Picardía, el espejo de las fracturas francesas
En la región natal del presidente francés, asolada por la deslocalización industrial, el periodista y realizador François Ruffin, inspirador del movimiento Nuit Debout, se enfrenta en las legislativas al fenómeno Macron y a la extrema derecha
Enric Bonet Amiens , 11/06/2017
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Las famosas galletas francesas macarons han sido rebautizadas como “macrones” en Amiens, la ciudad natal del presidente francés Emmanuel Macron. Al menos así es como las llaman muchos de los clientes de la chocolatería Trogneux. Fundada a finales del siglo XIX, la lujosa tienda es propiedad de una familia de notables de esta ciudad del norte de Francia. A esta estirpe pertenece la nueva primera dama, Brigitte Macron. Aunque sus dependientes prefieren no hablar de política, los responsables intentan beneficiarse de la macronmania. Promocionan una chocolatina en forma de planeta tierra con el lema publicitario “Make our planet great again”, parafraseando así las palabras con las que el presidente Macron respondió a la decisión de Donald Trump de no ratificar el acuerdo del clima de París.
“He venido a pasar un fin de semana a Amiens porque estoy fascinada por Macron”, asegura Joanna Cvettenand, una traductora polonesa que vive en París desde hace ocho años. La chocolatería Trogneux ha sido su primera parada en su peculiar visita turística a esta ciudad de poco más de 130.000 habitantes, gobernada por la alcaldesa centrista, Brigitte Fouré. Su paseo por las calles peatonales del casco antiguo de Amiens continuará en busca del colegio de jesuitas La Providence. La escuela donde el adolescente Macron no sólo sorprendió a sus profesores por su brillantez intelectual, sino que empezó su romance con su profesora de literatura, Brigitte, veinticuatro años mayor que él y con la que terminaría casándose.
el 28% de los habitantes de la ciudad votó por Macron en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Un apoyo que aún debería reforzarse durante las legislativas
A pesar de no haber vuelto a Amiens desde que tenía diecisiete años, la figura de Macron despierta una gran simpatía entre las clases profesionales y acomodadas que viven en el centro de esta ciudad bañada por las aguas del río Somme. “Estoy contenta con las primeras semanas de su presidencia, ya que ha sabido mostrarse como un hombre firme en los compromisos internacionales”, afirma Fleur, una joven de 23 años que trabaja en una consultoría sobre asuntos europeos. Como ella, el 28% de los habitantes de la ciudad votó por Macron en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Un apoyo que aún debería reforzarse durante las legislativas de este domingo 11 y el 18 de junio.
Según los últimos sondeos, el movimiento La République en marche (La República en marcha, LREM) de Macron obtendrá un 29% de los votos en la primera vuelta y conseguirá unos 400 diputados en la segunda, un resultado claramente superior a los 289 escaños necesarios para la mayoría absoluta. En Amiens, nadie duda de que la diputada elegida en la circunscripción que abarca los barrios más céntricos de la ciudad será la candidata de LREM, Barbara Pompili, una antigua diputada ecologista reconvertida al macronismo.
En los barrios populares del norte de Amiens, a más de una hora andando del centro, los resultados de las legislativas serán más inciertos. En esta circunscripción, que abarca tanto la banlieue norte como numerosas otras pequeñas localidades de la periferia desoladas por la desindustrialización, se celebra una de las confrontaciones más mediáticas de esta contienda electoral.
El candidato de LREM, Nicolas Dumont, se enfrenta a un conocido actor, Franck de Lapersonne, que se presenta por el ultraderechista Frente Nacional. Pero además también tiene que hacerle frente a la candidatura de François Ruffin, autor del documental satírico Merci Patron! (¡Gracias jefe!), visto por más de 500.000 franceses en las salas de cine y premiado con el César (el equivalente de los Goya) al mejor documental. Gracias a la historia de la familia Klur y su ingeniosa lucha en contra del hombre más rico de Francia, Bernard Arnault, propietario del grupo Louis Vuitton, Ruffin impulsó el movimiento Nuit Debout de los indignados que tomó la Plaza de la República en París a finales de marzo del año pasado.
Compañero de Macron en el colegio La Providence, Ruffin, 41 años, ha dirigido durante los últimos veinte el diario satírico Fakir. Este medio local militante, que cuenta con 17.000 abonados, le ha servido para denunciar los escándalos de la política local y describir la desindustrialización de un territorio que antaño fue la joya del sector textil e industrial francés. Pirelli, Goodyear, Whirlpool… El goteo del cierre de fábricas ha sido constante durante los últimos treinta años. En paralelo el voto a la extrema derecha no ha dejado de progresar en la zona de La Somme, donde la ultranacionalista Marine Le Pen obtuvo más del 30% de los sufragios en la primera vuelta de las presidenciales.
Bautizada como Picardie Debout (Picardía en Pie), la candidatura de Ruffin ha recibido el apoyo de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, de los verdes y los comunistas. Gracias a esta unión de las fuerzas de izquierda, que se presentan por separado en la mayoría de las circunscripciones, él espera hacer frente al canto de las sirenas del Frente Nacional y al respaldo creciente al presidente Macron. Un objetivo que no resulta inalcanzable por la sociología heterogénea del lugar donde se presenta.
Bautizada como Picardie Debout, la candidatura de Ruffin ha recibido el apoyo de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, de los verdes y los comunistas
“En esta circunscripción vemos representadas las tres Francias: las clases obreras que están en contra de la globalización, los habitantes de origen inmigrante de los barrios populares y las clases medias favorables a la globalización”, explica Vladimir Mendès-Borgès, consejero municipal en el norte de Amiens por la mayoría centrista que gobierna esta localidad. Esta división en tres grupos sociales se vio reflejada en los resultados de la primera vuelta de las presidenciales: el 28% de los sufragios para Le Pen, el 22% para Macron y el 21% para Mélenchon.
El gran favorito: el partido de la abstención
“Los franceses valoran positivamente las primeras semanas del mandato de Macron, así que espero que el candidato de LREM mejorará los resultados de las presidenciales”, afirma Mendès-Borgès. Este consejero municipal aprovecha el último domingo antes de la primera vuelta para acompañar a su candidato Nicolas Dumont durante una visita al mercado Colvert en el norte de Amiens. “En estas elecciones la gente sólo deberá responder a una pregunta: ¿consideran importante que el presidente Macron disponga de los medios suficientes para llevar a cabo su política?”, asegura Dumont.
Alcalde de Abbeville, una localidad de poco más de 20.000 habitantes al norte de Amiens, y ex vicepresidente de la región de Picardía, Dumont es un antiguo barón socialista que en marzo se unió a las filas macronistas. “Es un hombre joven, tiene 40 años, pero se trata de un puro político de carrera”, reconoce Patrick Lehingue, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Amiens. Una trayectoria política que no se corresponde con la regeneración prometida por Macron.
“No se puede hablar de regeneración política cuando presenta a candidatos que llevan más de veinte años haciendo política”, critica la candidata socialista Pascal Boistard, que también reparte propaganda electoral en el mercado Colvert. Diputada saliente de esta circunscripción y antigua integrante del gobierno de Manuel Valls, Boistard acusa a Dumont de “haber cambiado de chaqueta política” y de “ser un traidor”.
Sin embargo, buena parte de los peatones presentes en el mercado Colvert prefieren ignorar las disputas locales de las elecciones legislativas. En este barrio, donde los bloques de viviendas de alquiler social se alternan con las casas con jardín, los vendedores de las fruterías o las tiendas de ropa reflejan los orígenes multiculturales de un distrito que acogió desde mediados de los sesenta una extensa comunidad de harkis de Argelia, las milicias árabes que pelearon del lado francés durante la guerra de independencia. El izquierdista Mélenchon consiguió en este distrito el 40% de los votos en las presidenciales, pero se espera que el partido de la abstención gane de forma holgada en las legislativas.
“No voy a votar porque no cambiará nada en mi vida”, afirma Naoufer Rami, 24 años. Este joven, que regenta durante el Ramadán un modesto puesto de dulces orientales al lado del mercado, votó a Mélenchon en las presidenciales, pero no volverá a hacerlo en las legislativas “porque me siento estafado por la política”. Como él, decenas de miles de habitantes de esta circunscripción no acudirán a las urnas este domingo. “En las legislativas de 2012 ya fue una circunscripción con uno de los niveles de abstención --el 44%-- más elevados de toda Francia”, explica Lehingue.
Populismo de izquierdas para frenar la indiferencia
“Lo que más me preocupa de estas elecciones es la resignación”, reconoce Ruffin. Con el mantra de luchar contra la indiferencia, el director de Merci Patron! anunció su candidatura a principios de febrero. Desde entonces, ha llevado a cabo una larga campaña anclada en la cultura popular. Proyecciones constantes de su documental, la creación de un equipo de fútbol o la celebración de un mitin multitudinario en las puertas de la fábrica de secadoras de Whirlpool, amenazada con su deslocalización a Polonia y donde Macron y Le Pen protagonizaron uno de los episodios más mediáticos de la campaña presidencial. Éstas han sido algunas de las acciones más destacadas de su hiperactiva campaña, llevada a cabo gracias a un equipo de 400 voluntarios, decenas de ellos venidos de fuera de la región.
En lugar de celebrar un mitin tradicional, el equipo de Picardie Debout aprovechó el último fin de semana de campaña para participar en una carrera popular en Longueau. Es en las decaídas localidades industriales de la periferia de Amiens donde Ruffin ha focalizado su campaña. En estos antiguos bastiones del Partido Comunista, los niveles del paro suelen superar el 20% y el FN consiguió más del 50% de los votos en la segunda vuelta de las presidenciales.
La formación de Le Pen espera reeditar este resultado con la candidatura de Franck De Lapersonne, un actor de cine y televisión parisino que se define como “un antiguo mélenchonista”. Se trata de un hombre próximo al vicepresidente del FN, Florian Philippot, miembro de la corriente más euroescéptica y gaullista del partido. “Decidí participar en política por la entrada en campaña de Macron, un producto del sistema y que sólo favorecerá la financiarización de la economía”, asegura De Lapersonne que habla prácticamente como un militante de izquierdas.
Crítico con el funcionamiento actual de la UE y partidario del restablecimiento de medidas proteccionistas, el líder de Picardie Debout reivindica un discurso populista de izquierdas
Su discurso puede seducir al electorado obrero, aunque “prácticamente no está haciendo campaña en la circunscripción”, explica Lehingue. Según este politólogo, especialista de la política local, “la campaña Ruffin puede servir para atraer a una parte del electorado obrero del FN”. Crítico con el funcionamiento actual de la Unión Europea y partidario del restablecimiento de medidas proteccionistas, el líder de Picardie Debout reivindica un discurso populista de izquierdas que “sirva para que la gente no dirija su cólera hacia los refugiados, sino hacia aquellos que dirigen la sociedad”.
“La izquierda francesa se ha aburguesado y Ruffin atrae a la gente porque es un hombre políticamente incorrecto”, afirma Patrick Flécheux, que colabora voluntariamente con él desde que este estrenó su documental a principios del año pasado. Si el candidato de Picardie Debout es finalmente elegido, promete cobrar sólo el salario mínimo francés (1.480 euros brutos), permitir que su mandato sea sometido a un referéndum revocatorio y “llevar la palabra de la gente a la Asamblea Nacional”. Y así pronunciar discursos como el que hizo cuando subió a recoger el premio en la ceremonia de los César del pasado enero: “¿Por qué a nadie le importa el cierre de las fábricas? (…) Porque sólo afecta a los obreros (…). Quizás en este país hay personas sin dientes, pero sobre todo hay dirigentes sin cerebro”.
Tras terminar la carrera en Longueau, el equipo de Picardie Debout organizó esa misma tarde una proyección de Merci Patron! en un bar de esa misma localidad. Una treintena de personas vieron la película y al final Ruffin discutió con ellos. Aunque no había acudido al bar para ver el documental, Lucie, una empleada de una inmobiliaria, a quien “no me importa para nada la política” intervino durante el coloquio. “Mi hijo me mostró el discurso que usted hizo durante los César y me parece que es un hombre franco y honesto”, aseguró. Y al terminar la charla coreó “Merci Patron”. Un grito que en Amiens es sinónimo del “Sí se puede”.
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