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Cuatro preguntas pertinentes sobre una supuesta democracia española.
¿Puede una democracia tolerar que impunemente, en el centro de la capital del país, interrumpiendo la circulación, se concentre una multitud de falangistas del antiguo régimen, con su correspondiente uniforme identificativo, con el saludo romano del brazo al aire de la tradición fascista, para cantar el Cara al sol, el viejo himno simbólico de sus raíces antidemocráticas, de contrastada realidad histórica?
¿Una democracia auténtica se compagina con un jefe del Estado, nombrado expresamente por un dictador, en el ejercicio de sus funciones antidemocráticas, mantenidas a sangre y fuego durante cuarenta años, con voluntad de perpetuar las ideas básicas de su mandato, refrendadas por el actual detentador del cargo como se ha visto recientemente, con motivo de los lamentables acontecimientos de Cataluña?
¿Una verdadera democracia utilizaría para mantener el orden público, como ha ocurrido en Barcelona el día 1 de octubre, a un coronel de la Guardia Civil, Pérez de los Cobos, de biografía golpista (y no pretendo hacer ironías), compañero del coronel Tejero en el golpe de Estado del 23-F, condenado por torturador posteriormente por otro asunto, por un tribunal de justicia, y amnistiado por el PP?
¿Es de recibo, en una democracia sincera, la proclamación de la Ley Mordaza, o que se establezcan líneas rojas para la negociación de una reforma laboral, impuesta por una ocasional mayoría parlamentaria o que se eche mano del artículo 155, de la Constitución de 1978, como una amenaza, que para eso se incluyó en el articulado, con el fin de yugular la libre expresión de millones de españoles, por un gobierno, negado al diálogo (no sólo en este tema), incapaz de encontrar ninguna solución racional a un problema autonómico (como a otros muchos) y azuzando los ánimos de unos españoles contra otros, con todos los medios a su alcance, facilitando la huida de empresas de Cataluña y manipulando partidista y vergonzosamente la televisión gubernamental?
No sé si puedo opinar libremente para decir que no sé si Puigdemont tiene la razón, pero, desde luego el que no la tiene es Rajoy, de ninguna manera.
Autor >
Luciano G. Egido
Es escritor y periodista. Autor de numerosas novelas y ensayos por los que ha obtenido diversos premios.
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