La OPA de Macron al bipartidismo francés
La abstención del 51% de los votantes ayuda al movimiento del presidente a ocupar el espacio de los socialistas y la derecha republicana
Enric Bonet París , 14/06/2017
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“¿Ola o tsunami?”. Así titulaba en su portada del 10 de junio el diario progresista Libération. Y los peores pronósticos se confirmaron este domingo 11 de junio: el movimiento centrista del presidente Emmanuel Macron arrasó en la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas. Con el 32% de los votos, La République en marche (La República en marcha, LREM) conseguirá seguramente más de 400 diputados en la segunda vuelta del 18 de junio. Un resultado muy superior a los 289 escaños necesarios para alcanzar la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Así, el joven dirigente culminará con éxito su OPA al decadente bipartidismo francés.
Tras su victoria en las presidenciales, Macron afrontaba el reto de conseguir una mayoría de diputados afines. No parecía un desafío fácil. El bajo porcentaje de votos obtenido en la primera vuelta de las presidenciales (24%) y la novedad de su marca política ponían en duda su capacidad para alcanzarla. Pero la dinámica positiva que los partidos suelen experimentar cuando su líder gana las presidenciales se ha visto reforzada en el caso de LREM por el buen desempeño del joven presidente tras su llegada al Elíseo.
“Muchos franceses valoran positivamente las primeras semanas del mandato de Macron, en las que ha mostrado un estilo solemne del que no disponía Hollande”, explica el politólogo Jérôme Sainte-Marie, presidente del gabinete de análisis PollingVox. El dirigente centrista ha superado con buena nota sus primeros compromisos diplomáticos, como el comentado saludo con Donald Trump o el encuentro en Versalles con el presidente ruso Vladimir Putin. Con la formación de un gobierno que combina a ministros de la derecha republicana y del Partido Socialista (PS), ha logrado ocupar también el amplio espacio político que representaron en su día el centro-derecha y el centro-izquierda. Una jugada astuta que cuestiona la utilidad de estas dos formaciones.
El programa neoliberal de Macron no despierta un gran entusiasmo entre buena parte de los franceses, aunque la oposición parlamentaria a este proyecto resultará minoritario
De hecho, la ola Macron se llevó por delante este domingo [11 de junio] —o lo hará el próximo— a múltiples figuras del bipartidismo francés, como el candidato socialista a las presidenciales, Benoît Hamon; la dirigente conservadora Nathalie Kosciusko-Morizet; o el secretario general del PS, Jean-Christophe Cambadélis, que obtuvo sólo el 8% en una circunscripción tradicionalmente de izquierdas. El principal dique con el que topará la probable mayoría absoluta de LREM será el elevado nivel de abstención (el 51% en el primer turno). Por primera vez en los últimos sesenta años, menos de uno de cada dos franceses votaron en unas legislativas. El programa neoliberal de Macron no despierta un gran entusiasmo entre buena parte de los franceses, aunque la oposición parlamentaria a este proyecto resultará minoritaria.
La derecha republicana dividida
Después del triunfo de Macron el 7 de mayo, los dirigentes de la derecha republicana esperaban tomarse la revancha con una victoria en las legislativas que les permitiera imponer un gobierno de cohabitación, conformado por ministros conservadores. Una vez retirado de la vida política su candidato, François Fillon --debido al escándalo de los supuestos empleos ficticios de su mujer, sus hijos y sus asistentes parlamentarios--, confiaban en recuperar el terreno perdido durante la campaña presidencial. Además, contaban con que la implantación local de sus candidatos resultara una ventaja ante la inexperiencia de los representantes de LREM: el 40% de ellos no había ocupado ningún cargo político ni participado en ninguna campaña electoral.
Pero la inclusión de políticos conservadores en el primer gobierno de Macron descolocó a la derecha republicana. Sus dirigentes no han sabido diferenciarse de las políticas del nuevo ejecutivo dirigido por Édouard Philippe, que militó hasta principios de mayo en Los Republicanos “Resulta complicado criticar a un primer ministro conservador cuando uno es de derechas”, asegura Ellen Salvi del diario digital Mediapart. Esta periodista especialista en la derecha francesa reconoce que, a mediados de mayo, los dirigentes de Los Republicanos “ya no creían en absoluto en la posibilidad de imponer un gobierno de cohabitación”.
La inclusión de políticos conservadores en el primer gobierno de Macron descolocó a la derecha republicana. Sus dirigentes no han sabido diferenciarse de las políticas del nuevo ejecutivo
Esta hipótesis se desvaneció por completo con el nombramiento del conservador Bruno Le Maire como ministro de Economía y de Gérald Darmanin, antiguo delfín del expresidente Nicolas Sarkozy, como responsable de Finanzas. La decisión “sirvió para tranquilizar a los electores conservadores en cuanto a las cuestiones fiscales”, afirma el comentarista político Christophe Barbier. Al haber moderado algunas de sus propuestas en materia económica, “el programa de la derecha republicana resulta parecido al proyecto de Macron”, reconoce Barbier. “Los Republicanos tienen un problema de utilidad. Para qué sirve votar por ellos si ya hay ministros de derechas en el gobierno”, asegura Sainte-Marie.
“Somos un partido inaudible. No contamos con un líder claro, tampoco con una estrategia de campaña nítida y, sobre todo, tenemos un verdadero problema de línea ideológica que no hemos resuelto desde 2012”, aseguró un representante de la derecha republicana al diario Le Parisien durante la noche electoral de este domingo. Con el 21,5% de los votos, la derecha republicana logró salvar los muebles ante la ola Macron. Pero las estimaciones sólo les conceden entre 85 y 125 diputados, una cifra muy inferior a los 226 actuales. Este resultado les convertirá en el principal grupo de oposición, aunque amenazado por sus divergencias.
A pesar de que son pocos los dirigentes conservadores que han dado el paso de unirse a las filas de LREM, Los Republicanos se muestran divididos sobre la necesidad de oponerse o apoyar al gobierno de Philippe. Más de 200 cargos electos de la derecha republicana han firmado un manifiesto en el que piden colaborar estrechamente con el presidente. Sus impulsores, entre ellos Thierry Solère (42,6 %) o Franck Riester (39,9 %) consiguieron algunos de los mejores resultados de su partido, ya que no se enfrentaron a ningún marcheur en su circunscripción. Según el Journal du Dimanche, habrá una treintena de diputados de la derecha republicana, conocidos como los “Constructivos”, que apoyarán las políticas de Macron.
“El momento de la verdad tendrá lugar a finales de junio cuando haya que votar la investidura del gobierno de Philippe”, explica Salvi. Entonces, se pondrán de manifiesto las diferencias en el seno de la derecha republicana. Esta división entre los sectores más centristas y liberales y los más identitarios y xenófobos debería cristalizar en el congreso que el partido celebrará en otoño para escoger a un nuevo líder. Si eligen como secretario general a un representante del ala más derechista, como el sarkozista Laurent Wauquiez, “entonces podría aumentar el número de deserciones”, afirma Barbier. A pesar de sus divisiones, según este comentarista político, la derecha republicana continuará jugando un rol preponderante en la política francesa “gracias a los numerosos municipios y regiones en los que gobierna”.
Otra etapa más en la pasokización del socialismo francés
Mientras que la derecha republicana ha resistido de momento la OPA de Macron gracias a su implantación territorial, el socialismo francés vivió este domingo una nueva etapa en su proceso de pasokización. Con sólo el 7,4% de los sufragios, el PS mejoró el 4,82% de Benoît Hamon en las presidenciales. Pero sólo aspira a que veinte o treinta de sus candidatos ocupen un escaño en la nueva Asamblea Nacional. Es decir, será el peor resultado del PS en unas legislativas en la historia de la Quinta República. Incluso por debajo de los 57 diputados de la debacle socialista de 1993.
Con sólo el 7,4% de los sufragios, el PS mejoró el 4,82% de Benoît Hamon en las presidenciales. Pero sólo aspira a que veinte o treinta de sus candidatos ocupen un escaño
Además, una parte de los diputados socialistas resultarán elegidos gracias, precisamente, a su apoyo a Macron y al hecho de que no se ha presentado ningún miembro de LREM en su circunscripción. Es el caso al menos de una quincena de candidatos socialistas, entre los que se encuentra la exministra de Trabajo Myriam El Khomri o la exministra de Sanidad Marisol Touraine. Todos ellos se presentan con el eslogan “Mayoría presidencial”. Así lo hace también el denostado ex primer ministro Manuel Valls. Aunque rompió su carnet socialista a principios de mayo, quedó primero en su circunscripción (con el 25,5% de los votos) y aspira a ser reelegido gracias también al hecho de no confrontarse con ningún marcheur.
“Todos los candidatos que se presentan con la fórmula mayoría presidencial no respetan la posición del Partido Socialista”, declaró a finales de mayo Jean-Christophe Cambadélis. Estas declaraciones no sirvieron, sin embargo, para clarificar la postura que los socialistas han adoptado respecto al gobierno de Macron, en el que hay cuatro ministros socialistas. Con el objetivo de encarnar una “izquierda constructiva”, los dirigentes del PS “desean el éxito de Francia”, pero al mismo tiempo mantendrán un “actitud vigilante” respecto al ejecutivo. Un mensaje, el del secretario general socialista, extremadamente ambiguo que refleja las profundas divisiones en el interior de una formación que celebrará a finales de año un congreso nacional para decidir su futuro.
Mientras que los dirigentes socialistas más moderados esperan ser elegidos como diputados gracias a su apoyo a Macron, los representantes del ala más progresista pretenden renovar la socialdemocracia francesa dando un giro hacia la izquierda. Por un lado, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, presentó el 2 de junio la plataforma Dès Demain (A partir de mañana), centrado en la ecología y el municipalismo. Por el otro, el izquierdista Hamon anunciará el 1 de julio un nuevo movimiento con el que pretende reconstruir la izquierda francesa.
“Los diputados socialistas sólo podrán oponerse a Macron mediante el fetichismo de la izquierda”, asegura Sainte-Marie. Para este politólogo, el PS difícilmente podrá enfrentarse a las cuestiones de fondo, como la reforma laboral, “ya que esta formación aprobó el año pasado una reforma del mismo estilo”. “La mayoría de electores progresistas que desaprueben el proyecto liberal de Macron terminarán uniéndose a la Francia Insumisa de Mélenchon”, prevé el presidente de PollingVox.
“La oposición será extraparlamentaria”
La formación de Mélenchon repitió en las legislativas el sorpasso de las presidenciales, aunque esta vez habría que hablar más bien de sorpasinho. Con el 11% de los votos, la Francia Insumisa retrocedió en más de ocho puntos respecto al resultado de abril y aspira a tener entre 8 y 18 diputados. Para marcar distancias con el socialismo y consolidar su movimiento, fundado en febrero del año pasado, los insumisos prefirieron no aliarse con el ala izquierda del PS, ni con los verdes o los comunistas, que apoyaron a Mélenchon en las presidenciales. Pero esta estrategia para hacerse con la hegemonía de la izquierda se ha visto lastrada por la dispersión de los votantes progresistas y, sobre todo, por la abstención: el 65% de los jóvenes no acudió a las urnas.
No obstante, los insumisos pueden consolarse con el pobre resultado del ultranacionalista Frente Nacional. Tras haber perdido cuatro millones de votos respecto a la primera vuelta de las presidenciales, el partido de Marine Le Pen obtuvo un resultado inferior al de 2012. Aunque Le Pen será probablemente elegida diputada en el norte de Francia, tendrá que contar con los dedos de una mano los diputados de su formación. Un fracaso del populismo de derechas que abre la posibilidad de que la izquierda melenchonista lidere la oposición contestataria al proyecto neoliberal de LREM.
“Macron dispondrá de una mayoría absoluta de diputados afines, que actuarán de forma muy disciplinada. Al mismo tiempo la oposición tendrá un poder minoritario y se comportará de forma muy dispersa. Nos encaminamos hacia una época en la que habrá una gran oposición extraparlamentaria y en la que puede producirse una gran violencia social”, advierte Sainte-Marie. El amplio grupo parlamentario de LREM estará conformado por numerosos diputados sin experiencia política y con orígenes ideológicos diversos. “Al principio seguirán todas las directrices del ejecutivo”, advierte el politólogo Thibault Rioufreyt, especialista en la socialdemocracia francesa.
“No estoy seguro de que los nuevos diputados vayan a aprobar sin rechistar todas las leyes”, reconoce el sociólogo Albert Ogien. “Como sucedió con Podemos en España, posiblemente surgirán corrientes y divisiones en el interior de LREM”, advierte este especialista en nuevas formas de democracia. Pero antes, el movimiento de Macron deberá estructurarse como partido político durante un congreso que celebrará este verano y, así, consolidar las bases de su OPA al bipartidismo francés.
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