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Séptimo Fuera de Contexto y primer senador en el escenario del Teatro del Barrio. Minutos antes de empezar, el invitado ‘pide’ que no seamos muy duros con él. Se ha levantado a las seis y media de la mañana y no puede ni con su alma, dice. Y, sin embargo, desde el momento en que se sienta delante del público pareciera como si el madrugón para sacar a pasear a su perro --un beagle que al parecer da más guerra que Albano Dante Fachín-- no hubiese existido. Ramón Espinar (Madrid, 1986) es un político fogueado ante de las cámaras. Secretario general de Podemos en la Comunidad y portavoz de esta formación en el Senado, está muy acostumbrado no solo a responder a las preguntas de los periodistas sino también a ser el centro de los ataques de algunos pseudo medios. “Algunos insultos y según de dónde venga son un honor”, responde, sin concesiones al ‘enemigo’, cuando se le pregunta por las descalificaciones y el fisgoneo de todas sus acciones. “En lo personal implica alguna renuncia pero no se vive mal. La exposición mediática se lleva mal y a veces es dura, pero el apoyo de nuestra gente es absolutamente maravilloso. Lo que hemos vivido en Podemos, sobre todo los que tenemos el privilegio de ser portavoces, de poner la cara en la tele, hemos vivido un calor y un cariño de muchas personas que te dicen: ‘Lo que estáis haciendo llevo esperándolo muchos años’. 

Luego se ve que, a pesar del fogueo, algunas preguntas fuera de contexto le colocan por momentos en fuera de juego. 

-- ¿Pablo o Iñigo, de quién ha sido el último Whatsapp que has recibido?

Tras revisar el Telegram (el canal ruso de mensajería utilizado por los miembros de Podemos) en su móvil, dice que ha sido Errejón, aunque no desvela el contenido. 

Entre preguntas ‘serias’ y otras desconcertantes, llegó la cuestión de la patria. Como telón de fondo, un titular reciente --“Podemos es una fuerza política patriótica que apuesta por la unidad de España”-- del senador morado. “¿Podemos defiende la unidad de España? Sí. Defendemos la soberanía catalana, y por tanto el derecho a decidir, pero queremos que Cataluña se quede en España. Es más, defendemos que Cataluña vuelva a ser un motor de cambio para España. Llevamos tiempo diciendo que Madrid es la capital del cambio. Y el motor fundamental de avance, de progreso social en España, en términos de territorio, durante la última mitad del siglo XIX, todo el XX, y esperemos que también el XXI, ha sido Cataluña. Pero necesitamos convencer a los catalanes progresistas de que hay una España que no les quiere maltratar, que no les quiere humillar, que quiere construir un futuro con ellos”.

Ese proyecto, explica, tiene que asumir algunos elementos: el derecho a decidir; que Cataluña es una nación; la solidaridad en el conjunto del país, pero no entendida solo como una solidaridad interterritorial, propia del discurso de Ibarra, Chaves o Bono, que afirma que el nacionalismo catalán es el producto de una sociedad rica que no quiere contribuir con los pobres. “El problema de la solidaridad es entre personas. Tres de cada cuatro euros que entran en la agenda pública vienen del IVA y el IRPF, de nuestros bolsillos. Mientras que más de la mitad de la renta nacional proviene del capital y no del trabajo. Hay que darle la vuelta a nuestro modelo de solidaridad y de fiscalidad para poner en pie un Estado de Bienestar”.

¿Cómo llegó a la política? Espinar no hizo mención al aprendizaje adquirido en la familia, como subrayan otros compañeros de formación. Resumió su aterrizaje político en un “me fui liando”. Del movimiento estudiantil en la Universidad, con algunos escarceos previos en el instituto, a Juventud sin Futuro, de ahí al 15M y luego, Podemos. 

Para Espinar, como para otros muchos de su generación, el 15M alcanza casi la categoría de un mito: el de una barrera contra el auge de la extrema derecha y los nacionalismos, como respuesta al austericidio. “El 15M nos ha dado una lectura de la crisis que nos ha permitido ejercer un cortafuegos contra otras lecturas que no hablan de que lo que hace falta es más democratización y más pueblo frente a las élites. Por ejemplo, hay una lectura procesista de la crisis, la del Espanya ens roba, que esto es un problema de los españoles y que se puede generar, por tanto, una salida utópica, la de la independencia. Nosotros hicimos algo más decente y menos separador, decir que había que fundar un estatuto de ciudadanía, un pueblo con todos dentro. Y esa es una tarea que está inconclusa, pero en curso. Este país hizo una lectura de la crisis, mediante el 15M, incluyendo ahí a las mareas, la PAH, etcétera, mucho mejor de la que podíamos haber hecho y de la que se ha hecho en otros países”.    

Para continuar con esa tarea inconclusa, Espinar reivindicó la figura y las enseñanzas del político norteamericano Bernie Sanders, el poner encima de la mesa un proyecto de sociedad justa y con valores (libertad, igualdad y fraternidad) y, a partir de ahí, pensar y trabajar para construirla. 

Antes de que acabe 2017 debería elegirse a la nueva dirección de Podemos en la ciudad de Madrid. Todas las informaciones apuntan a un acuerdo entre las familias políticas enfrentadas en Vista Alegre II para configurar una lista unitaria. La pregunta es casi obligada: ¿En todo este asunto donde queda la democracia interna y las primarias? ¿A ver si va a ser el PSOE el único que hace primarias? Un segundo y medio de titubeo, un uhmmmm, y Espinar se lanza:

-- Llevamos haciendo primarias y con notoriedad desde hace bastante tiempo.

-- ¿Lleváis? Pero ahora, de repente…

-- Creo que en Vista Alegre II hicimos varias cosas. Y una de ellas fue confrontar ideas sobre el rumbo de Podemos. Y eso está cerrado.

-- ¿Y cicatrizado?

-- El proceso de Vista Alegre II está cerrado. A partir de ahí creo que no es bueno que en los siguientes procesos internos volvamos a vivir las diferencias entre compañeros, que son muy pequeñas, como una rivalidad encarnizada. A mí me ha tocado ser secretario general de Podemos en la comunidad de Madrid y dentro de poco tendremos un proceso interno y creo que hay todos los mimbres, y tiene que haber la voluntad, para que hagamos una lista unitaria; pero esto no significa, en ningún caso, no hacer primarias. 

-- Y si las gana José Manuel López… Sería la bomba.

-- Lo que creo es que las diferentes sensibilidades de Podemos tienen que no volver a escenificar esas diferencias. Para que seamos capaces de construir para 2019 un proyecto que vaya como un tiro a ganar las elecciones autonómicas y municipales y para que en 2020 podamos poner sobre la mesa un proyecto de país capaz de disputar el gobierno al PP necesitamos ya un cierto cierre de filas. Y esto no significa uniformar Podemos. Significa que necesitamos generar unidad en torno a las direcciones y políticas y que la confrontación sea con el Partido Popular.

-- ¿Errejón será el candidato a la comunidad de Madrid? ¿No le tienta?

 -- Creo que va a ser el candidato aunque no lo puedo afirmar categóricamente porque en Podemos hay primarias. Yo le apoyaré porque es un candidato excelente. Cuando fui elegido secretario de la comunidad de Madrid pensé que sería yo, pero no me importa dar un paso atrás.

Antes de la actuación musical que cierra los Fuera de Contexto, y que en está ocasión recayó en el talentoso músico vallisoletano Kiko Sumillera --como diría el Guillem Martínez, síganle la pista a este pavo, lo merece--, tocó el momento del público. ¿Sobre quién recayó la responsabilidad de romper el hielo? Sorpresa… Juan Carlos Monedero, sentado en primera fila como buen padre fundador --ha acudido a todas las apariciones de sus ‘pupilos’, menos a la de Rita Maestre--, se lanzó a emitir sus reflexiones y dudas sobre el devenir y el papel de la formación morada. 

Resumiendo sus tres minutos de pregunta, Juanki (para Espinar) está convencido de que uno de los problemas de Podemos es la concentración de cargos institucionales y del partido en las mismas personas. El secretario general de la Comunidad de Madrid no comparte el diagnóstico. Para él, el nudo está más bien en la desconexión con las calles. “Hay que reconectar la política con la vida cotidiana de la gente”.