PROCESANDO LA COSA (IX)
Jumanji ya tiene sus presos políticos
A pesar de que en un Consell de Govern todos, salvo un voto negativo y una abstención, hayan apostado por el itinerario más fake, el Gobierno ha invertido esa dinámica. Sólo se puede hablar de ineptitud. O de esfuerzo por llegar a la guerra total
Guillem Martínez Barcelona , 17/10/2017
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1- Ha trascendido lo siguiente. Lo siguiente: el día anterior al raje, Puigemont sometió a votación en el Consell de Govern las dos posibilidades que había sobre la mesa. Una DUI fake y una DUI cachas. Ganó --y esto es importante para analizar la Cosa-- la fake, por goleada. Sólo hubo una persona que votó la DUI cachas. La Consellera d'Ensenyament. Sólo hubo una abstención en la votación. Fue, agárrense, la de Junqueras. Como todos ustedes saben, una hora antes del pleno del día 10, Puigdemont aparcó la DUI fake --recuerden, proclamar la indepe y aparcarla varios meses--, y optó por la opción Z): no declarar nada y, a la vez, posponer lo no declarado. La votación en el Consell de Govern es, no obstante, un indicativo de donde estamos. No sabemos dónde estamos, pero da pereza a todo el mundo. Incluso al Govern. Hola. Bienvenidos a Procesando la Cosa, la sección que reproduce todas las posturas de la Cosa según van produciéndose. Por lo que, ahora que lo pienso, podría llamarse la Cosa-Sutra.
2- Hoy era un día mágico y únicamente posible por aquí abajo. Se cumplían varios ultimátum-s, esa cosa más esp que las lentejas o decir no-si-yo-ya. Son tantos ultimátum-s que les voy a dedicar a cada uno un numerito.
3- Hola. Soy el 3 y, a su vez, el ultimátum alfa-omega. Fui otorgado por el Gobierno a Puigdemont. Hoy tenia que decir si declaró o no declaró la República. Fiel al Procesismo/Cosismo, Puigdemont ha contestado que Z).
4- Que un Gobierno y un Govern se comuniquen con cartitas y burofaxes es algo único en Europa. Las cartas, cuando son públicas, como es el caso, no son un sistema de comunicación entre dos individuos o entes, sino entre millones de personas. Es decir, son más útiles para reafirmar posturas ante la galería que para comunicarse. Es decir, entorpecen la comunicación, si no la niegan. ¿Qué sentido tiene que un Gobierno insista, para aplicar el 155, en que Puigdemont diga si hizo o no hizo algo que, es evidente --y así lo reconocen varias instituciones europeas-- no hizo? ¿Qué sentido tiene, una vez que Puigdemont ha dado un paso atrás llamativo, inutilizar la oportunidad de ese paso atrás? Supongo que todo ello sólo tiene un sentido. El sentido del ridículo.
5- Definitivamente, y así lo parece, ambos Gobiernos están haciendo el ridículo en Europa, donde no se comprende lo de las cartas. De hecho, no se comprende nada. No se comprende, en fin, esa manera que tiene el Gobierno de complicarse la vida. No se comprende que un Gobierno haya dejado pudrirse una demanda inicial de Pacto Fiscal desatendida y ridiculizada. No se comprende la ineptitud de un Gobierno que ha provocado un problema europeo, donde en Europa sólo se percibe un problema regional gestionado con el final de la espalda. Por otra parte, y a pesar de la simpatía que provoca una sociedad aporreada por la policía y la GC --ese cuerpo tan, glups, exótico en Europa--, tampoco se comprende al Govern. El argumentario propagandístico infalible en el interior de Cat, fuera de Cat no se percibe como algo dramático. El constante uso del silogismo, de datos no verdaderos, de épica, de radicalismo que, a la hora de la verdad, se aplaza, convierten a la Cosa y al Govern, a su vez, en un ente percibido como una extraña derecha trumpista más en el continente.
6-Hoy, el ministro de Exteriores alemán, verbigracia, ha declarado que "hay margen para la maniobra" en el caso Esp-Cat. O, lo que es lo mismo, que no se entiende cómo es que no hay maniobras ni márgenes al respecto. Porque es alemán, que si no hubiera hecho chiribitas.
7- La Cosa, en fin, no existiría, o no al menos en su dramatismo, sin una cultura política local que impregna la política, la prensa y el consumo local de política y prensa. Es una suerte de futbolización de la política, que hace de la política local un fenómeno de café, que son los estadios del siglo XIX. La sensación es que el diálogo entre dos gobiernos es difícil, precisamente, porque esos gobiernos y sus entornos están formados por tipos que podrían salir en El Chiringuito. Su carrera política --o periodística, en el caso de los periodistas-- posiblemente se ha depurado para evitar que pudieran ser otra cosa, o que pudieran serlo de otra forma.
8- A falta de comunicación razonable, de adultos, ambos Gobiernos se comunican con gestos. Como en la Corte Imperial del Japón, o en la guarde, dos lugares muy ritualizados. Exemplum: hoy, la comisión de portavoces del Parlament ha impedido que el miércoles hubiera un pleno. En ese pleno, al parecer, la CUP quería liarla con la Cosa. Y, cabe suponer, ERC y PDeCAT no querían saber nada de la Cosa. Ese aplazamiento es un mensaje al Gobierno: oye, que el otro día me rajé, y desde entonces no como Cosa, no la líes y seguiré de dieta.
9-El Gobierno, a su vez, emite gestos. Lo que nos lleva al segundo ultimátum del día. Hoy han ido a declarar a la audiencia Trapero y los presis de ANC y Òmnium. El hecho de que Trapero y una intendente de los Mossos hayan salido en libertad, en un Estado con una precaria división de poderes, es un mensaje gubernamental. No queremos líos, etc. El hecho de que los dos presis hayan ido a dormir a la cárcel, en lo que es una medida tan desproporcionada como su mismo encausamiento en la Audiencia, ya no sé cómo interpretarlo. Seguramente como que el Gobierno --deberíamos de empezar a evaluar al Judicial como una suerte de deslocalización intermitente del Ejecutivo, me temo--, después de haber sido seleccionado en el tiempo a través de la constante de no dialogar, no sabe, definitivamente, cómo superponer el diálogo a otros mitos nacionales que le impregnan. Hoy, el Judicial, el Ejecutivo, la lógica futbolera político-periodística ha metido la tranca con estas detenciones políticas, que tendrán consecuencias imprevisibles. Por ejemplo, ha hecho más imprevisibles las decisiones del Govern.
10- Sorprendentemente, a pesar de lo que hace, a pesar de su carácter, el Gobierno no quiere líos. No quiere aplicar el 155. Sabe --o, de alguna manera, lo sabe-- que la Cosa sólo puede crecer y desbordarse con represión y desproporción. Además, en Europa quieren que se dialogue. No quieren aplicar el 155 pero, en fin, no saben evitarlo / es su carácter. Como en el chiste de la rana y el escorpión. Un gobierno, una cultura política que impone su carácter a la razón, es para salir pitando. Y, si tienes que cruzar un río en ese trance, evita cruzarlo encima de una rana que lleva un escorpión.
11- Es --era, antes de los encarcelamientos-- importante, supongo, la invitación del Gobierno a solucionar la Cosa en el Parlamento. Es decir, supongo que en la Comisión Territorial fundada a propuesta del PSOE. Ese es, al parecer, el lugar en el que se pactaría una reforma consti. Por lo mismo sorprende que, al parecer, no haya contactos que hayan informado al Govern sobre las propuestas iniciales de esa reforma consti. Si hay partido o no. Si hay propuestas sexis, como se asegura.
12- Gobierno y Govern gastan lenguajes muy diferentes, que dificultan los guiños. Verbigracia: es sorprendente que el único mensaje positivo del Gobierno en esta crisis --un tardío y fugaz lamento por las acciones policiales el 1O-- haya sido emitido por el ministro de Cultura. Supongo que eso fue, a su vez, un mensaje. Me explico. El ministro es barón de Claret, un título otorgado en el siglo XVII a un fulano, a un pre-barón, o como se llame un pollo a punto de ser barón, por permanecer fiel a Felipe IV durante la República Catalana. Si eso era una mensaje en sí, es un mensaje inútil en Cat, donde el único barón conocido es el Varón Dandy.
13- Bueno. Pues a esperar hasta el jueves, a ver si la carta de Puigdemont del día mola, o se aplica el 155. Es de esperar que los encarcelamientos de hoy incidan en la respuesta. El Gobierno, en esta crisis, nunca ha perdido una oportunidad de perder una oportunidad.
14- Otro ultimátum del día. El último. Mas & de Masetettes tenían que pagar hoy los 5 millones y pico que le reclamaban los chicos y chicas del Tribunal de Cuentas. Ha entregado 2 millones. Es decir, lo que se recogió en colecta --derrama-- más o menos pública entre Òmium, ANC, Puigdemont y otros funcionarios y cargos de la Gene. Vamos, que la gente no se ha estirado mucho. Un --otro-- indicativo de que el límite de las movilizaciones cat no es el humor, es la pasta. A ver cómo acaba esto. El embargo o no embargo de las propiedades de Mas, ese político que hace días que está emitiendo pacto, puede ser un indicio de lo que está pasando por debajo de tanta carta y tanto fútbol.
15- Por lo demás, enumerados ya todos los ultimátum-s, la cosa está pachucha. A pesar de que Mas --Mas rules, Mas manda--, haya tirado para atrás, a pesar de que Puigdemont se haya rajado, con todas las letras --no hay ningún medio europeo que haga una lectura épica del asunto--, a pesar de que en un Consell de Govern todos, salvo un voto negativo y una abstención, hayan apostado por el itinerario más fake posible, en cuestión de minutos, el Gobierno ha invertido esa dinámica. Sólo se puede hablar de ineptitud. O de esfuerzo consciente por llegar a la guerra total. Espero que sea esfuerzo consciente por etc., pues la ineptitud, en un Gobierno, es lo más peligroso del mundo. Más, incluso, que el reaccionarismo, las fantasías imperiales, o la incomprensión hacia la protesta social. Imagínate.
16- Se empieza a hablar de elecciones. Y Albiol --el Tomás Roncero de la política Cat--, defiende que, de realizarse, no puedan presentarse partidos indepes.
17- Puede que las elecciones sean el plan B, como en los anteriores tramos del Procés. Puede que haya otro plan B --el Procés y la Cosa son ricos en planes B--. Y puede que no haya plan B, y que desde que empezó la Cosa, la idea es que si finalmente se accedía a la indepe, la indepe sería defendida por la sociedad utilizando su rostro para parar las porras. Lo que orientaría en la idea de que nunca hubo ni plan A ni plan B. Si esto es así, se ha llegado hasta aquí por un Gobierno, en verdad, inoperante, incapaz de hablar de problemas en las casillas anteriores.
18- Codorniu se pira. A la Rioja, país hermano. Banc de Sabadell, por cierto, no se piró, me dicen, porque los clientes cat empezaron a retirar su pasta. Se piró porque empezaron a retirarla los clientes esp. Son entre 500 y 600 empresas las que ya se han pirado. La última vez que tantas empresas desaparecieron de un topos con tanta velocidad fue en Hiroshima. Como todos los paisajes creados, la huída de empresas tampoco estaba prevista por los chicos y chicas de la Cosa. Lo que vuelve a incidir en la idea de que no había plan A. Ni B. Salvo la idea de que, tras la represión, habría una reacción. Idea, de pronto, nuevamente vigente.
18- Esto es como una partida de Jumanji. Una situación podrida, en un Régimen podrido, con políticos y prensa que, a su vez, no huelen bien. Nunca sabes qué bestia te puede salir en la siguiente casilla. Igual sacas un 4 y envían dos presis a la cárcel, igual sacas un 6 y te sale estampida de albioles. No se puede parar el juego. Puede ocupar toda una vida. Les sigo contando.
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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