por su persecución de la libertad de expresión en Catalunya. Es decir, la comisión no observa políticas rupturistas, o tan solo efectivas, sino mensajes, actitudes, amparadas --como no debería ser de otra forma-- por la libertad de expresión. ¿La Llei de Transitorietat sería, por tanto, el fin de las actitudes, los mensajes, el bla-bla-bla, de disciplinas que debería amparar la libertad de expresión, y el inicio de la gestión efectiva de lo prometido non-stop, amparadas por un estándar democrático internacional, a falta de receptividad del Estado?
Interpreto este cambiazo de indepe por referéndum como un intento gubernamental de prolongar el Procés, esa cosa que siempre conduce a nuevas elecciones en condiciones épicas
No se sabe. La comisión que redacta la cosa es --agárrense-- secreta. Sus miembros son --agárrense-- secretos. Hace escasas horas me he enterado de que está la CUP, si bien también explica que no es comisión formal (?). Su objetivo es hacer una ley sustentada en esa fantasía sexual española que consiste en "ir de la ley a la ley". Una dirigente de ERC ha dicho de ella que es una ley tan bien calculada que el TC no podrá tocarla. Si bien luego, agregó, que no se hacía pública, no fuera que el TC la tocara. El inicio del redactado de esta Llei, por cierto, es en teoría anterior a la solemne substitución del Full de Ruta gubernamental --recordemos, una declaración indepe-- por un referéndum. La indepe es, por cierto, más fácil de conseguir que un referéndum pactado. Tan solo se tiene que declarar y, luego, cumplirse tres objetivos. A) apoyo social, b) reconocimiento internacional y c) financiación. Los contactos internaciones de la Gene también son --oh, sorpresa-- secretos, pero pinta que no han conseguido nada en la dirección b) y c), y que la cosa a) puede estar empezando a partirse el pecho de risa. O no. El mundo de la fe es muy raro. Anyway. Personalmente creo que b) y c) no existen porque no se han buscado. También interpreto este cambiazo de indepe por referéndum como un intento gubernamental de prolongar el Procés, esa cosa que siempre conduce a nuevas elecciones en condiciones épicas y propagandísticas para los processistas. De hecho, el referéndum --recuerden: hay dos, uno pactado y otro unilateral en caso de que falle el pactado- requiere también una planificación que no se ha realizado. Es decir, se ha tenido suficiente con la negativa del Gobierno al respecto, de manera que no se ha considerado ir más allá. La Comisión de Venecia, por ejemplo, fija que un referéndum debe de tener pregunta y fecha un año antes de su celebración.
¿Qué función tiene la Llei de Transitorietat? Dos. La oficial: encauzar la nueva legalidad republicana en un momento de transición. Y la presumible. En su secretismo, se puede interpretar que la Llei tiene dos funciones. Una, convocar el referéndum --importante: la CUP quiere que el referéndum se convoque por una ley individual, menos dada a mangoneos--, y otra, hacer una declaración de independencia condicional, efectiva tras un referéndum que no se hará, y que permitiría a los partidos JxS ir a elecciones diciendo que han proclamado una república, más amparada en la libertad de expresión y opinión que en hechos reales. Si esta es la función de la Llei, no debe de ser una ley muy meditada, niquelada y con efectos. Por eso es importante conocerla, verla, que alguien, en el pack Procés o en el pack prensa, la explique a las personas sin fe, que necesitan tocar la raja del costado. Sí, el Estado te empapelaría. Pero se supone que esa casilla estaba clara cuando redactaron el programa de las últimas elecciones.
Lo que sabemos, por los 4 folios y los entrecomillados varios, es lo siguiente. En un momento dado de su redacción, una redacción que, en todo caso no conoce la CUP, que cifra la autoría y la filtración del texto --importante-- en el CNI, la Llei convocará el referéndum y establecerá el marco legal hasta que la República tenga Consti. La Llei se llama a sí misma Llei Fundacional. Es decir, tiene carácter constitucional. ¿Va la cosa, por tanto, en serio? Por lo que ha aparecido, pues no.
He hablado con varios juristas. Uno de ellos, para calificar el texto, utilizó la palabra nyap, una palabra catalana que se podría traducir al castellano como parche o chapuza. Al swahili como chungo. Al inglés como mangui. O --rayos, no puedo parar-- al ruso como storbo. El texto, en fin, adolece de conocimientos legales, es decir, de interés sobre el tema. En materias sociales es chupi. Es decir, inconcreto. Y en materias políticas, restrictivo y con tendencia al autoritarismo. Sí, podría ser un texto del CNI. Pero el Procés ha elaborado ya textos de esa tesitura. En julio del año pasado, en una sesión en la que la Comissió de Procés Constituent leyó sus conclusiones, se habló, por ejemplo, de un Estado no sometido a tribunales internacionales. Sí, supongo que fue una metedura de pata, un olvido, un resultado de la inoperatividad. Pero ahí quedó. Y nadie --con fe-- dijo nada. Bueno. El texto. Vayamos por partes.
En el texto se fija la pregunta del referéndum. Muy rara: "¿Quiere que Catalunya sea un Estado independiente de España?". Sería la primera vez que aparece en la pregunta el sujeto político del que una sociedad quiere independizarse. Es decir, transmite desconocimiento. Sobre el censo. Se establecen los criterios de nacionalidad catalana. Son los que especifica el Código Civil para la española. Se respeta la doble nacionalidad española. Se establecen el voto y sus requisitos para votantes en el extranjero. Y para locales. Curiosidad: personas que ahora disponen de plenos derechos no los tendrían, a tenor del tiempo de residencia en Catalunya y si poseen o no censo. Otra curiosidad: se establecen criterios para la pérdida de nacionalidad, entre los que están estas joyas: "delito de orden público", "contra la paz" y relativos a, glups, la "defensa nacional". Se establece la formación de una Junta Electoral. Que la Comisión de Venecia, por cierto, pide que se forme un año antes del día D, hora H.
Sobre Justicia. Una juerga. Es como el sistema de la derecha judicial española, pero más. El Ejecutivo tiene barra libre para nombrar a los all-stars de la judicatura. No hay TC, pero hay una sala de la cosa Constitucional en el Tribunal Suprem. Lo que aumenta el control gubernamental. El nombramiento de jueces medio-pelo también es una iniciativa gubernamental. El Gobierno también nombra al Fiscal General, y el órgano de gobierno judicial también es de tesitura Erdogan. Una curiosidad. En un texto en el que, por ejemplo, no se especifica --o no aparece-- que la Gene tendrá el mando de las fuerzas de seguridad del Estado en Catalunya --algo como muy de declaración indepe--, se especifica que los imputados y condenados por el Estado por la cosa Procés verán sus sentencias anuladas. Algo que, por cierto, no puede hacer un Gobierno. En la RFA, por ejemplo, el gobierno no anuló ninguna sentencia nazi, sino que fueron los tribunales, gracias a las leyes aprobadas por el gobierno de la República. Otra vez, desconocimientos legales. Y, glups, tics derechistas.
Se especifica que los imputados y condenados por el Estado por la cosa Procés verán sus sentencias anuladas. Algo que, por cierto, no puede hacer un Gobierno
Sobre lengua. Se utilizan lenguaje y conceptos alejados del vocabulario legal. El catalán es "lengua propia", y su uso será "normal". El castellano tendría "el mismo uso que hasta ahora". Se rehuyen las palabras "oficial" y "derechos", y la ambigüedad resultante es, lo dicho, tan chachi, que un juez o un médico podrían ejercer su profesión en arameo. Un porcentaje de jueces "adecuado", por cierto, hablará catalán. Ambigüedad, pasar de largo por un tema caliente.
Sobre expropiaciones. Bastante razonable. La República asume las propiedades del Estado en Catalunya. No se alude a indemnizaciones, que sería el caso de la cosa. Desconocimiento.
Sobre transición legal. La República asume como propias, en este momento de transición, la Consti, el Estatut y las leyes orgánicas. Algo normal en un proceso de autodeterminación. Lo que no es normal, y da pie al cachondeo, es que no asuma leyes ordinarias. Yo qué sé. La Ley de arrendamientos. O la de pesos y medidas. Vamos, las que rigen la vida cotidiana. Se especifica la asunción del derecho de la UE, que entrará en vigor de manera automática. Algo, por cierto, que sucede con los reglamentos, pero no con las directrices de la UE. Desconocimiento. Chapuza.
Bueno. Es un texto, en fin, inquietante. Y lo es por dos motivos. Motivo a), por su publicación troceada y opinada, que reduce su fiabilidad. Estamos hablando de un texto, en fin, publicado a topos y a plazos. Motivo b) por su carácter secreto. El texto, real o no, superado, mejorado o empeorado, no quita el terror ante este hecho: en 24 horas, sin proceso de elaboración, discusión e información, se puede aprobar una Constitución. Personalmente, no me preocupa mucho. No creo que lo hagan. Por varias razones. Una es que, desde 2012, nunca se ha hecho nada, salvo finales de acto álgido coincidiendo con cada proceso electoral. Hay indicios también de que su función será propagandística: un Govern que no tuvo narices de cumplir su palabra y hacer un referéndum unilateral y, luego, una DUI, es poco probable que haga una Constitución. Pero es para meditar el hecho de que el Procés sólo haya servido, aparte de para poner en evidencia el escaso margen de respeto gubernamental a la libertad de expresión en el Estado, para considerar que una Constitución secreta y, por tanto, anti y contrademocrática, se pueda aplicar en, lo dicho, 24 horas. Y que aún haya alguien en Twitter --en la vida, ya no-- que te diga que eso es un movimiento de abajo a arriba. Es para meditar, en fin, sobre los abusos de la fe.
Empieza a ser necesaria la transparencia. O la opacidad empezará a tener nombres inquietantes.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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