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ONG, universidades, investigadores, plataformas civiles, activistas… Muchos grupos de la sociedad llevan años denunciando el aumento de las desigualdades y reclamando un desarrollo económico sostenible e inclusivo en los Estados. En el caso de España, los años de recesión han dejado un panorama general de empobrecimiento e inequidad, con 13 millones de personas en riesgo de pobreza y exclusión. Ahora, es el propio Foro Económico Mundial –la todopoderosa fundación económica internacional conocida coloquialmente como Foro de Davos– el que avisa sobre esta cuestión y da un toque de atención a España, al que sitúa en las últimas posiciones de las economías avanzadas en términos de desarrollo e inclusión.
La institución, que celebra a finales de este mes de enero su reunión anual en Ginebra, acaba de publicar su Índice de Desarrollo Inclusivo 2018, una evaluación anual que mide el progreso de más de 100 países en diferentes dimensiones económicas. España ha obtenido una valoración de 4.40 puntos sobre 7 en el IDI (Inclusive Development Index), lo que le sitúa en la posición 26 de 30 entre las economías desarrolladas del mundo. Solo están por debajo otros países del sur de Europa: Portugal, Italia y Grecia. Queda fuera del ranking Singapur, sin clasificación.
La situación que apunta el informe es más grave si se tiene en cuenta el retroceso del país durante el último lustro, con un descenso del 2,12% en la valoración que hace el Foro Económico Mundial sobre el desempeño de España en este indicador complejo.
A la hora de establecer sus rankings, el estudio comparado de esta fundación internacional sitúa a España entre el grupo de economías avanzadas, conformado por 30 estados de distintos continentes. En los indicadores políticos e institucionales los resultados de nuestro país son, cuando menos, preocupantes: ocupa el puesto 26 en educación y habilidades; el 24 en corrupción y concentración de rentas; el 28 en empleo y salarios; o el 20 en transferencias fiscales. El mejor puesto en estos ámbitos, decimotercero, se obtiene en servicios básicos e infraestructuras.
En los indicadores macro –que el Foro denomina ‘claves de desempeño nacional’–, la situación no es mucho mejor: puesto 23 de 30 en PIB per cápita; 24 de 30 en desarrollo y crecimiento; y 16 de 30 en productividad laboral. Solo en esperanza de vida saludable, con un séptimo puesto, se escalan algunas posiciones entre los países mejor valorados.
En el plano internacional, Europa copa el ranking de economías avanzadas con mayor Índice de Inclusión. Solo Australia, en novena posición, se localiza fuera de nuestro continente. Algo parecido ocurre con las economías emergentes, donde seis de los diez países con mejor valoración son europeos.
Pese a todo, llama la atención cómo algunos de los países más poderosos del mundo arrojan calificaciones pobres en algunos de los indicadores de la institución, dando buena cuenta de cómo la crisis económica de 2008 ha dejado marca en las capas más desfavorecidas de la sociedad. Es el caso de los países pertenecientes al G-20, un foro que reúne a las economías industrializadas y en desarrollo más importantes del mundo para debatir, aparentemente, sobre cuestiones clave en la economía mundial. En el grupo de economías avanzadas, solo Australia se encuentra entre los diez primeros países con mayor índice de desarrollo inclusivo. En el caso de las economías emergentes, Turquía, el país mejor valorado, ocupa el puesto 14 en el indicador del Foro.
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Espacio de información realizado con la colaboración del Observatorio Social de “la Caixa”.