1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Radiografías de la “recuperación” (IV)

Por qué el nuevo crecimiento tiene que ser verde y morado, y cómo conseguirlo

España requiere una estrategia sostenible en términos medioambientales, que asegure la igualdad de género, y que mejore la productividad a través de la digitalización

Nacho Álvarez / Jorge Uxó 17/01/2018

Pixabay

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito, la web exclusiva de la comunidad CTXT. Puedes ver el tráiler en este enlace y donar aquí. 

Una idea esencial de los artículos anteriores de esta serie es que España crece, sí, pero sin resolver los problemas sociales y económicos que condicionan el futuro de la mayoría. Buena parte del nuevo empleo es muy precario, temporal y con bajos salarios. El resultado de esto, y de que no se hayan revertido los recortes al Estado de Bienestar, es que se ha cronificado un insoportable nivel de desigualdad. Así, crecimiento económico y progreso social son fenómenos que en este momento parecen conjugarse en tiempos distintos: la “recuperación” tiene un carácter ciertamente regresivo y ya no garantiza la mejora de las condiciones de vida de la mayoría social del país.

Es necesario, por tanto, no sólo asegurar que el crecimiento se mantiene, sino también transformarlo. Sabemos además que las “reformas estructurales orientadas al mercado” no han propiciado un cambio productivo: siguen predominando los sectores de contenido tecnológico medio, e incluso medio-bajo; la actividad está creciendo sobre todo en sectores tradicionales como la hostelería, el turismo, el comercio minorista y la actividad inmobiliaria; y la mejora de la balanza externa no responde tanto a un avance en la capacidad de penetración de las exportaciones españolas como al abaratamiento de la factura energética importada.

Apuntalar y, simultáneamente, transformar el crecimiento de nuestra economía exige una estrategia industrial más audaz y proactiva que, involucrando al sector público junto al sector privado, sea capaz de fijar prioridades sobre qué sectores pueden servir de palanca para esa transformación, y poner en marcha medidas para impulsar su desarrollo. En concreto, nos parece que España requiere una estrategia que impulse un crecimiento sostenible en términos medioambientales (verde), que asegure la igualdad de género (morado), y que mejore la productividad a través del desarrollo del proceso de digitalización. Consagramos el resto del artículo a perfilar los dos primeros vectores, y dejamos el tercero para el siguiente artículo.

¿Por qué una estrategia de crecimiento verde y morado?

Una estrategia de este tipo permitiría transformar y mejorar los perfiles del crecimiento económico, en diferentes formas.

En primer lugar, se podría desplazar la oferta productiva hacia sectores de mayor valor añadido. Por ejemplo, la transición energética requiere que parte de la actividad constructora se traslade hacia actividades de rehabilitación inmobiliaria para reducir el consumo energético, o que industrias energéticas obsoletas se sustituyan por el fomento de energías renovables. Del mismo modo, parte de la actividad de servicios, excesivamente concentrada en hostelería, turismo y comercio minorista, podría desplazarse hacia servicios personales vinculados a la atención a la infancia o la dependencia, necesarios para avanzar en la integración laboral de las mujeres.

crecimiento económico y progreso social son fenómenos que en este momento parecen conjugarse en tiempos distintos

Por supuesto, esta nueva estrategia permitiría una reducción drástica de las emisiones de CO2, la desmaterialización de la producción económica y la mejora de la eficiencia de los procesos.

Un crecimiento verde propiciaría una reducción de los elevados costes energéticos de los hogares españoles (disminuyendo la pobreza energética) y del tejido empresarial, que es notablemente más elevado que en los países de nuestro entorno. Esta reducción de los costes energéticos –particularmente de la electricidad–, y el menor consumo que se derivaría de una mejora de la eficiencia de instalaciones y procesos industriales, permitirían mejorar la competitividad externa de nuestra economía, reducirían su factura importadora y contribuirían a sanear nuestra balanza por cuenta corriente. Esto ayudaría también a reducir la tendencia de nuestra economía al endeudamiento externo. 

La brecha económica y salarial existente entre hombres y mujeres se explica por distintos factores, pero uno de ellos es sin duda la organización del sistema de cuidados y la insuficiencia de los servicios públicos que deberían garantizarlos. Por tanto, un crecimiento morado permitiría no sólo reducir esa brecha, sino que ayudaría también a atender la profunda “crisis de cuidados” que amenaza a nuestra demografía, facilitando un aumento de la tasa de empleo de las mujeres y de la natalidad. Ambos factores contribuirían además al sostenimiento de nuestro actual sistema de pensiones.

Finalmente, los vectores verde y morado del crecimiento se complementan en la solución de una de las principales contradicciones que experimenta nuestra economía: por un lado, necesitamos impulsar sectores con elevado crecimiento de la productividad, pero a la vez, para absorber nuestro alto desempleo, esto debe acompañarse con el desarrollo de otros sectores muy intensivos en empleo. Precisamente, aquellos servicios con capacidad para promover una mayor igualdad entre mujeres y hombres –por ejemplo, la universalización de la educación de 0 a 3 años, o un verdadero desarrollo de la atención a la dependencia– son intensivos en empleo, igual que algunas industrias asociadas al crecimiento verde, como las actividades de rehabilitación urbanística e inmobiliaria.

necesitamos impulsar sectores con elevado crecimiento de la productividad, pero a la vez, para absorber nuestro alto desempleo, esto debe acompañarse con el desarrollo de otros sectores muy intensivos en empleo

Ahora bien, el logro de estos objetivos económicos, sociales y medioambientales requiere abandonar la visión que la ortodoxia económica tiene hoy de la política industrial, que –en el mejor de los casos– se limita a meras intervenciones horizontales que no ponen en cuestión que es “el mercado” el que ha de decidir qué se produce. Por el contrario, economistas como Mariana Mazzucato, Dani Rodrik o Mario Pianta nos han enseñado que es preciso que el sector público consagre esfuerzos (presupuestarios, crediticios y regulatorios) en sectores y actividades que puedan actuar como catalizadores de la transformación del modelo productivo. Internet hoy no existiría si el gobierno estadounidense no hubiese dedicado décadas de esfuerzo de investigación fundamental en su desarrollo. El mercado por sí sólo se ha mostrado incapaz de canalizar un cambio de modelo productivo como el que aquí se plantea, e incluso ha conducido la inversión hacia direcciones perniciosas (como la burbuja inmobiliaria).

¿Cómo impulsar un crecimiento verde?

Los aumentos del PIB no son necesariamente incompatibles con una drástica reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero, ni con una creciente descarbonización y desmaterialización de la producción. Por tanto, es posible atender a la vez el enorme desafío de empleo que tiene nuestro país (crecimiento) al tiempo que se garantiza la sostenibilidad (verde).

Para ello, lo primero que se requiere es un ambicioso programa de inversiones al servicio de un Plan Nacional de Transición Energética. Un estudio dirigido por el economista Robert Pollin para la economía española estimaba que deberían movilizarse recursos (públicos y privados) equivalentes al 1,5% del PIB al año durante dos décadas, con dos grandes objetivos.

En primer lugar, el ahorro energético, principalmente a través de la rehabilitación de viviendas e instalaciones para mejorar su eficiencia energética. Como esta es muy baja en este momento, el retorno inmediato de estas inversiones es elevado: por cada euro invertido pueden lograrse dos de ahorro en consumo de energía. También tendría resultados muy positivos en términos de creación de empleo, y precisamente en un sector que permitiría mejorar la situación de los muchos desempleados que aún provienen del estallido de la burbuja inmobiliaria. 

En segundo lugar, la promoción de las energías renovables. Tras un notable desarrollo durante el periodo de 2004-2009, con un esquema de incentivos similar al de países como Alemania o Italia, España ha experimentado un preocupante freno a la penetración de energías renovables en el sistema eléctrico durante el periodo 2010-2017, como consecuencia del cambio de políticas del Partido Popular y la implantación de un marco regulatorio muy hostil.

Modificar este marco y fomentar nuevamente el desarrollo de las renovables es crucial para una drástica reducción de las emisiones de CO2. El sector de la energía es el principal responsable de emisiones de gases de efecto invernadero en España (el 77% en 2015, con la generación de electricidad suponiendo un 22% y el transporte un 25%, respectivamente) pero ya existe la posibilidad técnica de alcanzar, en el plazo de una década, un sistema eléctrico en el que las energías renovables generen la electricidad necesaria para cubrir casi el 100% de la demanda. 

Estos dos pilares –ahorro energético y desarrollo de energías renovables– permitirían una drástica reducción de las emisiones de CO2, de hasta el 75% según el trabajo de R. Pollin que mencionábamos antes.

Para financiar una estrategia inversora de este tipo es importante el aumento de la fiscalidad verde, que además contribuiría a desincentivar consumos medioambientalmente dañinos. La recaudación por este tipo de impuestos supone en España el 1,4% del PIB, mientras que la media europea se sitúa en el 2,5%. Además, su reparto es ciertamente regresivo: el 50% de la recaudación proviene de los hogares (vía factura de la luz e impuestos sobre la gasolina), mientras que la aportación de la industria y las empresas energéticas no alcanza el 20%. 

Para financiar una estrategia inversora de este tipo es importante el aumento de la fiscalidad verde, que además contribuiría a desincentivar consumos medioambientalmente dañinos

También es necesaria una reforma del sector eléctrico, propiciando un nuevo marco regulatorio que permita que la retribución de las distintas fuentes de energía se corresponda con sus costes reales de producción y que impida las prácticas oligopólicas en el sector, incluida la integración vertical. Otros dos elementos importantes de esta reforma serían la derogación del Real Decreto 900/2015 sobre el autoconsumo eléctrico, para permitir su desarrollo, y la recuperación para la gestión pública de las centrales hidroeléctricas cuyas concesiones vayan caducando.

Por último, no habrá de verdad crecimiento verde sin un cambio en el sector del transporte. Hoy ya es posible avanzar de forma rápida y decidida hacia la progresiva electrificación de los vehículos. Para que este proceso sea favorable para una estrategia de crecimiento más sostenible debe hacerse en combinación con la drástica reducción del peso de la electricidad generada a partir de combustibles fósiles –el caso de las centrales de ciclo combinado– y con una creciente colectivización del transporte, en torno a estrategias de desarrollo del transporte público. Esto reduciría la contaminación producida por desechos materiales y residuos sólidos asociada a la renovación del parque automovilístico, que puede ser muy significativa en caso contrario. El impulso a los esquemas de coche compartido debería formar parte de la agenda de políticas públicas para los próximos años, así como la sustitución progresiva del transporte de mercancías por carretera por el transporte mediante ferrocarril.

Crecimiento morado, condición necesaria para un crecimiento inclusivo

La mitad de la población –las mujeres– se encuentra en situación de desigualdad: menores salarios, largas jornadas de trabajo (dentro y fuera del hogar), vidas laborales discontinuas y un reparto inequitativo del trabajo doméstico. Hoy tenemos más tituladas que titulados en nuestras universidades y sin embargo nuestra sociedad y nuestro mercado laboral no facilitan la incorporación de este talento. Acabar con esta situación es una prioridad política por sí misma, pero es que además tendrá implicaciones económicas muy favorables.

Una estrategia de crecimiento morado tiene mucho que ver con un cambio sustancial de perspectiva en la forma en que se organiza en España el sistema de cuidados. En primer lugar, los servicios públicos relacionados con los cuidados están escasamente dotados, y han sufrido recortes importantes durante la crisis: España dedica a cuidados de larga duración el 0,6% del PIB, mientras Holanda y Suecia alcanzan el 3,7%. Pero es que, además, el grueso de las políticas públicas se dirige, en la práctica, a intentar que las mujeres satisfagan la demanda de cuidados en el seno familiar, facilitando que se retiren (total o parcialmente) del empleo durante los periodos en los que las familias experimentan necesidades de cuidados (infancia, enfermedad o vejez, por ejemplo).

La organización del trabajo también refuerza esta tendencia, generalizando la dualidad laboral: por un lado, tenemos jornadas interminables para algunas personas (sobre todo hombres), incompatibles con una adecuada planificación de los cuidados. Por otro, se consolida el empleo precario a tiempo parcial, y las interrupciones que impiden consolidar una trayectoria laboral estable (particularmente para las mujeres). Un 70% de las contrataciones a tiempo parcial son de mujeres, de las cuales más de la mitad son involuntarias. Además, en el 20% de los casos el empleo a tiempo parcial de las mujeres está asociado a la necesidad de atender al cuidado de familiares y otras tareas relacionadas con la casa (en los hombres no llega al 5%). Como consecuencia de todo ello, las mujeres ganan un 23,5% menos que los hombres. 

 Las políticas “natalistas”, consistentes en ofrecer incentivos a las mujeres para permanecer en el hogar, han tenido efectos contrarios a los que pretendían

Esta estructura sociolaboral penaliza la fecundidad y se traduce en bajas tasas de natalidad. Ponemos a las mujeres –pero no a los hombres– entre la espada y la pared, haciéndolas elegir entre carreras profesionales o familia. Las políticas “natalistas”, consistentes en ofrecer incentivos a las mujeres para permanecer en el hogar, han tenido efectos contrarios a los que pretendían: Alemania o España, países que las aplican, presentan las tasas de fecundidad más bajas de Europa. Por el contrario, allí donde se aplican políticas que evitan que las mujeres tengan que elegir entre empleo de calidad y maternidad –como los países nórdicos– se ha conseguido revertir la caída de las tasas de fecundidad. Estas desigualdades en el mercado laboral tienen además una repercusión directa en el sistema de pensiones: las bajas tasas de participación de las mujeres y sus menores salarios disminuyen los ingresos por cotizaciones, y el círculo de la discriminación se cierra después con menores pensiones para ellas.

Avanzar hacia un modelo de “crecimiento morado” requiere un modelo de cuidados basado en los principios de corresponsabilidad y universalidad, que asegure que todas las necesidades estén atendidas y, a la vez, que todas las personas conserven su independencia económica durante toda su vida, con igualdad real de oportunidades. Esto exige la universalización de los servicios públicos, jornadas laborales a tiempo completo más cortas y un reparto más igualitario de los cuidados entre hombres y mujeres.

Hay medidas concretas que pueden favorecer este cambio de modelo. Aquí destacamos cuatro principales.

Para empezar, la reforma del sistema de permisos por nacimiento o adopción, aumentando el actual permiso de paternidad hasta igualarlo con el de maternidad. Para garantizar la igualdad efectiva de derechos, el permiso debe ser igual para cada persona progenitora, intransferible (como todos los demás derechos laborales y sociales), con una remuneración equivalente al 100% del salario y con protección del puesto de trabajo durante el ejercicio de los derechos de maternidad y paternidad.

Para garantizar la igualdad efectiva de derechos, el permiso debe ser igual para cada persona progenitora, intransferible, con una remuneración equivalente al 100% del salario y con protección del puesto de trabajo 

Esta reforma del sistema de permisos de nacimiento no sólo fomentaría la corresponsabilidad de cuidados en el hogar, sino que favorecería decisivamente los derechos laborales de las mujeres al equipararse las condiciones (reales) de acceso a los permisos para hombres y mujeres. 

Este nuevo sistema de permisos por nacimiento o adopción ayudaría también a cerrar significativamente la brecha salarial, siempre y cuando se garantice la intransferibilidad de los permisos, que es el verdadero caballo de batalla. Las medidas “de transparencia” (auditorías salariales en las empresas, por ejemplo) son necesarias, pero la brecha salarial no se explica tanto por la diferencia de remuneración en los mismos puestos, sino por la fuerte segregación de las mujeres en el mercado de trabajo (ellas trabajan en sectores peor remunerados, y evolucionan menos que ellos hacia categorías laborales mejor remuneradas); asimismo, las mujeres tienen vidas laborales más discontinuas, con más periodos de bajas. Las políticas públicas deben orientarse a que las mujeres dejen de tener –como dice la economista María Pazos– la etiqueta de “menos disponibles para el empleo”.

Es necesario ampliar y desarrollar también el catálogo de los nuevos derechos que deben conformar el Estado de Bienestar del siglo XXI. Algunos existen ya sobre el papel, como la educación infantil pública y gratuita en el periodo de los 0 a 3 años, pero están escasamente reconocidos y muy infradotados. Y es imprescindible la universalización del derecho de las personas a que los servicios públicos de atención a la dependencia les proporcionen la autonomía funcional plena, equiparando las condiciones laborales de quienes lo aseguran a las del resto de personas trabajadoras. El desarrollo de ambos sectores –la educación infantil y la atención temprana a la infancia, y la dependencia– liberaría a millones de mujeres de la doble mochila laboral que en este momento asumen, reforzando con ello su disponibilidad para el empleo. Además, son sectores económicos intensivos en empleo y cuyo consumo de materiales y energía es relativamente bajo, lo que ayudaría ir desplazando progresivamente la producción hacia sectores más sostenibles desde el punto de vista medioambiental.

En tercer lugar, eliminar los incentivos al empleo a tiempo parcial y avanzar hacia la progresiva implantación de una jornada laboral máxima de 35 horas semanales, con cómputo semanal, ayudaría a racionalizar horarios y fomentaría la conciliación laboral y la reorganización del sistema de cuidados. Por supuesto, esta propuesta contribuiría también a un mayor reparto del empleo. La tendencia a la reducción de la jornada laboral, relativamente constante durante todo el siglo XX, se detuvo en las últimas décadas de ese siglo en prácticamente todos los países de la OCDE, también en el nuestro. 

La desigualdad de género y la brecha salarial, por último, debe situarse en el centro de la negociación colectiva en las empresas, para mejorar los protocolos anti-acoso y los planes de igualdad, las medidas de conciliación y la visibilización de las brechas salariales existentes entre mujeres y hombres.

----------------------------------

Nacho Álvarez es secretario de Economía de Podemos y profesor de la UAM. Jorge Uxó es miembro de la  secretaría de Economía de Podemos y profesor de la UCLM.

CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito, la web exclusiva de la comunidad CTXT.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Autor >

Autor >

Jorge Uxó

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

3 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Stephen Williams

    ¡¡¡OFERTA DE PRÉSTAMO!!! Somos el servicio de préstamo de Stephen Williams Brindamos financiamiento de préstamos a largo y corto plazo. Ofrecemos préstamos seguros y confidenciales a una tasa de interés muy baja del 2% por año, préstamos personales, préstamos de consolidación de deuda, capital de riesgo, préstamos comerciales, préstamos corporativos, préstamos educativos, préstamos hipotecarios y préstamos por cualquier motivo. Somos la alternativa confiable para el financiamiento bancario, y nuestro proceso de solicitud es simple y directo. Nuestro préstamo varía entre $ 5,000.00 a $ 25, 000,000.00. (Veinticinco millones de dólares). Información adicional: Nos estamos convirtiendo rápidamente en la opción de préstamos privada, discreta y orientada a servicios para préstamos generales. Somos la empresa a la que recurrir cuando fallan las fuentes de préstamos tradicionales. Si está interesado, no dude en contactarnos con la información a continuación por correo electrónico, stephenswillsloan@gmail.com Un cordial saludo, Sr. Stephen Williams, Jefe, Departamento de Solicitud de Préstamos, STEPHEN WILLIAMS SERVICIO DE PRÉSTAMO, Correo electrónico: stephenswillsloan@gmail.com Twiiter: @ stephenswillsl1

    Hace 6 años 1 mes

  2. Luis González Reyes

    Pero... las tesis que sostiene el artículo no se sostienen con datos. No se está produciendo el desacomplamiento que afirma que traería el "crecimiento verde" (http://www.eldiario.es/ultima-llamada/Crecer-contaminar_6_681791818.html), básicamente porque sus premisas tecnooptimistas no son realizables (http://www.eldiario.es/ultima-llamada/Plan_B_para_Europa-Decrecimiento_6_487211280.html). Es más, incluso algunas de las afirmaciones fuertes, como que una apuesta por las renovables vaya a reducir el paro y la precariedad, probablemente no son viables dentro del capitalismo (http://www.eldiario.es/ultima-llamada/implica-economia-sostenible-genere-empleo_6_599550051.html). En tiempos como los actuales de una crisis ambiental brutal y una desigualdad social creciente necesitamos otros paradigmas, y el capitalismo verde y violeta que propone el texto no es una visión realmente alternativa a lo que existe.

    Hace 6 años 3 meses

  3. juan

    El problema es quien pone el dinero para una transformación real del sistema productivo que proponen los autores. Los impuestos aunque suban y aparte se reduzca el fraude no dan para tanta inversión. Sí daría el ahorro de los españoles "reorientado", pero es imposible reorientar el ahorro si se criminalizan los planes de pensiones complementarios (complementarios, no para quitar el sistema público de reparto que debe seguir) excepto los planes privados modalidad "empresa" que gestionan los sindicatos cobrando ellos las comisiones (esos no suelen criticarse). Dado que hemos visto los efectos de la apuesta por el ladrillo y que hay mucho jubilado con 800 euros de pensión y una segunda vivienda en la playa de hace 40 años difícilmente vendible y cada vez con más gastos...¿no sería mejor usar ahorro a largo plazo en planes que obligasen a tener parte del dinero en promoción de renovables y tecnología? No basta decir qué, hay que decir cómo cambiar el modelo que se propone.

    Hace 6 años 3 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí