Ser feminazi hoy
Hagamos la revolución del deseo
Anita Botwin 25/01/2018
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El otro día tuvo lugar la Marcha de las Mujeres en Estados Unidos. Decenas de miles de personas se manifestaron a favor de la igualdad de género coincidiendo con el primer aniversario del Gobierno de Donald Trump.
A las críticas sobre el puritanismo y mojigatería, respondía Natalie Portman en la manifestación celebrada en Los Ángeles tras los Globos de Oro. La actriz denunció el "terrorismo sexual" que sufrió cuando tenía 13 años, mientras rodaba León, el Profesional. Tras recibir la carta de un fan que fantaseaba con violarla y de anunciar en una radio local una cuenta atrás para su mayoría de edad legal, la actriz tuvo que blindar su cuerpo. “Con 13 años el mensaje de nuestra cultura fue claro: sentí la necesidad de tapar mi cuerpo, inhibir mis emociones y mi trabajo para enviar el mensaje al mundo de que era alguien que merecía respeto y seguridad".
Quienes hablan de nosotras como puritanas lo hacen para reforzar su discurso machista, misógino y retrógrado.
Quienes hablan de nosotras como puritanas lo hacen para reforzar su discurso machista, misógino y retrógrado. Simplemente están enfadados, como cuando a un niño no le das su juguete favorito. Nosotras somos ese juguete. Nos hemos liberado en muchos aspectos –el sexual uno de ellos– y eso les enoja profundamente. Ya no pueden decirnos lo buenas que estamos, ni perseguirnos por las calles ni “incomodarnos”, algo que sí defienden las artistas e intelectuales francesas que firmaron el manifiesto encabezado por Catherine Deneuve. Ahora nosotras estamos al mando y defendemos nuestro espacio vital y lo que queremos hacer con nuestros cuerpos, cómo y con quién. Puedo sentir su enfado golpeando las paredes de esta habitación, puedo sentir sus comentarios trasnochados, pataleando por la inminente pérdida de privilegios.
En nuestra sociedad nos exponemos al binomio puta versus mojigata. Las mujeres, se entiende. De ellos –heterosexuales y blancos– nunca se cuestiona su comportamiento sexual. Ellos mandan, ellos piden lo que desean. Las mujeres hacemos lo que se espera de nosotras, lo que se nos reclama o exige. Por ello es tan importante empoderarnos sexualmente, liberarnos, hablar sin tapujos sobre lo que necesitamos, queremos, buscamos. Citando a Portman: “Digamos alto y claro qué es lo que queremos, qué es lo que necesitamos. Esto es lo que necesito. Esto es lo que deseo. El momento ha llegado. Hagamos una revolución del deseo”.
El manifiesto de la merde nos ha caído como un jarrón de agua fría. Ha calado en el sector más machista y en ese que no se define, que al fin y al cabo es el mismo. Pero no debemos bajar los brazos, porque estamos en el camino. Estamos en la marcha. Estamos en la liberación de nuestros cuerpos, aunque nos llamen mojigatas.
Natalie Portman respondió también al famoso manifiesto: “Algunas personas han llamado a este movimiento “puritano” o “un retorno a los valores victorianos”, donde los hombres no pueden comportarse o hablar sexualmente con mujeres finas, frágiles y delicadas. A todas esas personas, les quiero decir: el sistema actual es puritano. Tal vez los hombres puedan decir y hacer lo que quieran, pero las mujeres no pueden. El sistema actual inhibe a las mujeres de expresar nuestros deseos y necesidades, de buscar nuestro placer”.
El sistema actual inhibe a las mujeres de expresar nuestros deseos y necesidades, de buscar nuestro placer
Puedo palpar en el ambiente algo de desesperanza por todas las críticas al movimiento #Metoo. Llevamos más de dos siglos de lucha feminista, en la que mujeres han muerto para conseguir victorias para todas. Si ellas hubieran desistido porque “madre mía, va a ser imposible que consigamos votar; la cuenta corriente es de mi marido, nunca va a ser mía; nunca voy a poder trabajar fuera de casa”, aún estaríamos limpiando las calzonas en el río Guadalquivir. No podemos ni debemos dejar que nos inunde el pesimismo porque encontremos resistencias en el camino como la merde del Manifiesto francés y los opositores a un movimiento contra el acoso sexual, ya imparable. Por mucho que algunos sigan interesados en dinamitar nuestro objetivo, ya llegan tarde. Nos encontramos en un momento imparable. Ahora no debemos dar ni un paso atrás.
Estas oposiciones y dificultades en la marcha de las mujeres no deben sino darnos más fuerza y propósito para conseguir nuestro objetivo final: la igualdad.
Porque fueron somos. Porque somos serán.
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Anita Botwin
Gracias a miles de años de machismo, sé hacer pucheros de Estrella Michelin. No me dan la Estrella porque los premios son cosa de hombres. Y yo soy mujer, de izquierdas y del Atleti. Abierta a nuevas minorías. Teclear como forma de vida.
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