Mikel Basarte / Pasajero expulsado del vuelo VY7888 de Vueling
“Si ante 200 personas se trata así a alguien, qué pasará en las deportaciones masivas”
Gerardo Tecé 20/07/2017
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De los 176 asientos del vuelo Vueling VY7888 que el pasado sábado se disponía a despegar desde Barcelona hacia Dakar (Senegal), tres de ellos, al final del pasillo, iban ocupados de un modo “especial”. Dos policías con guantes custodiaban a un joven maniatado que, en un estado fuerte de nerviosismo, gritaba pidiendo ayuda. El caso lo conocerán. Ha tenido cierta repercusión y no porque los vuelos de deportación sean una novedad. La novedad es la protesta. “Expulsados varios pasajeros de un vuelo a Senegal que protestaron por una deportación”. Un hombre atado reclamando auxilio y un grupo de pasajeros poniendo en cuestión una situación que pisoteaba los derechos humanos básicos. Once personas expulsadas del avión, no por haber ejercido ningún tipo de resistencia o protesta física dentro de la aeronave, sino por protestar señalando lo que sucedía.
Mikel Basarte contesta al teléfono. Ya ha dado alguna que otra entrevista, pero le pido que, además de hablar del caso, lo hagamos del comportamiento social, de cómo se comportó el micromundo que había dentro de aquel avión. Mientras hablamos, Basarte se dirige, cinco días después de ser desalojado de aquel vuelo, de nuevo al aeropuerto.
¿Qué pasó el sábado en el avión?
Pasó que cuando se disponía a despegar se escucharon unos gritos desesperados en la parte de atrás. Tras esos gritos, muchas personas nos levantamos a enterarnos de qué estaba pasando. Cuando les preguntamos a las azafatas, no nos dijeron nada. Preguntamos si era un vuelo de deportación, porque algunas personas habíamos oído hablar de este tipo de expulsiones. Por más que preguntábamos, nadie nos decía nada. Entre tanto, el avión no despegaba por un problema con el equipaje, según nos dijeron. Entonces, la escena era la siguiente: decenas de personas de pie en el pasillo, el chico gritando y bastante confusión y debate entre los pasajeros.
¿Cuál era el debate?
Muchos pasajeros pensábamos que aquello estaba siendo un agravio a los derechos humanos básicos y que, en esas circunstancias, no se podía volar. Y había quien esgrimía que lo prioritario era volar y que no servía para nada quejarse. Yo, personalmente, discrepo. Antes de todo estaba la salud de este chico.
¿Llegó a ver al chico?
Durante el transcurso de la hora y media de espera, me acerqué a la zona de atrás a ver si podía ver a esta persona. Y lo que vi fue un chico maniatado, entre dos personas que llevaban guantes y que, con una cara de nerviosismo extremo, decía no quiero volar, je suis malade (estoy enfermo). Entonces, bueno, la verdad es que la situación hablaba por sí sola.
¿Ante esos gritos de socorro y aquella situación extendida durante hora y media, nadie de Vueling informó al pasaje de qué estaba pasando?
Vueling no hizo ninguna comunicación de lo que estaba pasando.
¿Y después?
Hora y media después se nos informa de que va a entrar la Guardia Civil, que va a sacar a la persona a deportar y que además se va a sacar también a todo el pasaje. Esto, efectivamente, sucede así y cuando nos disponemos a salir todos del avión, justo en la puerta que da al pasillo, la Policía Nacional da voz a dos pasajeros que, en los debates en el pasillo, consideraban que había que volar a pesar del estado de este chico. Estos dos pasajeros señalan a seis personas, entre ellas, a mí. Al resto del pasaje se les dijo que se les iba a volver a introducir y que iban a volar con otra tripulación distinta. Pero cuando al resto del pasaje se le iba a reintroducir, parece ser que en un proceso similar, se señala a otros cinco más a los que ya no se les deja volver tampoco. Y allí nos juntamos los once. Nos piden los pasaportes, nos identifican y nos tienen un espacio largo de tiempo, sin saber nada, hasta que nos acompañan en una lanzadera a que recogiéramos nuestras maletas y nos fuéramos del aeropuerto.
Es decir, dos personas que, imagino, se consideraban del lado del “orden” identifican a quienes se habían manifestado en contra del desorden que allí estaba pasando. Y la Guardia Civil toma a aquellas dos personas como la voz autorizada y os expulsan por opinar de esta manera, entiendo, porque no hubo ningún tipo de protesta o acto físico, ¿no?
¡En absoluto! No hubo acto físico de ningún tipo. Fue algo totalmente arbitrario. Hubo personas que en los debates manifestaron su rechazo a volar con esa persona en esas circunstancias que no fueron seleccionadas. Y hubo personas que no dijeron nada en los debates que sí fueron seleccionadas para quedarse en tierra. Esto demuestra la arbitrariedad de aquella selección en la que se dio potestad a esas dos personas que opinaban que sí había que volar, personas a las que se les dejó decidir, in situ, quienes sí y quiénes no podían volar.
¿Se conocían de algo los expulsados?
No, los expulsados no nos conocíamos de nada. Yo, por ejemplo, iba solo en el avión.
¿Qué le dijo su familia cuando llamó para contar que se había quedado en tierra?
Mis seres queridos mostraron, lo primero, asombro al conocer esta realidad de las deportaciones que no conocían y, después, apoyo inmediato. Hemos sentido apoyo desde todos los flancos de la sociedad, apoyo masivo y unánime. Pero no apoyo por ser unos héroes, ni mucho menos, sino porque hemos hecho lo que haría en esta situación cualquiera con un mínimo de cordura ética. Hay que decir que los expulsados fuimos once y sobre la base de un criterio arbitrario, pero fueron muchos más los que, en mayor o menor grado de intensidad, cuestionaron aquella situación que se estaba viviendo dentro del avión.
¿Cree que les espera algún castigo?
El delegado del Gobierno en Catalunya ha salido en prensa diciendo que el Gobierno español no nos va a sancionar, así que, en ese sentido al menos, se va abriendo paso la cordura. Pero más allá de eso, cuando los abogados que nos han ido asesorando nos den información completa, ya iremos informando públicamente.
Uno veía los telediarios hablando de este caso el mismo sábado y domingo y la moraleja venía a ser algo así como que se habían metido en un gran lío innecesario.
Yo volvería a hacerlo. Pero no yo, lo haría cualquiera de las personas que me rodean, con las que yo convivo. Era una cosa de sentido común, más allá de lo que uno opine, o de la importancia que cada uno le dé a una temática como esta. Es lo mínimo. Yo, en concreto, no he visto ningún telediario. Porque lo que hemos vivido estos días ha sido incertidumbre y confusión. Y nerviosismo respecto a lo que nos podía pasar. Hay una preocupación lógica cuando te hablan de que hay leyes que contemplan entre 45.000 y 90.000 euros de sanción, cuando no habíamos hecho nada más que algo normal y legítimo en esa circunstancia. Somos once personas que queríamos volar, no se nos ha dejado volar por reaccionar como consideramos natural ante una situación así y se ha montado un escándalo alrededor.
¿Ha servido para algo lo que han hecho?
Al final el deportado volvió a ser introducido en el avión, en un estado de salud preocupante, expuesto a cinco horas de vuelo, y no sabemos ni dónde ni cómo se encuentra. Pero esto ha servido para sacar a la luz esta macabra realidad de deportaciones en vuelos comerciales como una modalidad más de deportaciones de personas. Desde un punto de vista humanitario este suceso es algo apestoso, pero no es más que un reflujo de la cloaca ética en la que se sustenta esta sociedad. Me he enterado de que el día 24 habrá otro vuelo de deportación a Guinea Conakry, en este caso un vuelo de deportación masivo. Si delante de todo un pasaje de casi 200 personas se es capaz de llevar a una persona maniatada, en un estado de nerviosismo extremo y gritando que está enferma, me preocupa pensar qué debe de pasar en un avión en el que todos los pasajeros son personas deportadas. Según nos han contado quienes llevan ya años estudiando los casos de estos vuelos a nivel europeo, se han dado casos de fallecimientos. Son situaciones lamentables para cualquier moral mínima.
De los 176 asientos del vuelo Vueling VY7888 que el pasado sábado se disponía a despegar desde Barcelona hacia Dakar (Senegal), tres de ellos, al final del pasillo, iban ocupados de un modo “especial”. Dos policías con guantes custodiaban a un joven maniatado que, en un estado fuerte de nerviosismo,...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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