1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Tribuna

Melilla, ciudad sin ley

Los derechos fundamentales están suspendidos en la población, donde florece la corrupción, la pobreza, la violencia y la xenofobia institucionales

Eva García Sempere Víctor Alonso Rocafort 24/01/2018

<p>Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla.</p>

Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla.

Ángel Gutiérrez Rubio

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito, la web exclusiva de la comunidad CTXT. Puedes ver el tráiler en este enlace y donar aquí. 

¿Qué se imaginan que sucedería si dejaran al Partido Popular gobernar con amplias competencias durante cerca de 20 años seguidos una pequeña ciudad en el norte de África, apenas vinculada con la Península? ¿Qué ocurriría en una de las ciudades fronterizas más significativas de Europa que acoge asimismo diversos regimientos militares? ¿Cuál sería la situación de sus barrios más pobres? ¿Qué posición socioeconómica tendrían los musulmanes españoles de lengua y cultura amazigh que sobrepasan el 40% de los habitantes de la ciudad? ¿Cómo viviría el 15% de población extranjera de la ciudad? ¿Confiarían a este gobierno la tutela de los menores no acompañados que cada día cruzan la frontera con el sueño de atravesar el Estrecho? ¿Qué haría el PP con un presupuesto de 267 millones de euros, similar al de ciudades como Alicante, pese a tener solo 12,3 km2 y poco más de 80.000 habitantes?

Exacto. Melilla es el gran exponente de lo que significa el PP, el partido más corrupto de Europa al que Ciudadanos sustenta todavía hoy en el gobierno. Corrupción, pobreza, violencia y xenofobia institucionales, un coctel al que la lejanía ofrece aún más impunidad.  

En Melilla los derechos fundamentales están suspendidos. En primer lugar para la población más vulnerable, los niños de entre 9 y 18 años que debido a la pobreza de sus hogares en Marruecos, atraídos por las historias de éxito de los migrantes que regresan, también por el endurecimiento de las políticas migratorias europeas a los adultos, huérfanos quizá, huyendo de un presente de trabajo infantil o maltrato, escapando de una sociedad de mayoría joven pero sin recursos ni libertad en la dictadura de Mohamed VI, cruzan la frontera.

No tenemos cifras oficiales de cuántos de estos chicos hay en Melilla. Tampoco las tenemos para el conjunto de España. Sí sabemos que la mayoría se juega la vida en camiones o barcos para pasar a la península. Y que a los traumas que tan duramente golpean su infancia, se suman humillaciones administrativas y un sinfín de barbaridades, violencias para las que apenas cuentan con protección de los poderes públicos. Es más, en Melilla las propias autoridades suelen ser el origen de los ataques. 

¿O cómo calificarían el hacinamiento de un centro de menores como el de La Purísima, que cuenta con un presupuesto de 5 millones de euros y que da pena verlo?

El centro, que tiene capacidad para 180 menores, estos días cuenta con 465 niños registrados. El nuevo pliego de este mismo mes de enero incrementa la capacidad a 350 niños sin hacer una sola obra

Un centro con capacidad para 180 menores que estos días cuenta con 465 niños registrados. El nuevo pliego de este mismo mes de enero incrementa la capacidad a 350 niños sin hacer una sola obra. Duchas mohosas, baños con las puertas arrancadas sin las mínimas condiciones de higiene. Un personal para el que hasta inicios de año no se exigía más que el Graduado Escolar y para el que ahora piden Bachillerato o FP técnica. Apenas unos pocos menores están escolarizados, el resto permanecen en el centro. Pero, como hemos podido comprobar, no se los atiende adecuadamente. Habitaciones repletas de literas y colchones en los suelos, con comedores y aulas educativas habilitadas como dormitorios. Las paredes desnudas, frías, desconchadas. Con un cuartel militar como módulo de primera acogida que nos recibía con un rojigualdo “Todo por la patria” y, tras esa primera puerta, el escudo franquista. Bien visible. Dominante. Aquí todo va a las claras.

“Cada dos meses un Comandante del Ejército viene para comprobar que el patrimonio del cuartel permanece inalterable en su fachada. Toma fotos y se marcha”, nos dice el director. Hemos de recordar que Melilla incumple de manera flagrante la Ley de Memoria Histórica en su propio centro urbano, en cuyo puerto se conserva una campechana estatua de Franco así como una Cruz de los Caídos en medio de una de sus principales avenidas.

¿Dónde van esos 5 millones de euros para la Purísima?

Alrededor de 100 menores pernoctan al aire libre en Melilla, sin protección social de ningún tipo. Abandonados, criminalizados, no les dejan entrar ya en los centros. El propio presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, los señalaba estos días como origen, junto a las ONG, de los problemas de la ciudad. Y anunciaba por Twitter que “grupos de controladores” saldrían estos días por Melilla para vigilarlos. En realidad ya son perseguidos habitualmente por bandas racistas, como nos cuentan dos de estos chicos, sin que nadie los proteja; es más, a veces –según su testimonio– lo son por policías en estado de embriaguez.

No hablan castellano y nos traducen, pero aún sin comprender se te encoge el corazón con sus gestos, tonos y miradas de niños. ¿Cómo puede estar pasando esto en nuestro país? La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en diversas ocasiones ha denunciado la situación de desamparo de estos menores y cómo algunos de ellos mueren al resbalar en las escolleras al intentar entrar en el puerto.

En el último mes han fallecido dos chicos tutelados por la Ciudad Autónoma en centros de su competencia. Ambos de 17 años, uno de Guinea Conakry, tras una paliza aún no aclarada en el Centro de Reforma de Baluarte, y otro de Marruecos en el Centro Asistencial la Gota de Leche, donde se encontraba tras salir del hospital por haber perdido un pie cuando trataba de colarse en un camión para cruzar la frontera. Este último menor es al que el Consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, insultó, señaló, denigró y etiquetó con el respaldo explícito del presidente Imbroda y su gobierno.

El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) no queda lejos de la Purísima. También muy por encima de su capacidad, este acoge en su mayor parte familias de refugiados sirios. Como ha declarado ACNUR, el centro no reúne las condiciones para ser un centro de asilo y, cómo pudimos comprobar, gran parte de sus funciones y personal dependen de fundaciones y ONG que llevan a cabo labores que debían estar garantizadas por el Estado. 

En esta ciudad sin ley que es Melilla las hogueras de migrantes en la calle forman parte de su paisaje. Una frontera con forma de media luna de la que se cuenta que fue conformada en 1859 a cañonazos, pues fue el disparo desde sus murallas la manera de resolver el perímetro de la ciudad según el convenio entre el sultán marroquí y la misma reina española que inauguró nuestro Congreso. Una ciudad a la que ahora quieren blindar el puerto, ya enrejada, asfixiada por las verjas, recorrida por las porteadoras que cargan con grandes bultos de mercancías que llevan a Marruecos. El pasado 15 de enero morían dos de ellas en Ceuta. Días más tarde, el 22, perdía la vida un hombre, también porteador, en una nueva avalancha. Más muertes en la frontera. Siempre gente pobre, siempre con responsabilidades políticas. ¿O no había aprobado el Congreso este mismo verano que el Gobierno había de tomar diversas medidas en las fronteras para evitar precisamente las muertes de porteadoras en avalanchas perfectamente evitables?

Hay también una suspensión de derechos socioeconómicos sobre la población melillense. De manera acentuada sobre la ciudadanía amazigh. Ésta, al igual que en Marruecos y Argelia tuvo que resistir la fuerte arabización impuesta, en Melilla ha de resistir el nacionalismo español más recalcitrante. Es así que su lengua, el tamazight, no se imparte en las escuelas a pesar de ser la lengua materna de tantos. No se utiliza en la Administración, no se refleja en los carteles del espacio público y no se reconoce siquiera como española. Alrededor de la mitad de la población melillense utiliza esta lengua milenaria

La riqueza identitaria de quienes son españoles, de lengua y cultura amazigh, así como muchos de ellos también de religión musulmana, provoca no pocos cortocircuitos en las mentalidades nacionalistas más cerradas

Este nacionalismo lingüístico procede de una idea de España centralista e imperial, incapaz de aceptar que durante siglos en la península dominó el árabe y que entonces se supo convivir con otras lenguas. Desde el PP, las reivindicaciones del tamazight en Melilla se han calificado de insensatas y extravagantes. Tras la reivindicación del español como lengua común está la idea de imponerla como única. La riqueza identitaria de quienes son españoles, de lengua y cultura amazigh, así como muchos de ellos también de religión musulmana, provoca no pocos cortocircuitos en las mentalidades nacionalistas más cerradas.

Finalmente, solo en este aislado y lejano laboratorio del PP puedes encontrarte un barrio con una incineradora pegada a las casas, con los muros de una cárcel en medio de todo, frente a un parque infantil, junto a una antena de telefonía y un helipuerto. Todo a la vez, entre olores terribles y el ruido continuo de los camiones al pasar. Así es el humilde barrio del Monte de María Cristina, donde los cuadros depresivos, la ansiedad y otras enfermedades nerviosas, vasculares, gastrointestinales, están a la orden del día. Habría que preguntarse la relación entre este hecho y el que Melilla cuente con la tasa de muerte estandarizada más alta de España. Y más allá: las principales causas de muerte están relacionadas con sistema circulatorio, respiratorio, tumoral y padecimientos del sistema nervioso. También cabria preguntarse por qué la mortalidad infantil en Melilla sigue superando ampliamente la media nacional y, en 2015, llegó a triplicar esta cifra y situarse al nivel de países como Turquía o Túnez.

Y no pasa nada. En esta instalación que rompe el paisaje urbano, en pleno núcleo urbano a menos de 1 km del centro de la ciudad, se acumulan sacos de residuos de incineración en sus instalaciones, cuando no directamente los propios residuos en los momentos de parada técnica de la planta. Las cenizas y las escorias procedentes del proceso contienen sustancias peligrosas como metales pesados o sustancias organocloradas que podrían estar lixiviándose al mar, además de emitiéndose a la atmósfera. El pasado verano Ecologistas en Acción denunciaba que Melilla es la única Autonomía sin una red de medición de la calidad del aire. 

Frente a esta ciudad sin ley hay sin embargo una resistencia cotidiana que construye democracia sobreviviendo en las calles desde esas amistades únicas que dan los 15 años, atendiendo a los niños que abandonó el Estado, impartiendo clase en las plazas a las decenas de menores que no escolarizan –las autoridades de la Ciudad Autónoma incumplen nuestras propias leyes, la Ley del Menor y la Convención de los Derechos del Niño, que recoge expresamente el derecho a la educación–, sacando adelante familias a pesar del paro y el abandono gubernamental. Gentes que arreglan su barrio y sus parques al margen de las autoridades, que enseñan el tamazight, colectivos que denuncian las corrupciones e injusticias de los centros, capaces de exponer otro modelo de frontera, sin vallas y sin odio. Porque hay personas que luchan para que entre una embarazada al CETI, para que en la Purísima permitan la entrada de aquel niño aterido por el frío, con su mordedura de perro visible en la pierna, al que castigaron por sobrepasar en unos minutos la hora de cierre de un centro público de pesadilla.

Hay así otra Melilla que lucha día a día por su ciudad y por quienes viven en ella, sin preguntar de dónde vienen, qué religión profesan o qué lengua hablan. Una comunidad que trabaja para acabar con la suspensión de derechos y de la legalidad que les azota, por poner en el objetivo prioritario los derechos humanos y la democracia. Gentes valientes que luchan, solo con sus manos y su dignidad, contra la Administración que los abandona y las mafias que los extorsionan. Gentes que merecen todo nuestro apoyo y calor para que su ciudad sea un espacio de encuentro que permita, desde el respeto a la diversidad, el desarrollo integral de las personas que la habitan.

---------------------------------

Eva García Sempere es Diputada por Izquierda Unida

CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito, la web exclusiva de la comunidad CTXT.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Eva García Sempere

Autor >

Víctor Alonso Rocafort

Profesor de Teoría Política en la Universidad Complutense de Madrid. Entre sus publicaciones destaca el libro Retórica, democracia y crisis. Un estudio de teoría política (CEPC, Madrid, 2010).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

4 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. José

    Gracias por la descripción de una situación que no queremos ver y que, ami parecer, se queda corta en su descripción Se olvida de la situación de los caciques militares, vagos y empesebrados.

    Hace 6 años 2 meses

  2. Juan

    Lo que le gustaría a la autora es que Melilla fuese entregada a Marruecos porque los españoles somos invasores. Lo que pasaría lo tiene a 15 km. de Melila en Nador. En 1956 Nador era una ciudad del protectorado español prácticamente intercambiable con Melilla en cuanto a nivel de vida de sus habitantes, no así en cuanto a su arquitectura modernista, bastante mejor que muchísimas poblaciones peninsulares de su tamaño. Invito a la diputada que se de una vuelta por allí. Solo tiene que llevar el pasaporte, nadie le va impedir el paso, y que cuente con los mismos pelos y señales cómo se vive allí, en particular las mujeres y niños. ¿Porqué será que todo el que puede pasa a Melilla con todas sus "miserias"? Y le recuerdo que siempre puede acoger a un niño, ¿lo ha hecho?

    Hace 6 años 2 meses

  3. Blanca

    Juan, para que tu comentario fuera creíble, sería imprescindible que explicaras qué falacias, qué lugares comunes y que tópicos ha vertido la señora diputada en su artículo.

    Hace 6 años 2 meses

  4. Juan

    Para ser diputada debería hacer falta estudiar un poco más los problemas de los que se habla. No soy amigo del GObierno de Imbroda, ni mucho menos, pero la realidad que describe la señora Sempere es una visión personalista y aderezada de la ciudad, que tiene muchísimos problemas, pero cuya perspectiva es más amplia. La próxima vez que venga, podría reunirse con alguien más aparte de Podemos e Izquierda Unida. Retroalimentar esa idea catastrofista con falacias, lugares comunes y tópicos preconcebidos le resta credibilidad a un problema que no necesita tantos adornos.

    Hace 6 años 2 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí